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Más allá de la estética, liberarse de gafas y lentillas supone una mejora en la calidad de vida de los pacientes. Se consigue gracias a la cirugía refractiva, campo en el que la doctora Victoria de Rojas es una referente. Desde hace más de 25 años está especializada en este tipo de intervenciones, así como en otro tipo de patologías del segmento anterior del ojo (como ojo seco, cataratas, queratocono, trasplantes y enfermedades de la córnea). Es vicepresidenta de la Sociedad Española de Cirugía Ocular Implanto Refractiva (SECOIR) y acompaña su actividad clínica y quirúrgica como Jefa de Servicio de Oftalmología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), con la dirección médica del Instituto Oftalmológico Victoria de Rojas , en la Policlínica Assistens en A Coruña, y con su labor docente como profesora asociada de Ciencias de la Salud de la Universidad de Santiago. También participa activamente en congresos de ámbito nacional e internacional. 

— Dra. de Rojas, ¿Qué es la cirugía refractiva?

—Es un conjunto de técnicas quirúrgicas cuyo fin es corregir defectos de refracción del ojo. 

—¿Cuáles serían esos defectos?

—Son alteraciones del enfoque del ojo, tanto para lejos como para cerca. Son la miopía, el astigmatismo, la hipermetropía y la presbicia. Los tres primeros se pueden padecer o no, pero la presbicia, que es la pérdida de acomodación del cristalino, la vamos a sufrir todos, porque es producida por el envejecimiento del globo ocular. 

—¿Qué problema visual es el que más se opera?

—La miopía es lo más frecuente y también la presbicia. Es lógico si tenemos en cuenta el aumento de las tasas de miopía en la población general y que la presbicia la sufre toda la población. 

—¿Cómo impacta la cirugía refractiva en la calidad de vida de los pacientes?

—Hoy día, con más de 60 millones de procedimientos realizados a nivel mundial, se ha demostrado que la cirugía refractiva no solo es eficaz y segura, sino que induce una mejoría significativa en la calidad de vida de los pacientes y en el trabajo diario, con beneficios que van mucho más allá de la estética. Está comprobado que mejora la calidad de vida y satisfacción de los pacientes respecto al uso de gafas o de lentillas. Las tasas de éxito de la cirugía son realmente aplastantes, se consigue una independencia de gafas en un 99,5 % de los casos. El 95 % de los pacientes están muy satisfechos, niveles de satisfacción de los más elevados si se compara con cualquier otro tipo de cirugía. 

Dra. Victoria de Rojas
Dra. Victoria de Rojas

—¿Es una operación que va más allá de la estética?

—Desde luego. Es que realmente la cirugía refractiva no es cirugía estética. Nuestros pacientes no suelen pretender sentirse mejor ante un espejo o consigo mismos. Lo que realmente pretenden es mejorar su calidad de vida y evitar los inconvenientes en la vida diaria que supone el uso continuado de ayudas visuales como las gafas y las lentillas.

—Haciendo una comparación con las gafas, ¿qué ventajas proporciona la cirugía refractiva?

—Por poner ejemplos del día a día de los pacientes, las gafas se empañan al abrir un horno, se salpican de agua de la lluvia o del mar, en personas con trabajos físicamente activos, se pueden caer o romper, se pierden y no son compatibles con la realización de ciertos deportes. Son incómodas, pesan sobre la nariz, sobre todo las de los miopes altos. Y también reducen el campo de visión. En los miopes altos, la gafa, por estar situada algo por delante de la córnea, disminuye el tamaño de la imagen, consiguiéndose mejores agudezas visuales con lentillas o con la cirugía. Si ese paciente no tolera lente de contacto, puede realmente estar muy limitado. Las personas con presbicia que usan gafa multifocal tienen que elegir el lugar de la gafa por el que mirar para poder enfocar de lejos, distancias intermedias o de cerca, y no todos los pacientes se adaptan a ello.

—Hay quien opta por las lentes de contacto…

—Las lentillas han de tolerarse bien, y se precisan cuidados e higiene para ponerlas y sacarlas, que no se dan en ciertas circunstancias, por ejemplo, en montañismo, acampadas… El paciente muy miope se baña en la playa, va sin gafas ni lentillas y no puede encontrar fácilmente al volver su sitio en la playa, la toalla, etcétera. Hay pacientes que no las toleran o no pueden usarlas por alguna condición. El hecho de poner y sacar las lentillas todos los días es engorroso. Y no se debe nadar con lentes de contacto puestas ni en piscina ni en el mar, por el riesgo asociado de infecciones corneales graves.

No obstante, las gafas y lentes de contacto son las ideales mientras no se puede optar por la cirugía o en pacientes que no pueden operarse. Las lentes de contacto, cuando se adaptan adecuadamente, no se abusa de ellas y se mantiene una higiene adecuada, son, como las gafas, una alternativa perfectamente válida para la corrección de los defectos de refracción. Hay que tener en cuenta que hay pacientes que no son candidatos a la cirugía, y otros que no desean operarse.

 —¿Las infecciones corneales son más comunes en personas que usan lentes de contacto?

—Sí, desde luego. Uno de los principales factores de riesgo para las infecciones corneales es el uso de lentes de contacto, sobre todo, si se duerme con ellas o no se siguen de forma estricta las instrucciones de higiene. Las infecciones corneales son una patología que puede ocasionar graves consecuencias visuales. Se ha demostrado que el riesgo de sufrir una infección corneal es superior con el uso continuado de lentes de contacto a lo largo de los años, en comparación con el riesgo de infección asociado a la cirugía refractiva.

—¿Qué requisitos habría que cumplir para poder realizarse una cirugía refractiva?

—Depende de la técnica quirúrgica. En pacientes jóvenes que han de corregir miopía, hipermetropía con o sin astigmatismo, han de ser mayores de 18 años para técnicas de láser o de 21 años para implante de lente intraocular fáquica. No obstante, a los 18 años es muy pronto, en general, porque a esa edad es raro que se haya estabilizado la refracción. Se precisa una refracción estable de, más o menos, dos años previos. Mientras está cambiando, no se debe operar. 

Además, es necesario realizar una serie de pruebas o exploraciones muy exhaustivas, dirigidas a saber si el paciente es un candidato adecuado para la cirugía. Se realiza una revisión oftalmológica convencional para determinar si se trata de un ojo sano y, adicionalmente, se realizan ciertas pruebas específicas para ver si es posible realizar la técnica quirúrgica, tales como topografía, pupilometría, aberrometría, biometría, pruebas de cantidad y calidad de la lágrima, y valoración del endotelio corneal.

—¿Qué procedimientos se utilizan en miopía?

—Para corrección de miopía en pacientes sin presbicia, jóvenes, contamos con dos tipos de procedimientos, cirugía láser corneal y el implante de lentes fáquicas. Habría que empezar explicando qué es nuestra córnea. El ojo humano tiene dos lentes, el cristalino y la córnea, que es la que está en la parte anterior del ojo y cubre el iris. Las técnicas de láser actúan en la córnea, tallando la corrección en la misma.

Para poder realizar cirugía láser se requieren unas medidas mínimas de espesor corneal, y la córnea ha de ser normal, con tamaños de pupila adecuados y parámetros de lágrima dentro de la normalidad. E incluso si todo ello es correcto, a partir de seis dioptrías de miopía, es mejor implantar una lente intraocular fáquica, ya que la calidad de visión obtenida será mejor en este rango de dioptrías así como los resultados visuales, con una tasa menor de complicaciones.

En ocasiones, aunque raras veces, es posible que un paciente no cumpla los requisitos para ninguna de las dos opciones, en cuyo caso, no se podría realizar la cirugía refractiva. Si sucede, hay que explicárselo claramente y buscar la mejor opción en gafas y lentes de contacto. La cirugía refractiva es una cirugía electiva y solo debe realizarse en casos que cumplan todos los requisitos. Con los años, podría ser candidato a cirugía de cristalino, cuando ya el cristalino es disfuncional y aparece la presbicia, de nuevo si cumple requisitos.

Láser de femtosegundo Visumax y Láser excímer Mel-80
Láser de femtosegundo Visumax y Láser excímer Mel-80

—¿Hay varios tipos de tratamiento con láser?

—Sí, existen tres tipos de técnicas de corrección con láser: queratectomía fotorrefractiva (PRK), FemtoLASIK y SMILE. La PRK fue la primera en realizarse y se aplica un láser excimer que talla en la superficie de la córnea la graduación. Como actúa en la superficie, queda un área de la córnea sin epitelio que cura en los cuatro días siguientes. El paciente tiene molestias durante unas 48 horas, y la visión se recupera poco a poco. Seguimos usándola mucho en la actualidad para ciertos casos, sobre todo córneas finas o refracciones muy bajas, explicando al paciente el posoperatorio, ya que requerirá unos días de baja laboral. Tras la cirugía se ve ya mejor que antes de operarse sin gafas y tras unos diez o quince días se alcanza la visión normal.

 —¿Y el FemtoLASIK?

—Surgió con posterioridad a la PRK; el FemtoLASIK es una técnica en la cual se talla con un láser de femtosegundo una lámina corneal con una bisagra, que se levanta, y bajo la cual se aplica el láser excimer. Tras ello, la lámina corneal se vuelve a colocar sobre el lecho tallado. La visión se recupera con rapidez, pudiendo hacer vida normal al día siguiente tras la cirugía. Es importante diferenciar esta técnica del LASIK, en la que el corte se realiza con una cuchilla; esta técnica es menos segura que el FemtoLASIK.

—¿En qué consiste el SMILE?

—Desde el 2011 disponemos de una nueva técnica realizada íntegramente con láser de femtosegundo, el SMILE. Este tipo de láser puede tallar un lentículo en el interior de la córnea que luego se extrae por una incisión de tan solo 3 mm. Es una técnica menos invasiva que las anteriores; induce menos sequedad ocular que el FemtoLASIK, las molestias son menores y no hay riesgo de desplazamiento del lentículo corneal como en FemtoLASIK, recuperándose la visión de forma rápida, por lo que no requiere baja laboral.

—¿Según el caso se elegiría una u otra?

—Las tres técnicas se usan hoy día, han demostrado ser seguras y eficaces para corregir los defectos de refracción, siendo los resultados equivalentes entre ellas. Dependiendo del tipo y magnitud de refracción de cada paciente, de las características de su ojo y medidas, lágrima, tamaño de pupilas, etcétera, para unos pacientes puede tener más ventajas una que otra. Debemos seleccionar la mejor para cada paciente de forma personalizada tras una evaluación exhaustiva de cada caso. En nuestra clínica disponemos de las tres.

—¿Y en el caso de los pacientes con presbicia?

—Es otro bloque de pacientes diferente. La gente que tiene presbicia puede llegar a consulta porque tenía un ojo normal hasta la fecha, sin ningún tipo de problema, y ahora empieza a notar que no ve de cerca; o porque ya tenía miopía, hipermetropía, astigmatismo, usaba sus gafas o lentillas y ahora todo esto se le junta con la presbicia, y tiene que empezar a ponerse gafas multifocales, de cerca, o lentes de contacto multifocales.

—¿Qué técnicas se emplean en los pacientes con presbicia?

—Algunos, si son jóvenes, y la presbicia es inicial todavía, se les puede hacer ciertas técnicas de láser o implantar lentes fáquicas. Sin embargo, el procedimiento más habitual suele ser sustituir el cristalino, que es una lente que tenemos dentro del ojo y que, como dice su propio nombre, tiene que ser como el cristal para que veamos bien, por una lente intraocular multifocal o de foco extendido. El cristalino cambia su forma porque es flexible, para enfocar objetos próximos. Con la edad se torna rígido y pierde transparencia, es un cristalino disfuncional y luego desarrolla opacidad, la catarata. Desde que se vuelve disfuncional, la mejor opción para corregir la presbicia es sustituirlo por una lente intraocular que ya está medida para compensar cualquier defecto de refracción que pueda tener el ojo anteriormente, y que además, por ser multifocal o de foco elongado puede corregir la vista cansada o presbicia. En la práctica, la cirugía, técnicamente, es como una cirugía de catarata, una cirugía mínimamente invasiva, que se realiza bajo anestesia tópica y con una recuperación visual rápida que ya se aprecia al día siguiente de la cirugía.

—La presbicia la tiene toda la población, ¿puede operarse cualquier paciente?

—No todos los pacientes pueden operarse de presbicia. Como para la cirugía láser, hay que realizar una exploración preoperatoria exhaustiva y valorar si el paciente es buen candidato para implantar una lente multifocal o una de foco elongado. Las lentes multifocales que proporcionan visión lejana, intermedia y próxima, solo deben implantarse en pacientes con ojos sanos, incluyendo lágrima y superficie ocular sana, ya que es como se obtienen resultados de funcionamiento de la lente óptimos. Las lentes de foco elongado que proporcionan buena visión lejana e intermedia, y con las que se precisa gafa para visión de letra pequeña, tienen unos requerimientos ligeramente diferentes, pero en todo caso, en cada grupo de lentes, hay varios tipos con focos a distancias y distribución lumínica diferentes, para poder adecuarlos a las necesidades de cada paciente según su profesión o aficiones. Por ello, no solo hay que evaluar si un paciente es buen candidato, sino personalizar el tipo de lente según su trabajo o actividad. 

—¿Existen complicaciones en todas estas técnicas?

—Todos los procedimientos quirúrgicos conllevan un cierto riesgo de complicaciones. Incluso con el mejor estudio preoperatorio y en manos del cirujano más experto, pueden darse. En todo caso, por poco frecuentes que sean las complicaciones en cirugía refractiva, como hemos dicho, el paciente ha de ser informado de que pueden ocurrir. Y evidentemente, la realización de un estudio preoperatorio y de la cirugía por un cirujano especializado en cirugía refractiva, hará que las complicaciones sean menores y, si las hubiera, la posibilidad de solucionarlas con éxito será mayor, sin duda.

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