Neuralgia del trigémino, la enfermedad que sufre Gala González: «Lo que el cuerpo nos pide es dejarnos engullir por el sofá»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Gala González.
Gala González. BENITO ORDOÑEZ

La influencer coruñesa contó a sus seguidores de Instagram que lleva dos semanas con un brote de dolor causado por esta patología que la lleva a «experimentar pensamientos oscuros»

31 mar 2024 . Actualizado a las 17:45 h.

La influencer coruñesa Gala González ha comunicado a través de  una historia en su cuenta de Instagram que lleva dos semanas con un brote de neuralgia trigeminal, una patología que afecta al nervio trigémino, el más importante que tenemos en la cara, causando unas cefaleas de intensidad extrema. 

Se trata de una enfermedad que está considerada como una de las más dolorosas que existen, hasta el punto de haber sido denominada coloquialmente como la «enfermedad del suicidio». 

«Para quienes saben cuánto se sufre en silencio esta enfermedad, os mando ánimo en esos momentos en los (que) nadie pueda llegar a entender este dolor constante y la poca calidad de vida con la que vivimos, así como levantarse y acostarse con dolor o no recordar la última vez que te sentiste bien», expresó la influencer de 38 años.

Qué es la neuralgia del trigémino

El nervio trigémino «se ocupa de dar la sensibilidad de la zona alrededor del ojo, mejilla y mandíbula. Cuando se irrita alguna de estas ramas, provoca un dolor de gran intensidad y duración breve», explica el neurólogo Pablo Irimia, coordinador del Grupo de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN). 

Según datos de la SEN, cada año se diagnostican en España unos 2.000 nuevos casos, principalmente en personas de entre 37 y 67 años de edad. 

El nervio trigémino tiene tres ramas diferentes: una relacionada con la zona del ojo (rama oftálmica), otra, asociada a la región media del rostro, es decir, mejillas y nariz (maxilar) y la última, relacionada con el mentón (mandibular). En un 90 a 95 % de los casos, la neuralgia afecta al área maxilar y mandibular, respectivamente. En un 2 a 5 %, el dolor es bilateral.

Este dolor puede estar presente de manera continua en algunos casos, mientras que en otros aparece puntualmente en forma de crisis o brotes que pueden tener una duración de dos minutos y suelen ser intensos. 

Estas manifestaciones pueden ocurrir incluso varias veces al día, de manera espontánea o debido a desencadenantes sutiles. «Incluso con el viento se puede tener una crisis. Cualquier estímulo o sensibilidad en la cara podría favorecerlos», explica Irimia. 

«Ojalá pronto exista una solución más eficaz y hasta una cura. Por ahora solo pido paciencia a quienes convivís y trabajáis con alguien que padezca esta patología o dolores crónicos sin cura. No nos quejamos por gana ni por pena, no olvidéis que cuando decimos que estamos mal, en realidad estamos fatal y aunque no lo verbalizamos abiertamente, muchos llegamos a experimentar pensamientos “oscuros” donde perdemos toda esperanza, culpa del tan alto dolor con el que convivimos diariamente y que tanto nos debilita», confiesa González en su Instagram. 

«Los brotes muchas veces se manifiestan camuflados bajo una depresión de la que no tenemos consciencia hasta que ya es tarde. Creo que intentamos llevar una vida lo más normal posible aunque lo que el cuerpo nos pide es dejarnos engullir por el sofá entre lágrimas en busca de consuelo», describe la influencer.

Causas

El origen de este cuadro es, en la gran mayoría de los casos, desconocido, lo que se denomina, en la jerga médica, como dolor idiopático. En algunas ocasiones, se puede relacionar la neuralgia a una irritación del nervio trigémino debida a la compresión de un vaso sanguíneo o incluso, aunque de forma muy infrecuente, a tumor.  

También se sabe que hasta un 2 % de los pacientes con esclerosis múltiple (enfermedad desmielinizante del sistema nervioso) desarrollan neuralgia del trigémino.

En general, no es una enfermedad hereditaria y puede aparecer en cualquier persona. Tiene mayor peso, en muchos casos, el factor de la edad. «Es raro que aparezca por debajo de los 50 años, aunque es posible en pacientes más jóvenes», explica el coordinador del Grupo de Cefaleas de la SEN.

Aunque los brotes pueden presentarse de forma espontánea, es habitual la presencia de zonas gatillo que se activan ante estímulos táctiles o térmicos, como masticar, hablar, peinarse, cepillarse los dientes, comer o bostezar, actividades cotidianas diarias que pueden desencadenar una crisis de dolor muy incapacitante.

Diagnóstico y tratamiento 

El diagnóstico de la neuralgia del trigémino se basa fundamentalmente en la sintomatología clínica que relata el paciente: localización del dolor, momento del comienzo, desencadenantes, intervalos libres de dolor y efectividad de la medicación. También se realiza una exploración física para la evaluación sensitiva facial, del reflejo corneal, y de los músculos masticadores.

Pueden utilizarse asimismo técnicas de neuroimagen, entre las cuales la resonancia magnética de alto campo es la más eficaz, ya que permite observar bucles vasculares y compresiones de vasos sobre el nervio trigémino que en estudios convencionales suelen pasar desapercibidos, además de descartar tumores y enfermedades desmielinizantes. 

En general, cerca del 85 % de los pacientes quedan libres de dolor a largo plazo con un tratamiento médico adecuado. El tratamiento conservador farmacológico es la primera opción terapéutica. Algunos medicamentos anticonvulsivos, como la carbamazepina, la gabapentina, la fenitoína o la lamotrigina, ayudan a reducir o controlar el dolor. Los analgésicos habituales, como el paracetamol o el ibuprofeno, no suelen ser útiles para tratar este síntoma. 

Se utiliza como primera elección la carbamazepina, que suele controlar los síntomas en el 70 % de los pacientes. Hay otros fármacos que se utilizan si falla esta primera opción, aunque tienen menos efecto. Entre ellos, se encuentra la toxina botulínica (bótox).

Para aquellos casos que no mejoran, existen diferentes procedimientos de radiofrecuencia y técnicas quirúrgicas que alivian e incluso curan los síntomas en un elevado porcentaje de pacientes. Por ejemplo, en el caso de que la vena esté en contacto con el nervio, «lo que se hace es separar esa arteria o vena del nervio mediante un procedimiento quirúrgico y así desaparece por completo el dolor», explica el coordinador del Grupo de Cefaleas de la SEN. 

«Durante años se ha retrasado en exceso la recomendación de tratamiento quirúrgico. Ahora mismo, lo que hacemos es realizar la prueba con uno o dos fármacos y, si vemos que no se controla, ya pensamos en el otro procedimiento», asegura Irimia. 

El inconveniente que tienen estos fármacos es que no se pueden introducir de una manera rápida, hay que ir aumentando la dosis poco a poco. «Entonces, ese proceso suele llevar varias semanas, concretamente entre tres o cuatro», añade el neurólogo.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.