María Teresa Ruiz Cantero: «No tener en cuenta el género al diagnosticar hace que mueran más mujeres»

Uxía Rodríguez Diez
UXÍA RODRÍGUEZ REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Universidad de Alicante

La experta evidencia la discriminación que existe en los diagnósticos y tratamientos entre hombres y mujeres

17 ago 2019 . Actualizado a las 19:34 h.

Cuando una mujer sufre un infarto la atienden, de media, tres horas después de comenzar los síntomas. Con un hombre tardan dos horas y media. Cada minuto cuenta. Pasa con los infartos y con muchas otras patologías. María Teresa Ruiz Cantero, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante, visitó el Complexo Hospitalario Universitario A Coruña para hablar de la importancia de incluir la perspectiva de género en el mundo de la salud.

-¿Qué es el sesgo de género en la atención sanitaria?

-Esto se evidencia gracias a un estudio publicado a principios de los años 90 en la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine. Se demostró que, en el caso del infarto, se hace un menor esfuerzo diagnóstico y terapéutico en mujeres que en hombres. El problema principal es que las mujeres y los hombres lo cursamos de manera diferente. Los hombres sufren el infarto de libro o de película, con dolor precordial, irradiación al brazo izquierdo, pero en las mujeres es mucho más inespecífico. Además, cuando el médico se da cuenta de que puede ser un infarto, a pesar de los diferentes síntomas, los resultados del electrocardiograma también son diferentes entre los dos sexos. Eso provoca confusión hasta en los propios especialistas.

-¿En qué otras enfermedades hay diferencias muy claras entre hombres y mujeres?

-Las mujeres son peor diagnosticadas que los hombres en, al menos, 700 patologías. Nosotros hemos investigado en profundidad la espondiloartritis. Una mujer tarda un promedio de nueve años en ser diagnosticada y un hombre tarda seis años. ¿Por qué? Porque la enfermedad se expresa de manera diferente. Eso pasa porque el médico se centra más en cómo aparece en los hombres, a nivel de la columna vertebral, mientras que en las mujeres aparece con problemas periféricos, en las manos y los pies. Al final hay muchos diagnósticos erróneos con sus correspondientes tratamientos equivocados.

-Y como estos, habrá muchos otros casos.

-A muchas mujeres las diagnostican de síndrome de colon irritable cuando luego hay una colitis ulcerosa o un Crohn detrás. En el cáncer de colon , en las mujeres suele aparecer en la zona de la derecha y en los hombres en el lado izquierdo. Y así, muchos más ejemplos.

-¿Qué pasa con los ensayos clínicos?

-Los estándares clínicos de la medicina se han creado a partir de los hombres. Hay un lobby de investigadoras en la Unión Europea que reivindican la inclusión de mujeres en los ensayos de manera representativa al porcentaje de población consumidora. Las mujeres tenemos una variabilidad hormonal diferente que producen unas reacciones cruzadas entre los fármacos ensayados solo en hombres, de este modo, se pueden potenciar los efectos secundarios o aparecer otros diferentes. Hay un caso muy llamativo en esto. En el año 2015 se intenta comercializar el flibanserin, una especie de viagra femenina, y aparecieron reacciones cruzadas con el alcohol. Pues bien, el ensayo para comprobarlo se hizo con 27 sujetos donde solo dos eran mujeres.

-¿Cuál es la solución para incluir la perspectiva de género ?

-El problema del sesgo de género no se puede achacar solo a los profesionales médicos. Nosotros aprendemos en unas facultades donde se nos enseña de manera sesgada en perjuicio de las mujeres. El siguiente paso ya se está dando: incorporar la perspectiva de género en todas las facultades españolas.

-¿Sigue siendo la medicina androcéntrica?

-Claro que sí. No sé si conscientemente, pero es algo progresivo. Se dice que un paradigma tarda en cambiar 30 años, así que nos falta alrededor de una década para que todo esto esté más reconocido.

-¿Esto provoca muertes evitables en mujeres?

-Por supuesto. Si no tomas las medidas terapéuticas oportunas, el problema crece y puede tener ese final. Ante el infarto ya se ha evidenciado que hay una mayor tasa de muerte hospitalaria en mujeres que en hombres porque ingresan más graves. No tener en cuenta la perspectiva de género en la atención sanitaria hace que mueran más mujeres.