Silvia Congost, psicóloga: «No hay un gen de la autoestima, es una consecuencia de lo que hemos vivido y se puede reforzar»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Silvia Congost es psicóloga especializada en autoestima y dependencia emocional.
Silvia Congost es psicóloga especializada en autoestima y dependencia emocional.

La experta en autoestima se presenta por primera vez en Galicia para hablar de cómo este amor propio puede ayudarnos a relacionarnos de forma sana

13 may 2023 . Actualizado a las 09:46 h.

La psicóloga Silvia Congost es reconocida a nivel mundial por su trabajo sobre las relaciones tóxicas, la autoestima y la dependencia emocional. Su charla Claves para evitar la dependencia emocional cuenta con casi 20 millones de visualizaciones en YouTube y sus libros aportan información crucial para superar esta forma nociva del apego y construir relaciones sanas.

Con veinte años de experiencia ayudando a sus pacientes y al público general a lograr estos avances, Congost llega por primera vez a Vigo para presentar Objetivo amarte, una experiencia interactiva que está a medio camino entre una charla y una sesión de terapia grupal. A través de este innovador formato, la experta propone estrategias y herramientas para mejorar la autoestima. En su paso por Galicia, Congost nos resume algunos de los conceptos centrales de su trabajo y el aporte que representan para el bienestar emocional.

—¿Cómo marcan las relaciones que construimos nuestra autoestima?

—La relación que tenemos con nosotros mismos y la que creamos a partir de ahí con los demás, tanto a nivel de relación de pareja, relaciones familiares, amistades o en el trabajo, todo eso determina si sentimos o no que nuestra vida vale la pena, que somos felices, que estamos a gusto. Entonces, como no hay una educación en la escuela ni, muchas veces, por parte de los padres, sobre relaciones, sobre dónde poner límites, qué es lo que nos sienta bien y qué es tóxico, hay una carencia importante en este sentido y hace falta aportar esta información. Las tres partes más importantes que determinan nuestra vida son la relación con nosotros mismos, la relación con nuestros padres y la relación con las demás personas una vez que somos adultos. El tema de la autoestima es algo que nos afecta siempre a todos, a cualquier edad. Siempre estamos a tiempo de iniciar un proceso para mejorarla y siempre vale la pena hacerlo. Desde adolescentes que empiezan a abrirse a estos temas, hasta personas de edad avanzada.

—¿Cómo podemos saber si nuestra autoestima es sana o si necesitamos trabajarla?

—La autoestima es básicamente el valor que nos damos a nosotros mismos: si sentimos o no que somos personas valiosas, que somos capaces, que estamos a la altura de aquello que la vida nos ponga delante, que merecemos que nos amen, que merecemos tener éxito. Cuando no sentimos eso, nos vemos a nosotros mismos como personas inseguras, nos comparamos mucho con los demás, sintiéndonos peor; somos personas con un alto nivel de autoexigencia y, por mucho que hagamos y consigamos, es como si nunca fuera suficiente. A veces, tenemos miedo a no encontrar pareja o a que nuestra pareja nos deje y no encontremos a nadie más. Generamos dependencia emocional con personas que resultan ser tóxicas. A veces, nos cuesta expresar lo que pensamos, poner límites, decir que no. Renunciamos a oportunidades que nos permitirían crecer. La falta de autoestima puede manifestarse de muchas formas distintas. Por eso es importante saber detectarla, para hacer algo al respecto.

—¿Qué podemos hacer para fortalecer la autoestima?

—Lo primero es tener consciencia de ella, hacer ese despertar. Una vez que la vemos, es muy importante entender por qué tenemos la autoestima que tenemos. Es decir: no hay un gen de la autoestima que determine que la tengamos bien o mal, sino que es una consecuencia de las cosas que hemos vivido, de nuestra infancia, de nuestras experiencias. Y entender por qué tengo la autoestima que tengo me ayuda a ver que no es que yo sea defectuosa, sino que he vivido unas circunstancias determinadas, pero que puedo, en cualquier momento, reforzarla y cambiar eso.

—¿Cómo podemos detectar la dependencia emocional?

—La dependencia emocional es la incapacidad que sentimos a la hora de cortar una relación cuando deberíamos terminarla porque es tóxica, porque ya no nos aman, porque nos tratan mal o porque no podemos crecer en ella. La persona que sufre dependencia, a pesar de ver en determinados momentos, con mucha claridad, que aquello no es bueno ni es sano, conecta con un sentimiento de incapacidad total, un temor terrible a quedarse sin esa persona. Lo veo, pero no soy capaz de salir. Como una adicción. Es muy destructivo, muy desgastante y nos impide crecer en todas las áreas de nuestra vida, nos va anulando.

La psicóloga Silvia Congost presenta su nueva charla: Objetivo amarte.
La psicóloga Silvia Congost presenta su nueva charla: Objetivo amarte.

—¿Cómo se sale de ella?

—Lo primero es fortalecer la autoestima. Cuanto más aprendes a amarte, cuidarte e identificar aquello que te está dañando y te impide crecer y evolucionar, más sabes dónde tienes que poner los límites. Se trata de aprender a amarnos, primero, y después plantearnos cómo queremos que sea una relación, cómo concebimos una relación sana, y darnos cuenta de que aquello a lo que nos hemos acostumbrado y que hemos normalizado no encaja con lo que nosotros queremos y buscamos. Entonces, hay que empezar a poner límites y aprender a tomar distancia de esa persona. No siempre se puede por uno mismo. Hay personas que, leyendo un libro, toman consciencia y cogen las riendas y salen. Pero hay otras personas que, a lo mejor, necesitan algunas sesiones de terapia.

—¿Por qué para algunas personas es tan difícil poner límites?

—Nos cuesta mucho poner límites y creo que tiene que ver con esa necesidad de buscar el reconocimiento y la aprobación en los demás. Al final, para el ser humano, el miedo más grande es a ser abandonado, a ser rechazado, a quedarse solo. Y cuando tú pones límites, tienes un miedo intrínseco a que el otro se enfade, a que no lo entienda, a que te dé la espalda y, en última instancia, te abandone. Es un miedo irracional, pero muchas veces conectamos con él y eso es lo que hace que queramos ceder o permitir determinadas cosas. Si sentimos que, si esa persona nos abandona, no podremos continuar con nuestra vida, preferiremos, lamentablemente, estar mal acompañados antes que quedarnos sin esa persona.

—¿Cómo saber si hace falta poner un límite?

—Cuando tenemos dudas en ese sentido es bueno hablarlo con alguien de confianza o incluso o un profesional, si lo estamos pasando mal. Porque, si nuestros padres, las personas de las que hemos aprendido a relacionarnos, han sido una referencia tóxica, puede que nos parezca normal permitir determinadas cosas, porque nos han enseñado a permitirlas con su ejemplo. Y puede que nos estén dañando y no veamos claramente dónde poner los límites. Yo aconsejo, en caso de duda, hacer una consulta. Porque si dudamos, es porque hay algo allí que nos está molestando, que nos está doliendo. Si no, ni nos lo plantearíamos. Hay que acostumbrarnos a consultar a un profesional, igual que quien tiene un dolor en una muela va al dentista, deberíamos normalizar acudir a un psicólogo para aprender y para entender mejor lo que nos pasa.

—¿Cómo podemos saber si nuestra relación es sana?

—Normalmente, cuando estamos bien, ni nos planteamos todo esto, porque no nos tenemos que preocupar por la relación. Es una parte de nuestra vida que fluye y funciona sin demasiada dificultad. No tenemos que invertir grandes dosis de esfuerzo para que funcione, que es lo que pasa cuando es tóxica: estamos cayendo una y otra vez en lo mismo, discutiendo, sintiéndonos mal. Cuando es sana, estamos a gusto con esa persona, hay equilibrio entre nosotros, nos entendemos, tenemos paz y sentimos que podemos crecer. Estamos con una persona que se alegra de que las cosas nos vayan bien y que, si estamos mal, sentimos que está ahí, que se preocupa y nos apoya. Es una persona en la que podemos confiar y no nos genera dudas.

—¿Qué podemos hacer para ayudar a una persona cercana que está en una relación tóxica?

—Es complicado. Cuando alguien está sufriendo una relación que es tóxica y no se da cuenta, es difícil poder ayudarla desde fuera. Porque, si estás en este tipo de relaciones, como tú lo que no quieres es perder a esa persona, no estás dispuesto a escuchar a nadie que te lleve por ese camino, que te diga de alguna forma que tienes que cortar esa relación. Entonces, cuando tratas de hacérselo ver, la persona se cierra y se aparta de ti. Lo mejor es intentar aportar un poco de luz cuando la persona viene a nosotros porque está mal. En el momento en el que tiene la crisis, el bajón que en una relación tóxica siempre hay, si lo comparte, ahí es cuando podemos dar nuestro punto de vista y tratar de aportar algo de información: regalar un libro, recomendar a un profesional, enviar una conferencia por internet, intentar ayudar a que acabe de entender qué es lo que pasa. Pero sin duda, está comprobado que lo mejor es intentar que la persona pida ayuda profesional. Porque cuando alguien viene a la consulta, muchas veces dice: «Esto siempre me lo ha dicho mi madre, mi amiga o mi hermana, pero ahora lo entiendo de otra forma». Cuando tú vas a un experto en ese tema y le explicas a alguien que no te conoce de nada, ahí la sanación se produce de forma más rápida, porque tienes un nivel de apertura distinto.

—¿Qué herramientas pueden ayudar a fortalecer la autoestima tras una relación tóxica?

—No hay unos ingredientes o una receta que si la sigues, tu autoestima vaya a mejorar. Por lo general, es un proceso terapéutico que se realiza. Pero tiene que haber un trabajo emocional, es decir, empezar a sentir autocompasión por ti mismo, volver a sentir amor hacia ti, porque solo cuando te amas vas a poner límites cuando alguien te esté dañando y no lo vas a permitir. Eso hará que conectes con tu dignidad y empieces a poner barreras. También hay que trabajar con las creencias, con esos mensajes que nos damos a nosotros mismos. Porque cuando estamos mal, caemos fácilmente en decir: «Soy un inútil, no soy capaz, nunca lo voy a lograr, no lo merezco», y eso nos daña muchísimo. Imagina que le dices eso a otra persona, cómo se sentiría si estás todo el día repitiéndole esto. En cambio, a nosotros mismos nos hablamos así, ya estamos acostumbrados y es como si no nos doliera tanto, pero el daño es el mismo. Hay que trabajar también a nivel de actividades externas: hacer cosas nuevas, hacer cambios en nuestra vida y analizar con quién pasamos tiempo, cuáles son las personas que tenemos alrededor, si son sanas o no y de quién debemos defendernos. Porque todo eso afecta a nuestra autoestima.

—¿Las personas tienden a aislarse cuando están en ese proceso interno de reconstrucción?

—Cuando uno se siente mal, tiene menos ganas de compartir y de estar con gente, tiende a encerrarse más y quedarse sin que nadie la vea. Pero, al contrario, es importante que nos esforcemos un poco. Siempre hay un momento en el que tienes que permitirte estar solo, abrazarte y llorar, estar contigo. Pero no puedes quedarte ahí anclado, porque va a ser perjudicial. Entonces, siempre es bueno que, cuando estás en el proceso de salir de una relación tóxica y aprender a quererte, aunque no te apetezca nada ahora ir a ese sitio al que te han invitado, vayas. Cada uno tiene que responsabilizarse. Aunque no te apetezca, por ejemplo, ir al gimnasio, es importante que vayas, tienes que poner de tu parte para ir saliendo y mejorar tu autoestima.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.