Giulia Poerio, investigadora: «Las personas con ASMR suelen percibir cambios sutiles, como un cuadro torcido»

La Voz

SALUD MENTAL

La investigadora de la Universidad de Sussex, Giulia Poeiro.
La investigadora de la Universidad de Sussex, Giulia Poeiro. La Voz de la Salud

Doctora en psicología, se ha dedicado a investigar uno de los fenómenos más desconocidos de la mente humana

12 mar 2024 . Actualizado a las 12:23 h.

Giulia Poeiro, psicóloga de la universidad de Sussex, decidió dedicar su carrera investigadora a conocer más sobre el ASMR (en inglés, las siglas de Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma) cuando descubrió, leyendo un periódico, que esa sensación placentera que había sentido toda su vida en la parte trasera de su cabeza no era algo excepcional; que no era la única persona capaz de sentirlo. Era el año 2013 y más allá de «un renglón en un periódico», poco más pudo encontrar. En cuanto tuvo la oportunidad, comenzó a desbrozar un campo de trabajo completamente infraestudiado. No se sabe si esta experiencia sensorial que, se estima, un 20 % de la población es capaz de vivir, se convertirá en un futuro en una pata más para la psicoterapia o si solo seguirá siendo un misterio que explotan, a falta de que a la ciencia llegue músculo económico, un filón para los creadores de contenido digitales.

—¿Cómo explicar a alguien que nunca haya escuchado hablar sobre el ASMR en qué consiste esto?

—Probablemente, la manera más sencilla de describirlo sea relacionándolo con una experiencia que todo el mundo haya podido experimentar. Por ejemplo, el estado de relajación que sentimos cuando escuchamos determinada música. A veces, cuando escuchamos una canción realmente inspiradora o un discurso muy emotivo, experimentamos algún tipo de respuesta emocional compleja. Pueden ser escalofríos o quedarnos, de alguna manera, paralizados. Pues el ASMR es algo similar en el sentido de que se trata de una respuesta a un estímulo. Un sonido, una visión o sentir un contacto físico, chispazos que estimulan una respuesta placentera muy compleja en algunas personas. No todo el mundo es capaz de sentirlo, pero aquellos que sí lo experimentan, lo describen como un cosquilleo en la parte posterior de sus cabezas, como si alguien les estuviese dando un masaje muy agradable y relajante. Y esto se desencadena como respuesta a un montón de cosas diferentes que pueden incluir susurros, pequeños golpes o el ruido que se hace al teclear. También surge a través de estímulos visuales, como observar a personas haciendo tareas con delicadeza, ya sea doblando toallas o cualquier otra cosa. 

—Nos han llegado varios testimonios reales de personas capaces de sentir ASMR y nos explicaron en qué situaciones aparecía esta sensación. Eran las siguientes.

  • El primer caso era el de una persona cuyos padres tenían una ferretería. Notó la experiencia cuando, en alguna ocasión, sus padres mostraban un artículo de la tienda a un cliente. 
  • Otro caso comentaba que el ASMR aparecía cuando estaba en su oficina y algún compañero manipulaba o archivaba documentación. Lo define como un «reseteo cerebral».
  • Un tercero explicaba que sentía estos cosquilleos cuando veía a su profesora de plástica hacer dibujos en el encerado.
  • Una cuarta persona comentaba que le producía esta sensación placentera ver limpiar a la gente y que llegó a observar por la mirilla de la puerta a la persona que limpiaba los rellanos de la comunidad de vecinos.

—Son casos muy diferente, ¿qué tienen en común todo este tipo de estímulos?

—En todos esos casos que describes están pasando muchas cosas. Una de ellas es ese patrón de acciones pausadas, calmadas y repetitivas realizadas por terceras personas. Un ejemplo es esa manipulación metódica de documentos, el sonido que producen, observar cómo esas tareas se realizan de manera experta. Pasa también en ese caso que mencionas de la limpieza, un trabajo metódico y todos los sonidos que lleva asociados. En ocasiones, el ASMR se vincula con determinados contextos sociales. En muchos de los ejemplos que mencionas está involucrada otra persona que está realizando una tarea en la que tú eres un observador, la estás escuchando o, directamente, está siendo realizada para ti. Otro caso muy típico es que aparezca cuando te vas a cortar el pelo, una situación en la que tienes a una persona que está realizando una serie de sonidos asociados a una tarea directamente sobre ti. Por tanto, hay muchas modalidades sensoriales que hacen que una persona acabe sintiendo ASMR. Mucha gente asegura que son los estímulos auditivos los que juegan un papel central en este fenómeno; otros creen que son los relacionados con el tacto; la realidad es que, probablemente, sea la combinación de todos ellos la que provoque la respuesta. Pero es cierto que mucha gente reporta que son particularmente los sonidos los que funcionan como desencadenantes, pero la importancia del tacto, que es algo que no puedes experimentar a través de uno de esos vídeos de ASMR tan populares en YouTube o TikTok, está clara. 

—Volviendo a estos ejemplos, algunas de estas personas nos aseguraron que no sabían que esto era algo real o peculiar hasta que lo leyeron en La Voz de la Salud, ¿esto es algo habitual?, ¿personas que descubren de repente que, de alguna manera, son especiales?

—Esto es súper interesante. Nos encontramos, principalmente, dos perfiles entre la gente que tiene ASMR y que de repente descubre que es algo descrito y que se conoce. Parte de ellos se muestra sorprendidos porque pensaban que eran la única persona del mundo a la que le sucedía esto y que, por lo que sea, nunca lo habían compartido; por otro lado está el perfil totalmente contrario, el que piensa que esto es algo que les pasa a todos. Solemos encontrarnos con estos dos tipos de reacciones. 

—¿El fenómeno tiene que ver con algo fisiológico de nuestro cerebro o está más ligado a nuestra personalidad? Lo digo porque esa ejecución metódica y ordenada de una tarea tal vez sea más atractiva para una persona que valore mucho el orden.

—Sí, es posible que haya algo de verdad en ambos escenarios. Conocemos de manera clara que las personas con ASMR tienden a presentar algunas diferencias en sus conexiones y uniones cerebrales. Así que sí, existen determinadas diferencias a nivel neuronal. Otra cosa es conocer si estas diferencias vienen dadas o es algo que se va desarrollando, no lo sabemos realmente. Pero está claro que existe una predisposición especial a ser sensible a tu entorno; de ser capaz de darse cuenta de cambios sutiles. Ser muy sensible a cualquier tipo estimulación sensitiva parece ser un rasgo común en aquellas personas que son capaces de experimentar ASMR. Por tanto, no se trata de ser una persona extremadamente ordenada, sino que estas personas tienen una mayor capacidad que el resto para darse cuenta de que, por ejemplo, un cuadro está torcido. Este tipo de atención a los detalles parece estar detrás de las personas que viven esta experiencia. 

—Entonces no sabemos qué fue antes, si el huevo o la gallina.

—No. Es muy difícil establecer una causalidad. Actualmente sabemos que existe esa asociación entre el ASMR y todo lo que hemos comentado, pero simularlo en un experimento que nos aporte conclusiones claras es muy complicado. 

—Pero conociendo algunos de los desencadenantes, ¿no se puede predecir cuándo va a aparecer?

—No es tan fácil. Y esta es una de las principales complicaciones para su estudio, la cantidad de elementos del entorno que entran en juego y que es muy difícil simular o controlar. No todas las veces que vayas a la peluquería a cortarte el pelo va a aparecer la experiencia. Aunque seas capaz de experimentarlo, no va a aparecer cada vez que una persona te susurre algo. Realmente es algo muy peculiar. Pero es que pasa lo mismo cuando te pones a escuchar música, no siempre vas a sentir lo mismo ante una canción; influye el momento. Lograr entender bajo qué circunstancias es más probable que el fenómeno aparezca es un área de investigación interesante. 

—En concreto, ¿qué sabemos a día de hoy de lo que pasa en el cerebro durante estos momentos ASMR?

—Creemos que, probablemente, detrás del ASMR están las distintas formas en las que los seres humanos construimos nuestras experiencias emocionales desde la información que recibimos a través de los sentidos. Hoy sabemos más de la forma en la que estas personas procesan sus emociones, que son más sensibles a determinados sonidos, a las interpretaciones corporales. Se está barajando la existencia de determinados mecanismos encargados de exacerbar las respuestas, tanto positivas como negativas, ante estímulos y que podrían ayudar a explicar, al menos en parte, esta sensación que llamamos ASMR. También sabemos que está vinculado a ciertos aspectos fisiológicos. Por ejemplo, sabemos que la relajación propia del ASMR reduce la frecuencia cardíaca durante la experiencia y que activa en nuestro cerebro las regiones encargadas de nuestras emociones, nuestras sensaciones y nuestro sistema de recompensa. Así que cada vez disponemos de más información, aunque es cierto que todavía estamos en unas etapas muy tempranas de conocimiento.

—Ha hablado de algunas diferencias en las conexiones cerebrales de estas personas, ¿qué se sabe?

—Se han hecho investigaciones con una técnica de resonancia magnética funcional llamadas «de reposo fMRI» (resting state functional connectivity, en inglés) comparando a personas capaces de sentir ASMR con otras personas que no. Se observó la organización de ambos cerebros cuando no estaban sometidos a ningún tipo de actividad, en reposo, y se apreciaron ciertas diferencias en cómo unas partes del cerebro comunican con las otras. Esto ha sido estudiado en muestras pequeñas, pero hace sospechar que existe algún tipo de base neuronal detrás de estas diferencias. 

—¿Qué porcentaje de prevalencia calculan que existe entre la población de personas con este rasgo?

—No tenemos estudios que nos digan de manera definitiva qué porcentaje de la población tiene esta característica. Necesitaríamos estudios a gran escala y con unos métodos correctos a la hora de obtener las muestras poblacionales. En cualquier caso, existen estimaciones que indican que podríamos estar hablando de porcentajes por encima del 20 %. Es decir, una de cada cinco personas tendría capacidad para experimentar esto.

—Parece algo muy infraestudiado para estar presente en un 20 % de la población, ¿sigue existiendo escepticismo sobre el ASMR?

—Tengo la impresión de que, al menos entre la comunidad científica, suele existir cierto escepticismo cuando se plantean nuevos fenómenos; demasiada tendencia a pensar que «eso es algo que está en tu cabeza». Pero si tú estás teniendo una experiencia así, ¿acaso no es algo ya real? Prácticamente todas las interpretaciones que hacemos del mundo son subjetivas. Todas las personas percibimos lo que nos rodea de manera diferente. Creo que tiene sentido creer a una persona cuando te está diciendo que experimenta sensaciones como esta. Todo el mundo sabe que existe la parálisis del sueño. Parece algo horrible, yo nunca lo he sentido, pero no necesito pasar por eso para creerme que lo que dice esa persona es real. 

—¿Está avanzando la investigación?

—Ha habido un incremento brutal en cuanto a número de estudios científicos publicados sobre este fenómeno. En el año 2015 no había nada y ahora, con una simple búsqueda, encontrarás muchísimos trabajos. Esto es algo que me anima a seguir, que la gente esté investigando sobre esto en un montón de grupos de trabajo desde distintas disciplinas. Es alentador y se está convirtiendo en un campo de estudio consolidado.

—¿Han visto algún tipo de asociación a otro tipo de fenómenos entre la gente con ASMR?, ¿son más susceptibles a tener ciertas patologías o condiciones?

—El ASMR suele llevar asociado la misofonía, que es un desorden sensitivo de la audición caracterizado por una baja tolerancia a determinados sonidos, como los que hacemos cuando comemos o respiramos. También se trata de algo relativamente nuevo y parece haber comorbilidad con el ASMR. Es algo interesante. También sabemos que la sinestesia, que consiste en esa interconexión entre los sentidos, es más común en personas con ASMR. Existen varios tipos, pero ocurre especialmente con la sinestesia del tipo tacto-espejo, que es un fenómeno por el que algunas personas, cuando alguien toca a otra, sienten que ellos son tocados también en esa zona. Este fenómeno aparece mucho más cuando también hay ASMR.