Las dudas médicas de 'La sociedad de la nieve': ¿por qué orinan negro?, ¿cuánto tiempo aguanta el ser humano sin comer?

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

EN REDES

QUIM VIVES | NETFLIX

De la mano de un médico internista, te explicamos cuáles son los límites de nuestro cuerpo en este tipo de situaciones extremas

10 ene 2024 . Actualizado a las 09:47 h.

Todo el mundo habla sobre ella. La sociedad de la nieve lleva pocos días en Netflix y, según datos que proporciona la propia plataforma, es la más vista en todo el mundo. Dirigida y escrita por Juan Antonio Bayona y basada en el libro de Pablo Vierci, ilustra la tragedia que tuvo lugar en 1972, cuando un vuelo procedente de Uruguay se acaba estrellando en un glaciar en los Andes. De los 45 pasajeros que iban en el avión, solo 29 sobreviven al accidente y tienen que luchar por sus vidas en unas circunstancias extremas. 

El filme bien podría visualizarse en muchas aulas de Medicina. El narrador, bajo un precioso paisaje blanco, se pregunta al principio: ¿Qué pasa cuando no tenés ropa y te estás congelando? ¿Cuando no tenés comida y te estás muriendo? A las que se podría añadir: ¿Cuáles son los límites del cuerpo humano? 

Intentamos responder a la pregunta con la ayuda del doctor Juan González Soler, presidente de la Sociedad Gallega de Medicina Interna (Sogami) y portavoz de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).

El impacto del frío en el cuerpo

La nave fue alquilada por un equipo de rugbi, sus familiares y amigos. Debía llegar a Chile, pero nunca lo hizo. Sufrieron un accidente en la Cordillera de los Andes, en un valle a 4000 metros de altitud. No ayudaron las condiciones meteorológicas: se estaban produciendo unas nevadas que hacía décadas que no se veían, con unas temperaturas que rondaban los 40 grados bajo cero. 

Al principio, elaboraron ropa de abrigo con lo que quedaba de los asientos. Pero aun así, el frío intenso siempre implica consecuencias para la salud. «Estar sometido a él de manera prolongada puede causar daño en los tejidos, problemas respiratorios, cardíacos, trastornos neurológicos y deshidratación», avanza el doctor. El daño a los tejidos se da, sobre todo, en las extremidades expuestas, como las manos o los pies. «Esto puede llevar a la congelación de la piel y los tejidos subyacentes, resultando en ampollas, úlceras o incluso la necesidad de amputación en casos graves». 

La hipotermia puede afectar a la capacidad del cuerpo para mantener una respiración adecuada. «A medida que la temperatura corporal disminuye, los músculos respiratorios pueden volverse más débiles, lo que dificulta la respiración. Esto, en casos extremos, puede llevar a insuficiencia respiratoria y muerte». También causa una disminución en la frecuencia cardíaca y la presión arterial, «pudiendo provocar arritmias cardíacas, disminución del flujo sanguíneo y, en casos graves, paro cardíaco», subraya el doctor. 

En los protagonistas de la película también se puede apreciar confusión, dificultad para hablar, falta de coordinación y alteraciones en su estado del ánimo. Son algunas de las consecuencias que pueden aparecer a nivel neurológico que, en casos graves, según indica González, «puede provocar coma o daño cerebral irreversible». 

«Tres minutos sin respirar, tres días sin beber y tres semanas sin comer»

«¿Cuánto tiempo podremos aguantar así?», pregunta uno de ellos. A lo que otro, responde: «¿Conocés la regla del tres? Tres minutos sin respirar, tres días sin beber y tres semanas sin comer». Pero ¿qué evidencia científica tiene la frase? 

«Son más creencias basadas en la experiencia, muchas veces sin un gran soporte científico», avanza el doctor. Empecemos por el principio, la respiración. «Sí es cierto que el tiempo medio de apnea de una persona no entrenada se establece entre dos y tres minutos, pero esto no es más que una aproximación que depende mucho de cada individuo porque también conocemos deportistas profesionales que soportan más de quince minutos», asegura.

El tiempo que un individuo puede pasar sin ingerir líquidos es muy variable. En palabras del doctor, depende del clima, actividad, estado de salud y la composición corporal, entre otros factores. «No es lo mismo el tiempo que se puede pasar sin ingerir líquidos sometido a un calor extremo que en un frío intenso, en este caso será mayor. Sí se estima que de tres a cinco días de media sería un valor máximo de referencia para individuos no entrenados». 

De esta forma, puede deducirse que en el caso de la alimentación sucede lo mismo. «Una persona puede mantener un ayuno durante dos o tres semanas, pero también depende de su estado físico, la reserva calórica, las temperaturas, la actividad a la que está expuesto y otras situaciones». Sin embargo, añade un condicionante: «El ayuno puede ser más prolongado si se aportan líquidos. Se han dado casos de más de dos meses; si bien con grave deterioro físico y afectación de importantes parámetros de salud».

Por lo tanto, no hay una respuesta concreta a cuánto aguantaríamos los humanos sin comer. «En el caso de los viajeros de este avión, una gran parte son deportistas y se les supone importante masa muscular, pues practicaban rugbi. Se entiende también que la mayoría disponían de una buena capacidad funcional y salud. Partiendo de esta situación óptima, el tiempo de ayuno podría prolongarse». 

Cuando la única solución contra la deshidratación es descongelar nieve

Donde se estrelló el avión no había rastro de vida alguna. Ni civilización ni de dónde obtener comida una vez que las escasas provisiones con las que contaban (algo de chocolate y vino), se acabaron.  

«El frío intenso puede hacer que el cuerpo pierda líquidos más rápidamente, ya que este trabaja para mantener su temperatura interna. Esto puede llevar a la deshidratación, lo que a su vez puede empeorar los síntomas de hipotermia y dificultar la recuperación», explica González. Eso fue lo que llevó a los supervivientes a descongelar nieve para poder beber. «Comerla directamente sería más arriesgado, pues haríamos disminuir de forma mucho más brusca nuestra temperatura corporal, lo que llevará a quemaduras, úlceras e isquemia», añade el doctor.

¿Cuenta el ser humano con una especie de «reservas» para este tipo de situaciones extremas?

La respuesta es que sí. «Cuando una persona, ya sea de forma voluntaria o involuntariamente, es privada de alimentos, en una primera fase, el organismo consume la reservas de glucógeno. Estas se almacenan en los músculos y el hígado, principalmente. Ocurre los primeros dos días. A partir de ahí, la energía se obtendría de los ácidos grasos que se almacenan en el tejido adiposo. Esto hace que se lleve a estado de cetogénesis con deterioro progresivo de órganos como el riñón o el hígado», expresa el médico internista. 

Pasadas dos semanas, aproximadamente, «el organismo utiliza como fuente de energía la masa muscular, con un deterioro progresivo de todos los órganos, hasta llevar a la muerte».

La extrema decisión del canibalismo

En un momento dado, para sobrevivir, les resulta necesario tomar una dura (pero necesaria) decisión: alimentarse a base de la carne de otros compañeros. ¿Qué importancia tiene la proteína en estas circunstancias? «Son grandes moléculas constituidas por aminoácidos. Los nutrientes que desempeñan un mayor número de funciones en las células de todos los seres vivos. Forman parte de la estructura de los tejidos y, por otro lado, tienen función metabólica y reguladora, son indispensables para el buen funcionamiento de nuestro organismo».

Aunque estas pueden ser de origen animal o vegetal, estas últimas eran inexistentes en el sitio donde sufrieron el accidente. «Los alimentos más ricos en proteínas son los huevos, la carne, la leche, derivados de cereales y las leguminosas. Probablemente de todos estos, el único disponible en esta situación, sería la proteína de la carne animal. En un escenario diferente podríamos sobrevivir con las de tipo vegetal», indica González.

En uno de los fotogramas de la película se puede apreciar como uno de los protagonistas orina de color negro.
En uno de los fotogramas de la película se puede apreciar como uno de los protagonistas orina de color negro.

¿Por qué su orina era negra?

Es otro de los grandes detalles que se pueden apreciar en la película y que pueden llegar al sorprender al espectador: su orina era de color negro. ¿Por qué? «Los cambios fisiopatológicos que produce la hipotermia, la deshidratación y la desnutrición que comentábamos previamente llevan a la cetogénesis y a la destrucción muscular. Ambas podrían provocarlo. Esta destrucción muscular produce un proceso, la rabdomiólisis, que lleva acompañada disfunción renal y que provoca orinas de este color», responde el doctor.

Se conoce como rabdomiólisis a la descomposición del tejido muscular que ocasiona la liberación de los contenidos de las fibras musculares en la sangre. Estas son nocivas para el riñón y, con frecuencia, causan daño renal. Puede darse por una deshidratación grave, extremos de la temperatura corporal, esfuerzos intensos, lesiones por comprensión o traumatismos. 

Ojos de mapache

Los espectadores más astutos también se han parado en unos ojos, los de Nando. Este personaje choca con la cabeza durante un accidente y queda en coma durante tres días. Al despertarse, puede apreciarse como sus párpados están muy oscuros. Se conocen como «signo del mapache» y reflejan una fractura en la base del cráneo. En realidad, el término clínico es equimosis periorbitaria, pero podría explicarse de una forma simple: la sangre de la fractura del cráneo se filtra hacia el tejido blando alrededor de los ojos y de ahí ese color característico. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.