¿Por qué me duele la cabeza?

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Los dos tipos de cefalea primaria más frecuentes son la tensional y la migraña.
Los dos tipos de cefalea primaria más frecuentes son la tensional y la migraña. La Voz de la Salud

Conocer la sintomatología de los diferentes tipos de cefalea ayudará al correcto diagnóstico y tratamiento

24 ene 2022 . Actualizado a las 17:09 h.

«Me duele la cabeza». Es una queja frecuente pero a la vez difusa, porque engloba diferentes tipos de dolencias, con sintomatología y tratamientos muy diversos. La mayoría de los dolores de cabeza, también conocidos como cefaleas, son esporádicos. Pero en el caso de ser recurrentes, poder identificar qué tipo se padece resulta vital para poder recibir el tratamiento adecuado y además, intentar atajar cuáles son sus causas. 

Las cefaleas son uno de los trastornos más comunes del sistema nervioso. Según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente la mitad de los adultos entre los 18 y los 65 años ha sufrido una en el último año. Además de dolorosa, este tipo de dolencia tiene importancia para la salud pública porque es incapacitante y causa gran morbilidad en la población. Estas se pueden agrupar en primarias, con características y sintomatología propia, y secundarias, que habitualmente son consecuencia de otra enfermedad. Dentro de las primarias, los dos tipos más frecuentes son la tensional y la migraña. Sus factores desencadenantes suelen diferir, pero las razones generales suelen ser: estrés, cambios hormonales, la ingesta de alimentos o aditivos, falta o exceso de sueño, sobreesfuerzo mental y consumo de alcohol. 

 ¿Cúando debo acudir al médico por un dolor de cabeza?

El doctor Pablo Irimia, especialista en neurología con dedicación preferencial al estudio diagnóstico y tratamiento de las cefaleas en la Clínica Universidad de Navarra, explica que «el diagnóstico de los diferentes tipos de dolor de cabeza se realiza a través de la entrevista con el paciente, tratando de identificar una serie de síntomas clave que permiten cercar la enfermedad». Así, recomienda que cualquier persona que sufra molestias frecuentes e incapacitantes acuda a su médico para diagnosticar el trastorno que padece y poder iniciar un tratamiento que le ayude a mejorar. «Existen una serie de situaciones en las cuales es necesario descartar que exista una lesión en el cerebro como causa del dolor de cabeza», comenta. Entre ellos, «pacientes mayores de cincuenta años, aquellos que tengan un dolor de inicio repentino, en personas con antecedentes de cáncer o inmunodeprimidos», añade Irimia. En estos casos habrá que hacer exploraciones para asegurarse de que no hay una enfermedad subyacente. 

¿Cómo saber qué tipo de cefalea sufro?

Los dos tipos de cefalea primaria más frecuentes son la tensional y la migraña, por lo que resulta vital diferenciar la sintomatología de ambas. La primera es ocasionada por una tirantez en la parte alta de la espalda, incluyendo los hombros, el cuello, el cuero cabelludo y la mandíbula. La molestia suele empezar en la parte posterior de la cabeza y se propaga hacia adelante, en la mayoría de los casos, en ambos lados. «Suele ser un dolor que afecta a toda la cabeza y que no es pulsátil», expone el doctor Irimia. Las personas que la sufren sienten una especie de presión, como una banda apretada, que a veces se irradia del cuello o nace de este. Así, se relaciona con el estrés, la ansiedad, la depresión, un traumatismo craneal o incluso una mala postura. 

Síntomas de la cefalea tensional: 

  • Duración de 30 minutos a 7 días.
  • Dolor por toda la cabeza, que puede irradiar de la nuca, y que se siente como una banda apretada que hace presión. 
  • Se relaciona con el estrés, la ansiedad, un traumatismo o una mala postura. 
  • No empeora con la actividad física. 

Por otra parte, la migraña se caracteriza «por un dolor que dura entre 4 y 72 horas, de localización hemicreaneal, es decir, solo se focaliza en un lado de la cabeza y el paciente lo describe como un latido de pulsación», aclara el doctor. «Se acompaña de náuseas, vómitos, hipersensibilidad a la luz y al ruido, y se sufre un empeoramiento con la actividad física y el movimiento», añade. Las crisis pueden ser episódicas poco frecuentes, cuando aparecen hasta nueve días al mes; muy frecuentes si hay dolor entre diez y catorce días al mes; o crónica, cuando se sufren episodios durante quince días o más. 

Además, dentro de las migrañas también hay diferentes tipologías: con aura y sin aura. Esta última suele ser la más frecuente y sus características son las anteriormente descritas. La migraña que aparece con otros síntomas (aura) afecta a entre un 15 % y un 30 % de las personas que sufren esta enfermedad. Los pacientes pueden tener problemas en la vista, sufriendo destellos luminosos en el centro del campo de visión; en el tacto, con hormigueos en la punta de los dedos de una mano, con la posibilidad de que asciendan hasta el hombro; y en el lenguaje, que aunque es el más inusual, provoca dificultad de comprensión o para articular palabras. Unas manifestaciones que suelen ser previas al dolor de cabeza, pero que también pueden aparecer durante o después del mismo. 

Síntomas de la migraña: 

  • Duración de 4 a 72 horas. 
  • Dolor en un solo lado de la cabeza, de tipo hemicraneal, y que se suele describir como pulsátil. 
  • Puede venir acompañado de náuseas, vómitos, hipersensibilidad a la luz y al ruido. 
  • Empeora con la actividad física y el movimiento. 

Con menos frecuencia los dolores de cabeza se deben a otro tipo de cefalea primaria conocida como en brotes. Se trata de una molestia aguda y muy dolorosa que dura menos de una hora, pero que puede llegar a ocurrir varias veces al día durante largos períodos de tiempo. Además, el episodio tiende a repetirse a las mismas horas todos los días. También se producen al dejar de consumir cafeína o algunos tipos de calmantes para el dolor (analgésicos) después de haberlos tomado durante una temporada. En este último caso se denomina cefalea por abuso de medicación

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

No siempre resulta fácil diagnosticar qué tipo de dolor de cabeza sufre el paciente. El médico le realizará un cuestionario sobre la historia clínica, por lo que resulta útil ir anotando los síntomas que van apareciendo cuando se sufre esta patología. El facultativo preguntará por la localización del dolor, sus características, su duración y cómo evoluciona en el tiempo. También será clave determinar si existen otros síntomas que acompañan a la molestia en la cabeza, como náuseas, vómitos, fotofobia, fonofobia. Así como aquellos que lo preceden, como posibles alteraciones en la visión. 

Además, el especialista preguntará al paciente por posibles antecedentes familiares, así como factores desencadenantes o agravantes. Estos últimos no siempre se dan, pero si existen, resulta útil poder detectarlos para la prevención de nuevas crisis. Aunque cabe recalcar que no siempre es posible, ya que algunos como el estrés o los problemas hormonales, no son externos a la persona. 

¿Necesitaré realizar algún tipo de prueba?

En general los médicos solo necesitarán entrevistarse con el paciente, porque a través de los síntomas ya se diagnostican la mayoría de los dolores de cabeza. «En algunos casos se solicitan exploraciones complementarias como una resonancia magnética, un escáner o un estudio analítico, pero habitualmente si el paciente cumple los criterios de un tipo de cefalea primaria -migraña o cefalea tensional-, establecidos en la clasificación internacional de cefaleas, no son necesarias otras pruebas», afirma el doctor. 

 ¿Cuáles son los posibles tratamientos?

Según Pablo Irimia el tratamiento de la cefalea tiene tres partes fundamentales: evitar aquellos factores que pueden desatarla, un tratamiento para los episodios de dolor y medicación de prevención. Como primer paso, si el paciente tiene algún desencadenante concreto del dolor de cabeza este se debe evitar. Por ejemplo, la consumición de algunos alimentos como el chocolate, ciertos quesos, alcohol y el glutamato monosódico (GMS) pueden producir episodios de migrañas. 

Además, se debe contar con un tratamiento para los posibles episodios de dolor. «En el caso de las migrañas, este tratamiento se realiza con antiinflamatorios, pero cuando este es muy intenso y no responde se recomienda la utilización de triptanes», explica.  Estos son un grupo de fármacos que se recetan para mejorar la sintomatología, si bien no resultan efectivos para otra clase de cefaleas ni previenen los episodios de migraña. 

En los pacientes con crisis de migraña frecuentes o muy incapacitantes puede recetarse un tratamiento preventivo. «Consiste en fármacos por vía oral, la toxina botulínica o anticuerpos monoclonales frente a una proteína denominada CGRP», cuenta Irimia. Los primeros, deben tomarse a diario y «su efecto comienza a notarse aproximadamente después de cuatro semanas». 

La toxina butolínica se utiliza en pacientes con migraña crónica -es decir, el dolor dura quince días o más al mes- y se infiltra trimestralmente. Tanto esta como los fármacos por vía oral disminuyen progresivamente el número de días que se sufren molestias en la cabeza, así como su intensidad. 

Sobre la proteína CGRP, esta se encuentra en la fisiología del nervio trigémino, el nervio craneal que proporciona casi todas las sensaciones a la cabeza, y que tiene un papel importante en el origen de las migrañas por su capacidad de dilatar los vasos sanguíneos craneales y favorecer la inflamación neurogénica. «Recientemente se han comercializado un tipo de anticuerpos monoclonales que son eficaces para los pacientes con migraña y que se pueden administrar con una inyección mensual o trimestral», anuncia. «Se trata de un tratamiento muy específico para prevenir la migraña y que en general se tolera muy bien, pero su uso se reserva para aquellos pacientes que no han respondido a otras terapias previas», precisa el doctor. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.