Ashley Park, actriz de «Emily in Paris», a punto de morir por un shock séptico cuyo origen fue una amigdalitis

La Voz de la Salud

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Ashley Park, en una alfombra roja en diciembre.
Ashley Park, en una alfombra roja en diciembre. MAJA SMIEJKOWSKA | REUTERS

La intérprete de la conocida serie de Netflix estaba de vacaciones en Maldivas cuando comenzó la infección; estuvo una semana ingresada en la UCI

22 ene 2024 . Actualizado a las 19:11 h.

La actriz de Emily en París, Ashley Jini Park, estuvo a punto de fallecer por un shock séptico mientras estaba de vacaciones en las Maldivas. La intérprete compartió lo sucedido con sus seguidores en redes sociales: «En Año Nuevo, lo que comenzó como una amigdalitis, se convirtió en un shock séptico crítico, que infectó y afectó a varios de mis órganos», contaba en la publicación, que acompañaba de varios fotos en el hospital durante esos duros momentos. 

A continuación, Park agradecía el apoyo de su novio, Paul Forman, compañero en la serie de éxito de Netflix: «Te quiero Paul. Más de lo que podré decir nunca». La actriz, que da vida a Mindy Chen, explicaba que, a raíz de una amigdalitis, tuvo que pasar por tres hospitales extranjeros y estar una semana ingresada en la UCI: «Emergencias aterradoras, incontables escáneres y pruebas e inyecciones, dolor insoportable, y tanta confusión mientras estábamos solos en el otro lado del mundo, lejos de los que conocemos», escribía en referencia a su pareja. 

Las reacciones no tardaron en llegar. Su compañera y protagonista de la serie ambientada en París, Lilly Collins, reconocía que no podía ver las imágenes sin emocionarse: «Apenas puedo mirar esto sin llorar. Te amo hermana y estaré eternamente agradecida de que estés al otro lado de esto y a ti, Paul Forman, por tu increíblemente enorme corazón y por estar ahí en cada paso del camino. No puedo esperar para abrazaros a ambos». 

¿Qué es el shock séptico? 

Se trata de una respuesta inadecuada del organismo ante una infección, en el caso de la actriz estadounidense, la amigdalitis. El shock séptico es la fase siguiente, una complicación grave y potencialmente mortal de la sepsis. Así lo explica Juan González del Castillo, responsable de enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes): «Existirían como diferentes escalones de gravedad. Primero, la bacteriemia, que es cuando estos microorganismos o agentes infecciosos pasan a la sangre. Posteriormente vendría la sepsis o septicemia, que es un proceso que anticipa al cuadro de shock séptico. También es una respuesta anómala, y produce un riesgo de muerte del 10%». Por último, el siguiente escalón de materia de gravedad es el shock séptico, «cuando hay disfunción orgánica», detalla el experto, que estima la mortalidad en un 40 %. 

¿Cómo se produce?

Tal y como señala el miembro de la Semes, la posible evolución de la infección se produce en distintas fases. En un primer momento, el organismo libera una serie de sustancias químicas inmunitarias capaces de combatir esa infección. Sin embargo, estas sustancias pueden acabar desencadenando «una inflamación generalizada, produciendo coágulos en la sangre y fugas en los vasos sanguíneos», señala el doctor. 

Como consecuencia, la circulación sanguínea se altera y se priva a los órganos de oxígeno y nutrientes, y por lo tanto, causando un perjuicio.  

¿Cuáles son sus síntomas?

La mayoría de casos suelen tener una bacteria detrás, aunque también es posible que se produzcan por otro tipo de microorganismos patógenos como los hongos y virus. Esta infección puede «venir de la calle o surgir en el contexto de una hospitalización cuando el paciente se infecta tras una cirugía», indica el doctor. 

La manifestación clínica supone, de manera habitual, la aparición de fiebre, que puede ser muy elevada, escalofríos o tiritona. De igual forma, explican desde la Semes, también incluye síntomas como dolor de cabeza, mareos, náuseas, pérdida de apetito, cansancio, sensación de falta de aire o aumento de la frecuencia cardíaca. 

Todos ellos derivan del proceso infeccioso y dependen de la zona en la que el origen de este se localice. «La fiebre suele estar presente, pero hay que tener en cuenta que en pacientes inmunodeprimidos o ancianos, puede no aparecer», apunta González, que añade: «No es lo mismo una infección urinaria que una respiratoria, los síntomas serán distintos». Con todo, señala que cuando empieza a producirse la sepsis, surge una lipoperfusión; en otras palabras: «Una caída de la tensión arterial y un aumento de la frecuencia respiratoria». 

Tiempo es vida: la importancia de un diagnóstico precoz

El diagnóstico precoz de esta condición resulta imprescindible, ya que según el experto, el riesgo de fallecimiento se incrementa en un 8 % por cada hora de retraso en el tratamiento. «Cuanto más temprano, mejor. Así pondremos en marcha la resucitación hemodinámica, es decir, mejorar la transfusión del paciente e iniciar el tratamiento antibiótico», señala. 

En muchos casos, los pacientes acaban teniendo secuelas porque el abordaje puede requerir procedimientos muy invasivos. « Pueden necesitar intubación, ponerles vías, cirugías, y esto provoca estancias prolongadas con mucho tiempo de inmovilización. Y esto puede provocar secuelas, miopatías». Por ello, el pronóstico ya no solo varía en función de la infección, sino también de todo lo ligado a la estancia en el hospital o a la terapia. 

El shock séptico es la situación en la que nunca se quieren ver los expertos, pues conlleva un fallo de órganos que no siempre se puede superar. «Un 40 % pueden llegar a fallecer y el 60 % se puede recuperar. Aunque el paciente puede sufrir algunas secuelas, el objetivo es restaurar la función siempre», apunta González.