El auge de los oxímetros de pulso: ¿quién necesita uno?, ¿cómo funcionan?

Uxía Rodríguez Diez
UXÍA RODRÍGUEZ LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

LA VOZ DE LA SALUD

El covid-19 ha traído consigo una explosión en la venta de pulsioxímetros: ¿cuándo hay que preocuparse?. Te explicamos qué es la saturación de oxígeno y cuál es el nivel correcto

23 ene 2022 . Actualizado a las 18:11 h.

«El oxígeno es la "gasolina" del cuerpo, y cuando le falta "gasolina" el cuerpo no funciona bien», con este ejemplo tan claro lo explica la American Thoracic Society. Cuando respiramos, los pulmones inhalan oxígeno, que pasa a la sangre y llega al corazón. Desde ahí es bombeada hacia el resto del organismo. 

La saturación de oxígeno mide la cantidad de oxígeno que hay en la sangre. Hasta la irrupción del covid-19 era un término médico más del que, la mayoría de la población, no se preocupaba en exceso. Pero en los últimos meses se ha convertido, como tantas otras cosas, en algo mucho más cercano y normal. De hecho, la pandemia ha disparado la venta de pulsioxímetros u oxímetros de pulso.

Nunca había habido tantos casos de coronavirus al mismo tiempo, afortunadamente, la inmensa mayoría de los contagiados pasan la enfermedad causada por el SARS-CoV-2 en su casa. Eso quiere decir que el estado es leve, la parte buena; la mala es que, muchas veces, la ansiedad por el temor a cómo pueda evolucionar el covid-19 lo nubla todo. De ahí, la necesidad de monitorizarnos cual médicos en nuestro propio hogar. 

¿Qué es un pulsioxímetro?

El oxímetro de pulso o pulsioxímetro es un dispositivo específico que mide la saturación de oxígeno en sangre. «Nosotros tomamos el oxígeno del ambiente y se transporta a través de la sangre unido a una molécula que está dentro de los glóbulos rojos que se llama hemoglobina. Cuando usamos un pulsioxímetro medimos esa saturación de manera indirecta, se usa la luz ultravioleta para interpretar la cantidad de esa hemoglobina que va unida al oxígeno», explica el doctor Eusebi Chiner, neumólogo y director de SeparPacientes de SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica). 

El aparato tiene un sensor con un emisor y un receptor de luz que se coloca en un lecho pulsátil (normalmente en el dedo de la mano). Hace una «lectura» de los rayos de luz para calcular el porcentaje de la sangre que contiene oxígeno.

Niveles

«En condiciones normales, nosotros tenemos en sangre unos niveles de entre 90 y 100 milímetros de mercurio de presión arterial de oxígeno. Los niveles normales medidos mediante ese aparato deberían estar por encima del 95 % en una persona normal», indica el doctor. Vayamos por partes porque hay que tener en cuenta diversos factores. 

El experto explica que «los pulsioxímetros se han popularizado mucho, se venden en muchos sitios, pero hay distintas calidades. Tienen un margen de error de entre un 2 % y un 4 %». Además, hay edades y patología que implican un nivel menor de saturación. 

«Lo ideal está entre 95 % y 100 %. Podemos poner de margen hasta el 94 %, por ese porcentaje de error de los pulsioxímetros. Es importante saber que los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas o enfermedades cardíacas crónicas, pueden tener niveles menores de manera basal. Aún así, siempre, en todos los casos, debe ser superior al 90 %. En ese tipo de pacientes ese intervalo entre 90 y 94 % puede estar dentro de la “normalidad”, pero esos pacientes ya lo deben saber, están diagnosticados previamente y lo conocen», asegura Eusebi Chiner.  

¿Cuándo hay que preocuparse? Las oscilaciones de un 2 o un 3 % desde nuestro nivel basal deben preocuparnos. 

«Un paciente diagnosticado de covid, que ha tenido fiebre, han transcurrido tres días, se está tomando la saturación y está por debajo del 94 % o tiene un cambio de dos o tres puntos, podría tener un cuadro más grave con una neumonía», explica el neumólogo. 

Consejos para usar un oxímetro de dedo

Es fundamental tener un nivel de referencia. «Vamos a imaginar que hemos comprado un pulsioxímetro de la farmacia y estamos sanos, nos medimos varias veces y tenemos un 95 %. Ese es nuestro nivel, mejor dicho, el nivel que mide nuestro aparato. Ese sería el nivel que tenemos que tener en cuenta y sobre el que nos debemos comparar», aconseja el doctor como primer paso. También se podría comparar con alguien del entorno, es decir, probar el aparato en otras personas para saber en qué rango puede moverse. 

A partir de ese momento, cuando conocemos nuestro nivel basal de saturación medido en ese aparato concreto que tenemos en casa, tendremos que tener en cuenta otros factores a la hora de hacer las determinaciones.

  • Es importante que la medición se haga después de haber caminado un poco o después de haber hecho unas respiraciones profundas. Hay zonas del pulmón que en reposo están poco trabajadas, por eso, cuando nos ponemos de pie, nos movemos un poco y respiramos, la saturación puede mejorarar. 
  • No hay que medir la saturación inmediatamente después de despertarse. 
  • Lo ideal es estar sentados y con la mano a la misma altura que el corazón. 
  • Hay que esperar un minuto con el pulsioxímetro puesto para que se estabilice. 
  • Las uñas deben estar despintadas. 
  • Hay que tener en cuenta la temperatura ambiente. Si es preciso, podemos optar por poner la mano en un poco de agua templada para que se active la circulación periférica. Si tenemos problemas de circulación o, simplemente hace frío, los niveles marcados pueden ser erróneos. La luz también es importante, con mucho sol podría haber alteración en el resultado. 
  • Las condiciones ambientales deben ser siempre las mismas. 
  • En pacientes obesos la saturación puede ser más baja. 

Diferencias entre la medición obtenida a través de un oxímetro y de una gasometría arterial

Los oxímetros miden indirectamente la cantidad de oxígeno transportada en la sangre. La gasometría arterial (ABG, por sus siglas en inglés) mide directamente tanto la cantidad de oxígeno como la cantidad de gases (oxígeno y dióxido de carbono) que contiene la sangre, también su PH. La ABG se obtiene extrayendo sangre directamente de la arteria (generalmente de la muñeca). Ayuda a diagnosticar, establecer la gravedad y hacer un seguimiento de las enfermedades que afectan el intercambio de gases, como por ejemplo la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. 

¿Necesito un pulsioxímetro?

«Todos tenemos un termómetro en casa porque es una medida asequible, la temperatura corporal ha estado siempre afianzada. No hay unas recomendaciones claras para los pulsioxímetros que puedan ser comparadas con la de los termómetros. Hay que recordar que los pulsioxímetros domésticos (no los hospitalarios) se han popularizado desde hace pocos años. Son recomendables para pacientes con alguna enfermedad respiratoria crónica, para aquellos con insuficiencia cardíaca, personas que puedan tener factores de riesgo covid», enumera el  doctor Eusebi Chiner.

El neumólogo explica que «no hay ninguna guía oficial que ahora mismo lo recomiende para uso domiciliario, porque no ha habido todavía trabajos que puedan demostrar su utilidad a la hora de acudir antes a urgencias o de evitar ingresos hospitalarios. Aún así, es cierto que la popularización de la técnica es algo bueno. Lo que yo le diría a los pacientes previamente sanos, que hayan contraído el covid-19, es que no se obsesionen con el pulsioxímetro porque va a tener, probablemente, muy poca utilidad». 

¿Que ya te has comprado uno? «Puede ayudar más para descartar que para confirmar. Muchas veces los pacientes con covid tienen sensación de no poder respirar y el pulsioxímetro les puede ayudar a tranquilizarse si ven que los niveles están dentro de lo normal», concluye el director de SeparPacientes.

Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.