Tengo 33 años y me he hecho un test de reserva ovárica: cuándo y por qué es útil realizar esta prueba

L. G. V.

LA TRIBU

Calcular la reserva ovárica permite conocer la cantidad total de ovocitos disponibles en un momento concreto.
Calcular la reserva ovárica permite conocer la cantidad total de ovocitos disponibles en un momento concreto. La Voz de la Salud

Basta una extracción de sangre para conocer la cantidad de ovocitos que tiene una mujer, lo que se relaciona directamente con el éxito reproductivo. Si tienes entre 25 y 38 años hay clínicas en Galicia que realizan esta prueba de forma gratuita

15 abr 2024 . Actualizado a las 17:05 h.

Estar inmersa en la treintena y ser mujer lleva a la mayoría de chicas a participar —o al menos a escuchar— un buen puñado de conversaciones sobre maternidad al mes. Salvo casos contados, a muchas les asaltan las dudas sobre si serán madres o no algún día: bien porque el instinto no les acompaña, bien porque sus circunstancias personales no son las idóneas. En España, una de cada diez madres primerizas tienen más de 40 años, y en Galicia esta cifra se eleva hasta el 14,4 %, liderando esta comunidad un ránking nacional cuya letra pequeña evidencia la gravedad del declive demográfico. Los datos siempre son fríos, pero para que el pasado año 14.103 bebés gallegos llegasen al mundo, infinidad de mujeres tuvieron que someterse a procesos que comenzaron, incluso, cuando la maternidad ni siquiera era una opción. Este es mi caso.

Tengo 33 años y el tiempo libre y la intriga suficiente para plantarme en la clínica de fertilidad que IVI tiene en A Coruña y hacerme una test de reserva ovárica. Que la prueba me saliese gratis —lo es para quienes tienen entre 25 y 38 años— fue el empujón definitivo para lanzarme a conocer la cantidad de óvulos que tengo, que todo parecía indicar que a esta edad no iban a ser demasiados. Lo primero que hice fue llamar por teléfono y solicitar una cita, la cual me agendaron para cinco días después. Entonces, tras pedirme mis datos personales sondearon por qué quería realizar esta prueba. Con la honestidad por delante respondí: «Me da curiosidad».

Como informan en la propia web de IVI, la reserva ovárica es un indicador de fertilidad de la mujer en un momento concreto, y permite conocer la cantidad total de ovocitos disponibles en el momento de hacer el test. El número disminuye conforme pasa el tiempo, y esta caída es la principal culpable del temido reloj biológico. Esta era toda la información que tenía antes someterme a la prueba, sumado a una pequeña investigación que me llevó a concluir que el test sería sencillo y rápido, ya que bastaría con una extracción de sangre para medir la hormona antimülleriana (AMH).

La prueba la realicé el miércoles 3 de abril. Tenía la cita a las 14.00 horas y a las 14.10 ya había pasado el trámite. Al llegar, tuve que firmar un documento en el que afirmaba que en tal fecha mi estado civil era soltera. A continuación pasé a una sala donde me extrajeron sangre y, mientras esto ocurría, unos cincuenta pares de ojos de bebés me miraban fijamente, poniendo a prueba el estado de mi instinto maternal, que en ese momento pegó un bajón ante un collage que a otras les parecerá tierno. A mí, aterrador.

El resultado de la prueba no tardó ni 24 horas en llegar. El jueves por la tarde sonó el teléfono y una ginecóloga me informó del veredicto: «Tienes un resultado muy bueno para tu edad, muy por encima de la media». Podía respirar tranquila y dilatar un poco más los conflictos mentales, hasta que llegó la pregunta que le dio la vuelta a la tortilla: «No sé si tienes ovario poliquístico, pero probablemente esté relacionado».

Tengo ovario poliquístico, que tenga constancia, desde hace al menos diez años. No me ha causado mayor trastorno que pasar varios meses sin la regla, lo que a priori a mí me parece una bendición. Y además, según mi prueba, interpreto que gracias a esta afección hormonal prácticamente soy una diosa de la fertilidad. Repito: interpreto. 

Las palabras de la doctora se acompañan de un informe que llega a mi correo electrónico. El documento es claro: MI nivel de AMH es de 8,4 ng/ml. Y una reserva ovárica normal, indican a continuación, es igual o mayor a 1 ng/ml. Para entender mejor la información, según indica la gráfica que ofrece IVI, a mis 33 años debería tener unos valores que rondasen el 2,5 ng/ml, y a una chica de 25 años le debería salir un 4,5 ng/ml para encontrarse dentro de los estándares.

Triplicar la tasa que sería adecuada a esta edad podría parecer una garantía para alcanzar el éxito reproductivo, pero esto tiene matices dignos de mención. Como explica el ginecólogo especialista en tratamientos de fertilidad en la clínica IVI, Elkin Muñoz, «la hormona antimülleriana es una proteína que aunque no evidencia, sí permite intuir cuántos folículos tiene una mujer, y así poder saber cuál es su reserva ovárica». Continúa: «Medir esta hormona es muy interesante para poder diagnosticar a partir de qué valor se puede definir el ovario poliquístico. Por ejemplo, esas mujeres cuyos resultados van del 3,2 al 8 o 9, está prácticamente garantizado que lo tienen».

Esto, efectivamente, es útil para aquellas mujeres que no supieran que padecían ovarios poliquísticos o Síndrome de Ovarios Poliquísticos (SOP), pero no permite interpretar con claridad el resultado del test de reserva ovárica si lo que una busca es conocer las probabilidades, en cuanto a cantidad de ovocitos, de conseguir un embarazo. «Si tienes 1,2 ng/ml o más, es una magnífica noticia. Pero alguien que tiene valores en esta hormona de 0,01 sabemos meridianamente que no está bien. Luego, como es tu caso, hay un grupo que se sale de la ecuación, y a las que habría que realizarles otro tipo de pruebas si quisiesen quedarse embarazadas. Tenéis una reserva excesiva y eso significa que algunas cosas no funcionan correctamente. Además, en muchos casos estas mujeres no ovulan, por lo que necesitarían un tratamiento. Esto, ojo, no significa que tengan un mal pronóstico, pero hay que ayudarlas si su objetivo es ser madres».

Esta tesitura devolverá a muchas treintañeras en mi misma situación a la casilla de salida. Y tendrán que plantearse si quieren zambullirse ya en el mundo de la maternidad o iniciar un proceso de vitrificación de óvulos de cara a un futuro que, desde luego, no será más optimista en lo reproductivo el panorama actual.También está la opción de procrastinar —mi favorita, si me preguntan— hasta que un día, quizás, elijan que el reloj biológico deje de sonar.