Vacaciones de Semana Santa: ¿tu hijo se marea en el coche? Así puedes evitarlo

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Los mareos de viajero son más frecuentes entre los 2 y los 12 años de edad.
Los mareos de viajero son más frecuentes entre los 2 y los 12 años de edad. La Voz de la Salud | iStock

La clave es evitar que el cerebro se confunda entre los estímulos visuales de movimiento y la sensación de ir sentado

08 abr 2022 . Actualizado a las 18:53 h.

Preparar un viaje largo en coche puede ser estresante, y esta tensión se potencia si tenemos que cuidar de alguien que sufre de cinetosis, también conocida como mareo del viajero. Esta afección, que es más frecuente en mujeres y en niños de entre 2 y 12 años, provoca náuseas, mareos, sudores fríos e hiperventilación en las personas afectadas durante los viajes.

Por qué algunas personas se marean al viajar

Si se trata de buscar un culpable, el movimiento del vehículo es lo que ocasiona el problema, que aparece cuando se estimulan demasiado las zonas del oído interno que ayudan a controlar el equilibrio, como los canales semicirculares, lo que ocurre cuando el movimiento es excesivo.

Otra explicación es que, al transportarse en un coche o un barco, el cerebro recibe información contradictoria de los ojos, los oídos y los nervios en los músculos y las articulaciones que proporcionan información sobre la posición corporal. El interior del vehículo se halla inmóvil, pero este se está transportando, lo que genera una confusión a nivel cerebral que puede ocasionar estos síntomas. Durante un viaje en coche, por ejemplo, el oído interno puede percibir el movimiento, pero el cuerpo está en reposo. Así se origina el problema.

Síntomas

El problema de esta afección es que los síntomas pueden aparecer de forma relativamente repentina. Suele manifestarse con náuseas, vómitos y una sensación vaga de malestar abdominal. Además, la cara puede palidecer y la persona puede tener sudores fríos. Pueden aparecer mareos, dolor de cabeza y fatiga, y la persona afectada puede sentirse somnolienta o incapaz de concentrarse. Otros síntomas que anticipan el vómito son el aumento de la salivación, tragar demasiado aire (aerofagia) e incrementar de forma anómala la frecuencia respiratoria, que se torna más profunda (hiperventilación). La hiperventilación produce a su vez una sensación de desmayo inminente.

La buena noticia es que todos estos síntomas tienden a remitir gradualmente al detenerse el movimiento o descender del vehículo. Las personas que se encuentran en un viaje prolongado, como por ejemplo en barco, se van adaptando poco a poco al movimiento (ayudados por los estabilizadores usados en los barcos modernos para minimizar el movimiento) y se recuperan gradualmente. En caso de que se prolonguen el mareo y, sobre todo, los vómitos, será oportuno consultar con el médico, ya que probablemente haya otra causa subyacente para el malestar más allá del viaje.

Factores de riesgo

El mareo del viajero es un problema que afecta en mayor medida a niños, especialmente a partir de los 3 años de edad, según explica una guía de la Alianza Española para la Seguridad Vial Infantil (AESVI). Suele darse también de forma particular entre personas propensas a las migrañas, o aquellas que tienen laberintitis, un trastorno que afecta al oído interno. Asimismo, las mujeres que están embarazadas o que toman anticonceptivos hormonales también están especialmente expuestas a sufrirlo.

El miedo, la ansiedad y la mala ventilación aumentan las probabilidades de padecer mareo cinético o cinetosis. Los factores genéticos también pueden aumentar la propensión a la cinetosis. Pese a todo, la Clínica Mayo señala que «No está claro por qué la enfermedad del automóvil afecta a algunos niños más que a otros».

Prevención

La guía de la AESVI recomienda, ante todo, evitar una mala digestión durante el viaje, de forma que se puedan prevenir los vómitos y las náuseas. Para ello, el consejo es «darles alimentos ligeros y de fácil digestión. Es conveniente aprovechar las paradas de descanso, cada dos horas, para ofrecerles algún alimento fácil de transportar como fruta, pan o queso», propone la guía. Si el viaje va a ser largo o si tu hijo necesita comer, dale un refrigerio pequeño y liviano, como galletas saladas y una bebida pequeña, antes de que sea hora de irse.

En este sentido, la hidratación frecuente con agua es también fundamental, por lo que ofrecerla en distintas ocasiones a lo largo del viaje es una buena idea, teniendo en cuenta al mismo tiempo la importancia de hacer paradas para ir al baño.

Otra recomendación es aprovechar las horas en las que los niños suelen dormirse para realizar el viaje: de esta forma evitaremos que los síntomas lleguen a manifestarse.

Claves para reducir la percepción de movimiento:

  • Mantener la mirada fija en un objeto distante (por ejemplo, mirar el horizonte cuando viaja en barco)
  • Elegir un asiento donde el movimiento se note menos (como en el asiento delantero de un coche, un asiento a la altura de las alas de un avión o en la cubierta o cabina delantera media de un barco)
  • Mantener la cabeza y el cuerpo tan quietos como sea posible
  • Sentarse mirando hacia adelante en una posición reclinada
  • No leer

En muchos casos, sostiene la AESVI, se pueden evitar los mareos situando al niño en el asiento central posterior del coche, «siempre en su correspondiente sistema de retención infantil correctamente instalado».

Otra estrategia es evitar ver un punto fijo, por ejemplo, una pantalla o un libro, y concentrarse, en cambio, en el paisaje. Para los niños, jugar al veo-veo puede ser una distracción más útil que un juego en una tablet, en estos casos.

En cuanto al coche, lo ideal es mantenerlo a una temperatura no superior a los 23 grados y evitar, dentro de lo posible, una conducción brusca, frenando y acelerando con suavidad, sobre todo en las curvas. Tomar aire fresco o recibir una buena ventilación del vehículo también puede ayudar a evitar los mareos, por lo que, en algunos momentos, puedes abrir una ventana o mantener encendido el aire acondicionado.

En adultos, a estas recomendaciones se suma la de evitar el consumo de alcohol y tabaco durante el viaje, así como inmediatamente antes de partir.

Medicamentos

Aunque existen fármacos de venta libre, como el dimenhidrinato (Dramamine) o la difenhidramina (Benadryl), que se suelen usar para prevenir el mareo en el automóvil, lo correcto es consultar con el pediatra antes de administrarlos a los niños, y seguir cuidadosamente las instrucciones médicas en caso de hacerlo.

Por lo general, este tipo de medicamentos funcionan mejor si se toman aproximadamente una hora antes de viajar. Pero, debido a que pueden provocar somnolencia, su uso no está indicado para aquellas personas que buscan permanecer despiertas durante el viaje para acompañar al conductor.

Paradas de descanso

Desde la AESVI recomiendanr realizar paradas de descanso frecuentes. Esto «es importante para que todos los pasajeros estiren las piernas, caminen un poco, vayan al baño. Los más pequeños lo agradecerán y se les hará más entretenido el viaje», explica la guía.

En particular, los más pequeños, los lactantes que viajan en sistemas de retención infantil, necesitarán salir del sistema de retención cada dos horas, como máximo, para permitir que se extienda su columna. En cuanto a los niños, se recomienda llevarles a un lugar seguro para que se relajen y puedan moverse libremente durante estos descansos. También es un buen momento para darles un pequeño masaje a los más pequeños que todavía no caminan para estirar los músculos y estimular la circulación sanguínea, señala la AESVI.

Qué hacer si aparece el mareo

Si tu hijo empieza a desarrollar mareos en el viaje, lo ideal es detener el coche tan pronto como sea posible y dejar que el niño salga y camine o se tumbe sobre su espalda durante unos minutos con los ojos cerrados. Colocar un paño frío en la frente de la persona afectada también puede ayudar.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.