En el helicóptero del 061: «Nunca sabes lo que te vas a encontrar»

Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

ÁLEX LÓPEZ-BENITO

¿Qué ocurre cuando un gallego marca el 061? Todo un engranaje de medios humanos y técnicos se pone en marcha con el objetivo final de salvar una o varias vidas. La Voz de la Salud se monta en el helicóptero medicalizado con base en Ourense

15 jul 2022 . Actualizado a las 13:22 h.

061. Si marcas estos tres números en tu teléfono es porque tienes un problema de salud, tú mismo o alguien cercano. Tus dedos recorrerán esos tres dígitos, probablemente, con angustia, miedo o incertidumbre. Una urgencia más o menos grave te hará realizar esa llamada, pero… ¿qué ocurre una vez descuelgan el teléfono? Tú no lo verás, pero un despliegue de medios humanos y técnicos se pone en marcha para ayudarte. 24 horas al día, 365 días al año. 

Al otro lado de la línea responderán desde la Central de Coordinación de A Estrada (Pontevedra). Las llamadas de cualquier persona que se encuentre en Galicia y marque el 061 sonarán ahí. Desde el primer pitido el tiempo empieza a correr. Cada minuto cuenta.

En A Estrada los teléfonos no paran de sonar, distintas voces responden, calmadas, teniendo muy claro lo que tienen que decir. El engranaje ya está en marcha. «Cuando un gallego marca nuestro número conecta con la Central de Coordinación de A Estrada. La llamada la responde un teleoperador que le hará unas preguntas básicas para tratar de averiguar de la manera más rápida posible quién es el paciente, qué le pasa y dónde se encuentra. Tres o cuatro preguntas cortas para orientar un primer diagnóstico. En función de eso, con la ayuda de un programa informático, pasarán por orden de prioridad las llamadas al personal sanitario, médicos o enfermeros, que seguirán con el interrogatorio. El objetivo es atender siempre lo más grave lo más rápido posible», explica Manuel Bernárdez, médico coordinador del 061 de Galicia. «Cuando se trata de algo grave, nada más hablar con el operador, un recurso ya sale hacia la localización del paciente, incluso antes de hablar con el médico o el enfermero. Otros agentes se encargan de movilizar más recursos si es necesario. Es un trabajo en cadena y simultáneo», añade Bernárdez desde la base.

Manuel Bernárdez. Médico coordinador del 061 de Galicia en la base de A Estrada
Manuel Bernárdez. Médico coordinador del 061 de Galicia en la base de A Estrada ÁLEX LÓPEZ-BENITO

Después, también desde aquí, se lleva a cabo el seguimiento de cada uno de los servicios. «En todo momento sabemos dónde se encuentran los recursos, cómo están nuestros pacientes y tomamos las decisiones de a dónde trasladarlos en función de cada patología», explica el médico.

¿De qué recursos estamos hablando? 16 ambulancias de soporte vital avanzado (SVA), 107 ambulancias de soporte vital básico (SVA), dos ambulancias convencionales y dos helicópteros medicalizados con bases en dos puntos de Galicia, una en Barbadás (Ourense) y otra en Santiago. Dos helicópteros que despegaron un millar de veces en el 2021. Hoy La Voz de la Salud se une al equipo de la base ourensana. Un equipo médico con alas.

De izquierda a derecha. Mateo Santos, mecánico; José María Rey, médico; Viviane Ferreira, enfermera; Xabi Monerris, piloto; Ciro Muñoz, copiloto; Adrián Adá, mecánico
De izquierda a derecha. Mateo Santos, mecánico; José María Rey, médico; Viviane Ferreira, enfermera; Xabi Monerris, piloto; Ciro Muñoz, copiloto; Adrián Adá, mecánico ÁLEX LÓPEZ-BENITO

Un hangar para resguardar el helicóptero de las inclemencias meteorológicas, una zona de almacén con los medicamentos y todo el material necesario y una «casita» en donde el personal de turno está siempre alerta esperando que suene el teléfono. Por supuesto, en el centro de todo, el helipuerto. 

 «En esta base estamos los 365 días del año desde que se hace día día, desde el orto, hasta que se hace de noche, hasta el ocaso. Aquí siempre hay dos pilotos (piloto y copiloto), un equipo formado por médico y personal de enfermería y, por último, un mecánico y un ayudante de mecánico que se encargan de revisarlo todo antes de cada despegue y después de cada aterrizaje», explica con el hangar de fondo José María Rey Tasende, médico asistencial del 061 en la base de Ourense.

Todo el equipo está preparado a la espera de esa llamada de la Central de Coordinación. Todo y todos están listos para salir corriendo, y lo de correr es literal, en cualquier momento. Un helicóptero es más rápido, puede salvar grandes distancias en poco tiempo y llegar a casi cualquier sitio de la geografía gallega. Desde que suena el teléfono, el equipo tiene un máximo de 8 minutos para salir hacia el lugar en el que se encuentre el paciente.

El médico, en este caso José María, recibe la llamada de Manuel Bernárdez, desde A Estrada. «Varón, de 50 años, ha sufrido un infarto, estable, está en el centro de salud de O Carballiño», repite. «Servicio Viviane», grita Chema. Pero Viviane Ferreira, la enfermera de guardia, ya está en la puerta esperando. Al mismo tiempo, Xabi Monerris, el piloto, recibe otra llamada con las coordenadas del lugar al que deben llegar. En un mapa con cuadrículas él y el copiloto lo sitúan, calculan el tiempo de vuelo y se aseguran de que no hay ningún impedimento meteorológico para despegar. «Ocho minutos de vuelo, ¿todo bien hoy?», pregunta Xabi a Ciro, el copiloto, «Sí, limpio, la visibilidad no es tan clara pero podemos volar», responde. Son solo unos segundos.

Todos salen corriendo hacia el helicóptero. Piloto y copiloto se montan en la aeronave, allí ya está el mecánico. Hacen todas las comprobaciones mientras José María y Viviane cogen el material que ya tienen preparado en el almacén «a pie de pista». Las palas ya están en marcha, el equipo médico pide permiso para montar. Corren hacia el helicóptero como en las películas, agachados, melenas al viento y ruido ensordecedor.

 «A veces el helicóptero no tiene sitio para aterrizar y hace lo que llamamos estacionario, nos aproxima a tierra y nosotros, el equipo médico, saltamos», explica Viviane Ferreira. Ella, en su espalda, lleva una mochila que pesa alrededor de 18 kilos.

El material

Lo del material se merece un capítulo aparte. Viviane nos lo explica. «Lo primero que hacemos al llegar cuando está amaneciendo es revisar todo el material que vamos a usar ese día. En una mochila va todo lo necesario para atender a una o a varias personas. Con instrumental de primera intervención, de segunda y de tercera, siempre hay un plan A, B y C. Desde una intervención en la vía aérea hasta un taladro intraóseo, pasando por material para un paciente traumatológico. También va en esta mochila toda la medicación necesaria para tratar a un paciente crítico. Tenemos que estar preparados para cualquier tipo caso», explica la enfermera mientras enseña meticulosamente esta mochila, que ni el bolso de Mary Poppins. Una mochila que también lleva un detector de monóxido de carbono que les impedirá entrar en un lugar con poco oxígeno.

La mochila con todo el material necesario para tratar a cualquier tipo de paciente. Pesa alrededor de 18 kilos.
La mochila con todo el material necesario para tratar a cualquier tipo de paciente. Pesa alrededor de 18 kilos. ÁLEX LÓPEZ-BENITO

Ella se pone a su espalda la mochila en cada salida. Pero no es lo único que cogen antes de montar en el helicóptero. Con ellos también irá una especie de uci móvil «de mano». Un monitor que permite comprobar la tensión arterial, el ritmo cardíaco, hacer electrocardiogramas de doce derivaciones, cardiovertir o desfibrilar a un paciente. «Esto es lo que hay en una uci de un hospital. Siempre viene con nosotros y cada día se revisa», apunta la enfermera. A esto se suma una pequeña nevera con la medicación que necesita refrigeración (menos de 25 grados) y que incluye un termómetro que va registrando las temperaturas por horas cada día.

Además, en el helicóptero van varias mochilas que se usan menos, incluida, una  específica de pediatría. Mochila de triaje de múltiples víctimas y material de reserva. También un cardiocompresor que ayuda al médico y la enfermera cuando hay un paciente en parada respiratoria. Ellos solo tienen cuatro manos, así que este «aparato» les ayuda haciendo las compresiones del masaje de reanimación cardiopulmonar automáticamente. También llevan una bala de oxígeno por si al lugar del incidente no puede llegar soporte de una ambulancia. «Todo el material tiene que ir bien atado, bien sujeto», recalca Viviane.

 La enfermera también explica que «para levantar al paciente en la camilla que va en el helicóptero se necesitan cuatro personas. Tenemos que tirar de testigos, familiares, Guardia Civil, vecinos… esta camilla con el paciente encima pesa muchísimo».

«En el helicóptero solíamos asistir muchos accidentes de tráfico, pero afortunadamente cada vez son menos. Atendemos mucha patología relacionada con cardiopatía isquémica, infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, crisis convulsivas, pérdidas de conocimiento…», dice José María, el médico. ¿Cuántas salidas suelen hacer? «Depende un poco del día y también de la época del año, en invierno estamos muy condicionados por la meteorología. Estos días hemos tenido jornadas de tres o cuatro servicios, también hay días en las que salimos una vez o incluso ninguna», responde.

Una vez el helicóptero aterriza en el lugar en el que se encuentra el paciente, «nuestro objetivo es siempre hacer un diagnóstico y estabilizar a la persona, una vez lo tenemos, decidimos qué medio de traslado usamos para que llegue al hospital más cercano. El paciente puede ir en el helicóptero o en una ambulancia. También hay casos en los que no es necesario y el paciente se queda en su domicilio».

Dentro del helicóptero

Viviane Ferreira lleva trece años, ni más ni menos, ejerciendo en esta base. Antes trabajó en la uci en Portugal, pero tras aprobar las oposiciones comenzó su aventura como enfermera de helicóptero. «Estoy encantada con el servicio, por los compañeros, por el tipo de pacientes que atendemos. La gente nos agradece el trabajo. Todos los días son distintos», dice desde su asiento.

Viviane Ferreira Leite. Enfermera helicóptero 061.
Viviane Ferreira Leite. Enfermera helicóptero 061. ÁLEX LÓPEZ-BENITO

Un trabajo bonito, pero duro a la vez. «Los servicios que más me tocan a nivel psicológico, porque a veces sí que te llevas el trabajo a casa, es cuando nos toca atender a niños que, por desgracia, no sobreviven. Se ahogan niños, hay muertes súbitas, hay accidentes de tráfico, de bicicleta… Siempre que la víctima es un niño o una persona joven, sí que me afecta. Durante el servicio estás metida en el trabajo, pero cuando terminas y ves todo el entorno, la familia, conoces su historia y su vida, sí que te afecta. Ese agobio, esa tristeza, esa contranatura porque ningún padre está preparado para ver fallecer a su hijo», reconoce. Por eso, no duda en el caso que más la marcó: «Me marcaron varios, pero quizás el que más fue una niña que se ahogó en una piscina en Nigrán. No la pudimos salvar», recuerda.

Por suerte, son capaces de ayudar y salvar a mucha gente. «Cualquier paciente al que le saques el dolor, sea grave o más leve, el hecho de que le puedas poner medicación y aliviar el dolor, con la mirada ya te lo agradece. O simplemente que lo tranquilices. Una persona que estaba muy nerviosa porque pensaba que estaba teniendo un infarto, que a veces se confunde con crisis de ansiedad, y cuando le hacemos todas las pruebas y les vamos diciendo que todo está bien, verles...te aporta felicidad», dice Viviane con una sonrisa.

A su lado vuela Chema, el médico. Forman un equipo en el que es clave la coordinación y la confianza. «Una vez iba volando con Chema, pasamos por una zona de turbulencias y el helicóptero hizo una bajada. Yo me asusté y le cogí la mano», cuenta Viviane entre risas y repitiendo el gesto montada junto a él en el helicóptero. «Yo pensé, llevas toda la vida volando y me vienes a agarrar a mí. Ahí me preocupé», completa Chema.

Él lleva menos tiempo que su compañera en la base, pero como reconoce, «es ya mi casa. Aquí en poco tiempo coges un buen bagaje de servicios complicados. Lo que siempre me atrajo de este trabajo es que no es para nada monótono, nunca sabes lo que te vas a encontrar. Es un servicio que tiene un impacto claro sobre la salud de las personas. Salvamos muchas vidas, no solo eso, con el helicóptero podemos trasladar a pacientes a un hospital muy rápido, lo que a su vez tiene mucho impacto en su calidad de vida posterior», cuenta.

José María Rey Tasende. Médico helicóptero 061.
José María Rey Tasende. Médico helicóptero 061. ÁLEX LÓPEZ-BENITO

«De todas las salidas se aprende algo pero las que más marcan, a mí, personalmente, es cuando hay un accidente de múltiples víctimas. Desde lo que te dicen por teléfono hasta que ves la realidad, puede ser una verdadera tragedia. Por ejemplo, me marcó el accidente del catamarán de O Grove en el 2018, ardió. Todas las personas se tuvieron que tirar al agua, hubo quemados, hipotermias… Era un escenario muy caótico que impacta», reconoce. Aunque, al igual que a su compañera, le afectan mucho «los pacientes pediátricos graves. Son servicios que te quedan grabados».

El teléfono suena otra vez. Silencio. El equipo espera instrucciones para ponerse en marcha.

 Algunos datos

El año pasado el helicóptero médicalizado con base en Barbadás se movilizó en 522 ocasiones. En el 57 % de los servicios, fue necesario el traslado de los pacientos al centro hospitalario de referencia.

Tipología de emergencias atendidas por la aeronave: el 27 % se correspondió con  pacientes que sufrieron alteración de la conciencia, el 16 % de las asistencias fueron por dolor torácico, el 14 % fueron asistencias por accidentes de tráfico, el 8 % pacientes con problemas respiratorios y el 3 % se trató de personas con convulsiones.

Actividad del 061 en el 2021

Nº total de llamadas recibidadas: 1.157.979.

Procesos asistenciales generados: 493.743 (el 39,94 % se resuelven sin movilización de recurso).

Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez
Uxía Rodríguez Diez

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.

A Rúa, Ourense (1986). Coordinadora de La Voz de la Salud con una misión, que todos nos cuidemos más y mejor. La pandemia de covid-19 no solo la viví, también la conté en La Voz de Galicia. Mucho antes de todo esto trabajé en Vtelevisión durante casi una década como redactora, reportera y presentadora. Allí dirigí y presenté el programa Sana sana, sobre sanidad, bienestar y nutrición.