¿Es tu sombra más alta que tú?: consejos para identificar el riesgo de la radiación ultravioleta

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Buen tiempo en la playa de Barraña
Buen tiempo en la playa de Barraña Carmela Queijeiro

Los peligros de la exposición a la radiación, muy alta estos días en Galicia, podrían manifestarse incluso décadas después de una quemadura solar

13 abr 2024 . Actualizado a las 09:28 h.

Tras varias semanas de lluvias que parecían no tener fin, el calor, finalmente, ha llegado a Galicia y su entrada en escena no está pasando desapercibida. Las temperaturas agradables y los días largos, con puestas de sol después de las 21 horas, todo anima a salir y disfrutar del fin de semana al aire libre.

Pero antes de pisar la calle, ya se advierte a través la ventana el calor y la necesidad de protegerse del sol vuelve a ser una prioridad. Sobre todo, durante estos días de radiación ultravioleta elevada que está atravesando toda la península. Con la piel todavía en 'modo invierno', los riesgos para la población aumentan si no se toman las medidas adecuadas para frenar el daño causado por el fotoenvejecimiento.

«Al final, esto es como el verano, solo que no estamos tan concienciados ni tan preparados. Pero al final, lo más importante en una exposición solar intensa como la que puede haber este fin de semana por querer aprovechar y salir, es evitar a toda costa las quemaduras solares», explica la dermatóloga Cristina Ciudad, del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Qué es la radiación ultravioleta

Existen tres diferentes tipos de rayos ultravioletas (UV), que llegan del Sol a la Tierra y afectan a los seres vivos con su radiación: los rayos UVA, UVB y UVC. Solo los UVA y los UVB penetran la capa de ozono.

Los rayos UVA llegan hasta la dermis e hipodermis, capas media y profunda de la piel. Los rayos UVB solo alcanzan la epidermis, que es la capa más superficial de la piel, pero sus efectos son acumulativos a través de los años y está demostrado que causan el 90 % de los melanomas y otros tipos de cáncer de piel. Cabe señalar que los rayos UV atraviesan las nubes y que pueden reflejarse en superficies como la arena y el cemento, por lo que podremos broncearnos y quemarnos aunque el día esté nublado.

El índice UV

La radiación solar se mide en una escala denominada índice UV, que describe el nivel de impacto del sol en la superficie de la Tierra. «El índice UV se presenta en una escala de 1 (o nivel bajo) a 11 y más (o nivel extremo). Cuanto más alto sea el valor del índice, mayor será el potencial de causar daño a la piel y los ojos, y menos tiempo tardará en producirse ese daño. El índice UV máximo se da en el mediodía solar, el momento del día en que el sol está más alto en el cielo», explica la OMS.

«Cuando el índice UV sea igual o superior a 3, se recomienda adaptar las actividades al aire libre y utilizar protección solar. Las lesiones causadas por los rayos UV son acumulativas y pueden ser perjudiciales cuando las personas se exponen al sol durante largos períodos, incluso a niveles bajos», indican desde la entidad.

Durante este fin de semana, según informa la Agencia Española de Meteorología (Aemet), habrá índices UV máximos de 9 en distintos puntos del país, mientras que las máximas en Galicia serán de 8. Esto significa que está desaconsejado salir al exterior en el horario de máxima incidencia de los rayos solares (de 10 a 16 horas) sin llevar protección solar física o química.

«Entre las 10 y las cuatro de la tarde es cuando hay mayor radiación solar, porque el sol incide de forma vertical sobre la Tierra. A primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, el sol llega de manera oblicua, entonces, no es tan fuerte», aclara el dermatólogo José Luis López Estebaranz, presidente del Colegio Iberolatinoamericano de Dermatología (Cilad).

Una forma fácil de saber cuánta exposición a la radiación UV estás recibiendo es mirar tu sombra:

  • Si tu sombra es más alta que tú (a la mañana temprano o bien entrada la tarde), es probable que tu exposición a la radiación UV sea más baja.
  • Si tu sombra es más corta que tú (alrededor del mediodía), estás expuesto a niveles más altos de radiación UV. Busca la sombra y protege tu piel y tus ojos.

    Fuente: Agencia de Protección Ambiental

Riesgos

Los peligros de las quemaduras solares van más allá del dolor y la incomodidad del momento. «Una radiación alta induce el envejecimiento de la piel, la aparición de manchas y, con el paso del tiempo, la aparición de cáncer de piel. Sobre todo en fototipos más claros o pieles con otros factores de riesgo, como muchos lunares, una predisposición a quemarse con el sol o una exposición crónica», advierte López.

«A corto plazo, la aparición de quemaduras y la activación de manchas son los daños más frecuentes. Hay una mancha que suele aparecer en las mujeres que es el melasma y eso se activa y se acentúa por la radiación ultravioleta. Otra cosa que vemos es lo que la gente conoce vulgarmente como alergia al sol, son lesiones de erupción eritematosa que pican y que aparecen en zonas expuestas al sol. Es más frecuente en fototipos europeos y en mujeres jóvenes, especialmente», añade López.

Ojo con los medicamentos

Otro factor de riesgo para las quemaduras solares y otros problemas causados por la exposición a la radiación ultravioleta, indica López, es estar bajo tratamiento con un medicamento que cause fotosensibilidad, es decir, una piel extremadamente sensible a la luz solar. «Por lo general, la fotosensibilidad produce un exantema o quemadura solar, en especial en áreas de la piel expuestas a la luz ultravioleta. Es posible que en las áreas afectadas se produzca dolor, comezón, ampollas o descamación», apuntan desde el Instituto Nacional del Cáncer.

Como explican desde la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap), la fotosensibilidad causada por medicamentos hace referencia a la reacción que se produce en la piel cuando una persona toma determinados fármacos y luego se expone a la luz solar o a la luz ultravioleta. «Estos medicamentos pueden hacer que la piel se vuelva más sensible a la luz, lo que resulta en una mayor probabilidad de quemaduras solares, enrojecimiento, irritación o erupciones cutáneas», advierte Luisa Alonso Fito, miembro del Comité de Pacientes y Ciudadanía de la Sefap.

Entre los fármacos que pueden provocar este problema se encuentran algunos de uso relativamente habitual. «La lista de medicamentos que pueden causar esta reacción es larga, pero algunos de los más usados son los antiinflamatorios como el ibuprofeno, los anticonceptivos hormonales como el anillo vaginal o la píldora, y algunos tratamientos para la hipertensión y ciertos antibióticos», señala Alonso. Las sulfamidas, las tetraciclinas, que son otro tipo de antibióticos, y muchos psicofármacos también son fotosensibilizantes.

Cómo protegerse

Para hacer frente a este aumento de la radiación ultravioleta, es necesario aplicar crema con protección solar en las partes del cuerpo que no estén cubiertas por prendas. «Nuestra recomendación es usar al menos un factor de protección solar 30, como mínimo, aunque lo ideal sería un FPS 50. Hay que recordar que los fotoprotectores van perdiendo eficacia con el sudor o la evaporación, porque son moléculas químicas que ya no protegen igual en esas condiciones. Entonces, si vamos a estar expuestos desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde es recomendable volverlo a aplicar cada dos horas», recomienda Ciudad.

Hay dos tipos de protectores solares, los químicos y los físicos. «Los físicos son los que te dejan más blanco, porque tienen óxido de titanio. Estos no se absorben, con lo cual, tienen la ventaja de que no van a pasar a la sangre, por lo que se aconsejan para personas que tienen alergias a cosméticos. Las ventajas son que no se absorben, con lo cual, hay seguridad absoluta de que no hay químicos que penetran y que duran un poquito más, porque al ser un bloqueador físico no se deteriora como un producto químico, aunque manchan la ropa», explica Ciudad.

Los filtros químicos son la mayor parte de los que se comercializan, pero tienen la particularidad de que se estropean y se deterioran rápidamente. Por eso, «cada dos horas hay que reaplicarlos», indica la experta.

«Otra opción muy buena es usar ropa con factor de protección solar, sobre todo si estamos haciendo deporte. Hay gorros, gorras, camisetas o pantalones que permiten protegernos sin tener que estar pendientes de aplicar crema solar», propone la experta.

¿Qué significa FPS y cuál es el más recomendable?

El factor de protección solar (FPS) indica la fracción de rayos ultravioleta que pasan a través de la barrera de la crema. Por ejemplo, un FPS significa que un 1/15 de los rayos ultravioletas llegarán a la piel, asumiendo que el protector solar está distribuido uniformemente. Así, una persona de piel clara que normalmente empieza a quemarse después de diez minutos al sol tardaría 15 veces ese tiempo con un FPS 15 (150 minutos, o dos horas y media).

El uso de fotoprotector es necesario a todas las edades, incluso desde la infancia. Sin embargo, advierte Ciudad, las cremas solares no están indicadas en bebés. «Los menores de seis meses, en principio, no se deben exponer. Además, las cremas no están testadas en ellos», aclara.

A partir de los dos años, el panorama cambia y pueden jugar al sol, siempre y cuando estén protegidos con gorros y cremas adecuadas. En este sentido, «si hay que ponerles protección a los niños, se deben utilizar filtros físicos, no químicos, para que no traspasen su piel, ya que no se absorben. Los protectores para niños están formulados para durar más en la piel, porque ellos juegan y se bañan más. Hay que tener en cuenta que, en los niños, cualquier producto aplicado en la piel se absorbe más que en adultos», explica Ciudad.

Protégete de la radiación ultravioleta
  • Evita el sol entre las 10 y las 16 horas
  • Usa gorra o sombrero
  • Aplica fotoprotector cada tres horas
  • Ten cuidado especialmente si tomas medicación con efecto fotosensibilizante

Antes de coger el bote de crema solar del año pasado, examínalo. Si su textura, color u olor se han visto alterados, puede que no nos proteja. «Los fotoprotectores se deterioran mucho porque los llevas en el bolso de la playa y se exponen al calor. De un año para otro, si lo has comprado en septiembre y lo quieres usar en junio, si las características organolépticas son normales, no habría problema. Pero más de un año, no procede. Y si se separa la fase acuosa de la crema, aunque esté dentro del período de uso, no me fiaría. Eso no está garantizado que funcione», advierte Ciudad.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.