La revolución de la copa menstrual: ¿cómo se pone?, ¿cuál es la forma correcta de escoger la talla?

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

La mayoría de copas menstruales están elaboradas a partir de silicona médica hipoalergénica.
La mayoría de copas menstruales están elaboradas a partir de silicona médica hipoalergénica. La Voz de la Salud

Los precios oscilan entre los 15 y 30 euros, por lo que el ahorro económico y el respeto hacia el medioambiente son algunas de sus ventajas

19 abr 2022 . Actualizado a las 19:24 h.

Tener la regla cuesta dinero. Los precios de compresas y tampones ascienden hasta los cuatro euros por paquete, aproximadamente. El debate puede situarse en torno a marcas y unidades, pero si algo queda claro, es que para pasarla (rigurosamente cada 28 o 30 días), hay que hacer un desembolso nada desdeñable. Eso sí, el que más paga aquí es el planeta. 

Ahora, con beneficio medioambiental y económico, irrumpe la copa menstrual, que desde hace unos años se ha hecho un hueco en la industria. «Históricamente, la gama de productos ha sido muy escasa, por no decir inexistente, por lo que es genial que en los últimos años hayan aparecido nuevas opciones como el tampón, la braga menstrual o la copa, para que cada mujer pueda escoger cuál usar, o desechar los que no les haga sentir cómoda», señala la doctora Amira Alkourdi Martínez (@ginecologa), ginecóloga y cirujana torácica. 

Su historia se remonta a finales del siglo XIX, aunque la patente no fue registrada hasta el siglo XX, cuando la actriz Leona Chalmers creó la primera copa que se comercializó. Se vendía en Estados Unidos y estaba elaborada con caucho vulcanizado. La diferencia, en detrimento de sus principales competidores, es que tenía unas pequeñas aperturas debajo de su aro para liberar la presión. 

Como era de esperar, el material utilizado en la actualidad ha cambiado. Las mayoría de empresas optan por la silicona médica hipoalergénica, un material que ha demostrado ser inocuo para la salud, que evita que se acumulen gérmenes y que, por el momento, no se ha visto que interfiera con el pH vaginal de la mujer. También pueden elaborarse a partir de caucho, látex o elastómero. 

Su modo de funcionamiento es parecido al del conocido tampón. Se coloca en el interior de la vagina y en lugar de absorber el flujo menstrual, lo recoge. Esto provoca que en la mayoría de los casos no aparezca la sequedad. De ahí, que se considere una solución apta tanto para menstruaciones ligeras, como abundantes. 

Datos aparte, ¿qué beneficios aporta la copa menstrual?

En plena revolución menstrual, cuando el tabú de hablar sobre la regla se cae a pedazos, los expertos apuntan a que la copa ha llegado para quedarse. Es respetuosa con el medio ambiente pues tiene una vida útil de diez años, lo que permite su reutilización. Como consecuencia, es más económica para el bolsillo de quien la paga: en un rápido vistazo al mercado, los precios oscilan entre los 15 y 30 euros. Además, retiene más sangre y según la talla, se adapta al tamaño de cada vagina. Eso sí, la opinión final dependerá de cada persona: «Es todo muy subjetivo, hay mujeres a quien no le es cómoda o el aprendizaje de uso le supone un esfuerzo, aquí es importante la libertad de escoger», señala la doctora Alkourdi. 

Una de las preocupaciones protagonistas es el riesgo de fugas, aunque todo parece avanzar en la dirección contraria. Un estudio publicado en The Lancet Public Health concluyó que la probabilidad de que esto suceda es menor que con otros productos. No solo esto. Algunas mujeres han referido que notan cierta molestia al usarla, o que incluso sienten el propio peso de la copa cuando caminan o hacen deporte. Parece que, de ser así, estos problemas pueden deberse a un uso incorrecto: mala colocación o talla inadecuada. Lo que a su vez, dependerá de múltiples factores como la edad, parto previo, o estructura corporal de la persona. Un truco: si es muy pequeña pueden llegar las pérdidas, y si es muy grande, el dolor o la incomodidad, especialmente al retirarla.  

En diez años, el residuo plástico generado por una copa menstrual es un 99,6 % menor en comparación al derivado de compresas, y un 94 % menor que el de usar tampones. La revisión publicada en Lancet Public Health concluía que siete de cada diez mujeres la preferían frente a otros métodos. 

Aunque pueda parecer un producto difícil de poner, todo es cuestión de fachada. Una vez que tengas práctica, el proceso será cuestión de coser y cantar. En este sentido, el mercado también supo dar respuesta a este tipo de dudas: algunas tienen un aplicador, mientras que con otras, es necesario que se introduzcan enrolladas. 

¿Cómo escoger la copa menstrual adecuada?

Los principales factores que influirán en que una persona se decante por una talla u otra son el ancho de la vagina, el estado del suelo pélvico y la altura del cérvix. Así, la talla pequeña (S) se recomienda para la personas que no han mantenido relaciones sexuales con penetración. También puede resultar útil para quienes no estén acostumbradas al uso de tampones. La M, o mediana, está indicada para las que no hayan experimentado un parto vaginal, y finalmente, la talla grande o L, para las mujeres que sí hayan tenido alguno. 

Algunas marcas también introducen la edad en esta ecuación. Por ejemplo, si eres menor de 30 años será mejor la M, y si eres mayor, la L. 

¿Cuánto tiempo aguanta?

La copa menstrual puede permanecer, sin vaciarse, hasta doce horas. El máximo para un tampón, por ejemplo, ocho. No obstante, los expertos recomiendan extraerla con mayor frecuencia. 

Al final, que aguante más o menos sin desbordarse dependerá del volumen de sangrado de la persona. Y si bien doce, diez u ocho horas pueden parecer demasiadas, los profesionales señalan que muchas mujeres sobrestiman la cantidad de flujo que generan. De media, suelen expulsarse de 25 a 80 mililitros por día. «Con la copa aprenderemos que días de nuestro ciclo manchamos más, y que días menos, para ir controlando sin mayor problema los cambiados», explica la doctora Amira Alkourdi. ¿Un consejo? «Añadir un vaciado extra al día para hacernos con el control», señala. 

¿Cómo se pone una copa menstrual?

El primer paso es relajarse. De existir tensión, los músculos de la vagina podrán contraerse y que introducirla se vuelva misión imposible. Siempre se tiene que colocar después de que te hayas lavado las manos con jabón antes de tocarla. Para que el proceso sea más fluido, lo importante será que busques una posición cómoda, sobre todo al principio. La posición exacta de la copa variará en función del cérvix. Por ello, para confirmar si está bien puesta o no, bastará con notar que nada te molesta. 

Cuatro formas para introducir la copa menstrual.
Cuatro formas para introducir la copa menstrual. La Voz de la Salud | iStock

Para colocarla, tendrás que doblarla dándole una forma de C, o una forma de flor. Así, una vez esté plegada, introduce la copa en la vagina hasta que su bolita inferior se sitúa a la misma altura que los labios vaginales. Y ojo, porque el canal vaginal está ligeramente inclinado, de ahí que la copa se incline también hacia la columna vertebral. 

¿Cómo saber si se ha abierto al completo?

Algunas mujeres perciben un pequeño tirón o ruido en este momento, pero no es lo habitual. Si no te duele, o no tienes pérdidas, bastará para saber que se ha desplegado. 

¿Cómo se quita una copa menstrual?

Por mucho que algunos temores apoyen esta teoría, la copa no puede perderse en el vacío de tu cuerpo. En el extremo del canal vaginal, que mide de 8 a 10 centímetros, se halla el cuello del útero. Este es sumamente estrecho y no permitirá su paso más allá. 

De nuevo, lo primero es higienizar las manos y respirar uno, dos y tres para relajarte. El proceso sigue pareciéndose al de introducirla: busca una posición cómoda, como estar de cuclillas o apoyar una pierna en alto. 

Así, el primer paso será encontrar la bolita que sobresale de la copa. Si no la localizas, haz fuerza con los músculos vaginales. Una vez la encuentres, presiona la base con dos dedos para facilitar la entrada de aire, mueve la copa de lado a lado, al tiempo que deslizas la copa hacia fuera. 

¿Se puede utilizar por la noche?

«Sí, puede emplearse por la noche perfectamente», responde Amira Alkourdi. No hay inconveniente en cambiarla cada ocho horas, «que más de ellas no solemos dormir», apunta. Aunque puede existir alguna excepción: «En sangrados menstruales abundantes, ese o esos días, hay que andar con ojo, pues se puede manchar la cama», explica. Si bien su tiempo de uso puede alargarse más que el de un tampón, «tampoco es necesario apurarlo al máximo». 

¿Cómo se puede higienizar?

Para limpiarla cada vez que se extrae y se introduce basta el agua fría potable. Después, es recomendable esterilizarla una vez al mes para que coincida antes o después de cada período: «Es suficiente con que concluido el ciclo, se realice su hervido, y guardarla de esta manera para el próximo», apunta la ginecóloga. 

¿Cuáles son alguna señales que pueden dejar entrever que la copa que acabas de comprar no es la adecuada para ti? 

La ginecóloga Amira Alkourdi apunta las siguientes: 

  • Pérdidas menstruales.
  • Dolor o molestia al colocarla, o una vez se ha introducido. 
  • Dificultad de extracción.
  • Según la maleabilidad o flexibilidad en tus manos.

¿Crece en apoyo? 

La doctora Amira Alkourdi lo define con una actitud: «o lo odias o lo amas». Muchas lo intentan, y no logran acostumbrarse. «El único consejo que daría es darle margen a la curva de aprendizaje, no es un método que conforme lo pongas está conseguido, requiere entre dos, tres o cuatro ciclos de práctica», concluye la ginecóloga.

Lucía Cancela
Lucía Cancela
Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.