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La variabilidad en la evolución y las manifestaciones de la enfermedad de Parkinson condiciona el tratamiento elegido por los especialistas para paliar los síntomas de los pacientes

Temblores en manos y piernas, rigidez, lentitud en los movimientos, problemas para caminar o levantarse… Los síntomas de la enfermedad de Parkinson, una afección neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso y reduce considerablemente los niveles de dopamina, son muy reconocibles. No obstante, estas alteraciones motoras suelen estar precedidas por una serie de manifestaciones que pueden ser pasadas por alto, como la depresión, la apatía, la fatiga, el estreñimiento, alteraciones del sueño y problemas cognitivos.

Cuando el profesional de la salud confirma el diagnóstico se ponen en marcha diferentes tratamientos para atenuar estos síntomas y tratar de ralentizar la progresión de la enfermedad. Ahora bien, ¿qué alternativas existen para mejorar la calidad de vida de los pacientes? Diego Santos, especialista en Neurología del Hospital San Rafael, las recapitula a continuación.

—Doctor, ¿cuál suele ser el punto de partida para tratar el Parkinson?

—Es fundamental el ejercicio físico, que contribuye a la liberación de dopamina y permite liberar factores de crecimiento que estimulan el cerebro y ayudan a combatir la neurodegeneración. También hay terapias individualizadas en función de las necesidades y los síntomas del paciente: si hay un problema para tragar o una afectación del lenguaje, se deriva al logopeda, si hay rigidez, al fisioterapeuta. Luego está el tratamiento farmacológico, con medicamentos para combatir la falta de dopamina. La labor de las asociaciones de pacientes es muy importante para implementar terapias complementarias.

—Doctor, ¿qué puedo hacer si eso no da resultado?

—Hay otros tratamientos más invasivos y más costosos que mejoran la situación funcional. El tratamiento con bombas de perfusión continua está indicado para pacientes con fluctuaciones clínicas. La estimulación cerebral profunda, por su parte, consiste en introducir en el cerebro electrodos conectados a un neuroestimulador. Este se coloca debajo de la piel y genera una corriente eléctrica que logra corregir las alteraciones en la función del cerebro que producen los síntomas de Parkinson.

Diego Santos, especialista en Neurología del Hospital San Rafael

Diego Santos, especialista en Neurología del Hospital San Rafael

—Doctor, ¿qué debo tener en cuenta si estoy a cargo de una persona con Parkinson?

—La figura del cuidador es muy importante. Casi todos los pacientes que vienen a consulta, incluso en los estadios iniciales, vienen acompañados. Estos deben estar bien informados de los síntomas de la enfermedad para contárselos al médico y consultarle las dudas. Es importante ayudar al paciente en su día a día en lo que precise: hay que intentar que mantenga su autonomía y evitar conductas que supongan un riesgo excesivo.

Cuando el paciente empeora es muy frecuente que el cuidador se pueda llegar a sobrecargar y estresar, por lo que es importante estar alerta ante síntomas como la ansiedad, la depresión o la apatía y tomar las medidas oportunas.

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