Inhalación de amoníaco: «La inflamación es tan grave y tan grande que puede provocar la muerte casi de forma instantánea»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Los dos marineros del atunero vigués en las Seychelles murieron por la inhalación de amoníaco
Los dos marineros del atunero vigués en las Seychelles murieron por la inhalación de amoníaco

Los dos marineros vigueses que murieron en el barco atracado en las Islas Seychelles habían estado expuestos a una fuga de este gas

17 jun 2022 . Actualizado a las 09:45 h.

El buque atunero Albacora Cuatro, construido en la ría de Vigo en el año 1974, sufrió una fuga de gas amoníaco que provocó la muerte de dos de sus tripulantes, Ángel Boo Vidal y Francisco Cameán. El incidente se produjo en Puerto Victoria, la capital de las islas Seychelles, donde el barco estaba atracado. Inmediatamente, acudieron al lugar servicios de bomberos, ambulancias y emergencias. Sin embargo, para estos dos marineros, fue demasiado tarde.

El problema estuvo en la inhalación de un gas que no solo es irritante, sino que se adhiere al agua de las células del cuerpo, dañando rápidamente las mucosas e inflamando las vías respiratorias. Así lo explica el doctor Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG): «El amoníaco es un gas irritante y es hidrosoluble, estos suelen ser los gases más peligrosos porque, en el contacto con el agua que existe en nuestras células, producen inflamación. Es una intoxicación grave y aguda. Un desprendimiento de mucho gas lo que produce es una inflamación inmediata de las vías respiratorias y puede producir el ahogamiento y la muerte».

Estos problemas surgen de forma inmediata, pero también pueden darse complicaciones a largo plazo cuando la exposición al gas se produce de manera crónica, lo que, según el médico, no es algo infrecuente en entornos industriales, ya que escapes de gas como el del Albacora Cuatro pueden ocurrir de forma ocasional. «Como efecto posterior puede producir quemaduras y alteraciones de las vías respiratorias de carácter grave. Pero cuando es en un polo industrial por el escape de una válvula o el manejo de un gas en unas determinadas condiciones que pueden hacer que salga en gran cantidad, lo que hace es eso. Invadir las vías respiratorias con una inflamación muy aguda, un síndrome respiratorio y un ahogamiento casi inmediato», detalla Armenteros.

Al mismo tiempo, «es un caso un poco extraño una intoxicación como esta. Es un gas que es muy fácilmente detectable por el olor y por lo tanto, las personas que están expuestas rápidamente pueden salir del sitio», observa el investigador de toxicología de la Universidade de Santiago de Compostela Manuel López-Rivadulla Lamas.

Con todo, hay que distinguir el gas amoníaco al que estuvieron expuestos estos marineros del amoníaco que utilizamos a nivel casero para la higiene del hogar, señala Rivadulla. «Esta sustancia es un gas, no es el amoníaco que estamos acostumbrados a usar como producto casero de limpieza en el hogar. Es una sustancia muy alcalina con gran poder irritativo. Produce un daño importante desde el punto de vista funcional y destruye las mucosas del esófago y respiratorias. Es un fenómeno irritativo de causticidad», explica.

¿Cómo se trata una intoxicación con amoníaco?

Aquí el tiempo es la principal clave, y sobre todo tratándose de una sustancia que puede producir daños irreversibles muy rápidamente en el organismo. «Cuando es en grandes cantidades, el efecto es casi inmediato. Habría que rápidamente sacar a las personas del lugar donde está el escape con medios de seguridad e intentar hacer alguna vía alternativa para poderlos hidratar, colocar oxígeno o hacerles, en algunos casos, una traqueotomía. A veces hay tanta inflamación que puede ser imposible abrir otra vía. Cuando hay inflamaciones en la laringe o las vías altas se puede introducir el aire a través de la traqueotomía. Pero en un barco no tienen los medios como para hacer eso», dice Armenteros.

«Si no se trata de forma inmediata, la inflamación es tan grave y tan grande que puede provocar la muerte casi de forma instantánea, porque se cierran de una forma brutal los pulmones y no se respira por esa mezcla de gases hidrosolubles con las vías respiratorias. El problema es que el tratamiento urgente es muy difícil, habría que tener oxígeno, medidas de ventilación inmediatas para poder recuperar las vías respiratorias que puedan quedar y oxigenar a las personas. Eso sería difícil», añade.

Amoníaco en casa: proceder con precaución

El amoníaco se suele utilizar en casa para limpiar, por su alto poder desengrasante, pero esto siempre se debe hacer con la protección adecuada, llevando guantes de látex, usando las proporciones recomendadas de producto y evitando que la sustancia entre en contacto con el cuerpo. «El amoníaco en sí es un agente irritante que provoca quemaduras. Es muy frecuente en atención primaria ver lo que ocurre cuando se mezcla lejía y amoníaco. Son intoxicaciones caseras muy habituales con problemas respiratorios, tos, malestar, e inicialmente es en las vías respiratorias, pero la fuga masiva de amoníaco podría dar lugar también a una intoxicación general», describe Armenteros.

Si vamos a utilizar amoníaco para limpiar en el hogar, es importante tener en cuenta que no debemos nunca mezclarlo con otros productos como detergente o, sobre todo, lejía. «Como consejo, lo que siempre decimos es que el amoníaco, igual que la lejía, no son inocuos. Mezclados pueden ser muy agresivos, muy peligrosos, con afectación pulmonar, a veces transitoria pero a veces provocando lesiones pulmonares irreversibles, puede ser letal. En el caso que nos ocupa, habría que haber estado con una atención muy sofisticada en el momento para poderlos salvar», insiste Armenteros.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.