Resfriados que duran más de un mes: «Pueden quedar secuelas para toda la vida»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Las enfermedades respiratorias agudas pueden dejar síntomas persistentes más allá de las cuatro semanas.
Las enfermedades respiratorias agudas pueden dejar síntomas persistentes más allá de las cuatro semanas. iStock

Conocidos como «long colds» o resfriados persistentes, estos procesos causan síntomas como fatiga, dolor muscular o problemas de memoria y concentración

11 nov 2023 . Actualizado a las 09:45 h.

Una investigación publicada recientemente en The Lancet muestra que distintas enfermedades infecciosas de las vías respiratorias pueden generar síntomas a largo plazo al igual que ocurre con algunos pacientes tras haber sufrido un proceso de covid-19. El estudio, realizado en el Reino Unido, aprovecha la amplia recopilación de datos sobre el conocido fenómeno del covid persistente y los compara con los casos en los que se prolongan los síntomas en personas que han pasado un resfriado o una gripe. ¿La conclusión? Las infecciones respiratorias pueden generar síntomas más allá de las cuatro semanas desde el debut de la enfermedad aguda. Aunque esto es más frecuente cuando el virus que ha infectado a la persona es el del covid-19, otros patógenos no están exentos de ese riesgo. Analizamos los hallazgos del estudio junto a dos expertos.

Síntomas o secuelas

La primera distinción que debemos hacer para entender por qué algunas personas tienen resfriados o gripes que duran más de cuatro semanas es que lo que permanece en el organismo no es la infección en sí, sino los síntomas. En este sentido, lo más frecuente es que estos síntomas persistentes estén relacionados con el sistema respiratorio y el rendimiento cognitivo.

«En realidad, estamos hablando de una consecuencia de una infección viral de las vías respiratorias que has pasado, no es que el virus del resfriado se mantenga ahí durante todo ese tiempo. Los resultados que llaman la atención son los de todas esas personas que habían pasado infecciones virales y pasadas cuatro semanas tienen más riesgo de tener una serie de problemas como tos, dificultades para conciliar el sueño, problemas de memoria y concentración», observa el doctor Diego García Martínez de Artola, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).

Cabe señalar que, como explica el doctor Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (Semg), «la sintomatología persistente es algo distinto a una secuela, que es algo claramente identificable porque hay un daño orgánico». «La disnea, o dificultad para respirar, en un período de tiempo posterior a la fase aguda, sería diferente al daño pulmonar de las células y las fibras, o fibrosis pulmonar. Esta sería una secuela, mientras que la disnea, si no sabemos por qué ocurre, sería un síntoma persistente, porque no hay un daño orgánico claro», detalla el experto.

En los casos en los que persisten los síntomas sin secuelas claras, se puede dividir a los pacientes en dos grupos. Por un lado, están aquellos que a las cuatro semanas siguen presentando estos problemas, pero que poco a poco van recuperando su estado normal de salud. Por otro lado, está el segundo grupo, compuesto por pacientes que se mantienen con síntomas pasadas las doce semanas. Estos últimos casos son una minoría, pero tienen unas probabilidades significativamente más bajas de recuperación total.

En cuanto a las secuelas, estas sí que pueden llegar a ser permanentes o, por lo menos, de larga duración en muchos casos. «Dependiendo de la persona, pueden quedar secuelas para toda la vida, sobre todo si ha habido microtrombos o daño inflamatorio persistente. En un porcentaje pequeño de los casos, no se llegan a recuperar», señala Martínez de Artola.

En todo caso, los síntomas prolongados pueden acompañar a diversos tipos de infecciones. «Las infecciones víricas tienen afectación multisistémica con independencia de que las manifestaciones más graves estén a nivel de las vías respiratorias. La afectación de estos procesos víricos se ha relacionado con el mantenimiento o la aparición de enfermedades posteriores, por ejemplo, se ha visto la relación del virus de Epstein-Barr con la encefalomielitis miálgica o con el síndrome de la fatiga crónica. De la misma manera, el covid puede afectar a diferentes órganos y dar sintomatología a lo largo del tiempo con una serie de fenotipos característicos: manifestaciones osteomusculares, manifestaciones respiratorias que perduran en el tiempo y manifestaciones neurocognitivas», explica Armenteros.

Enfermedades nuevas

Una de las razones por las que una enfermedad como el covid-19 puede dejar síntomas (que no secuelas) a largo plazo es la falta de preparación del sistema inmunitario para combatir virus nuevos. «Antes había casos y evidencias sobre todo con la gripe, que es otro de los virus que conocemos bastante, en cuanto a los efectos que puede provocar a largo plazo. Pero llegó el covid-19 y no teníamos un sistema inmune entrenado, entonces se han producido muchísimos de estos casos», señala Martínez de Artola.

En este sentido, síntomas como la disnea, la pérdida capilar, la aceleración de la frecuencia cardíaca o los problemas de memoria son típicos tras haber pasado el covid-19, y así lo recoge también el estudio de The Lancet, que muestra que otras infecciones respiratorias agudas no causan estos problemas en la misma medida pasadas las cuatro semanas.

«En el caso de la gripe, es un virus que muta lo suficiente como para ser un poco distinto cada año. Nuestro sistema inmune está un poco más entrenado y no produce tantos problemas a largo plazo, pero sí que hay descripciones de fatiga, mialgia o incluso problemas a corto plazo como inflamación de las meninges y otros problemas inflamatorios a nivel general en el cuerpo», observa Martínez de Artola.

De todos modos, «normalmente, como son otros virus respiratorios con los que ya hemos tenido contacto con esos antígenos a lo largo de toda la vida, no suponen un problema tan grande como un virus nuevo», explica el portavoz de la Seimc. Es por eso que se registra una disminución de los casos de covid persistente a partir del momento en el que empezaron a distribuirse las diferentes vacunas.

Este entrenamiento del sistema inmunitario para detectar y combatir más eficazmente la infección es clave para reducir la sintomatología y, si aparece, evitar que se prolongue. «Está claro que el hecho de estar vacunado reduce enormemente las posibilidades de tener un covid sintomático porque el gran núcleo de pacientes persistentes apareció en la fase previa al inicio de la primera vacuna, con las cepas inicialmente infectantes», coincide el doctor Armenteros.

Así, la importancia de la vacunación como escudo no solo funciona en términos de la prevención del covid-19. «Si hablamos de enfermedades víricas para las que tenemos disponible una herramienta como la vacunación, hay que saber que el estar vacunado reducirá de forma importante las probabilidades de tener sintomatología persistente. Si tenemos esa herramienta, debemos utilizarla. Y si no tenemos nada que nos dé inmunidad permanente, debemos revacunarnos a lo largo del tiempo, ya que las cepas predominantes pueden variar y la vacuna que tenemos en el 2023 es muy diferente de la del 2024», insiste Armenteros.

Resfriado persistente

Además del factor de la novedad, existen otros motivos por los que una enfermedad infecciosa puede producir síntomas que se mantengan en el tiempo. «Los cuatro problemas principales son los reservorios virales, el daño inflamatorio, las alteraciones del sistema inmune y las microtrombosis que se pueden producir», explica Martínez de Artola. Estos cuatro factores son más acusados en los pacientes de covid-19, lo que explica por qué las consecuencias a largo plazo son más frecuentes en esas personas que en aquellos que sufren otras infecciones, como corrobora el estudio de The Lancet.

Al mismo tiempo, al igual que sucede con el covid-19, cuanto más grave sea cualquier infección, mayores serán las probabilidades de que existan síntomas durante u tiempo prolongado, sobre todo si la enfermedad requiere hospitalización, intubación o permanencia en UCI.

Otros factores están relacionados no con las características del virus que nos ha infectado, sino con cómo reacciona nuestro cuerpo al convertirse en huésped. Así, «dependiendo de la inmunomodulación y de las alteraciones a nivel genético del paciente, puede haber una serie de factores genéticos que pueden producir estos problemas», apunta Martínez de Artola.

La edad es otra de estas características propias del individuo que pueden tener influencia en esto. Por eso, las personas tienen un riesgo mayor de sufrir estas complicaciones a medida que van cumpliendo años, «pero probablemente esto esté a unido al fenómeno de inmunosenecencia, que quiere decir que cuando nos hacemos mayores, nuestro sistema inmune se va haciendo un poquito más débil», explica el portavoz de la Seimc.

Por último, cabe señalar que los no fumadores se recuperan más rápido de cualquier enfermedad de las vías respiratorias que aquellos que tienen un hábito de consumo de tabaco.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.