Hipotermia y esos 30 minutos

Plácido Mayán Conesa COORDINADOR DE URGENCIAS DEL CHU DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

OPINIÓN

María Pedreda

16 feb 2022 . Actualizado a las 09:46 h.

Ante un accidente marítimo, un naufragio, nos encontramos con una situación que, aunque no es habitual, es bien conocida. Las víctimas de un naufragio como el ocurrido van a sufrir con toda seguridad dos tipos de procesos, con una mortalidad muy elevada. Por una parte, el ahogamiento. Por otra, la hipotermia.

Ante un naufragio, habitualmente hablamos de personas expertas, en las cuales el ahogamiento suele deberse al agotamiento físico. En este caso, debido a las condiciones climatológicas, desgraciadamente se produce una hipotermia que, llevada a su extremo, provoca el fallecimiento.

Cuando hablamos de hipotermia nos referimos a una reducción de la temperatura corporal por debajo de 35 ºC a nivel central. No podemos utilizar la temperatura axilar, que es la que se usa de forma habitual. Siempre se asocia a una incapacidad de nuestro termostato interno de elevar dicha temperatura.

Todos somos conscientes y tenemos experiencia de lo que sucede cuando hace frío y como nuestro cuerpo responde estimulando la musculatura para mantener el calor, se produce temblor e incluso se distribuye la sangre hacia zonas más importantes, motivo por el cual es habitual tener las manos y los pies más fríos y pálidos.

Ese fallo del termostato, asociado a un entorno hostil, puede provocar una hipotermia extrema, presentando el paciente una temperatura por debajo de 28 ºC. En esta situación ya ha desaparecido el temblor típico que provoca el frío y aparecen alteraciones cardíacas que pueden provocar la muerte. Por debajo de 24 ºC se produce ausencia de signos vitales y la entrada en un estado de letargia y coma, aunque no en todos los casos se produce el fallecimiento. De hecho, hay una máxima en la reanimación cardiopulmonar del paciente con hipotermia: «No podemos diagnosticar la muerte hasta que el paciente no esté caliente y muerto». La temperatura corporal más baja reanimada sin secuelas y documentada ha sido de 13,7 ºC.

En un caso como el sucedido, el período que va desde la sumersión hasta la pérdida de funciones vitales es tan breve como 30 minutos, dependiendo fundamentalmente de la temperatura externa, del tiempo de exposición y otras condiciones ambientales (el viento multiplica la acción del frío por 10, la humedad la multiplica por 14), así como de la ropa que lleve la víctima.

Como es lógico, el tratamiento es el calentamiento, que dependerá del grado de hipotermia que presente el paciente, llegando a necesitar la infusión de sueros calientes en los casos más graves.