«¿Tiene sentido ponerse un protector de 50 un 30 de diciembre lluvioso en la costa de Lugo? Por supuesto que no»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

En el otoño, la piel requiere unos cuidados específicos que ayuden con la resequedad.
En el otoño, la piel requiere unos cuidados específicos que ayuden con la resequedad. La Voz de la Salud | iStock

Analizamos cómo ajustar tu rutina para preparar la piel de cara a los meses más fríos del año junto al dermatólogo Emilio del Río

28 oct 2022 . Actualizado a las 14:37 h.

El otoño es una época de renovación. No son solo las hojas de los árboles las que caen para dar paso al crecimiento de otras nuevas: nosotros, como organismos vivos, también experimentamos esos cambios. De hecho, la caída natural del pelo se acelera en esta estación. Y otro proceso importante tiene lugar en nuestras células: la piel debe adaptarse al frío, pasando del tono moreno que puede haber adquirido con el sol del verano a su pigmentación habitual, y se prepara para el descenso de las temperaturas y para el aire, que en estos meses se va haciendo más seco. Por eso, resolvemos aquí todas las dudas con respecto a la piel y su cuidado para esta temporada.

¿Qué cuidados necesita nuestra piel en otoño e invierno?

«Entre septiembre y octubre la piel se va aclarando y vamos perdiendo habitualmente el tono moreno del verano, que no suele durar más de unas cuatro semanas desde que cesa el estímulo solar», explica el doctor Emilio del Río de la Torre, Dermatólogo del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica, de la Academia Española de Dermatología (AEDV).

«Y a partir de noviembre se van agravando las dermatosis crónicas que antes habían mejorado con el sol y con la tranquilidad del verano: la psoriasis, la dermatitis atópica y las ictiosis o procesos genéticos de queratinización alterada de la piel», observa el experto. En estos casos, se recomienda hacer un seguimiento con profesionales que puedan darnos indicaciones específicas para la patología que tenga nuestra piel.

Cabe recordar que la alimentación tiene un papel importante en la protección de nuestra piel. Así, alimentos como el huevo y el ajo, que aportan azufre, nos ayudarán a reparar tejidos a nivel interno y devolverle a la piel su elasticidad. El té verde puede ser un buen aliado al aportar antioxidantes.

Duchas más cortas

Cuanto más frío hace afuera, más tentador es pasarnos unos minutos de más en la ducha caliente. El agua nos da relajación y placer, pero en lo que a la piel se refiere, no nos hace ningún favor. «La piel y sobre todo el cabello, secos a causa del sol y el verano, pueden resecarse aún más si hacemos duchas excesivamente largas o calientes. Por ello, es necesario e importante reparar la capa lipídica protectora de la piel, así como sanear y restaurar el cabello dañado. Siempre teniendo en cuenta la edad y el área anatómica: no son lo mismo los labios o las manos, que necesitan productos más grasos, que la cara, en la que el exceso de grasa puede irritar y producir acné», indica el experto. Los cuidados requeridos por la piel también variarán según se trate de un bebé, de un adolescente con intensa sudoración o secreción o de la piel madura de los mayores.

En este sentido, lo mejor es optar por duchas breves y con agua relativamente templada, aplicando gel de ducha en las zonas más expuestas al sudor y las bacterias, como las axilas. Después del baño, es recomendable aplicar crema hidratante en piernas y brazos, que son áreas expuestas en gran medida al frío.

Ajustar la rutina

Reforzar la hidratación será clave en estos meses. «La limpieza es fundamental, pero no debe ser agresiva. Por la mañana, lo más habitual es integrarla en la ducha diaria, que nos estimula y anima de forma externa, de una manera análoga a como lo hace internamente la dosis matinal diaria de cortisol que segregan nuestras glándulas suprarrenales», propone Emilio del Río. Si no estás habituado a ducharte a primera hora, hay otras opciones igual de beneficiosas para realizar esa limpieza. «También puede ser sensato justamente lo contrario: una ducha nocturna relajante antes de un sueño reparador», sugiere el especialista.

«Si optamos por la ducha matinal, por la noche sería importante una limpieza más específica de la cara. Me gustan especialmente las aguas micelares, por su efecto emulsionante suave. Podemos usarlas aplicando después algún emoliente reparador con ingredientes activos. Entre los ingredientes más actuales están los derivados de vitaminas: vitamina C, niacinamida o vitamina B3, ácido retinoico, retinol o retinal, derivados de la vitamina A. Y también hay principios activos regeneradores como la melatonina, junto a clásicos imbatibles como la glicerina o glicerol y el ácido pantoténico», recomienda del Río.

Así, los pasos de la rutina seguirían el mismo orden de siempre: primero, limpiar. A continuación, aplicar ingredientes activos que beneficien a nuestra piel, teniendo en cuenta que el producto que elijamos deberá ser uno específico para nuestro tipo de piel y sus necesidades puntuales, pero recordando que el otoño va a resecar un poco más de lo habitual nuestra barrera, por lo que conviene utilizar emolientes.

Fuente: Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Gráficos: La Voz de la Salud
Fuente: Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Gráficos: La Voz de la Salud La Voz de la Salud

Y atención, porque no todo es cuidado facial La piel del cuerpo, como hemos visto, también se resiente por el paso al clima frío. «Para el cuerpo y las extremidades me gustan los productos que llevan lactato, que es un alfa-hidroxiácido derivado de la leche. Su efecto beneficioso en la piel se conoce desde hace milenios; de ahí, probablemente, el mito de los baños de leche de Cleopatra», señala del Río. «Para los que somos perezosos o frioleros a la hora de aplicarnos una loción corporal después de la ducha son ideales los aceites de ducha, porque mientras nos duchamos estos productos ya están reparando y cubriendo con esa película lipídica protectora», propone.

El cuidado de la piel es un campo que, si bien no es nuevo, ha crecido en los últimos años, gracias al desarrollo de nuevos productos para todas las edades. Pero el tratar de entender por dónde empezar puede ser una causa de agobio para quienes no están acostumbrados a ello. En este sentido, el dermatólogo recomienda verlo como algo parecido al cepillado dental: una tarea a la que dedicamos unos minutos al día y que beneficia a nuestra salud. «La piel y el cabello no necesitan muchos minutos de dedicación al día. Pero sí un tiempo mínimo y, sobre todo, constancia», dice.

¿Sigue siendo necesario usar protector solar?

Aquí hay más matices de los que podríamos apreciar a simple vista. «Los dermatólogos estamos en una cierta revisión y debate interno sobre esto. Probablemente nos pasamos de frenada con la protección, por la pandemia silente de cáncer de piel en las tres últimas décadas. Conviene, además, trabajar la diversidad e inclusividad que reivindicamos para todos los aspectos de la sociedad: no vale café para todos ni un criterio a piñón fijo para toda la población ni para todos los tipos de piel, ya tan diversos en España, ni para toda la geografía», sostiene del Río.

Las indicaciones también podrían tenerse en cuenta para la elección de un protector solar para el cuerpo.
Las indicaciones también podrían tenerse en cuenta para la elección de un protector solar para el cuerpo. La Voz de la Salud

«No es lo mismo Oviedo, A Coruña o San Sebastián que Málaga, Almería o Murcia. En 800 kilómetros de latitud cambia completamente el panorama. ¿Tiene sentido ponerse un protector de 50 un 30 de diciembre lluvioso en la costa de Lugo? Por supuesto que no. Los niveles de vitamina D se resienten de tal manera que, aunque los estándares que se han establecido sean demasiado altos para lo que sería realmente necesario, nos estamos atando los pies a nosotros mismos con una protección excesiva en los meses de invierno. Desde hace 12.000 años la evolución nos hizo de piel más clara en Europa para poder aprovechar el escaso sol del invierno. Y no debemos jugar en su contra», explica el experto. «Probablemente es excesivo un protector solar en el norte de la península ibérica en el semestre de otoño-invierno», añade.

Lo que debemos evitar

Lo principal en otoño es no pasarse con los lavados, puesto que ese es el origen de los problemas. «La doble ducha diaria, por la mañana al levantarse y al volver a casa o después del gimnasio, es insostenible durante largos períodos de tiempo para la piel, porque entonces se reseca y produce picor, lo que los dermatólogos llamamos xerosis, la palabra elegante para decir “sequedad”. Esto es algo particularmente frecuente con un lavado excesivo en personas mayores. De hecho, hay un problema típico del invierno que es el prurito o eccema hiemalis, es decir, invernal, por este motivo», sostiene del Río.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.