El peso de las mochilas repercute en la salud: «Puede provocar que el niño o adolescente tenga una talla más baja de la que debería»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

JOSE PARDO

Los expertos recomiendan que esta no sobrepase el 15 % del peso del pequeño. Una medida que muchas veces, no se cumple

05 sep 2022 . Actualizado a las 17:51 h.

Una de las indiscutibles protagonistas de la vuelta al cole es la mochila. Esa que va a acompañar a los estudiantes durante todo el curso académico. O por lo menos, ese es el objetivo. Pero también la que puede dañar sus espaldas y provocarles molestias. Los expertos alertan de que una gran carga de peso sobre los hombros de los niños puede desencadenar en fatiga, dolor de espalda y mala postura. Y además de las pertinentes recomendaciones sobre qué modelo de mochila elegir y cómo llevarla adecuadamente, la planificación de qué es necesario llevar al día siguiente al colegio y qué se puede quedar en casa es una de las mejores herramientas para intentar ponerle solución.

¿Existe un modelo de mochila mejor que otro para los pequeños de la casa?

Los expertos consideran que sí. La ideal para ellos sería una que al cogerla resulte ligera y además, sea adecuada al tamaño del niño. Que tenga dos asas anchas para los hombros y que tanto estas como la parte de atrás, se encuentren acolchadas. Además, lo mejor es que estén compuestas por una especie de cinturón para abrochar en el abdomen. «Cuanto más cerca del tronco se encuentre la mochila y su peso, mejor. Eso significa que hay que llevarla pegada al cuerpo. Al ir atada a la cintura, el peso se lleva mucho mejor porque este se encuentra más cerca de nuestro centro de gravedad», señala la doctora Helena Bascuñana, vicepresidenta de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF). 

«Hay que intentar que el peso vaya repartido en los dos hombros. Al igual que hay que tener en cuenta la medida de las asas, porque a veces nos encontramos que la de un lado está un poquito más acortada que la del otro, que está un poquito más suelta. Eso ya hace que se desequilibre totalmente el peso», apunta Miguel Soro, miembro de las juntas directivas del Colegio de Fisioterapeutas de Galicia (CoFiGa) y de la Asociación Española de Fisioterapeutas (AEF).

De esta forma, Bascuñana desaconseja las mochilas con ruedas, a no ser que se transporte muy poco peso. «Biomecánicamente, se lesiona mucho menos la espalda si empujamos, que si tiramos. Si nos fijamos en los carros de la compra, se suelen empujar. Es mucho más ergonómico y mucho más natural». Este modelo puede resentir el hombro, el codo o la muñeca. «Las trolley hacen que los niños acaben levantándola con una sola mano al llegar a unas escaleras. Esto hace que la distribución del peso sea peor con riesgo de generar dolor en la espalda», añade. 

La mochila no debe superar el 15 % del peso del niño 

Los expertos coinciden en la recomendación: la mochila no debería superar el 15 % del peso del niño. La Asociación Española de Pediatría (AEP) incluso llega a rebajarla hasta el 10 %. Así, si el pequeño pesa 20 kilos, la mochila no debería exceder los 2 o 3 kilos; mientras que si el niño ronda los 30 kilos, no deberían sobrepasarse de 3 a 4,5 kilos. 

Soro remarca que «no hay una medida estándar, pero sí recomendaciones de que no se debe exceder el 10 % del peso corporal en el de la mochila. Esto realmente casi nunca se cumple porque suelen cargar con bastante más, sobre todo cuando son pequeños». No obstante, «es importante que los niños y adolescentes tengan el hábito de planear lo que se necesita llevar al día siguiente para intentar que carguen el menor peso posible», aconseja Bascuñana.

En cuanto a la distribución de la mochila, la parte de la mochila que va pegada a la espalda debe contener lo más pesado y la más alejada al cuerpo, lo que menos. Asimismo, las que se distribuyen en compartimentos también ayudan a que el peso se reparta de una manera más uniforme. 

Con todo, los centros educativos también suelen disponer de mobiliario para que los alumnos puedan dejar los libros y material que no necesiten llevar a casa. 

Las consecuencias de un mal uso de la mochila 

Dañar nuestra musculatura nunca cae en saco roto. «Sobre todo en niños pequeños, o incluso ya un poquito más adolescentes, lo que más nos encontramos es el dolor. Ya sea muscular, molestias en zonas cervical, zona lumbar, es lo que más solemos encontrar», confiesa el fisioterapeuta.

Por ahora no se sabe con exactitud si este peso excesivo en la mochila también provoca problemas más a largo plazo. «Las clásicas escoliosis aún no se sabe bien de dónde vienen, si es por pasar mucho tiempo sentados en el día a día o también puede influir el mal uso de las mochilas», apunta Soro.

Aunque la doctora Bascuñana sí considera que puede haberlas: «Lo que sí sabe y de lo que hay datos es que los españoles hemos mejorado de talla porque ha mejorado la alimentación, pero también porque ha desaparecido el trabajo infantil. Los niños que llevaban una gran carga de peso, tenían consecuencias en su talla, y ahora esta situación puede volver a producirse con el peso de las mochilas, que en algunos casos, es muy elevado. A largo plazo llevar mucho peso en la mochila puede provocar que el niño o adolescente tenga una talla más baja de la que debería». 

Ejercicio físico, mínimo 60 minutos al día

Además de que la mochila no pese mucho y llevarla colocada adecuadamente, una de las mejores formas de prevenir lesiones en la espalda es realizar actividad física. «Hay que entender que nuestro músculo necesita dos cosas: movimiento y proteína. El movimiento es básico porque el músculo no solo es el órgano de sostén de los huesos, también tiene una función metabólica muy importante, que cada vez se va conociendo mejor. Por eso es muy importante que los niños y adolescentes hagan como mínimo 60 minutos de actividad física al día», remarca la vicepresidenta de la Sermef. 

«Nos encontramos con niños que llevan mucho peso en la mochila y que no tienen ningún problema, ni de niños ni cuando van creciendo. En cambio otros niños quizás no llevan tanto y sí que tienen problemas de espalda. Coincide con que son niños menos fuertes y hacen menos ejercicio físico», añade Soro.

¿Existiría un deporte mejor que otro? En realidad, no. El fisioterapeuta recomienda que de ser posible, se realicen varios, «pero lo que nos encontramos ahora mismo es que aunque existiese un mínimo de deporte que deben hacer los niños, el problema es que no se cumple. Nos encontramos casos de niños con dolor que tenemos que mandarle ejercicio de fuerza para desarrollar su musculatura». 

La práctica de ejercicio no solo va a prevenir el dolor y las molestias en la espalda, también proporcionará una serie de beneficios en el futuro. «Ya tenemos estudios que relacionan el hecho de practicarlo de una forma habitual con la prevención de la osteoporosis y artrosis en el futuro. Hablamos de problemas de desarrollo, es decir, para crecer, para que nuestro sistema musculoesquelético se desarrolle bien, necesita una carga, un impacto... Y si no tenemos este ejercicio mínimo ya vamos a tener problemas de desarrollo. Van a ser personas que van a tener mucha más incidencia de dolor. Cuando ya llegan a esos 40, 50, 60 años, tienen más riesgo de artrosis, osteoporosis, que siempre son cosas que se pueden corregir. Nunca es tarde para hacer ejercicio».

Ya no solo se trata de realizar deporte, también de pequeñas acciones cotidianas que pueden llevar a cabo tanto los más pequeños, como los adultos: ir andando a los sitios siempre que sea posible, utilizar las escaleras antes que el ascensor o, en el caso de los niños, salir a jugar a menudo a la calle. «Hay que promulgar la cultura de moverse», asegura Bascuñana.  

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.