Ozempic y sus efectos más allá de adelgazar: «Puede reducir las posibilidades de sufrir un infarto o un derrame cerebral»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

El tratamiento con semaglutide por vía subcutánea está financiado para pacientes con diabetes tipo 2 que tengan un índice de masa corporal igual o mayor a 30.
El tratamiento con semaglutide por vía subcutánea está financiado para pacientes con diabetes tipo 2 que tengan un índice de masa corporal igual o mayor a 30. La Voz de la Salud | iStock

Científicos en todo el mundo están analizando otros efectos de este fármaco, como la reducción del consumo de alcohol y otras conductas compulsivas

16 jun 2023 . Actualizado a las 10:15 h.

En los últimos meses, la semaglutida, un fármaco que se utiliza en determinados casos para el control de la diabetes tipo 2 y de la obesidad, se ha popularizado en redes sociales con los testimonios de pacientes que han seguido este tratamiento, así como las declaraciones de celebridades que lo utilizan para adelgazar. Desde Kim Kardashian hasta Elon Musk, cada vez son más los famosos que recurren a esta medicación, conocida con el nombre comercial Ozempic, para conseguir la pérdida de peso. Pero más allá de los efectos adversos y el «rebote» que puede experimentarse tras abandonar o concluir el tratamiento, la semaglutida esconde todavía algunos secretos que se van revelando conforme pasa el tiempo y hay más datos acerca de su uso. Incluso hay expertos que señalan que este fármaco actúa de manera directa sobre el cerebro.

Qué es la semaglutida

La semaglutida es un medicamento que regula la secreción de insulina en el páncreas, imitando la acción de la hormona GLP-1, cuyos receptores se encuentran en distintos órganos del cuerpo. De este modo, la semaglutida actúa sobre los impulsos, bloqueando la sensación de hambre, lo que la ha convertido, en Estados Unidos sobre todo, en un tratamiento para la obesidad y el sobrepeso. En España, el fármaco no está financiado para esta indicación, sino únicamente en el caso de la diabetes cuando el índice de masa corporal es igual o superior a 30.

«En España, está indicada para tratar a pacientes con diabetes mellitus tipo 2 y en Europa está aprobada también para tratar a pacientes con obesidad. En diabetes, está indicado en personas que tienen una obesidad que acompaña a la diabetes y no es como primera opción, sino acompañando a otro primer fármaco, que suele ser la metformina», explica el endocrinólogo Albert Lecube, vicepresidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo).

¿Quiénes pueden utilizarlo? En principio, si se cumple con el requisito de índice de masa corporal mayor o igual a 30 y no hay antecedentes de pancreatitis, no hay limitaciones por motivos de edad o sexo. «Las indicaciones se basan en los estudios que previamente se han hecho con los fármacos. Hay estudios con la familia de los análogos de GLP-1 que se han empezado a dar en adolescentes, sobre todo para el manejo del peso. En esa edad, no habría problema. Y en gente mayor de 75 años, son menos los pacientes que entran en los estudios. Entonces, hay menos evidencia sobre su uso. Pero lo que cabe esperar es que el efecto de esta familia de fármacos sea similar en cualquier franja de edad», sostiene Lecube.

El medicamento, que solo se puede adquirir en España bajo receta médica, está disponible en distintas presentaciones. «Antes solo lo había subcutáneo y ahora disponemos también del tratamiento por vía oral en pastilla. Cambia el nombre comercial. La versión subcutánea inyectable se llama Ozempic y la versión oral de toma diaria se llama Reybelsus, pero es la misma molécula. Si es en pastillas es muy importante tomarlo bien para que haya una absorción rápida, si no, no se absorbe correctamente», explica la endocrinóloga Ana Sánchez Bao, del Complejo Hospitalario Universitario Ferrol. Se debe tener en cuenta que la semaglutida se administra, en muchos casos, en conjunto con la metformina.

Cómo funciona

El mecanismo de acción de la semaglutida consiste en regular la curva de la insulina y la liberación de glucosa a través del glucagón, es decir que ayuda al páncreas a liberar la cantidad necesaria de insulina cuando los niveles de azúcar en sangre son elevados. A la vez, el fármaco desacelera el paso de los alimentos a través del estómago y evita los picos y los valles de glucosa, dos mecanismos que contribuyen a «desactivar» la sensación de hambre. «Está probado que influye a nivel del apetito, porque mejora las señales de recompensa que obtenemos con la comida y eso contribuye a que la persona tenga menos episodios de ingesta por ansiedad: picoteos entre horas», observa Sánchez.

En cuanto a las indicaciones, Sánchez explica que «el perfil de paciente donde hay mayores beneficios con esta medicación es el de aquellos que tienen más riesgo cardiovascular: en pacientes que tienen riesgo elevado de infarto de miocardio, por ejemplo, se ha visto que este riesgo aminora al utilizar la semaglutida».

Es importante señalar que este tratamiento está pensado para ser utilizado a largo plazo de manera crónica, como es el caso de otros fármacos para condiciones crónicas como la hipertensión. En este sentido, el efecto rebote que pueden experimentar las personas que abandonan, por distintas causas, el uso de la semaglutida es claro: el apetito regresa y la pérdida de peso se revierte, por lo que no es aconsejable un uso ocasional del fármaco para adelgazar de manera puntual como lo han hecho algunos famosos. «Tanto la diabetes como la obesidad son enfermedades crónicas. Por tanto, si el tratamiento es efectivo, eficaz y seguro, lo ideal sería mantenerlo a largo plazo», aclara Lecube.

Efectos en todo el organismo

La principal indicación de la semaglutida está relacionada con el control glucémico. Sin embargo, esta nueva generación de medicamentos análogos de la GLP-1 tiene efectos en otros órganos además del páncreas. Entre otras cosas, como señala Sánchez, es útil para reducir la incidencia de los eventos cardiovasculares. Aunque faltan estudios que lo confirmen, a nivel anecdótico ya se está hablando de sus efectos en otros impulsos que van más allá de la sensación de hambre.

En Estados Unidos, el laboratorio del neurobiólogo Scott Kanoski, en la Universidad de Southern California, ha analizado el bloqueo de los receptores de GLP-1 en roedores. A partir de la información recolectada en estas pruebas, se cree que los análogos de la GLP-1 se pueden adherir a receptores de neuronas en distintas partes del cerebro. Esto sugiere que estos fármacos podrían tener la capacidad de suprimir otros impulsos además del de comer.

En palabras de Lecube: «Más allá de lo que está publicado, el fármaco actúa sobre el impulso por comer, la ansiedad, la sensación de hambre. Ayuda a controlar ese instinto, esa necesidad. No sorprende que también pueda ser útil en conductas adictivas, que a algunos pacientes les pueda quitar la compulsión por un hábito determinado».

Este es el caso de muchas personas que desde que toman esta medicación, han perdido, junto con el apetito, el deseo de beber alcohol. El doctor Robert Gabbay, jefe científico de la Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), observa: «ciertamente, es algo que muchos de mis pacientes me comentan, en general como algo positivo».

Este efecto se replica en los ensayos clínicos en roedores y simios: aquellos animales a los que se les administra un agonista de los receptores de GLP-1 consumen menos alcohol y exhiben menor consumo asimismo de otras sustancias como nicotina, cocaína y opioides. En humanos, un estudio de realizado en Dinamarca halló que los pacientes que tomaron análogos de GLP-1 redujeron su consumo de alcohol con respecto a los que recibieron un placebo.

Si bien hacen falta más estudios para demostrar de manera concluyente estas hipótesis, el hecho de que la semaglutida tiene efectos en distintos niveles en el cuerpo está respaldado por la evidencia científica y se debe al propio mecanismo de acción del fármaco. «La semaglutida pertenece a la familia de los que se denominan análogos de los receptores de GLP-1. Esta sustancia es una hormona que tenemos todos, aunque su acción se ve deteriorada en pacientes con diabetes u obesidad. Pero aparte de tener receptores de GLP-1 en el páncreas, hay otros receptores por todo el organismo, incluido el sistema nervioso central», explica Lecube.

«Los efectos más conocidos de la semaglutida son aquellos que estimulan la secreción de insulina en pacientes que lo requieren, y los que quitan la sensación de hambre a nivel central. Pero también se han descrito efectos beneficiosos de esta familia de fármacos en cuanto a la seguridad cardiovascular, ya que tienen la capacidad de prevenir nuevos eventos de origen cardiovascular. Incluso se ha visto en esta familia de fármacos una capacidad de mejorar la función pulmonar. Hay estudios que han mostrado que es capaz de mejorar el hígado graso metabólico. En esos órganos hay receptores de GLP-1. De modo que el fármaco tiene efecto directo, pero también tiene un efecto indirecto a través de la pérdida de peso. El mecanismo beneficioso es doble», detalla el experto.

«Esta terapia también puede reducir las posibilidades de sufrir un derrame cerebral u otras complicaciones relacionadas con la diabetes como insuficiencia renal, daño a los nervios (entumecimiento, piernas o pies fríos, problemas de función sexual en hombres y mujeres), problemas de la visión, incluyendo daños o pérdida de la vista, o enfermedad de las encías», destacan desde la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Otro de los beneficios que reportan algunas personas bajo tratamiento con semaglutida es la regularización del ciclo menstrual. «Entre todas las enfermedades y los problemas que pueden verse favorecidas con el tratamiento y con la pérdida de peso, está la alteración del ciclo menstrual que presentan las mujeres con obesidad. La pérdida de peso consigue normalizar, en muchos casos, el ciclo menstrual de las pacientes que lo tenían disfuncional. De manera similar, en las personas que tienen ovario poliquístico, la pérdida de peso lograda con el tratamiento con derivados del GLP-1 ayuda a mejorar la regularidad», observa Lecube.

Efectos adversos

La semaglutida puede provocar molestias intestinales de intensidad variable. «La gente que está en tratamiento, cuando se queja de algo, suelen ser náuseas, sensación de excesiva plenitud, a veces diarrea. Por eso, la dosis hay que ir ajustándola en base a muchas cosas y una de ellas son los efectos adversos», apunta Sánchez.

Un estudio sobre la efectividad y seguridad del fármaco liderado por el Servicio de Cardiología del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (Chus) confirma esta apreciación, indicando que los eventos gastrointestinales como náuseas, diarrea, dispepsia o estreñimiento fueron reportados en un 84,1 % de los pacientes bajo tratamiento con semaglutida. «La mayoría de los eventos fueron de leves a moderados y no conllevaron a una discontinuación permanente, ocurriendo en su mayor parte de duración corta y durante la escalada de dosis», señala el estudio.

Efectos secundarios frecuentes:

  • náuseas
  • vómitos
  • diarrea
  • dolor abdominal
  • estreñimiento
  • disminución del apetito
  • acidez estomacal
  • eructos

Acude a Urgencias si sufres alguno de estos efectos secundarios graves:

  • dolor constante que empieza en el centro del estómago y se extiende a la espalda
  • sarpullidos, picazón, hinchazón de ojos, cara, boca, lengua o garganta
  • dificultad para tragar o respirar
  • micción menos frecuente, piernas, pies o tobillos inflamados
  • cambios en la visión

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.