Siete hábitos que tu ginecóloga preferiría que no hicieras: «Al igual que te hidratas la cara a diario, debes hacerlo con tu vulva»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Ante posibles dudas, lo mejor es preguntar a especialistas en ginecología.
Ante posibles dudas, lo mejor es preguntar a especialistas en ginecología. iStock

Usar desodorantes, realizar lavados vaginales o tardar más de dos años en acudir a una revisión son otros de los grandes errores

23 ene 2024 . Actualizado a las 16:08 h.

Dudas. Eso es lo que abunda en muchas mujeres a la hora de hablar de salud sexual y reproductiva. Algunas, por desconocimiento y falsas creencias instauradas de anteriores generaciones; otras, por miedos. La ginecóloga Amira Alkourdi nos expone siete errores que suelen cometer las pacientes. Y estos abarcan desde la higiene íntima, a prácticas sexuales o mitos sobre el embarazo. 

1. Usar desodorante, colonia o perfume íntimo

La vagina tiene su propia forma de regularse y el uso de este tipo de perfumes u otros productos cosméticos en la zona puede ser perjudicial. «Estos no suelen respetar el pH de nuestra zona íntima, que es diferente al del resto de nuestra piel. Además, suele variar en las diferentes fases del ciclo menstrual, al igual que en las diferentes etapas de la mujer: la infantil, la reproductiva y la menopausia», explica Alkourdi.

La acidez es un mecanismo de defensa de la vagina frente a posibles infecciones. Por tanto, las situaciones que alteran el pH (como la aplicación de estos productos) favorecen la aparición de las mismas. Teniendo en cuenta que un pH nuestro es igual a 7 (el que está por debajo es ácido y por encima, alcalino), durante la infancia y hasta la pubertad el pH de la vagina es neutro, ya que se encuentra alrededor de ese número, pero durante la edad reproductiva este disminuye hasta el 4 o el 5, convirtiéndose en más ácido. Si se tiene en cuenta el ciclo menstrual, en los días de regla la vagina se hace más alcalina por el efecto del pH de la sangre y la máxima acidez se da en la fase premenstrual. 

2. Olvidarte de la hidratación de la vulva

«Al igual que te hidratas la cara a diario, debes hacerlo con tu vulva», remarca la ginecóloga. Y añade: «Porque es una parte incluso más sensible que las manos o la cara, que sí hidratamos a diario. Está expuesta al roce, a la humedad y a las relaciones. Requiere cuidado extra y, en cambio, es la gran olvidada». Entre los beneficios de instaurar este nuevo hábito a la rutina, la doctora enumera la evitación de molestias, infecciones o picores.

¿Qué producto elegir para hidratar esa zona? Desafortunadamente, no hay una única respuesta. «Tu especialista sabrá decirte qué tipo de productos se recomiendan para tus necesidades. Igual que una crema para el rostro puede ir bien a una mujer y otra no. Para la zona intima hay multitud de productos, por suerte cada vez mas, de gran calidad. Y cada situación, mujer y gustos requiere del suyo».

3. Llevar a cabo una higiene incorrecta

En cuanto a higiene íntima, según la ginecóloga, se dan varios errores. El primero, no limpiarse la zona de delante hacia atrás. Esa es la forma correcta ya que, en el caso de hacerlo de la forma contraria, es probable que se arrastren bacterias u otros microorganismos desde la zona anal a la vulvar, aumentando el riesgo de infecciones. 

Solo debe lavarse la zona externa (usando jabones íntimos específicos) y no llevar a cabo lavados vaginales, ya que también se han asociado con infecciones, enfermedad pélvica antiinflamatoria y embarazos ectópicos. Todo esto, con las manos, ya que las esponjas pueden ser un foco de bacterias. 

4. Mantener prácticas sexuales sin preservativo

Alkourdi subraya que existe un aumento de infecciones de transmisión sexual (ITS) al mantener prácticas sexuales sin preservativo, que es la mejor barrera frente a ellas. En realidad, las más prevalentes a día de hoy siguen siendo las mismas que hace unos años: la clamidia, la sífilis, la gonococia y la tricomoniasis. Pero en esa lista también entra el virus del papiloma humano (VPH) que, si no se trata a tiempo, puede evolucionar en cáncer de cuello de útero. 

5. Pensar que estar embarazada es sinónimo de estar enferma

Aunque es una creencia que va cayendo poco a poco, hasta hace unas décadas se consideraba el embarazo casi como una enfermedad. «No es cierto. En realidad, no se debe hacer casi nada que no se viniera haciendo hasta ahora», asegura la ginecóloga. Es una de las grandes dudas que surgen durante la gestación: ¿qué se puede hacer y qué no? «Lo ideal es seguir haciendo deporte, cuidar la alimentación, pero seguir la vida que llevabas hasta ese momento. Solo cambia algún pequeño hábito y lo trataríamos en consulta». 

En cuanto a la práctica de ejercicio físico, este aumenta las endorfinas, ayuda a controlar el peso y, además, poseer una musculatura tonificada va a ayudar en el momento del parto (al igual que agilizará la posterior recuperación). 

6. Posponer (o eliminar) de tu calendario las revisiones ginecológicas

«Es importante que las mujeres no dejen de hacerse revisiones ginecológicas», aconseja Alkourdi. La frecuencia de dichas citas médicas puede variar según la etapa en la que se encuentre la mujer. «De manera rutinaria, es suficiente con una revisión anual o cada dos años. Siempre en función de la edad, patología y necesidad de cada paciente. Es importante que estas revisiones sean completas e incluyan revisión mamaria, ya que el cribado poblacional del cáncer de mama empieza a edades mas avanzadas», amplía.

Concretamente, en España el Sistema Nacional de Salud ofrece el cribado de cáncer de mama a la población femenina, residente en el país, de entre 50 y 69 años, con revisiones bianuales. A su vez, si hay mujeres que tienen un alto riesgo personal o familiar, el caso se individualiza, y se le aplican protocolos específicos. Además, algunas comunidades autónomas adelantan la prueba a partir de los 45. 

Eso sí, la profesional remarca que ante la sospecha de cualquier síntoma anormal, debemos consultar: «Sangrados fuera de la menstruación, abundantes o que se dan en la menopausia. También dolores que persisten en el tiempo. En este sentido es importante tener línea directa con tu ginecóloga para que te pueda indicar si es necesario un chequeo o no».

7. Tener miedo a la consulta ginecológica o no ir por la regla

«Las mujeres no deben tener miedo a la consulta ginecológica. Vamos a ayudarlas a que se conozcan mejor», insiste la doctora. Además, señala que no es necesario «hacer nada especial» antes de dicha cita. «No son necesarios ni lavados extras, ni una depilación que no se viniera haciendo hasta el momento, ni un cambio de ropa extra. Debe llevarse a cabo la higiene habitual de cada mujer». 

La doctora apunta a otra falsa creencia: evitar las relaciones sexuales antes de la consulta. «No es necesario. Al igual que no venir con la regla; en la mayoría de los casos sí es posible acudir igualmente», concluye. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.