Lucía Galán, pediatra: «Los niños y niñas de hoy en día reciben más de lo que pueden gestionar o disfrutar»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

Lucía Galán Bertrand es pediatra, escritora y madre.
Lucía Galán Bertrand es pediatra, escritora y madre.

La doctora acaba de publicar los «Cuentos de invierno de Lucía, mi pediatra», una colección de relatos breves para que los niños aprendan a cuidarse

09 dic 2022 . Actualizado a las 12:50 h.

Lucía Galán Bertrand es pediatra, escritora y madre. Pero cada uno de estos roles le queda corto, porque Galán es, ante todo, divulgadora. Con casi 750.000 seguidores en Instagram (@luciamipediatra), la experta en salud infantil ofrece información fiable y basada en la evidencia a través de su cuenta. Responde a las preguntas de su comunidad y proporciona un espacio para compartir vivencias e inquietudes sobre la etapa más importante para el desarrollo de las personas, la infancia.

Como autora, Lucía Galán lleva publicados varios libros; muchos de ellos, dirigidos a los adultos, aunque también se ha dedicado a contar cuentos infantiles. En esta ocasión, para acompañar los días fríos, ha lanzado Cuentos de invierno de Lucía, mi pediatra, una colección de cinco relatos breves para niños. De la mano de Lola, su personaje protagonista, la pediatra narra historias cercanas a las experiencias de cualquier niño: sufrir una bronquitis, hacerse amigo de alguien diferente o enviarle una carta a los Reyes Magos.

—Una nueva colección de cuentos. ¿Cuál es el objetivo, llegar a los más pequeños o a sus padres?

—Siempre he pensado que si educamos en salud a nuestros niños y niñas, no tendremos que educarlos cuando sean adultos. Además, el niño es curioso por naturaleza, pregunta, se cuestiona, necesita saber y le gusta aprender cosas nuevas, sobre todo cuando están relacionadas con su cuerpo. Es por ello que los cuentos infantiles son un recurso maravilloso para explicarles no solo cómo funciona su cuerpo, sino también cómo podemos cuidar cuerpo y mente, al mismo tiempo que transmitimos valores tan importantes como la empatía, la compasión, la tolerancia y el respeto.

—El libro llega justo en un momento en que las urgencias pediátricas se encuentran colapsadas. ¿Cuáles suelen ser las consultas más frecuentes en esta época?

—Pues, ahora mismo, muchos resfriados comunes, bronquitis, neumonías y otitis medias. Además, tenemos la epidemia de bronquiolitis que ha puesto al límite los servicios de atención pediátrica. El virus respiratorio sincitial causante de las bronquiolitis se registra cada año, de forma epidémica, entre los meses de octubre y marzo. Hasta la fecha, tenía un pico de incidencia máxima entre noviembre y diciembre que es cuando históricamente se llenaban las consultas de pediatría, las urgencias y los hospitales. Sin embargo, el covid ha trastocado esta tendencia a la que todos ya estábamos acostumbrados y preparados en estos meses de invierno. En los dos últimos años disminuyeron mucho los casos de bronquiolitis, la covid desplazó toda la patología infecciosa respiratoria, hasta el punto en que durante la pandemia no vimos bronquiolitis, algo insólito en nuestra profesión. Sin embargo, este verano, contra todo pronóstico empezamos a ver algún caso, y esto nos sorprendió. Este otoño el aumento de casos de bronquiolitis ha llegado antes de lo habitual y aún no sabemos cuándo se alcanzará el pico; además, el virus respiratorio sincitial ha confluido con la gripe y con el covid, coinfectando incluso a algunos niños con más de un virus al mismo tiempo.

—¿Cuándo debemos preocuparnos por la fiebre, la tos o los mocos?

—Básicamente, cuando hay afectación del estado general, es decir, cuando el niño está muy decaído, no quiere jugar, cuando deja de comer, cuando tiene mal color, cuando la tos le despierta incesantemente por la noche, cuando la fiebre es mantenida, pasan tres o cuatro días y no solo no disminuye sino que persiste e incluso empeora y cuando los niños presentan dificultad respiratoria, es decir, una respiración más agitada de lo normal, con fatiga, hundimiento de costillas en los más pequeños o tos persistente en los más mayores.

—Poniendo como ejemplo a Lola, ¿se le debe explicar a los niños qué les está sucediendo? 

—Sin duda. ¿Por qué no hacerlo? Los niños quieren saber qué les está pasando y les da paz y tranquilidad poder entenderlo, por eso los cuentos son algo que les encanta, porque aprenden jugando y leyendo. Los niños tienen esa maravillosa capacidad de obtener calma y serenidad si a su alrededor las personas que cuidan de ellos están tranquilos y serenos. No necesitan mucho más. Su imaginación, su inocencia y su magia nos ayudan a explicarles lo que les ocurre de una forma sencilla a través de los cuentos. De este modo, viendo esos dibujos y esas cosas que les pasan a los personajes y que a ellos también les ocurren, normalizan lo que está pasando, pierden el miedo hacia la enfermedad, o hacia las vacunas o hacia la medicación que en ocasiones deben tomar.

—Cuentas en el libro que muchas veces el miedo nos invade... ¿Qué consejos darías a esos padres primerizos que pasan su primer invierno de catarros, resfriados o infecciones?

—Les recordaría que ellos son el espejo donde su hijo se refleja cada mañana, por eso es tan importante que intenten estar tranquilos, optimistas y en calma. Eso es lo que sus hijos necesitan, tranquilidad. Ahora hay infinidad de recursos para que estén bien informados, pero nada podrá sustituir a su pediatra de confianza en aquellos momentos en los que el miedo se apodere de ellos y necesiten esa opinión profesional de lo que está ocurriendo. Les diría, además, que los niños en el momento en el que pisan la escuela infantil es muy probable que cojan algún catarro, mocos y toses varias. Que esto es habitual y han de aprender a convivir con ello.

—¿Pueden los pequeños andar descalzos por casa? 

—Pueden. Vamos a repetir uno de los mantras que repito en consulta y que la propia Lola, protagonista de los cuentos, ya se sabe de memoria: los virus no entran por los pies. Los niños pueden caminar descalzos por casa, tranquilos todos, que no van a coger un resfriado, ni una bronquitis y ni una neumonía. Los virus se contraen por el contacto estrecho de persona con persona o a través de nuestras propias manos, no por caminar descalzos por casa. Si caminas descalzo por casa se enfriarán un poco los pies, nada más.

—Hablas de tolerancia y comentas en el libro, con el cuento de Alba, que tiene síndrome de Down, que ellos no suelen ver las diferencias. ¿Cuál es el error entonces, para que muchas veces se hable de discriminación cuando se llega a edades más maduras?

—Yo creo que la discriminación y la falta de inclusión de estos niños no nace nunca del resto de los niños, nace de la mirada y de las acciones de los adultos. Los niños nunca son los responsables de que no haya una adecuada y garantizada inclusión de los niños y niñas con discapacidad.

—También hablas de las Navidades. ¿Cuántos regalos deberíamos comprar a los pequeños de la casa?

—Yo no soy nadie para decirles a las familias cuántos regalos deberían traer los Reyes Magos en sus hogares, pero lo que creo es que los niños y niñas de hoy en día reciben más de lo que realmente necesitan y más de lo que incluso pueden gestionar o disfrutar. Me he encontrado con familias que me confiesan que han guardado regalos para otras ocasiones ante el exceso de paquetes en las Navidades. En mis casa siempre hemos hecho una carta a sus Majestades con tres regalos. Y mis hijos se pasaban semanas eligiendo esos tres regalos. Creo que es una buena lección de que no se puede tener todo lo que se desea en esta vida y de que la vida es elección. Luego, a lo mejor hay sorpresitas más pequeñitas, pero ellos saben que regalos hay tres.

—Y ya por último, una pregunta más curiosa, ¿qué consejo das una y mil veces y aún así parece que como padres (o adultos) nos cuesta entenderlo?

—Que si tú estás bien, tu hijo o tu hija estará bien. Que tendemos a poner al niño en el centro de todo olvidándonos incluso de nuestro propio bienestar o felicidad y desde mi humilde opinión, creo que esto es un error. Ellos son lo más importante de nuestra vida, pero no son el centro y no deberían sentirse así, no es bueno para ellos. Creo que es importante que nuestros hijos aprendan que nosotros les cuidamos y les amamos incondicionalmente, pero que ellos también cuidan de nosotros, que el amor es generoso y compartido, que hoy por ti y mañana por mí y que todos debemos intentar hacernos la vida un poquito más fácil, más bonita y más en paz. Y que si llega un momento en el que toca pensar en mí como mamá, como mujer o como profesional porque es bueno para mí, lo será también para las personas que están a mi alrededor y que me quieren.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.