Mitos sobre el pelo: los champús no recuperan las puntas abiertas ni frenan la alopecia

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Uno de los consejos de los profesionales es desenredar el pelo antes de lavarlo.
Uno de los consejos de los profesionales es desenredar el pelo antes de lavarlo. La Voz de la Salud

Te explicamos cómo lavarlo correctamente, qué errores se suelen cometer a la hora de cuidarlo y qué problemas capilares son los que más preocupan

07 mar 2022 . Actualizado a las 10:00 h.

Nos preocupa nuestro pelo, pero no estamos dispuestos a que nos lo tomen. «Se me cae», «me preocupa mi caspa», «se me engrasa demasiado» o «está muy débil» son algunas de las inquietudes más comunes. Dudamos de si lo lavamos bien, si estamos utilizando los productos adecuados, o si el calor del secador y la plancha puede acabar estropeándolo demasiado. No obstante, para resolver todas estas incertidumbres, hay que partir de la base: ¿qué es el pelo?. ¿es lo mismo que el cuero cabelludo?.

«El cuero cabelludo es la piel situada en la cabeza donde se encuentra el pelo, pero es piel. El pelo o la fibra capilar forma parte de la llamada unidad polisebácea que consta de un folículo piloso donde se sintetiza y se ubica un pelo (o un vello) y de una glándula sebácea. Dicha estructura emerge desde la capa de la piel, la llamada dermis», explica Verónica Vivas (@veronicavivascr), farmacéutica especializada en dermofarmacia. Este se podría clasificar en seco, normal y graso, y puede sufrir «patologías específicas como por ejemplo, una dermatitis seborreica». 

«Se debe asumir que uno tiene un tipo de pelo determinado genéticamente. Puede ser más fino, rubio o moreno. Afortunadamente, la cosmética natural ha mejorado un montón y puede influir en los efectos sobre el pelo de determinado grupo de enfermedades. Pero hay que tener claro que si el problema es genético, no lo podemos modificar. No todo lo que se promete es posible. La medicina tiene sus límites. Y la cosmética, aunque ha evolucionado mucho, también», considera el doctor Manuel Almagro, especialista en dermatología médico quirúrgica y venereología. 

No existe una forma estandarizada de clasificar nuestro pelo. Según las palabras de la farmacéutica Vivas, se podrían distinguir diferentes modos de clasificación si nos referimos a la fibra capilar. Antiguamente se hacía con una base étnica con tres grandes grupos: caucásico, africano y asiático, en función de la forma que tenía la fibra en un corte transversal, es decir, si es redonda o elíptica. «La asiática es la más redonda, la caucásica en medio con un amplio arco de variaciones y la africana la más elíptica. También se hace en función del grosor de la fibra y del número de folículos por centímetro cuadrado». Sin embargo, añade que «este tipo de clasificación se sigue encontrando en los libros pero se está dejando de utilizar porque no es un reflejo fiel de la realidad». 

«Tenemos también la clasificación de Trotter, del 1938, basada en la forma que adopta el pelo. Va desde liso a helicoidal, pero no es muy clara dado que la terminología usada es confusa, con un tipo pelo 'frizzy'», amplía la especialista en dermocosmética. «En 1990 Andre Walker, un estilista estadunidense, propuso una clasificación que se ha hecho muy conocida en redes con cuatro niveles (1-4) y cada uno a su vez dividido en tres niveles (a, b y c) donde el pelo más liso seria 1a y el más rizado 4c, pero presenta el mismo problema que la anterior, ya que es subjetiva y confusa en los tramos medios», apunta.  

Vivas termina con la categorización que, personalmente, es la que más le gusta: «En 2007 De la Mettrie propone una nueva, sin referencias étnicas, que solo tiene en cuenta el diámetro de la curva de la fibra, el número de ondas que forma y el índice de rizo, siendo estas medidas objetivas y fácilmente calculables. Se crea una escala de I a VIII que incluye todos los tipos de forma que puede adoptar la fibra capilar», concluye.

¿Cuánto crece el pelo? ¿Es normal que se caiga?

Nuestro pelo es una estructura dinámica. Lo que nosotros vemos es una estructura filamentosa (es decir, el tallo), y la parte de la raíz, que se encuentra en la segunda capa de la piel o dermis, es la que se nutre por vasos sanguíneos. Por eso, la mayoría de los productos que se aplican no llegan a tener eficacia en el crecimiento de nuestro pelo. 

«El pelo crece, aproximadamente, un centímetro cada mes, aunque hay variaciones individuales», comenta el doctor Almagro. Este tiene un ciclo de crecimiento que comprende una fase que se llama anágena, una de reposo conocida como catágena y por último de caída, telógena. Cada uno de nuestros pelos se encontraría en un momento distinto de estas fases, y se prolongan más o menos en relación a la parte del cuerpo de la que estemos hablando. La primera de las fases es la más larga: «Hay a quien le dura dos años, cuatro, cinco... por eso hay gente que el pelo le llega hasta la cintura y otros no. Es una cuestión genética. Pero cuando el pelo llega a la fase de caída, que es la fase telógena, se te va a caer y no hay nada que hacer porque está así determinado en nuestros genes». 

«Puede haber alteraciones, pero es normal que se caiga hasta 100 o 150 pelos diarios, solo que la persona no se da cuenta de ese ritmo. Cuando es superior y se caen el 25 o el 30 % de los pelos de un cuero cabelludo el paciente se da cuenta y entonces ahí ya se asusta», expresa Almagro. ¿Por qué se produce esa caída? «Le llamamos efluvios y son consecuencia de una alteración del ciclo capilar. Es un problema muy frecuente. Puede aparecer después de un parto, del consumo de determinados tratamientos o fármacos, una fase de estrés importante, o después del coronavirus. Algunas personas, después de pasar la enfermedad, pasan un efluvio telogénico. El pelo se cae bruscamente aunque después se resuelve», añade. 

¿Qué tipo de cuidados necesitamos según el tipo de pelo?

La farmacéutica Vivas precisa que hay que distinguir los cuidados que requiere el cuero cabelludo de los que necesita la fibra: «La regla general sería que el champú va destinado a limpiar el cuero cabelludo y se elige en función del mismo. Por ejemplo, si lo tienes graso el champú debe ser para este tipo de pelo, aunque esté teñido, con la permanente, o tengas las puntas secas. Y para cuidar la fibra, un acondicionador específico para las necesidades de la misma solo de medios a puntas». 

¿Existiría algún tipo de pelo que requiera un mayor cuidado? «Sí, sería el rizado. Es mucho más delicado que el pelo liso y tiende a dañarse con más facilidad. Entre los factores que lo propician, la distribución del sebo sobre la fibra y que la fricción entre fibras no es uniforme, es decir, se produce más en la parte externa del rizo que en la interna», considera Vivas. 

Sobre el mejor champú a utilizar, el doctor Almagro añade que «lo que tiene que hacer es limpiar el pelo correctamente y darle brillo. Uno suave, que no produzca irritaciones en el cuero cabelludo y que se pueda utilizar sin que se produzcan problemas, es el adecuado». Su función no es otra que la de eliminar restos de sebo, células muertas que están formando una pequeña «capa» con partículas de contaminación, posibles restos de productos capilares y como no, suciedad. También existen algunos para el tratamiento de algunas enfermedades, como la dermatitis seborreica, «pero se tienen que utilizar bajo una indicación médica», remarca el doctor.  

Así se debe lavar nuestro pelo

«Tenemos que tener claro que lo que vamos a lavar es el cuero cabelludo y no la fibra. Suena raro porque es lo que vemos en los anuncios, pero lo de restregar el champú por toda la melena no es lo más adecuado», considera Vivas. Entonces, ¿cómo hacerlo?

La farmacéutica especializada en dermocosmética considera que la forma ideal de hacerlo sería desenredar el pelo antes de empaparlo, «porque mojado se daña con facilidad». En el caso de tener el pelo muy rizado y que la tarea se complique, Vivas recomienda realizarlo cuando este se encuentre húmedo y con la ayuda de un acondicionador. 

Una vez en la ducha, debemos empapar completamente el pelo y llega el turno del champú. ¿Cuánto utilizar? «El tamaño de una moneda de dos euros, frotamos ambas manos para distribuirlo bien sobre las palmas». Y aquí llega otro de los errores más comunes: «Sin rascar con las uñas, lo aplicamos sobre el cuero cabelludo usando la yema de los dedos. Avanzamos desde la frente hasta la nuca. La idea es que el champú se deposite principalmente sobre el cuero cabelludo y no tanto sobre la fibra». Si se trata de un formato sólido, el procedimiento es el mismo. Se frota la pastilla entre las manos y de ahí a la cabeza, pero nunca aplicarla directamente sobre el pelo. 

«Cuando consideremos que el cuero cabelludo está limpio podemos proceder a retirar el champú, que es uno de los pasos más importantes. En numerosas ocasiones, cuando notamos el pelo sucio o pegajoso poco después de haberlo lavado es por un mal aclarado. Por lo que es mejor pasarse con él, a quedarse corto», sentencia Vivas. 

A la hora de lavar el pelo no se debe rascar ni hacer movimientos circulares porque se enreda más.
A la hora de lavar el pelo no se debe rascar ni hacer movimientos circulares porque se enreda más. La Voz de la Salud

La alopecia, el problema que más preocupa 

«La alopecia androgénica es un problema que preocupa mucho a los pacientes, tanto en el caso del varón como de la mujer. Tiene una base genética y otro componente hormonal, ya que el mecanismo de actuación de determinadas hormonas sobre el folículo polisebáceo hace que este se vaya atrofiando y miniaturizando progresivamente hasta que desaparece. La persona en determinadas áreas, sobre todo en la parte zona occipital y en las entradas, tiene un pelo cada vez más fino hasta que se queda calvo», expone el doctor. 

Otros problemas frecuentes suelen ser la alopecia areata, es decir, que aparezca una calva en una determinada zona de la cabeza o en la barba. También la alopecia frontal fibrosante, que se ve sobre todo en mujeres tras la menopausia a las que  la línea de implantación de la frente se le va yendo hacia atrás cada vez más y van perdiendo pelo progresivamente. «Es algo que estamos diagnosticando más en los últimos años», confiesa Almagro. ¿La buena noticia? «Antes venía un paciente con alopecia androgénica y le decíamos que no podíamos hacer nada, pero ahora, cada vez hay más tratamientos, y mejores».

No obstante, hay que tener en cuenta que se trata de tratamientos que tiene que llevar a cabo un dermatológo a ser posible experto en tricología, y que los productos cosméticos como los champús anticaída no frenan un problema de alopecia: «No van a conseguir que no se caiga el pelo. Se debe acudir a un especialista que pueda diagnosticar el problema y a partir de ahí, ver a que posibles tratamientos se puede recurrir. Que hay muchos y cada vez más». 

Pelo dañado, ¿es recuperable o hay que cortar?

«Se puede maquillar el daño, pero no se puede recuperar», confirma Vivas. Así, el pelo dañado o las conocidas como «puntas abiertas» son irrecuperables, aunque los anuncios de televisión nos vendan lo contrario. «Si se tienen las puntas abiertas disponemos de polímeros usados en los productos capilares que estás destinados a este fin, que pueden hacer que las macrofibrillas del córtex se peguen y permanezcan pegadas hasta el próximo lavado, pero no es una solución. Es un apaño. Y el problema es que el daño seguirá avanzando», alerta. 

¿Cuál sería la solución? «Lo recomendable en este caso es que se acuda a la peluquería y proceder a cortar la parte dañada». 

Entre los factores que pueden propiciar este deterioro capilar se encuentran el abuso de la plancha. Tanto el calor de los secadores, como el de las planchas, puede dañar nuestro pelo si no se controla la temperatura y no se usa un protector térmico.

La caspa

Al contrario de la creencia popular, la caspa no es un problema de higiene. Consiste en pequeños restos de piel que se desprenden del cuero cabelludo. En algunos casos se acompaña de una sensación de picor en la cabeza. «No es grave, simplemente que las células se descaman a una mayor velocidad. La piel se va dividiendo y se van perdiendo células muertas que son las escamas que vemos. Se trata de células muertas de la capa córnea. Cuando la velocidad de división aumenta, el número que se desprende es mayor», tranquiliza el doctor. 

Para tratarla, lo mejor es optar por un champú adecuado. «Afortunadamente la industria farmacéutica nos pone a nuestro alcance muchos productos para tratar la excesiva descamación del cuero cabelludo», considera Almagro. En el caso de que su utilización no solucione el problema, sí se debe acudir al dermatólogo. 

Otro problema que también tiene solución es la dermatitis seborreica, «un problema que también está relacionado con la descamación del cuero cabelludo y que tiene un control fácil hoy en día gracias a terapéuticas cada vez más eficaces y con mejor cosmética». 

¿Es necesario nutrir el pelo?

Es una palabra que solemos escuchar cuando se habla del cuidado del pelo. Es fácil encontrar en los supermercados, droguerías y parafarmacias productos para el pelo como champús o mascarillas «nutritivas». Pero, ¿necesita esa «nutrición»?

«El término "nutrir" usado en este contexto confunde más que otra cosa», aclara Vivas. «El pelo no se puede nutrir desde el exterior, en el sentido de aportarle elementos para que esté sano y pueda reparar sus estructuras, que sería la definición del diccionario. Porque la fibra capilar una vez que emerge de la piel es una estructura muerta», añade. Y haciendo una comparación, comenta que «sería como decir que vas a nutrir a un jersey de lana, que es una fibra muy similar al pelo humano». 

¿A que se refiere la cosmética entonces, cuando habla en estos términos? «Aportarle lípidos al pelo que harán una función de recubrimiento de la fibra, aporta lubrificación y por lo tanto, reduce la fricción. Como es el caso también de algunos aceites, como el de coco, que penetran en las zonas dañadas de la misma y evitan lo que se conoce como fatiga hídrica».

Lo que sí es cierto es que una mejora en la alimentación sí ayudaría a nutrir el pelo, porque «la parte viva del pelo se encuentra en la dermis a unos cuatro milímetros de la superficie aproximadamente, nutriéndose por el aporte de la sangre», esclarece Vivas. 

Cinthya Martínez Lorenzo
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Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.