Carmen Vidal Pan: «No es posible ser alérgico a algo con lo que contactas por primera vez en tu vida»

ENFERMEDADES

Carmen Vidal Pan trabaja en el servicio de alergología del CHUS.
Carmen Vidal Pan trabaja en el servicio de alergología del CHUS. Sandra Alonso

La reputada alergóloga del servicio del CHUS se ha encontrado alergias de lo más exótico en su larga trayectoria. «Una vez tuve una paciente que me decía que le daba alergia pasear a las vacas», comenta

05 abr 2022 . Actualizado a las 16:01 h.

El humorista mexicano Carlos Ballarta bromeaba en una aparición televisiva cuando el entrevistador le preguntaba sobre sus alergias. «Son varias, no quisiera aburrirte con los detalles, pero soy alérgico por ejemplo a las balas, soy alérgico a que me golpeen siete güeys en la calle con bates, alérgico a la caída en volcanes activos, a los rayos, a la mordedura de león africano...», decía. Era solo una parte de una larga lista que hacía estallar en carcajadas al auditorio. Sabemos que las alergias hacen daño a nuestro cuerpo, pero esa lógica no puede aplicarse a la inversa; es decir, no todo lo que hace daño a nuestro cuerpo es una alergia. La doctora Carmen Vidal Pan lleva más de tres décadas trabajando sobre las alergias y obteniendo reconocimiento por ello. Es la directora de este servicio en el hospital de Conxo de Santiago de Compostela, una referencia en toda España sobre un mundo que, como se apresura en aclarar desde la primera pregunta, no empieza con la primavera ni muere en el verano.

—Empezó la primavera, ¿es su temporada alta?

—No, estamos en temporada normal porque en nuestro servicio no atendemos urgencias y tenemos pacientes todo el año. La alergia al polen es solo una de las muchas que atendemos. Y no es, en absoluto, la más importante.

—Pues primer mito desmontado...

—Totalmente. Es que si las alergias solo importasen a partir del 21 de marzo, cuando empieza la primavera, solo estaríamos trabajando durante la primavera y el verano y el resto del año de vacaciones. 

—¿Qué es exactamente una alergia?

—La alergia es una manera de reaccionar anormal. Así es como se definió por Clemens von-Pirquet (1874-1929, científico austríaco que aportó grandes avances en los campos de la pediatría, la bacteriología y la inmunología) hace ya muchos años. Una alergia es una reacción anormal del sistema inmunitario frente a sustancias que, en principio, son inocuas. Porque ya me dirás qué daño nos hacen los pólenes. Lo que sucede es que nuestro sistema inmunológico genera una inmunoglobulina E que se desarrolla frente a sustancias, en principio, inocuas para la población. Excepto para el que la tiene, claro, que cuando contacta con esa sustancia de nuevo, presenta una reacción. No se nace alérgico, el alérgico se hace pero sí suele ser necesario que exista una predisposición.

—Entonces, el alérgico no nace, se hace.

—No exactamente. Hay una frase que siempre pongo a los alumnos. No es alérgico el que quiere, sino el que puede. El hecho de que tú estés en contacto con sustancias no te va a hacer alérgico a ellas. Te harás alérgico si tienes una predisposición para ello. Pero no es posible ser alérgico a algo con lo que contactas por primera vez en tu vida. Es necesario que haya una exposición previa para que el paciente desarrolle esa IgE (Inmunoglobulina E) y, una vez que ya la tiene, sí que puede llegar a presentarse una reacción.

—Por favor, un ejemplo.

—Imagínate que tú tomas penicilina porque tienes una infección. La primera vez que la tomas es imposible que tengas una IgE específica, porque para que se genere es necesario que haya un contacto. La primera vez que tú contactas con la penicilina puedes desarrollar esa IgE. Y ya en el segundo, tercer, quinto o decimotercer contacto ya sí puedes desarrollar una reacción de alergia. Esto es muy importante: no se puede tener alergia a nada con lo que no hayas contactado previamente.

—Una alergia es un defecto del funcionamiento de nuestro cuerpo. ¿Sería correcta esta afirmación?

—De alguna manera sí. Se produce una desviación de la respuesta inmunológica de tal manera que se produce una respuesta que no debería. Así que, simplificándolo mucho, podríamos decir que sí.

—Recapitulando. Para ser alérgico a algo se necesita de una exposición previa, que no es lo mismo que una exposición prolongada.

—No, no es lo mismo. De hecho las exposiciones intermitentes son, a veces, más productoras de alergia que las prolongadas.

—¿Podemos desarrollar una alergia a cualquier edad? Es decir, si me como un aguacate por primera vez con 50 años, ¿puedo volverme alérgico a los 52?

—Sí, claro que es posible. La alergia no es exclusiva de la edad infantil. De hecho, los pacientes que son alérgicos a los venenos de las abejas y las avispas se hacen alérgicos después de que les hayan picado varias veces. Es fácil desarrollar esa alergia a los 50, 60 u 80 años. Y los alérgicos a la penicilina pueden haberla estado tomando toda la vida y, de repente, desarrollar esta IgE y al siguiente contacto mostrarse la reacción. Esto quiere decir que es necesaria una exposición que puede ocurrir en cualquier momento de la vida. Tú puedes haberte expuesto al aguacate a los 50, a los 51 y a los 52. Y que la quinta vez que te expongas desarrolles esta IgE. Entonces, a la sexta, ya tienes la reacción. No es una regla de que solo baste una exposición.

—Ahora, si me tomo un aguacate, voy a pensar que soy alérgico.

—(Ríe). Los síntomas de alergia son concretos. El hecho de que simplemente nos empiece a sentar mal un alimento en particular, algo que ocurre muchas veces, no significa necesariamente que sea una alergia. Suele tener otro tipo de manifestaciones.

—Sobre lo que no hay discusión es en que si nos encontramos con la temida avispa asiática (Vespa Velutina), la primera vez que nos pique estaremos a salvo.

—Sí. Excepto que te haya picado alguna avispa anteriormente. Como los venenos tienen moléculas comunes, nos hacemos alérgicos a alguna de las proteínas que están en el veneno. Imaginemos un alimento, una fruta por ejemplo. La fruta tiene muchas proteínas, pero tú te puedes hacer alérgico a una de ellas. Si la tienen tanto la manzana como el melocotón, puedes presentar una reacción frente al melocotón sin haberlo comido previamente, pero porque has comido la manzana, que también tiene esa proteína a la que eres alérgico. 

—¿Y cuál es la diferencia frente a la intolerancia? Porque en las listas de alérgenos de los restaurantes aparece el gluten y ser celíaco no es ser alérgico al gluten. 

—En esa lista está el gluten por el trigo, porque también existe la alergia a la gliadina, que es una molécula que tiene el trigo y ante la que se puede desarrollar IgE. La base de toda alergia es la presencia de una IgE específica dirigida frente a una proteína correspondiente. En ese listado de alérgenos se incluye el gluten porque puede haber IgE frente a varias de las proteínas que están en el trigo. Se marca el gluten porque se interpreta que es equivalente, pero efectivamente es distinto tener una intolerancia a la lactosa que una alergia a la leche, por ejemplo.

—¿Pero cuál es la diferencia entonces?

—Si tú tienes una alergia a la leche es porque has desarrollado una IgE específica frente a alguna de sus proteínas. ¿Y qué proteínas hay? Caseína, beta-lactoglobulina, alfa-lactoalbúmina... Un paciente alérgico que tome leche presentará una erupción en la piel, ronchas, dificultad para respirar, dolor abdominal, diarreas, vómitos y, finalmente, puede perder el conocimiento y morir por una anafilaxia. En la intolerancia no hay una IgE específica, lo que hay es un defecto enzimático, una enzima que metaboliza mal la leche, principalmente de la lactasa, que es la enzima que metaboliza la lactosa. Cuando tienes intolerancia no te vas a morir por anafilaxia ni te van a salir ronchas. Tendrás dolor abdominal, distensión y heces explosivas. Es diferente. Es proteína frente a hidrato de carbono.

—Hay alergias de lo más exóticas, ¿se puede ser alérgico a todo?

—Normalmente, la alergia se desarrolla frente a proteínas. Proteínas hay muchas, pero habitualmente se desarrolla alergia frente a las que tienen alto peso molecular. A las que son grandes, en definitiva. Potencialmente, cualquier proteína de alto peso molecular puede acabar provocando una reacción alérgica. Otro ejemplo. Imagina los primeros que tomaron el pulpo o el marisco, que están buenísimos, pero a ver a quién se le ocurrió. El pulpo y el marisco tienen proteínas que pueden producir esa sensibilidad alérgica, pero no todas las proteínas que están en los alimentos son alergénicas. De 100 proteínas que puede tener un alimento, a lo mejor solo un 2 o 3 % llegan a producir reacciones. ¿Se puede hacer alérgico a cualquier cosa? A cualquier cosa que sea una proteína de alto peso molecular. Y si esas proteínas se modifican, razón de más. Una modificación genética de un alimento puede dar lugar a una nueva proteína y que esa alergia todavía no esté descrita.

—¿Podría suceder con los transgénicos, por ejemplo?

—Sí, por ejemplo. De la misma manera que se puede modificar una proteína para que sea menos alergénica, que es algo que se está haciendo, podría ocurrir lo contrario, que se genere una molécula más alergénica. Por ejemplo, ¿por qué hay frutas que ahora producen más alergia que cuando yo era pequeña? Pues porque cuando yo era pequeña, ¿cuándo había melocotones? Solo en verano ¿Y ahora? Casi todo el año. Los mantienen con calor, hay sulfatación, etc. Las fuentes alergénicas (el melocotón, las manzanas, los pólenes) reaccionan ante todos esos estímulos produciendo proteínas de defensa que son más alergénicas.

 —Me he quedado preocupado con los percebes y el pulpo, ¿tienen suficiente peso molecular entonces para que seamos alérgicos?

—Sí, lo tienen, lo tienen. Lo hemos descrito y tenemos casos de alérgicos a esto. Una de las principales moléculas que produce la alergia en los mariscos y los cefalópodos es la tropomiosina. Es una molécula concreta bien identificada y ante la que se sabe que hay IgE específica. La alergología en nuestro país está muy desarrollada, al contrario de lo que ocurre en otros países. Durante muchísimos años, en España hemos descrito nuevos alimentos que producen alergia: desde los caracoles a algunos ácaros que contaminaban harinas. Basta con que llegue un paciente con una reacción a algo para que empecemos a buscar debajo de las piedras para saber cuál es la proteína responsable. Tenemos casos de alérgicos a las gominolas, porque se hacen de harina de maíz, que tiene una molécula frente a la que la gente se puede hacer alérgica. Es un mundo interesantísimo que te permite conocer cosas de biología, de aerobiología, de los animales, de las plantas e incluso de la ingeniería genética.

—Dice que en España está muy desarrollada la especialidad de alergología, ¿se debe a que somos un país rico en materias primas?

—No, es porque tenemos una formación de alergólogos muy buena. En Estados Unidos, por poner un ejemplo, está mucho menos desarrollada. Ten en cuenta que es una especialidad completa en España en la que tienes que tener conocimientos amplios de las proteínas, y del sistema inmunológico.

—Lideró, por ejemplo, una investigación sobre la alergia al tamarillo, que es una fruta exótica similar al tomate. Supongo que alguien le viene diciendo que le sentó mal un tamarillo. ¿Sabía lo que era?

 —No, no sabía que era un tamarillo en aquel momento. De hecho, muchas veces tenemos que hacer investigaciones. Una vez tuve una paciente que me decía que le daba la alergia cuando «paseaba a las vacas». Sufría una reacción cuando llevaba a las vacas por el campo y ella iba con manga corta. Lo que le pasaba es que tocaba hierbas y, con la exposición al sol, estas le provocaban una reacción. Tal y como lo contaba parecía una alergia a las vacas, pero no, era que cuando iba por el campo con las vacas y tocaba las hierbas su cuerpo sufría esta reacción. A veces toca investigar porque se te presenta una reacción a un tomate determinado u otras personas que trabajan con maderas y que justo acaban de recibir un cargamento de maderas tropicales a las que tenemos que hacer pruebas.

—¿Y al alcohol? ¿Se puede ser alérgico?

—No. El alcohol no produce alergia en el sentido estricto. Tenemos una línea de investigación sobre eso desde hace más de 20 años, de hecho mi tesis doctoral se basó en la influencia del alcohol en la sensibilización alérgica. Pero, la ingesta de alcohol crónica, lo que puede favorecer, es que desarrolle IgE específica frente a los alérgenos. Ponerse rojo al beber, no suele ser por alergia. ¿Pero influye el alcohol en la alergia? Sí, sí influye. Un paciente que sea bebedor excesivo puede tener pruebas positivas a los pólenes, a los himenópteros o al anisakis aunque no tenga síntomas. Existe, eso sí, la alergia a la cebada de la cerveza.

—Si se padece una alergia, ¿se tienen más probabilidades de tener más?

—Es posible sí, eso puede ser. Si naces con una predisposición que se llama atopia, es bastante común que tenga esta predisposición que es lo que conocemos como marcha atópica. Estas personas nacen y primero presentan un poco de dermatitis en la piel, luego desarrollan una alergia a los primeros alimentos que toman como a la leche y al huevo, luego tienen una rinitis a los pólenes, a los ácaros...

—Luego se quedan sin perro...

—Claro. A un paciente atópico podemos orientarle. Si un paciente atópico quiere ser veterinario, pues a lo mejor no es lo más adecuado. Porque es más fácil que se acabe haciendo alérgico a su medio de vida. Y eso es una complicación.

—¿Cómo afecta a la calidad de vida de las personas una alergia?

—Hay varios estudios que demuestran que la alergia respiratoria tiene tal efecto sobre la calidad de vida como puede hacerlo la diabetes en aquellos que tienen que pincharse insulina. Es incómodo en las relaciones sociales y también en la vida diaria. Al final son personas que no respiran bien por la nariz y tienen que hacerlo por la boca, no duermen bien, se despiertan con fatigas, tienen que hacer entrenamientos especiales, tienen que estar pendientes de todas las etiquetas de los medicamentos y contar con que pueden encontrarse malos etiquetados. O incluso una comida que en teoría puedes comer, pero ha sido servida con unas pinzas que han estado en contacto con otros alimentos. Por ejemplo, un paciente que sea alérgico a la leche y que pide en un italiano una boloñesa. No pasaría nada, pero le sirven la comida con unas pinzas que han estado en contacto con nata. Es vivir en una angustia por la posibilidad de tener una reacción. Con los medicamentos es más fácil de evitar. Si eres alérgico a la penicilina, ya está, pero con los alimentos es muy complicado. Y ahora con la nueva cocina. Resulta que es un filete que iba con una ensalada ahora lleva salsa de mostaza, con una esferificación de una pera, etc. Desde el SERGAS y las Sociedades científicas de Alergología, Medicina de Urgencias y Atención Primaria se ha elaborado un proceso llamado “Código Anafilaxia” para tener identificados a todos los pacientes gallegos en riesgo de padecer una reacción alérgica grave y que puedan ser atendidos de una manera más ágil y dirigida. Creo que con todo lo dicho, queda claro el impacto de la alergia en la calidad de vida de los que la sufren.

—Puede que a nivel social también se tome menos en serio una alergia que una diabetes.

—Sí. Y condiciona mucha la calidad de vida. No te lo voy a comparar con el cáncer, obviamente, pero al final saben que no pueden ir a tal sitio, o estar tranquilos con niños en las fiestas de cumpleaños, que al final no pueden ir con sus amigos porque no compensa el riego de poder exponerse a algo. O hay que andar avisando... La verdad es que es un problema.

—¿Un alérgico se puede tratar o está condenado de por vida a la abstinencia?

—Claro que se pueden tratar. Ante la alergia al veneno de los himenópteros, por ejemplo, utilizamos unas vacunas para que cuando te vuelvan a picar estés protegido. Para la alergia respiratoria también hay vacuna, pero hay que valorar la gravedad de la clínica. ¿A una persona que tiene alergia al polen y que de todo el año está mal una semana porque tiene tres estornudos hay que vacunarlo? No. pero sí al paciente que está mal, que ve afectada su calidad de vida o que, por ejemplo, tiene asma. El tratamiento es individualizado. En los pacientes alérgicos a la leche y al huevo se puede inducir la tolerancia, puedes hacer que un paciente alérgico deje de serlo. Ahora mismo se están desarrollando vacunas frente al cacahuete, por ejemplo. Se está avanzando mucho.

—Lleva más de tres décadas trabajando en esto, ¿se sigue sorprendiendo?

—Todos los días porque cada paciente es diferente y la investigación sobre alergia avanza muchísimo. Cuando yo empezaba se hablaba de la alergia al melocotón o a los frutos secos. Ahora hablamos de alergia a la LTP o a la alfaglobulina, ya hablamos de una alergia a diagnostico molecular, porque ahora sabemos que no todos los alérgicos al melocotón son igual de graves. Donde a uno solo le va a picar la boca, otro puede sufrir una anafilaxia. Dos pacientes con una prueba positiva del melocotón pueden ser totalmente distintos.

Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.