La EPOC, un antecedente de peso en el cáncer de pulmón

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

La EPOC se caracteriza por la obstrucción del aire que entra y sale de los pulmones, lo que causa dificultad para respirar.
La EPOC se caracteriza por la obstrucción del aire que entra y sale de los pulmones, lo que causa dificultad para respirar. La Voz de la Salud | iStock

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica es la tercera causa de muerte en España

17 ago 2022 . Actualizado a las 19:08 h.

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es la tercera causa de muerte en España, según el neumólogo Luis Seijo, de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid. Se trata de una enfermedad crónica inflamatoria, que obstaculiza el paso del aire hacia y desde los pulmones, provocando disnea, o dificultad para respirar. Otros síntomas comunes son la tos, la producción de moco y las sibilancias.

Aunque una de cada diez personas mayores de 40 años la padecen, según el último estudio de prevalencia, «la EPOC es una enfermedad muy desconocida. Todo el mundo sabe lo que es un infarto de miocardio, y el cáncer, que también son grandes causas de muerte. Pero la EPOC no se conoce tanto», observa Seijo. En parte por eso, tres de cada cuatro casos de EPOC están sin diagnosticar. La concienciación es, en este sentido, fundamental para revertir esos números y mejorar el pronóstico de los pacientes.

La EPOC se desarrolla generalmente por la exposición a largo plazo a gases irritantes u otras partículas. «Hay dos maneras de llegar a ella. Una es por caída acelerada de la función pulmonar en relación con el consumo de tabaco y otra es el no haber desarrollado el potencial de la función pulmonar que tiene un individuo cuando es joven. Está el paciente que tiene una predisposición desde la infancia a desarrollar la EPOC porque empieza con una función pulmonar más limitada, y el paciente que tiene una caída acelerada de la función pulmonar por haber fumado», explica.

En la sociedad española, fundamentalmente, la enfermedad está asociada al humo del tabaco. Lo que ocurre es que, al inhalar estas sustancias, se va produciendo, con el paso del tiempo, una alteración en la espirometría. «La EPOC es una obstrucción que suele aparecer de forma gradual y tiene diferentes estadios o grados de gravedad. La EPOC se define por la obstrucción y esa obstrucción se diagnostica por espirometría. Es una prueba en la que el paciente exhala forzosamente y podemos medir volúmenes respiratorios», explica Seijo.

«La EPOC se define tanto por los volúmenes como por el impacto que esa obstrucción tiene en el paciente. Se mide, además de la obstrucción, la tolerancia a los esfuerzos, el índice de masa corporal y el grado de disnea o sensación de ahogo que tiene un paciente que padece EPOC. Esto influye mucho en el pronóstico del paciente», señala Seijo.

El problema es que los síntomas de la EPOC no suelen aparecer hasta que se ha producido un daño pulmonar significativo. «En estadios tempranos, los pacientes con EPOC pueden no tener síntomas, por lo que la enfermedad puede pasar desapercibida», señala el doctor Javier de Miguel, coordinador del área de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

Los signos más frecuentes son la falta de aire (especialmente durante la actividad física), la sibilancia, una opresión en el pecho similar a la que se puede dar en los pacientes asmáticos, una tos crónica que puede producir mucosidad, infecciones respiratorias frecuentes, falta de energía, pérdida de peso e hinchazón de los tobillos, pies o piernas. También es probable que las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica experimenten episodios llamados exacerbaciones, durante los cuales sus síntomas empeoran en relación con la variación diaria habitual y persisten por lo menos durante varios días.

«La EPOC tiene también diferentes fenotipos, que son manifestaciones clínicas. Un extremo es el bronquítico crónico, que es el paciente que tiene tos y expectoración crónicas, y el otro extremo es el paciente con enfisema, que es un paciente con hipoxemia (disminución de la saturación de oxígeno en sangre) nocturna o diurna crónica, pero que no suele tener tanta tos, expectoración ni infecciones respiratorias», distingue Seijo. En muchos casos, sin embargo, los síntomas responden a ambos fenotipos o son una combinación variable.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica incluyen:

  • Exposición al humo del tabaco. El factor de riesgo más significativo para la enfermedad pulmonar obstructiva crónica es el tabaquismo a largo plazo. Cuanto más años fumes y más paquetes fumes, mayor será el riesgo. No obstante, los fumadores de pipa, los fumadores de cigarros y los fumadores de marihuana también pueden estar en riesgo, así como las personas expuestas a grandes cantidades de humo de manera pasiva.
  • Asma. Esta enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias puede suponer un riesgo para desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva crónica, especialmente cuando está en combinación con el tabaquismo.
  • Exposición ocupacional a polvos y sustancias químicas. «Hay algunos trabajos en los que se tiene un mayor riesgo de desarrollar EPOC, por la sustancias que se inhalan. Hay que tomar precauciones de seguridad en esos casos», señala Seijo. La exposición a largo plazo a los gases de sustancias químicas y al polvo en el lugar de trabajo puede irritar e inflamar los pulmones.
  • Exposición a los gases de la quema de combustible. Los gases de la quema de combustible para cocinar y calentar en hogares mal ventilados suponen un mayor riesgo de desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
  • Genética. Por ejemplo, la deficiencia de la proteína alfa-1-antitripsina es un trastorno muy poco frecuente que puede causar algunos casos de EPOC en edades temprana, según explica De Miguel.

Cómo afecta a los pulmones la EPOC

El aire que respiramos llega a los pulmones a través de la tráquea y los bronquios, y se aloja en los alvéolos, pequeños sacos de aire formados por membranas muy delgadas cubiertas de capilares sanguíneos que reciben el oxígeno del aire y lo introducen en la sangre. La obstrucción que se produce en la EPOC es a nivel bronquial o peribronquial.

«En muchos casos, hablamos de inflamación crónica de la vía aérea y de broncoespasmo. La combinación de broncoespasmo e inflamación crónica de la vía aérea lleva a una obstrucción del flujo aéreo. Y en algunos casos, como en el enfisema, hay una pérdida de elasticidad del pulmón, de las fibras elásticas que rodean los bronquios. Los bronquios pequeños no tienen cartílago, no tienen ese andamiaje que tienen los bronquios más grandes o la tráquea. Son susceptibles de colapsarse si el parénquima que los rodea no tiene esas propiedades elásticas», explica Seijo.

Cuando el tejido pierde elasticidad, puede producirse un exceso de aire en los pulmones, ya que la exhalación no es tan efectiva como en las personas sanas. «Cuando el aire queda atrapado en el pulmón, ese atrapamiento aéreo produce mucha sensación de ahogo y entorpece el funcionamiento de la parte sana del pulmón. Lo que ocurre es que hay zonas más y menos afectadas del pulmón. Los fumadores clásicamente tienen los pulmones con los lóbulos superiores más afectados que los inferiores por enfisema», ilustra Seijo.

El cuadro, en definitiva, «se parece mucho al de un paciente con asma, pero la diferencia está en la reversibilidad. El paciente asmático suele tener una función pulmonar obstruida pero reversible, mientras que el paciente con EPOC va a tener por definición al menos un grado de irreversibilidad. Por mucho que haga, no va a mejorar del todo nunca», aclara el neumólogo.

Cuándo acudir al médico

Si tienes dificultades frecuentes para respirar, es buena idea consultar con un médico, especialmente si eres fumador. La edad también es un indicador de peso si tienes problemas al respirar y sospechas de tener EPOC. «El perfil característico de un paciente con EPOC es el de una persona de más de 35 años que presenta síntomas respiratorios y que es o ha sido fumadora durante un tiempo prolongado», insiste De Miguel.

El diagnóstico de la EPOC se establece por medio de pruebas de la función pulmonar, como la ya mencionada espirometría, que miden la cantidad de aire que el paciente es capaz de inhalar y exhalar, así como el suministro de oxígeno a la sangre a través de los pulmones. Otras pruebas de la función pulmonar pueden ser la oximetría de pulso o la prueba de caminata de seis minutos.

La espirometría, más allá de su utilidad en el diagnóstico de la EPOC, se considera un marcador de salud general. «Una persona con una espirometría anormal tiene una menor supervivencia por todas las causas, no solo respiratoria», señala Dr. Marc Miravitlles, especialista en Neumología del Hospital Universitari Vall d'Hebron de Barcelona.

También se puede llegar al diagnóstico a través de radiografías del tórax o tomografías computarizadas de los pulmones, que pueden revelar la presencia de enfisema, o análisis de sangre que permitan detectar las proporciones de oxígeno y dióxido de carbono que esta transporta.

Tratamientos

Aunque se trata de una enfermedad crónica que, por definición, no tiene cura, sí existen tratamientos que pueden mejorar la calidad de vida de las personas con EPOC y disminuir complicaciones y exacerbaciones. «Una vez realizado el diagnóstico, existen diversas medidas generales a tener en cuenta en todo paciente con EPOC, entre las que se incluyen el abandono del consumo de tabaco, una adecuada nutrición, la actividad física regular adaptada a la edad y a las condiciones físicas del paciente, y la vacunación frente a la gripe, el neumococo y, en la actualidad, frente al covid-19», apunta De Miguel.

Las vías de tratamiento son múltiples y van desde el uso de un inhalador a demanda, hasta el trasplante de pulmón. «Desde el punto de vista farmacológico, los broncodilatadores por vía inhalatoria (dilatan las vías respiratorias) y, en ciertos casos, los corticoides inhalados (reducen la inflamación de los pulmones), son los tratamientos más empleados durante la fase estable de la enfermedad», explica de Miguel. «Las exacerbaciones suelen deberse a una infección respiratoria y pueden requerir tratamiento con antibióticos y/o corticoides orales, además del tratamiento inhalado», añade.

«La oxigenoterapia domiciliaria es una opción para aquellas personas que ya tienen muy afectada la función pulmonar y necesitan oxígeno. Luego, hay tratamientos antiinflamatorios y tratamientos biológicos, que son particularmente útiles en pacientes que tienen mucha inflamación. Existen también tratamientos endoscópicos e incluso quirúrgicos, como la reducción del volumen pulmonar, para personas que tienen un exceso de aire en el pulmón. Y luego, también está el trasplante pulmonar, que es una opción para pacientes con una EPOC más avanzada», enumera Seijo. Finalmente, destaca que «el ejercicio es un elemento clave en el bienestar del paciente. Y en muchos casos, la rehabilitación pulmonar: hacer un programa de rehabilitación pulmonar específico para personas con EPOC puede mejorar drásticamente la calidad de vida de los pacientes y mejorar potencialmente la supervivencia».

Cómo prevenir el desarrollo de la EPOC

Cuando se trata de EPOC, las causas de la enfermedad suelen ser evitables. Así, la prevención tiene que ver con conductas saludables. «Lo principal, número 1, 2, 3 y 4, es dejar de fumar. Luego, evidentemente, no estar expuesto al tabaquismo pasivo, a personas que fuman en el entorno laboral o en la vivienda. Porque a pesar de que uno sea fumador, si fuman a su alrededor, puede desarrollar EPOC. Lógicamente, es muy importante la adecuada ventilación de las casas y la evitación del uso de hogueras para calentarlas. Pero lo más importante, de lejos, es no fumar. Si se fuma, dejar de fumar lo antes posible», indica Seijo.

Por otra parte, la actividad física tiene la capacidad de fortalecer los pulmones y mejorar su función, evitando en gran medida la pérdida de su elasticidad. «En general, se recomienda el ejercicio aeróbico. El caminar de prisa, la natación. Deportes que son generalmente aeróbicos», propone Seijo.

EPOC y cáncer de pulmón

El cáncer de pulmón y la EPOC son dos afecciones estrechamente ligadas al consumo prolongado de tabaco. Pero, además de tener este desencadenante común, ambas enfermedades se relacionan entre sí. «El cribado de cáncer de pulmón se hace con TAC de baja dosis. Es el mismo concepto que el de una mujer que a partir de cierta edad se hace una mamografía. El paciente que ha fumado 20 o 30 paquetes al año y que tiene más de 50 o 55 años se hace un TAC de baja dosis sin contraste anual. Lo que se encontró es que, de los pacientes que tenían cáncer, en nuestro screening, el 80 % tenían o bien EPOC o bien enfisema, o una combinación de las dos cosas. Lo que surgió entonces es la idea de poder utilizar la EPOC como biomarcador para detectar precozmente el cáncer», explica Seijo.

«El tabaco mata de muchas maneras. Puede causar cáncer de vejiga, cáncer de esófago, cáncer de pulmón, enfermedad vascular, coronaria, cerebrovascular. Hay diferentes formas de morir a consecuencia del consumo de tabaco. Pero aquellos que desarrollan EPOC, por algún motivo están genéticamente predispuestos a esas alteraciones funcionales asociadas a la EPOC. Y no es sorprendente entonces que, a la vez que desarrollan EPOC, tengan más riesgo de cáncer de pulmón. El individuo con EPOC tiene entre 2 y 4 veces más riesgo de cáncer de pulmón que un individuo de la misma edad, que ha fumado lo mismo, pero que no tiene EPOC», detalla el neumólogo.

En este sentido, la asistencia a los cribados de cáncer para los pacientes de EPOC permitirá detectar los tumores en estadios más tempranos, reduciendo la mortalidad por cáncer de pulmón entre un 18 y un 39 %. Estos datos son significativos si se tiene en cuenta que el cáncer de pulmón es el más letal de los cánceres y causó 1,80 millones de muertes en todo el mundo en 2020, según la OMS.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.