Repunte de infecciones de transmisión sexual: «Igual que controlamos nuestro colesterol, debemos hacernos analíticas para ver si tenemos alguna ITS»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

La Voz de la Salud

El inicio más temprano en las relaciones sexuales, un gran cambio en nuestra forma de relacionarnos y una relajación en la utilización del preservativo son algunos de los factores que han llevado a esta situación

21 sep 2022 . Actualizado a las 13:31 h.

La polémica saltó con un foco de casos de viruela del mono que estaba teniendo lugar en España. La ministra Carolina Darias, señalaba que no se trataba de una enfermedad de transmisión sexual (ETS), sino de un virus. Las redes sociales empezaron a incendiarse: ¿Entonces los virus no son considerados como enfermedades de transmisión sexual? 

Más allá de si se trató de un despiste o una afirmación desafortunada de la ministra, en realidad sigue existiendo mucha confusión sobre qué es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) y cuando esta puede considerarse como tal. De hecho, el doctor Juan Carlos Galán, jefe de la sección de virología del hospital Ramón y Cajal (Madrid), y vocal del grupo de estudio en infecciones de transmisión sexual (GEITS) de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), considera que «es frecuente que la mayoría de informes sobre ETS se centren exclusivamente en la clamidia, gonococia y la sífilis (que son infecciones de origen bacteriano), pero hay muchas más ETS que pueden ser causadas por virus, bacterias, hongos, protozoos y ectoparásitos».

En la actualidad los profesionales utilizan más la expresión de infección de transmisión sexual (ITS), en lugar de ETS. Entre tanta nomenclatura habrá quien se pregunte si son lo mismo. «La diferencia fundamental es que antes solo veíamos los casos de las personas que tenían una clínica, y por eso hablábamos desde una perspectiva clínica de enfermedad, mientras que las ITS se tratan de infecciones que pueden ocurrir de manera sintomática y asintomática. En unas personas la infección producirá una enfermedad aguda y en otros cursará sin desarrollar enfermedad». A veces resulta difícil establecer con certeza cuando una infección es una ITS. Podemos sugerir de manera sencilla que, cuando la vía de transmisión es mayoritariamente sexual, podemos identificar el agente infeccioso como ITS. Es decir, la mayoría de los contagios se producen por esa vía, aunque pueden existir otras.

En el contexto epidemiológico actual, el brote de viruela del mono está siendo de transmisión sexual, por lo que según lo dicho anteriormente, debería ser considerada una ITS. Sin embargo, este escenario resulta diferente a lo previamente descrito donde la vía de transmisión no era mayoritariamente sexual, sino por contactos o gotas. Esta diferenciación epidemiológica en la transmisión ha generado desconcierto y confusión a la hora de identificar o no la viruela del mono como ITS. «Poco a poco estamos consensuado que, en el escenario epidemiológico actual, se trata de una ITS, pero estamos vigilando si los casos relacionados con el brote pudieran llegar a transmitir de manera diferente de manera mayoritaria, en cuyo caso reevaluaríamos la asignación de ITS», asegura Galán.

Mismos agentes de transmisión sexual, pero mayor prevalencia de infecciones

El portavoz de la SEIMC afirma que las ITS más prevalentes a día de hoy siguen siendo las mismas que hace unos años. En el top nos encontraríamos con la clamidia, la sífilis, la gonococia y la tricomoniasis. Sin embargo, sí ha cambiado el número de personas infectadas: «A finales del siglo XX, la tendencia era descendente. Pero a partir de la segunda década del 2000, aproximadamente, se ve claramente un cambio de tendencia absolutamente preocupante en el número de infecciones de transmisión sexual». 

Para ilustrar esta alteración, el virólogo proporciona cifras: «Estamos hablando de que la gonococia o la sífilis han aumentado en Estados Unidos alrededor del 50 % respecto a años anteriores y la sífilis congénita un 235 % respecto a 2016. En Europa hay más de 400.000 casos al año de clamidia y 100.000 casos de gonococia, lo que supone un incremento del 22 %. Y concretamente en España, del 25%. Las ITS son un problema de salud pública de primera magnitud y no lo estamos sabiendo afrontar adecuadamente».

El top four está compuesto por clamidia, sífilis, gonococia y tricomoniasis: síntomas y posibles complicaciones

  • Entre las infecciones de transmisión sexual más frecuentes a día de hoy nos encontramos con la clamidia. Causada por la bacteria Chlamydia trachomatis, puede tener consecuencias graves para la salud sin el tratamiento adecuado. Según un informe del Ministerio de Sanidad, el 70 % de los hombres y el 50 % de las mujeres que se infectan de ella no presentan síntomas. Pero cuando aparecen, en las mujeres se dan dolores o molestias en la parte baja del abdomen; cambios en el color, olor o cantidad de secreciones vaginales; reglas más cuantiosas o sangrado entre períodos; sensación de ardor al orinar; sangrado después de las relaciones sexuales. Por su parte en los hombres, se puede presentar una sensación de ardor al orinar, dolor o molestias en los testículos y una secreción en el extremo del pene. 

«La clamidia, en la gran mayoría de los casos, cursa asintomática. Sin embargo, si la infección se hace persistente por no detectarla puede ocasionar posibles complicaciones como la enfermedad inflamatoria pélvica, con posibles secuelas incluso desde el punto de vista reproductivo. No olvidemos que las infecciones de transmisión sexual se ven sobre todo en mujeres jóvenes que todavía no son madres, pero que tienen deseo de ser y que por tanto, cuando ocurre esto y ocasiona posibles secuelas, puede ser una tragedia para ellas», explica Rafael Navarro, ginecólogo y obstetra de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Así, la clamidia, si no se trata, puede producir infertilidad y embarazos ectópicos (fuera del útero).

  • Otra infección de transmisión sexual que ambos profesionales consideran que es muy frecuente es la gonococia o gonorrea, causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae (gonococo). Al igual que sucede con la clamidia, más del 50 % de las mujeres y el 10 % de los hombres no presentan síntomas. Pero cuando estos están presentes, por ejemplo en hombres, se puede dar una sensación de ardor al orinar, secreción en el extremo del pene y dolor en los testículos. Por su parte en las mujeres, un cambio en el color, olor o cantidad del flujo vaginal; sangrado entre reglas o que estas sean más cuantiosas; sensación de ardor al orinar y dolor o malestar en la parte inferior del abdomen. Además, el principal problema de la infección gonococica es la facilidad que tiene la bacteria para desarrollar resistencia a los antibióticos.

Si se trata de una forma correcta, es raro que la gonorrea ocasione problemas de salud a largo plazo. No obstante, sin tratamiento, la infección también puede extenderse a otras regiones del organismo. Y al igual que la clamidia, también puede desarrollar enfermedad inflamatoria pélvica, infertilidad y embarazo ectópico. 

  • La sífilis, es una ITS causada por la bacteria Treponema pallidum. La transmisión se produce por el contacto directo con una llaga de sífilis durante las relaciones sexuales anales, vaginales u orales. Los signos de estar infectado son los mismos tanto en hombres como en mujeres, pero sí que existirían cuatro etapas diferentes en la infección. La sífilis primaria, caracterizada por la aparición de úlceras no dolorosas en las localizaciones anteriormente. Estas úlceras se curan espontáneamente en tres o seis semanas, independientemente de si se trató al paciente. La sífilis secundaria, caracterizada por un sarpullido (que también se cura espontáneamente) en todo el cuerpo, pero fundamentalmente en las palmas de las manos y las plantas de los pies. En esta fase el paciente es también contagioso. Si el paciente no se trata, el agente infeccioso permanece en el cuerpo y el paciente evoluciona a sífilis latente que puede desembocar en una sífilis avanzada (o sífilis terciaria) cuyos síntomas incluyen parálisis, ceguera y demencia. 
  • Por último, la tricomoniasis, es una ITS causada por un parásito protozoario llamado Trichomonas vaginalis. El 50 % de las mujeres y el 80 % de los hombres con infección por tricomonas tampoco presentan síntomas, pero cuando sucede, pueden variar entre irritación leve e inflamación grave. Los hombres pueden sentir picor o irritación dentro del pene, ardor después de orinar o eyacular, o alguna secreción. Por otro lado las mujeres, pueden notar molestias al orinar, una secreción clara con olor inusual que puede ser transparente, blanca, amarillenta o verdosa. Si no se trata puede aparecer una enfermedad inflamatoria en diferentes niveles del aparato genital, y además, puede aumentar el riesgo de contraer o transmitir otras ITS, como el VIH. 

«En cualquier caso, es importante tratar también a las parejas sexuales de las personas que presenten una ITS. Además, la clamidia y el gonococo, por ejemplo, cursan períodos de inactivación y reactivación», recalca el ginecólogo. 

El porqué de este aumento de la incidencia

Este aumento tendría múltiples causas, pero antes, habría que tratar los factores de riesgo para la adquisición de este tipo de infecciones. El ginecólogo Navarro apunta a ser población joven, el número de parejas sexuales, el antecedente de haber padecido anteriormente una ITS, la drogadicción, el consumo de tabaco y alcohol; así como ser víctima de violencia sexual, personas que se dediquen a la prostitución y sus clientes. Pero ojo, el hecho de no encontrarnos dentro de alguna de estas circunstancias no quiere decir que no podamos llegar a infectarnos. 

«Lo primero que hay que señalar es que se está dando un inicio más temprano en las relaciones sexuales. Después, que hay una mayor frecuencia de encontrar ese tipo de agentes infecciosos en sitios que podemos considerar como extragenitales, en los que hay que pensar. Por ejemplo, tenemos que pensar en una gonococia faríngea o en el recto, no solo en uretra o cérvix. Y sobre eso hay que concienciar a todos los profesionales sanitarios. Porque los especialistas en ITS eso ya lo tienen claro, pero otros especialistas puede que no», manifiesta Galán. 

De hecho, el doctor Galán pone como ejemplo las confusiones diagnósticas que se dan a veces al no haber entrado en el diagnóstico diferencial del cuadro clínico las ITS: «Una infección por linfogranuloma a nivel rectal se ha confundido mucho con enfermedad de Crohn».

  • El linfogranuloma venéreo es una infección de transmisión sexual causada por la Chlamydia trachomatis variedad L1-L3. Suele estar presente en los países tropicales pero en los últimos años ha reaparecido en Europa. Al igual que muchas ITS, puede no provocar síntomas, pero cuando existen, los más frecuentes son el dolor en el recto, heces con sangre o sangrado rectal y estreñimiento o sensación de no poder vaciar el intestino (tenesmos). También puede aparecer una pequeña pústula indolora en la zona rectal o vulvar que posteriormente se convierte en una úlcera, una secreción rectal o por el pene. Dos o seis semanas después del contagio, suele aparecer inflamación de los ganglios inguinales y formación de abscesos con secreción de pus. En algunos casos, puede haber dolor abdominal o lumbar, escalofríos, fiebre, dolor muscular o en articulaciones.

Nuestra forma de relacionarnos también ha ido cambiando. Las nuevas redes sociales disponibles están provocando que nuestra capacidad para relacionarnos e interactuar con otros individuos no tenga precedentes históricos, comenta Galán: «Antes nos relacionábamos con un grupo que más o menos, formaba parte de nuestro entorno. Pero ahora, hay una potencialidad que resultaría impensable hace 20 años. Existen unas densas redes de interacción y por lo tanto, cualquier agente infeccioso que entre en estas va a tener mucha más probabilidad de que se transmita de una forma expansiva y difícil de erradicar. Siempre vamos a ir por detrás de ese agente infeccioso». 

Este cambio en nuestra vida social también viene asociado con un vuelco en la manera que tenemos de informarnos. Paradójicamente, aunque las vías por las que accedemos a la información se multiplican, aflora mucho más nuestra propia desinformación. «Observamos mucha falta de concienciación poblacional en el sentido de que muchas pacientes, a edades cada vez más tempranas, se inician en un tratamiento anticonceptivo porque quieren protegerse desde el punto de vista de un embarazo no deseado. Y estamos viendo que muchas piensan que el simple hecho de tomar un anticonceptivo, este también les protege frente a alguna infección de transmisión sexual, y son cosas independientes. Aunque la paciente tome este tratamiento porque lo desee o porque no quiera un embarazo en ese momento, si se mantienen relaciones sexuales sin tener una pareja estable lo ideal es utilizar preservativo siempre», señala Navarro. 

«Es cierto que existen otras variables más clínicas, como lo que se está dando sobre la terapia de exposición al VIH. Esos individuos que están en terapia preexposición no se van a infectar de VIH, pero esto está teniendo un efecto secundario porque lleva a una mayor relajación en el uso de preservativo, que ha bajado hasta por debajo de un 20 % en este colectivo, y por lo tanto, aumenta la exposición a otras enfermedades de transmisión sexual. Que se infecten por sífilis, clamidia o gonococia. Pero no es un único factor, es decir, son muchas cosas en las que todos como sociedad deberíamos implicarnos», añade Galán.

El uso de preservativo es el mejor método de barrera contra infecciones de transmisión sexual. 

Las innovaciones en el cribado y tratamiento de algunas ITS, arma de doble filo

Las mejoras que se han llevado a cabo para tratar y diagnosticar algunas enfermedades de transmisión sexual ha conllevado a otra relajación en la población. «Por ejemplo, se ha conseguido cronificar la enfermedad del SIDA con los tratamientos disponibles a día de hoy, pero yo creo que este simple hecho, ha llevado a un descuido en la población en el uso de protección», asegura Navarro.

Una idea con la que concuerda Galán: «El número de diagnósticos tardíos de VIH se mantiene constante alrededor de un 40 %. Está claro que no hemos sabido transmitir a la sociedad cuáles son los factores de riesgo a los que se expone todo el mundo». 

La infección del virus del papiloma humano (VPH) también es una de las más frecuentes. Se trata de un virus de alto riesgo oncogénico, y si no se diagnostica a tiempo, puede evolucionar en un cáncer de cuello de útero. Para que esto no suceda, se han implementado diferentes medidas, como la vacunación de las niñas y la implantación de cribados. Al igual que se empieza a poner sobre la mesa la posibilidad de que la vacunación de los niños también entre dentro del calendario vacunal de las diferentes comunidades autónomas, ya que los hombres son los grandes portadores de la infección. Con todo, a pesar de todos estos avances, siguen existiendo muchos contagios. El ginecólogo recalca que «entre las más frecuentes tenemos que tener en cuenta, sin duda, el VPH. Por eso es muy importante que las mujeres entre los 25 y hasta los 65 años hagan su cribado con las famosas citologías de cuello de útero».

«La protección absoluta tenemos que asumir que no existe»

Teniendo en cuenta todos los factores que se han expuesto hasta ahora para fundamentar este aumento de la incidencia de ITS, nos percatamos que en realidad, toda la población está expuesta a contagiarse. «Prácticamente hablamos de toda la sociedad. Aunque existan grupos de riesgo para determinadas prácticas sexuales, va a llegar un momento en que al sumar estos grupos de población para hacer un cribado de despistaje te encuentras con que debes incluir todo el espectro de población sexualmente activa, y eso tenemos que tenerlo claro», alerta Galán. «En el control que hacemos del VIH, vemos muchos diagnósticos tardíos. Es decir, una persona que se contagió hace tiempo y que él o ella no ha pensado nunca que se podía haber infectado. Porque eso en la sociedad se asocia a un determinado colectivo. Y eso es parte de nuestro problema. Debemos de romper todos los tabús y etiquetas. Cualquier persona que se relaciona sexualmente es vulnerable a tener una infección de transmisión sexual», añade. 

«La protección absoluta tenemos que asumir que no existe», remarca Galán. Si bien opina que «así como nos hacemos analíticas para ver nuestros niveles de colesterol, también demos planteárnosla para ver si nos hemos contagiado con alguna infección de transmisión sexual». 

En los últimos días, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó la primera ropa interior para proteger a las personas de ITS durante el sexo oral. La prenda, comercializada bajo el nombre Lorels for Protection, consta de una braga de látex natural de un solo uso con aroma a vainilla que cubren los genitales y el ano y bloquean la transferencia de fluidos corporales durante el sexo oral. Según apuntan desde el medio The New York Times, la FDA no realizó ensayos clínicos en humanos, pero otorgó la autorización después de que la compañía le proporcionó datos sobre el producto.

Más allá de la curiosidad que pueda suponer esta nueva incorporación en los Estados Unidos en cuanto a métodos de barrera se refiere, el portavoz de la SEIMC comenta que «cualquier método que venga a sumar y a disminuir la incidencia, bienvenido sea, pero es importante que sepamos que nada es infalible y que aunque disminuya significativamente, es importante saber cuántas mujeres podrían seguir infectándose».

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.