Del plato al cerebro: lo que comes afecta a tu salud mental

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

La dieta mediterránea es la que cuenta con una mayor evidencia en la mejora de síntomas depresivos, seguida por la antiinflamatoria y la cetogénica

01 mar 2024 . Actualizado a las 16:50 h.

Somos nosotros los que decidimos qué comemos, cuándo y qué procesos pasan esos alimentos. Y nuestro cuerpo agradece cuando estas decisiones son las acertadas; incluido nuestro cerebro. Porque la dieta también afecta a nuestra salud mental. Es uno de los temas que se expondrán en el XXXII Curso Nacional de actualización en Psiquiatría que se celebra estos días en el marco del III Congreso de la Sociedad Española de Psiquiatría Clínica en Vitoria. 

«En los últimos años ha crecido una rama de la psiquiatría, la nutricional, que estudia los beneficios de llevar a cabo una dieta saludable en términos de salud mental, en prácticamente todos los trastornos mentales. Un hecho de mucha importancia desde el punto de vista de morbimortalidad, epidemiológico e incluso a nivel económico, porque las enfermedades mentales causan muchísimo costes directos e indirectos», explica Beatriz María Cabrera, psiquiatra del Hospital Universitario Gran Canaria Doctor Negrín y ponente en el encuentro. 

¿Cuál es la relación entre la dieta y la salud mental?

«Los trastornos mentales, como muchas patologías crónicas, tienen un factor común: la inflamación de bajo grado y el estrés oxidativo. Esto también pasa en otras enfermedades como por ejemplo, las cardiovasculares», indica la doctora. Añade que, al abordar «esa inflamación sistémica con alternativas terapéuticas como la dieta, ya estamos redundando en una reducción de esta y, por lo tanto, en muchos casos, también en la disminución de esos síntomas cardíacos y de salud mental».

Recalca su importancia porque, en su opinión, no es algo que tengamos presente. «La dieta se tiene un poco olvidada. Otros aspectos como el hábito tabáquico sí se tienen en cuenta y se relacionan de una manera más directa con algunas enfermedades. Pero en general, los hábitos de vida saludables, no. Puede que sí en otras patologías concretas como los infartos o el cáncer; pero no en el caso de la salud mental».

La relación es bidireccional, es decir, lo que comemos puede mejorar nuestra salud mental si el patrón es correcto, pero también puede empeorarla. «De hecho, se ha determinado que la dieta que conocemos como occidental, rica en grasas, consumo de azúcares y alimentos ultraprocesados conlleva a un deterioro», alerta la doctora. ¿Cuál sería la más beneficiosa para nuestra salud mental? Una que todos conocemos y que, afortunadamente, solemos tener presente: la mediterránea. 

La dieta mediterránea 

«Prácticamente todos los trastornos mentales están relacionados y se ven beneficiados de una dieta mediterránea, porque en casi todos hay el patrón común de inflamación. No obstante, notarían mejoría de una forma particular aquellos que sufren depresión. Es en estos pacientes donde se ha demostrado de una manera sólida, con evidencia científica, una mejoría», confiesa Cabrera. Además, menciona dos alimentos clave: los frutos secos y el aceite de oliva. «Ambos tienen componentes muy positivos pero, sobre todo, vale la pena destacar los ácidos grasos omega 3». 

En este sentido, el estudio Predidep, publicado en la revista Nutritional Neuroscience y cuya primera firmante es la doctora Cabrera, concluye que la adopción de este patrón alimenticio enriquecido con AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra) puede conducir a una notable reducción en la manifestación de síntomas depresivos. La especialista proporciona cifras: «Existe una reducción del riesgo de recaída en la depresión de hasta un 34 %, un porcentaje bastante alto».

Unos cambios que ya son perceptibles a corto plazo: «En la investigación apreciamos cambios significativos a los cuatro meses de pautar la dieta. Además, a los veinte meses, seguía dándose esa reducción de los síntomas depresivos en los pacientes». El hallazgo no solo resaltó la importancia de la nutrición en la salud emocional, sino que también sugiere la viabilidad de estrategias basadas en la dieta que complementen los abordajes más tradiciones en el tratamiento de la depresión.  

La dieta antiinflamatoria y la cetogénica

La mediterránea no es la única dieta que puede mejorar nuestra salud mental. En el otro puesto del ránking se encontraría, en palabras de Cabrera, la antiinflamatoria. «Realmente esta se estableció para mejorar, por decirlo de alguna manera, la mediterránea. Es decir, esta está muy restringida a un área geográfica concreta, pero hay alimentos saludables propios de otras culturas culinariamente distintas que también son saludables y tienen muchas propiedades, como el sudeste asiático».  

Así, la doctora destaca la soja, las setas asiáticas, el consumo habitual de té (sobre todo el verde), el consumo de cúrcuma, el jengibre y el ajo. «Hay muchos más, pero estos serían los más importantes. Todos estos alimentos son ricos en flavonoides, tienen un potente efecto antiinflamatorio y son la base de este tipo de patrón dietético».

También se puede destacar la cetogénica. «Es un cambio de paradigma frente a las dietas que conocemos tradicionalmente, porque busca un cambio en la fuente de energía. Normalmente con la dieta lo que utilizamos como fuente de energía principal son los hidratos, la glucosa. Con este patrón no es ese el objetivo, sino que las cetonas sean esa fuente principal, lo cual tiene un efecto antiinflamatorio dentro de la célula. Se reducen los radicales libres de oxígeno y hay un efecto antiinflamatorio», explica la doctora. Añade que, aunque en los últimos años se empiece hablar más de ella, no es nueva. «Se utilizó mucho hace años para la epilepsia, pero cayó en desuso. A partir del 2000 empezó a cobrar interés de nuevo porque algunas famosas empezaron a utilizarla para perder peso, que también es un efecto de este tipo de patrón nutricional». 

La base de la dieta cetogénica son «alimentos ricos en grasas, saludables, con un componente proteico importante como por ejemplo, el aguacate, y los productos cárnicos, siempre que no sean procesados. Deben ser ricos en ácidos grasos monoinsaturados, que son los saludables», indica Cabrera. 

Aunque precisa que existen otros patrones nutricionales beneficiosos para nuestra salud, como el vegetariano, «estos tres serían los que mejor resultado han tenido en las diferentes investigaciones que se han llevado a cabo».  

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.