Laura Cámara, sexóloga: «Consideramos nuestra vida sexual buena o no en función de la cantidad de sexo que tenemos y es un error»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Laura Cámara es enfermera especializada en ginecología y obstetricia, sexóloga y experta en salud sexual y reproductiva.
Laura Cámara es enfermera especializada en ginecología y obstetricia, sexóloga y experta en salud sexual y reproductiva.

La experta considera fundamental educar sobre sexo, porque si no es así, «la gente se lanza a la vida sexual sin carné, cuesta abajo y sin frenos»

10 abr 2023 . Actualizado a las 19:21 h.

Laura Cámara define el deseo como lo que nos conecta con todo que es erótico, con el placer, la excitación, la anticipación y la motivación para esa actividad sexual. «No hay una sola forma de expresarlo y sentirlo, ni una vivencia del placer que sea universal. Por eso, no hay una sola forma de abordar la sexualidad femenina», recalca la enfermera especializada en ginecología y obstetricia, sexóloga y experta en salud sexual y reproductiva.

Reivindica la salud sexual y el placer de la mujer como un derecho y un elemento fundamental de la calidad de vida y, por esa razón, acaba de publicar Desearte. Claves para el deseo sexual femenino (Vergara, 2023). Con él, no solo pretende guiar en la mejora del deseo, también pretende ayudar y «hacerte sentir que no estás sola». 

—¿Considera que no hablamos lo suficiente sobre sexo?

—Cada vez se habla más sobre sexo, sobre todo en medios de comunicación y en las redes sociales. Es verdad que la sexualidad es un tema que cada vez está más divulgado porque el sexo es un tema que vende. Entonces, sí creo que se habla mucho en ese sentido, pero de cara a lo privado creo que se habla todavía muy poco. Aún existe mucho tabú a la hora de comunicarnos, expresar necesidades y problemas en nuestra sexualidad. Incluso, a veces, en círculos muy íntimos o dentro de la propia pareja. Es decir, podemos leer perfectamente un montón de artículos, ver post en redes o vídeos sobre sexualidad, pero luego es verdad que nos sigue costando mucho sacarlo del armario en el ámbito privado o en el de la salud, que es en el que yo me muevo. Todavía es un tema que cuesta mucho y que significa un tabú muy grande. 

—¿Cree que aún no lo consideramos salud?

—Exacto, mi lucha desde hace muchos años es tratar la sexualidad no solo como un tema lúdico, que también lo es, sino como un tema de salud. Es decir, forma parte de nuestra esencia como ser humano la vivencia de la sexualidad y está más que demostrado que una buena salud sexual, una buena sexualidad, está relacionada con la calidad de vida. Además, todos los mecanismos que se ponen en marcha en el cuerpo con esta respuesta sexual, de excitación, de deseo y de orgasmo son cosas muy maravillosas, fuente de salud.  

Todavía vemos la sexualidad como aquella parte que tenemos que tener escondida, que nos da vergüenza. Y esto hace también que, desde la salud, nos cueste abordar problemas relacionados con ella. Sabemos que hay muchos problemas de salud que van a tener repercusión en la sexualidad. 

—¿Cree que no tenemos una visión propia, femenina, de cómo es la sexualidad?

—Creo que es una cosa porque la que tenemos que luchar y, de hecho, es algo que intento en el libro. Nuestra sexualidad siempre la hemos aprendido en función de otra sexualidad que es hegemónica y que marca la norma, que es la masculina. La nuestra, de alguna forma, siempre queda supeditada a ella. Si tienes poco deseo o más deseo, si vas más rápido o más lento, siempre es en función del que marca la norma; y en esta sociedad patriarcal, lo que la establece es lo masculino. Claro que nos condiciona. Mucho. Tanto en la forma que tenemos de aprender a relacionarnos con la sociedad, como con todas las vivencias relacionadas. Algunas veces nos sentimos mal por no adaptarnos a esa normalidad, pero es esa normalidad la que no nos representa. Es un poco el objetivo del libro: darnos cuenta de que tenemos que mirar hacia dentro y no compararnos con algo que puede que no vaya con nosotras. 

 —Puede no ser fácil...

—Sí, es cierto que existen muchos comentarios que nos marcan un poco el ritmo y nos califican todo el rato. Eso hace que las mujeres estemos sintiéndonos mal por el deseo que sentimos. La manera en que tenemos que vivir la sexualidad es muy frustrante.

—La frase «las mujeres tienen menos deseo sexual que los hombres», ¿es cierta?

—Muchas mujeres te dirán que sí, porque hemos aprendido a tener y a expresar mucho menos deseo. La cuestión ya no es si las mujeres tienen más o menos. Creo que, en general, las mujeres, tienen más dificultad para desear, porque se les ha enseñado a no hacerlo. Aceptamos que esto es una cosa que pasa de forma biológica, como si no pudiéramos escapar de ese destino. Creo que muchas mujeres tienen muy poca relación con el deseo, pero hay que trabajar en eso. En general, se nos ha enseñado a llevarnos mal con ese tema. Es como una pescadilla que se muerde la cola. 

—¿A la hora de hablar de sexo, es mejor cantidad o calidad?

—Consideramos si nuestra vida sexual es buena o no en función de la cantidad de sexo que tenemos, de la frecuencia, lo cual es un error tremendo. Primero, porque en ningún sitio vas a encontrar cuántas veces está bien tener sexo. Pero es que además, cuando basamos una buena vida sexual solo en la cantidad, nos estamos olvidando de otras muchas cosas, como por ejemplo, tenerlas con deseo, que sean satisfactorias, con buena comunicación, que la experiencia sea buena en general… Podemos tener muchas relaciones sexuales, pero que estas sean pésimas. Tenemos que poner el foco en otras cuestiones que no son la cantidad o la frecuencia con la que tenemos sexo. 

—¿Qué opina del porno para mujeres?

—Sí, esto es un término que lleva un tiempo usándose, un poco para distinguir esta pornografía mainstream de la que se encuentra en Internet al uso de todos y de todas, a la que está hecha con otros fines y de otra manera, quizá. La pornografía, en definitiva, es un recurso que está ahí y que es muy útil en muchos momentos. Dentro de la terapia sexual se puede utilizar en determinados momentos, pero también es verdad que ahora mismo es un arma de doble filo: si no la entendemos bien y no la utilizamos teniendo un poco de capacidad crítica, es un arma muy peligrosa.

Realmente, no me posiciono en si es buena o mala, es muy difícil de saber, sino que es una herramienta que está ahí. Tenemos que criticarle muchas cosas a la pornografía, eso es así, pero también fomenta el deseo, la podemos utilizar para la masturbación, crear fantasías, usarla en pareja, etcétera. Al final, de lo que se trata es de desarrollar una actitud crítica frente a ella y poderla utilizar. 

—¿Es el sexo una necesidad?

—Sí y no. Nadie se va a morir si no tiene sexo. No se puede ver como una necesidad, en el sentido de que tienes que cubrirla sí o sí, porque de lo contrario, te va a pasar algo. Y esto está muy instaurado en la sexualidad masculina. Me lo han repetido a mí veinte mil veces: «Claro, es que ellos lo necesitan». No, porque ahí nos estamos yendo a un terreno peligroso. Si entendemos la sexualidad como algo natural del ser humano, como puede ser relacionarse con otras personas, sí, es verdad que tenemos que conseguir vivir con naturalidad. Pero no como una necesidad. Nadie se muere sin sexo.

Ojo, muy probablemente tenemos que luchar para tener unas buenas relaciones sexuales y esto sí que es fuente de calidad de vida. Al igual que lo es la alimentación, el ejercicio, tener tiempo de ocio o poder relacionarnos con los demás. Todo eso nos va a aportar salud y calidad de vida. Y lo mismo tenemos que pensar con el sexo. 

—¿Qué hay de la educación sexual?

—En primer lugar lo que tendríamos que hacer es definir, y que la gente entendiera, qué es hacer educación sexual. Cuando tú dices «educación sexual» a la gente, se cree que vas a explicarle a niños y niñas con un plátano y un preservativo. El problema es que no se suele dejar que los profesionales de la sexología puedan hacer su trabajo. De repente, se ponen filtros y trabas a la gente que quiere hacer educación sexual porque no se entiende muy bien. Educar en sexualidad significa que hay que hablar de amor, placer, relaciones, comunicación, negociación del preservativo, hábitos saludables, relaciones tóxicas… De un montón de cosas que van a preparar a nuestros jóvenes para la vida sexual adulta. Porque esta va a llegar. Si no ponemos unas herramientas a su servicio, que logren que esa persona tenga mejores habilidades y conocimientos para desenvolverse, vamos a tener gente que se lanza a la vida sexual sin carné, cuesta abajo y sin frenos. Eso es lo que está pasando hoy en día. La educación sexual no es algo nuevo, ha afectado siempre, lo que creo que ahora está muy politizado. Y es una pena, porque realmente no se entiende bien que es la educación sexual.  

—¿Por qué deberíamos masturbarnos?

—Por lo mismo que no comes solo en pareja. Comes sola y en pareja. Pues esto es lo mismo. Es una expresión saludable de nuestra sexualidad, el placer y la autoestimulación. Son algo normal y que tenemos que ver como una parte más o como una expresión más de nuestra sexualidad. Hay quien dice que es peor. Habrá quien lo considere peor y quien considera que con la masturbación está completamente libre, mucho más relajada, hace completamente aquello que le gusta y a veces en pareja hay quien siente una mejor experiencia y quien no. Es una cuestión de gustos pero, desde luego, es algo que tenemos que ver con normalidad.

Además, es una experiencia de la que aprendemos mucho. De nuestras propias sensaciones, de cómo nuestro cuerpo se excita, de cómo es capaz de llevarnos a sitios muy placenteros y bonitos. Todo esto, hay que aprenderlo. 

—¿Con la edad, «todo va a menos»?

—La idea que tenemos de una mujer menopáusica hoy en día no es la misma que hace treinta años. Cuando pensamos en una mujer menopáusica se nos va la mente a nuestras abuelas, cuando realmente es una mujer muy joven a la que le quedan, como mínimo, treinta o cuarenta años de vida. La menopausia es una etapa más, en la que pensar que la sexualidad se acaba es un error, porque es algo que va a durar toda la vida. Obvio va a sufrir cambios, no es lo mismo tener quince años, veinte o cincuenta, pero estos no tienen por qué ir, obligatoriamente, a peor. La madurez nos aporta sabiduría y experiencia, y esto en la sexualidad es muy importante. No tienen que ir las cosas a peor. Lo que hay que hacer, sobre todo, es darle importancia a esta parte de nuestra vida. Pensar: «Estoy en la menopausia o llegando a ella, pero para mí la sexualidad es una cosa importante, y por lo tanto, voy a intentar cuidar de este aspecto». Al final, también hay que cuidarla. Es un tema de autocuidado, de no dejar abandonada esa faceta de la vida. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.