Ángeles Flórez, dermatóloga: «Estamos en un momento de revolución en la dermatitis atópica»

ENFERMEDADES

Ángeles Florez es dermatóloga y jefa del servicio del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra.
Ángeles Florez es dermatóloga y jefa del servicio del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra.

Las nuevas dianas de tratamiento permiten a los pacientes llevar una vida normal con mínimos efectos adversos

25 oct 2022 . Actualizado a las 16:47 h.

La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano. Es la barrera que nos protege del exterior y funciona como escudo protector frente a todo tipo de amenazas. Por eso, cuando ese escudo falla, nuestra calidad de vida puede empeorar de manera súbita. Todo aquel que haya sufrido alguna vez un problema dermatológico lo podrá comprobar: la sensación de una piel lesionada trae consigo una molestia que impacta en otras esferas, desde el sueño hasta la concentración o la vida social.

La dermatitis atópica moderada-grave, que puede causar un picor intenso y constante en los momentos de brote, puede convertirse en un factor que vuelve a las personas vulnerables incluso a la depresión y las hace propensas a aislarse socialmente. Pero gracias a avances que se han desarrollado con la investigación a lo largo de los últimos años, hoy podemos decir que, para muchos pacientes, la dermatitis atópica no es la misma enfermedad que era antes. La doctora Ángeles Flórez, dermatóloga y jefa del servicio del Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra, ilustra el panorama actual de la dermatitis atópica grave y traza el recorrido que la enfermedad tendrá en los próximos años.

—Hay distintos tipos de dermatitis y sus causas son diversas. ¿Qué características específicas tiene la dermatitis atópica grave?

Dermatitis es un término genérico que casi siempre se utiliza como sinónimo de eccema. La dermatitis atópica es una variante y se trata de una enfermedad inflamatoria crónica que cursa con lesiones que habitualmente se presentan en brotes. Puede afectar tanto al niño como al adulto, aunque es mucho más frecuente en la infancia y adolescencia. Hay pacientes que debutan en la infancia o adolescencia y continúan en la edad adulta, y otros pacientes inician la enfermedad en la edad adulta. Es un cuadro que se caracteriza por la aparición de lesiones simétricas, en placas eritematodescamativas que, en función de la edad, tienen unas localizaciones u otras. Son muy pruriginosas, pican mucho y eso impacta negativamente en la calidad de vida de los pacientes.

—¿Qué causa esta enfermedad?

—Hay causas genéticas que están en estudio y que son fundamentales, y hay desencadenantes ambientales y emocionales que pueden estar asociados a los brotes. Pero no siempre se consigue encontrar una causa inmediata del brote, como en todas las enfermedades crónicas inflamatorias inmunomediadas. Como decía, es más frecuente que debute en la infancia o adolescencia, pero también puede haber formas de inicio más tardías, en la edad adulta.

—¿Hay factores de riesgo que se puedan prevenir?

—Es muy controvertido que haya algunas intervenciones que puedan hacer que esto se prevenga. Se habló durante un tiempo de la lactancia materna, pero también es muy controvertido. La alimentación es un tema delicado, porque la dermatitis atópica no es una enfermedad alérgica. Sí que es cierto que existe un mayor riesgo de comorbilidades de espectro atópico en los pacientes que tienen dermatitis atópica y entre ellos están alergias alimentarias. Pero hay que tener cuidado, porque en ocasiones se inician dietas de exclusión sin fundamento clínico que, sobre todo en niños, pueden dar muchos problemas.

Lo que sí está claro es que la presencia de antecedentes familiares es un factor de riesgo para la dermatitis atópica, pero eso no es algo que se pueda prevenir. Y sí que es importante que los brotes se traten de forma activa, no solamente para controlar la enfermedad en sí misma, sino para evitar complicaciones. Además, se debe hidratar la piel en los períodos entre brotes y evitar el contacto excesivo con el agua y sustancias irritantes.

—¿Qué síntomas produce? ¿Cómo impacta en la calidad de vida?

—Hasta la fecha, el arsenal terapéutico estaba bastante limitado y la atopía grave provoca un picor que puede impactar muy negativamente en la calidad de vida del paciente. Imaginemos una picadura de mosquito. Es eso, pero generalizado, todo el día y toda la noche. Afecta mucho la calidad del sueño, impide conciliar el sueño, provoca que el sueño no sea reparador, tanto en el paciente como en su entorno. Como es lógico, todo esto puede impactar en el desarrollo escolar y la vida profesional.

—¿Qué se está haciendo desde la investigación médica para mejorar ese impacto?

—Desde hace unos años estamos ensayando unos fármacos que son innovadores y que están entrando ya en la práctica clínica. Y la verdad es que están cambiando el escenario de la dermatitis atópica. Tanto los anticuerpos monoclonales, que bloquean vías muy concretas de la inflamación, como los fármacos que inhiben la vía Jak-Stat, que se administran por vía oral y que están dando muy buenos resultados  Evidentemente, esto está abierto todavía a que ocurran más mejoras, a que se tengan más datos de su uso en práctica clínica, a que entren probablemente nuevas moléculas. Pero sí que estamos en un momento de revolución en la dermatitis atópica, para bien.

La vía JAK-STAT

Las señales intracelulares son reacciones causadas por procesos dentro de una célula en su interacción con otras, con factores solubles o con la matriz extracelular. Estas señales inducen respuestas diversas en diferentes tipos de células, lo que se traduce en reacciones fisiológicas. En los últimos años, se ha prestado más atención a una vía de señales intracelulares que se ha definido. Se trata de señales que se transmiten en los procesos de dos grupos de proteínas: las JAK y las STAT. Esta es una de las vías más importantes de transmisión de señal, y las alteraciones que pueda haber en ella se asocian a problemas clínicos que van desde la muerte fetal por anomalías del desarrollo hasta algunos tipos de cáncer. Es por esto que se ha vuelto prioritaria la vía JAK-STAT como diana de investigación terapéutica para la farmacología molecular.

En dermatología, se ha hallado evidencia creciente del papel clave de esta vía en las enfermedades inflamatorias. Por esto, los medicamentos que la inhiben, en formulaciones orales o tópicas, están cobrando relevancia como tratamientos prometedores, al modular de forma selectiva la respuesta del sistema inmune.

—¿Los nuevos tratamientos constituyen una cura definitiva?

—Realmente no se puede garantizar la resolución definitiva del problema. Pero sí que puede haber un control total del brote, de forma que el paciente no tenga lesiones ni síntomas. Por ahora, aún es pronto para que podamos decir que estamos modificando la historia natural de la enfermedad, y puede haber recaídas.

—¿Qué llegaremos a ver de cara al futuro con las nuevas investigaciones sobre dermatitis atópica?

—Se está investigando en la etiopatogenia de la dermatitis atópica. Cuanto más y mejor conozcas los mecanismos que llevan a la enfermedad, más posibilidades tienes de desarrollar dianas que actúen sobre ellos. Ese es el punto importante y de ahí vienen en gran parte las mejoras que se están teniendo en la estrategia terapéutica, del mejor conocimiento de los mecanismos en los que se basa la enfermedad. También se está estudiando el impacto que puede tener la educación para la salud en cómo se aborda mejor la enfermedad. Estamos avanzando hacia un enfoque holístico, con intervenciones en todas las esferas de la enfermedad. 

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.