¿Te duelen los pies? Estos son los cinco problemas más frecuentes y los consejos para solucionarlos

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Los juanetes son uno de los problemas más frecuentes en la consulta podológica.
Los juanetes son uno de los problemas más frecuentes en la consulta podológica. La Voz de la Salud | iStock

Los problemas en los pies suelen surgir por el uso de un calzado inadecuado y el dolor puede extenderse a las piernas y la columna

03 jul 2022 . Actualizado a las 17:57 h.

El dolor de pies es sin dudas uno de los más molestos a los que nos podemos enfrentar en nuestra vida cotidiana. Aparezca por haber estrenado un par de zapatos particularmente duros o por haber pasado mucho tiempo andando, practicando deporte, o de pie, el dolor puede llegar a afectarnos e interferir, incluso, con nuestra vida, impidiéndonos movernos con libertad y hacer planes que impliquen estar parados. Muchos problemas de los pies producen dolores a nivel de las piernas, la cadera e incluso la columna. Por eso, aunque los tengamos ocultos bajo las medias y los zapatos, es importante tener presentes nuestros pies y dedicarles atención para evitar daños estructurales a largo plazo.

«Las patologías más frecuentes que vemos en nuestras consultas clínicas son, lógicamente, las hiperqueratosis, que son las durezas, callosidades. Y dolores en el pie provocados por juanetes y dedos en garra que provocan un mal pisar», observa Juan Dios, presidente del Colexio de Podólogos de Galicia. Todos estos problemas se pueden encarar con tratamientos que permiten conservar la salud del pie y mejorar la pisada.

«Aunque son el sustento de nuestro cuerpo y nuestro principal medio de transporte, a los pies no solemos prestarles la atención que se merecen hasta que nos duelen o nos molestan los zapatos, pero no debemos olvidar la importancia de tratar precozmente las lesiones dérmicas, o las callosidades y durezas, así como mantener un corte cuidadoso y periódico de las uñas para minimizar el riesgo de daño en el pie», aconseja el podólogo Borja Carmona.

«Lo que influye es sobre todo la forma del pie. Si tienes unos pies planos o cavos (con mucho puente), ese pie va a tener una sintomatología y una forma de andar característica. Los pies planos suele ser gente con hiperlaxitud ligamentosa, y suelen tener por ello un arco distendido y pies con tendencia a la pronación. Esto provoca fascitis plantares y dolores en la zona del primer metatarsiano, en la zona del juanete, y favorecen la formación de juanete y su empeoramiento. En cambio, en los pies cavos, es el arco más elevado y suele ser gente con un acortamiento de la cadena muscular tanto desde la fascia plantar del arco como por la parte posterior de la pierna, tendón de Aquiles, y gemelos. Eso provoca tensión muscular y dolor no solo en el arco del pie sino en la zona posterior de la pierna. Y hay gente que padece dolores lumbares provocados por ese acortamiento muscular», señala Juan Dios.

Juanetes

«El juanete es el engrosamiento de la articulación del primer dedo del pie con una desviación del mismo hacia dentro», explica la podóloga Natalia Martínez, del Centro Sanitario los Murallones.

«Los juanetes se forman cuando se altera el equilibrio de fuerzas que se ejercen sobre las articulaciones y los tendones del pie. Esto puede llevar a inestabilidad de la articulación y causar la deformidad. Aparecen tras años de movimiento y presión anormales en la articulación metatarsofalángica. Son, por lo tanto, un síntoma de mal desarrollo del pie», dice Carmona.

«Si está claro que el motivo fundamental para desarrollarlo es la sobrecarga que se genera en esa articulación, la prevención vendrá encaminada a detectar esa forma de pisar y eliminar dicha presión», detalla Martínez.

Las causas más frecuentes de aparición de juanetes:

  • Incorrecta forma de pisar, concretamente en aquellas personas que tienen una tendencia al pie valgo (es decir, a meter el pie hacia adentro al caminar) o bien tener un pie muy cavo (con mucha curvatura) que genera un exceso de carga en la zona metatarsal.
  • Calzado inadecuado y uso excesivo de tacones. Usar frecuentemente zapatos demasiado estrechos o tacones altos también puede provocar la aparición de esta patología.
  • Artritis reumatoide, ya que es degenerativa y también afecta a la salud de los pies.
  • Herencia genética. Las personas que tienen familiares que sufren juanetes suelen ser más propensas a desarrollar este tipo de malformación a lo largo de su vida y con mayor frecuencia, sobre todo a partir de los 40 años.

«Los juanetes son la patología más habitual en la podología. Lo que provoca el juanete es un antepié más ancho, dolor en la zona de la prominencia del hueso con el calzado y desviaciones de los dedos, que se sitúan en garra o en martillo. Eso provoca mayor roce del calzado en la zona dorsal de los dedos, o aparición de callosidades, y también una mayor presión de la planta del pie en el suelo, lo que provoca callosidades y durezas en la parte delantera del pie en la zona plantar», describe Juan Dios.

Lo importante es acudir de manera temprana a consulta con un podólogo, ya que los juanetes tienen solución y no hay por qué lidiar con el dolor innecesariamente. «En estadios iniciales del juanete, se puede prevenir la evolución con soportes plantares, plantillas y separadores de silicona. En casos moderados y severos en los que ya hay mucha deformidad y el calzado molesta a diario y te limita en tu vida normal, el salir a caminar y trabajar, hay opciones quirúrgicas. De manera mínimamente invasiva, con una cirugía de mínima incisión se soluciona la patología o, en casos severos, con el tratamiento a cirugía abierta, colocando fijación interna con tornillos y agujas», detalla el podólogo.

Uñas encarnadas

Este es un problema frecuente, sobre todo en adultos. Cuando las uñas se encarnan, es decir, crecen hacia adentro de la piel, se produce inflamación, enrojecimiento y dolor. Esto suele ocurrir a personas que no pueden cortar las uñas de sus pies por dificultades de acceso a la zona o problemas de visión. El peligro de esta patología es que las uñas encarnadas puedan llegar a infectarse.

«Es muy habitual que vengan a consulta por uñas encarnadas. Para esto se hace tratamiento conservador, si es una pequeña porción de uña que se introduce en el canal de la uña. Y si es un estadio más avanzado de la uña encarnada, hay que hacer un pequeño procedimiento quirúrgico para solucionar definitivamente la patología», explica Juan Dios. El dolor se puede aliviar remojando los pies en agua y llevando sandalias o zapatos abiertos.

Para prevenir las uñas encarnadas, se recomienda que aquellas personas que no pueden cortarse las uñas de los pies vayan a hacerse pedicuras de manera periódica.

Fascitis plantar

«La fascia plantar es una banda de tejido elástico que va desde el calcáneo (el talón) hasta la zona metatarsal (debajo de los dedos). La inflamación de esta estructura, principalmente en la zona en la que la fascia se inserta con el calcáneo, es lo que conocemos como fascitis plantar», explica Martínez. Se trata de un problema común entre personas que practican running y entre aquellos que tienen sobrepeso. La fascitis plantar causa un dolor punzante en los talones.

«El tratamiento habitual suele ser combinar medicación antiinflamatoria con diferentes tratamientos encaminados a disminuir la inflamación», dice Martínez.

Otros tratamientos para la fascitis plantar incluyen:

  • Fisioterapia
  • Crioterapia: los primeros días, se puede aplicar hielo en la zona dolorosa, 3 o 4 veces por día, durante 10 a 15 minutos.
  • Ejercicios y estiramientos. «Un ejemplo: necesitaremos contar con un elemento cilíndrico que nos ayude a automasajear la planta del pie. Es muy común el uso de una botella de agua o una lata de refresco, preferiblemente a baja temperatura para aprovechar el efecto analgésico y antiinflamatorio del frío. Se debe generar un movimiento anteroposterior del pie provocando la rotación del elemento cilíndrico sobre la superficie», propone Martínez.
  • Ultrasonidos
  • Plantillas personalizadas
  • Cirugía. Algunas personas requieren cirugía para separar la fascia plantar del hueso del talón. Generalmente, es una opción solo cuando el dolor es intenso y otros tratamientos fallaron.

«La fascitis plantar hay que diagnosticarla bien, saber cómo es ese dolor. Hay que hacer unas pruebas no solo radiológicas sino ecografías podológicas. Hay que valorar bien el tipo de dolor y ver en qué momento se produce ese dolor. Hay soportes plantares como plantillas para relajar esa fascia y también infiltraciones de ácido hialurónico, colágeno, corticoides. Y en casos más severos que no mejoran, hay que valorar incluso la cirugía», explica Juan Dios.

Enfermedad de Sever

La enfermedad de Sever es una inflamación e irritación de los cartílagos de crecimiento del talón que se suele dar en niños, sobre todo, entre los 9 y los 12 años de edad. «Es muy frecuente en niños que hacen deportes de impacto: fútbol, voleibol, baloncesto. Y es muy típico ese dolor en el cartílago de crecimiento del calcáneo, como está en desarrollo y se inflama el cartílago por tracción de la fascia plantar y del Aquiles, provoca ese dolor en esa zona del talón», dice Juan Dios.

Este problema es frecuente en niños que están pegando un estirón de crecimiento. En general, se indica una reducción de las actividades de impacto que provocan el dolor, aunque se aconseja que caminen o practiquen ejercicios como la natación, en los que no tengan que soportar su propio peso.

Infecciones

Los pies suelen ser una zona húmeda del cuerpo que recibe poca ventilación y exposición al sol durante el año, ya que solemos llevar zapatos cerrados. Esto los hace especialmente propensos a infecciones en la piel, especialmente a hongos.

«La onicomicosis es una infección en las uñas, causada en su mayoría por hongos dermatofitos. Es una patología contagiosa y muy frecuente en la población, sobre todo, en hombres de edad adulta. El medio de contagio idóneo para los hongos de las uñas es la humedad, que se incrementa por un exceso de sudoración o un mal secado de pies, entre otros. Esta patología también puede contraerse tras frecuentar zonas deportivas como piscinas, vestuarios o duchas públicas. Por ello, es fundamental utilizar sandalias en estos espacios para evitarlo en la medida de lo posible. La aparición de hongos no siempre tiene su origen en un contagio, es posible que el hongo se encuentre en la piel anteriormente, pero las condiciones de calor y temperatura, sobre todo en verano, generen su proliferación», detalla Martínez.

Otra infección micótica frecuente es el pie de atleta, provocado por hongos dermatofitos. «Es fácil de detectar, ya que es visible por la descamación, a veces olorosa y molesta debido al prurito que provoca. Se puede expandir a lo largo de la zona plantar del pie, con afección en uno o los dos pies, pero donde mayor incidencia tiene y donde suele debutar es en la zona interdigital. Se da más frecuentemente en varones. Esta es una patología típica de deportistas, debido al exceso de humedad acumulada en el interior del calzado por la actividad física y la maceración que puede provocar el sudor o la utilización de determinados productos como vaselinas», observa la especialista.

Proteger los pies

Lo fundamental a la hora de mantener nuestros pies protegidos frente a estos problemas es elegir un buen calzado, ya que un calzado inadecuado es la causa de la mayoría de ellos.

«El calzado más correcto es con un poquito de altura en el talón, con respecto al antepié. Eso se llama drop y es una pequeña rampa o pendiente entre el talón y el antepié de entre 2 y 4 centímetros. No se debe andar de calzado plano, porque eso provoca más tensión en el arco plantar y en la fascia del pie. El calzado plano, las sandalias y las chanclas se deben de usar solo para ir a la playa, a la piscina, alrededor de la piscina, para evitar los hongos y las verrugas plantares ,que son infecciones víricas de contacto, y no para ponerlos por la mañana y estar todo el día caminando con un calzado plano y sin sujeción atrás. Eso es malísimo para la salud del pie», advierte Juan Dios.

Decálogo del podólogo Borja Carmona para mantener unos pies saludables:

  1. Examine regularmente sus pies aunque no le duelan. Recuerde que son su medio de locomoción para toda la vida.
  2. Lávese los pies a diario y séquelos bien, especialmente entre los dedos.
  3. Hidrátelos a diario, sobre todo el talón y recuerde nunca poner crema entre los espacios interdigitales porque esto los macera.
  4. Corte las uñas de los pies de forma recta, pero no demasiado cortas y vigile cualquier alteración como un engrosamiento o cambio de color, ya que pueden esconder distintas enfermedades.
  5. Es muy importante la elección del calzado adecuado. Cómprelos al final del día cuando los pies están más dilatados. Los zapatos deben proteger al pie, ajustarse al mismo sin oprimirlo y ser de materiales naturales. El tacón no debe sobrepasar los 3 centímetros y la puntera tiene que ser lo suficientemente amplia.
  6. Seleccione el tipo de calzado en función de la actividad que va a realizar (andar, trabajar, hacer deporte…). Utilice más de un par de zapatos y alterne su uso. Deséchelos si están gastados o deformados.
  7. Evite andar descalzo, sus pies están más expuestos a lesiones e infecciones, aunque los baños en el mar son recomendables.
  8. Sea cauteloso con los remedios caseros, el autotratamiento puede dar lugar no solo a no eliminar el dolor sino a provocar otros.
  9. Controle las grietas y heridas en la piel, pueden anunciarle patologías solapadas.
  10. Visite al menos una vez al año al podólogo para identificar el grado de salud de los pies.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.