Cáncer de cuello de útero: «La vacuna contra el VPH la incidencia de este cáncer hasta en un 73 %»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

La infección por virus del papiloma humano está detrás del 99 % de los cánceres de cérvix.
La infección por virus del papiloma humano está detrás del 99 % de los cánceres de cérvix. iStock

El tabaco y el alcohol son otros factores de riesgo para sufrir este cáncer

26 mar 2024 . Actualizado a las 17:31 h.

El 26 de marzo es el Día Mundial de la Prevención del Cáncer del Cuello de Útero, también conocido como cáncer de cérvix, una enfermedad causada por la infección persistente por el virus del papiloma humano (VPH). Es, actualmente, el cuarto tipo de tumor más frecuente en las mujeres a nivel mundial. Se trata de un tipo de cáncer que se desarrolla de manera lenta, lo que permite una detección temprana en etapas asintomáticas.

Pero, aunque existen factores que aumentan el riesgo, el cáncer de cuello de útero es una enfermedad a la que cualquier mujer puede estar expuesta si ha tenido relaciones sexuales. Por eso, la prevención a través de la vacunación y de las pruebas de citología y de VPH es fundamental. Respondemos a las dudas más frecuentes sobre esta enfermedad y explicamos cómo protegerte.

¿Qué es el cáncer de cuello uterino?

El cuello uterino es una región del aparato reproductor femenino que se ubica en la parte inferior del útero. Es un tejido fibromuscular que mide entre 3 y 4 centímetros de longitud, aunque su forma y tamaño varían según la edad, el número de partos que ha tenido la persona e incluso el momento del ciclo menstrual en el que se encuentre.

El cérvix se puede dividir en dos partes, el endocérvix, más próximo al útero, y el ectocérvix, localizado más cerca de la vagina. El endocérvix y el ectocévix se juntan en la unión escamocolumnar, también llamada zona de transformación. La mayoría de los cánceres de cuello uterino comienzan en esta área. Cuando las células sanas del tejido comienzan a dividirse de manera descontrolada, se inicia un proceso de anomalías que pueden desencadenar la formación del cáncer.

¿Si tuve VPH voy a tener cáncer?

«La infección crónica del virus del papiloma humano (VPH) es la causa fundamental en más del 99 % de los casos de cáncer de cérvix. Se consideran factores de riesgo todos aquellos relacionados con la adquisición de la infección», señala la doctora Luisa Sánchez Lorenzo, de la Sociedad Española de Oncología Médica (Seom).

«El VPH es la infección de transmisión sexual más frecuente, y causa el 4,5 % de todos los cánceres en mujeres y hombres en todo el mundo. En Europa, alrededor del 2,5 % de los cánceres son atribuibles al VPH. Además del cáncer de cuello de útero, el VPH también es responsable de una alta proporción de cánceres de ano, pene, vagina, vulva y orofaringe, y de otras patologías como las verrugas genitales y la papilomatosis respiratoria recurrente», explica Lorena Fernández-Villarrenaga Vázquez, ginecóloga y miembro de la Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia (AEPCC).

Sin embargo, no todos los virus del papiloma humano son iguales. «Están descritas más de 130 variedades de VPH, de las cuales al menos 14 se consideran como de alto riesgo para el desarrollo de cáncer. Los subtipos 16 y 18 causan aproximadamente el 70 % de todos los cánceres. Algunos subtipos como 6 y 11 no están relacionadas con el desarrollo de cánceres, pero sí de verrugas genitales que son muy frecuentes y altamente contagiosas», aclara Sánchez.

Hay que tener en cuenta que el VPH es la infección de transmisión sexual más frecuente que existe. La infección es asintomática en la mayoría de casos, por lo que muchas personas pueden padecerla y transmitirla a otras sin saberlo. De hecho, la mayoría de la población sexualmente activa entra en contacto con el virus en algún momento de la vida.

En este sentido, «no solamente hay que tener contacto con el virus, sino que este tiene que persistir en el organismo, porque a veces las personas se contagian y lo eliminan gracias a su propia inmunidad, o si están vacunadas. Es necesario que haya otros cofactores que hacen que el virus persista en el organismo, como el consumo de tabaco, una inmunidad baja, el alcohol o la presencia de otras infecciones de transmisión sexual», señala la ginecóloga Isabel Silva.

«No hay que asustarse con el VPH, hay que recordar que una infección del VPH prácticamente no incrementa el riesgo de tener un cáncer en el cuello del útero. Lo que incrementa el riesgo es que esa infección permanezca durante un tiempo en el cuello del útero. Para eso estamos los ginecólogos, para detectarlo y establecer su seguimiento», asegura la ginecóloga Raquel Oliva Sánchez.

¿La vacunación contra el VPH previene el cáncer cervical?

La principal medida preventiva frente al VPH es la vacunación. La Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia (aepcc) afirma que «todas las vacunas comercializadas ofrecen una alta protección frente a los cánceres de cuello de útero y una proporción significativa de los cánceres de vulva, vagina, ano y orofaringe. Algunas vacunas también ofrecen protección frente a las verrugas genitales o condilomas».

Existen diferentes tipos de vacunas frente la infección del virus, que protegen contra diferentes serotipos del VPH. La más efectiva es la nonavalente (Gardasil 9), que ha sido la última en desarrollarse y va dirigida a los serotipos de VPH 6, 11, 16, 18, 31, 33, 45, 52 y 58. Si bien es verdad que las vacunas bivalentes y tetravalentes han demostrado proteger frente al cáncer de cérvix relacionado con VPH en un 63 % de los casos, la SEOM estima que la nueva vacuna nonavalente disminuiría la incidencia de este cáncer hasta en un 73 %.

La vacunación frente a este virus es eficaz, sobre todo, si no se ha producido todavía la infección. Y esta circunstancia solo puede asegurarse cuando aún no se han iniciado las relaciones sexuales. Aunque lo habitual es recibirla entre los 11 y los 12 años, su empleo está admitido en personas a partir de los 9. A día de hoy, todos los niños y niñas menores de 13 años reciben la vacuna del VPH en España. En el caso de las niñas, si alguna no ha sido vacunada en esa franja de edad recomendada, tiene la oportunidad de recibirla financiada hasta los 18 años. La idea es que los varones se acaben sumando también a este supuesto, pero por ahora, ellos solo la tienen disponible en el Sistema Nacional de Salud hasta los 13. 

¿Cuáles son los síntomas del cáncer cervical?

En los estadios tempranos de la enfermedad, el cáncer de cuello uterino suele ser asintomático. «Por eso, nosotros lo que hacemos en este cáncer es prevención. Por un lado, prevención primaria, con la vacuna, y, por otro, la prevención secundaria con la citología y el test del virus del papiloma humano. De esta manera, lo detectamos antes de que dé síntomas», explica Silva.

Sin embargo, en algunos casos, se puede manifestar algunos signos de alerta. Cualquiera de los siguientes podría ser un síntoma de cáncer de cuello uterino:

  • Manchas de sangre o sangrado leve entre o después de la menstruación
  • Sangrado menstrual que es más prolongado y abundante que lo habitual
  • Sangrado después del coito, el lavado genital o el examen pélvico
  • Mayor secreción vaginal
  • Dolor durante las relaciones sexuales
  • Sangrado después de la menopausia
  • Dolor de espalda y/o pélvico persistente y sin razón aparente
  • Sangre en la orina o en las heces
  • Pérdida de peso, cansancio y pérdida de apetito
  • Edema de una o ambas piernas sin otras causas que lo justifiquen

Si aparecen estos síntomas, sobre todo si ocurren de manera persistente, es importante comentarlos con el médico. El diagnóstico y el tratamiento tempranos, especialmente en los primeros estadios del cáncer o en la etapa precancerosa, mejoran el pronóstico y aumentan las posibilidades de prevenir o curar el cáncer.

¿A qué edad puede aparecer el cáncer de cuello de útero?

Aunque es posible que la enfermedad aparezca a cualquier edad, lo cierto es que su desarrollo se da a lo largo de varios años, por lo que suele presentarse con mayor frecuencia en personas mayores de 30 años. «Hay casos, pero por debajo de los 30 años es infrecuente y por debajo de los 25, increíblemente infrecuente. Por eso no se realiza el cribado por debajo de los 25 años», señala Fernández-Villarrenaga.

¿Cómo se diagnostica el cáncer de cuello de útero?

La detección del cáncer de cérvix comienza antes de que este se llegue a desarrollar, en cuanto se diagnostica la infección por VPH. Para lograr esta identificación temprana del problema, las comunidades tienen estrategias de cribado escalonadas según la edad de las pacientes. «Nuestro punto de mira es detectarlo antes de que haya síntomas. Cuando detectamos una lesión precancerosa, no da síntomas. Cuando hay síntomas, es porque ya es un cáncer, y no lo hemos detectado cuando debíamos», asegura Fernández-Villarrenaga.

«Si ha habido una lesión, hacemos una prueba que es la colposcopia, para controlar a esa mujer. Si vemos una alteración, realizamos una biopsia, si es positiva, ya actuamos en función de esa biopsia. Es decir que es una escalera. Se va subiendo en función de las pruebas que vamos haciendo y de la lesión que tenga esa mujer. Tener el virus no significa tener lesión», detalla Silva.

«De los 25 a los 30 años se hace una citología, pero, a partir de los 30 años, se hace el test del virus del papiloma humano. Si el resultado es positivo, la citarán para hacer una citología, y si es negativa, se le avisará de que es negativo y se volverá a hacer el cribado cada cinco años. Este cribado se realiza hasta los 65 años, siempre y cuando haya dos pruebas de cribado negativas y no haya tenido un tratamiento por cáncer de cuello de útero», explica Silva.

La citología cervical es una prueba en la que se extraen células del cuello del útero para analizarlas e identificar anomalías. La prueba de VPH sirve, en cambio, para detectar la presencia del virus. Cuando las pruebas de cribado arrojan resultados positivos, se puede realizar una colposcopia, es decir, una biopsia del cuello uterino con microscopio, para analizar con mayor detalle la morfología de lesiones que puedan ser sospechosas y confirmar si es maligna.

¿Qué tratamientos se realizan para el cáncer de cuello de útero?

El camino a seguir en cuanto a tratamientos dependerá del estadio en el que se encuentre la lesión o el tumor. «Cuando estamos en estadios precancerosos, o muy iniciales del cáncer, podemos hacer tratamientos más conservadores. Si hay un cáncer, en función del estadio en el que lo encontremos, tendremos que hacer un tratamiento quirúrgico más extenso, o un tratamiento con radio y quimioterapia, dependiendo de la situación en la que esté la enfermedad», explica Fernández-Villarrenaga.

Las pacientes que han tenido una lesión precancerosa tienen un mayor riesgo de volver a sufrirlas, o bien de que se desarrolle un cáncer de cuello de útero. Por eso, una parte del tratamiento es siempre la vacunación frente al VPH. «Porque la vacuna no cura, pero protege. En el VPH el haber estado en contacto con él no produce inmunidad, no es como el sarampión. Entonces, la inmunidad la va a dar la vacuna. Es importante aplicarla por esta razón», señala Silva.

¿Los tratamientos afectan a la fertilidad?

«Si hablamos de lesiones precancerosas, con la cirugía, en principio no tiene por qué verse afectada. Cada vez somos más conservadores y hacemos tratamientos menos agresivos. Hay un riesgo de partos prematuros, en algunos casos, en gestaciones posteriores. Si hablamos de un cáncer, a veces se puede hacer un tratamiento preservador de la fertilidad, pero todo depende del estadio, no siempre es posible conservar el útero», apunta Fernández-Villarrenaga.

«Para podernos plantear una cirugía con preservación de la fertilidad debemos exponer con claridad los riesgos oncológicos y obstétricos. No está recomendado hacer estas cirugías en aquellos subtipos histológicos raros, en tumores de más de dos centímetros de tamaño, si hay márgenes afectos o afectación de ganglios linfáticos. Cualquier embarazo tras este tipo de cirugía se considera de alto riesgo y el parto solo podrá ser por cesárea», explica la doctora Sánchez Lorenzo.

¿El preservativo previene el cáncer de cuello de útero?

«El VPH se transmite por roce, por contacto, no por fluidos. Por supuesto, es importante el uso del preservativo, pero bien usado, desde el principio. El preservativo protege, sí, pero no al 100 %. Aunque no protege toda la zona que entra en contacto, contribuye a proteger el cuello del útero. Entonces, sí, está indicado el preservativo, desde el inicio de la relación», sostiene Fernández-Villarrenaga.

Pese a todo, la correcta utilización del preservativo ha demostrado una reducción significativa en la incidencia tanto de verrugas genitales o condilomas como de lesiones asociadas al VPH. Según los estudios, puede disminuir ambas patologías entre un 60 y un 70 % frente a las relaciones sexuales sin protección.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.