Astenia primaveral: cómo combatir la fatiga por el cambio de estación

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

La astenia primaveral puede causar fatiga y falta de motivación para llevar a cabo las actividades cotidianas.
La astenia primaveral puede causar fatiga y falta de motivación para llevar a cabo las actividades cotidianas. La Voz de la Salud | iStock

Aunque no se la considera una enfermedad, la astenia primaveral trae síntomas similares a los de una depresión en muchos casos

24 mar 2022 . Actualizado a las 17:29 h.

La primavera, con sus flores coloridas, sus temperaturas cálidas y agradables, y los días que comienzan a hacerse más largos, parecería estar hecha para revitalizarnos. Sin embargo, los cambios de estación suponen un período en el que el cuerpo y la mente deben adaptarse a un nuevo escenario. La alergia al polen es lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en problemas de salud que pueden aquejarnos en esta época, pero ¿qué pasa con nuestros niveles de energía en primavera?

Lo cierto es que los cambios climáticos, así como el cambio de hora y los cambios de hábitos que podemos asociar a esta estación, en la que comenzamos a salir más frecuentemente de casa y aprovechamos parques y terrazas, no siempre tienen un efecto energizante. Para muchas personas, el inicio de la primavera supone la confrontación con sentimientos de nostalgia, tristeza o apatía: un cuadro que se conoce como astenia primaveral.

Aunque la astenia primaveral no está clasificada como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud, sí que es cierto que muchas personas reportan bajones de energía, fatiga y falta de motivación en esta época. Es un problema que forma parte de los denominados trastornos afectivos estacionales, entre los que se encuentra también la depresión otoñal. Se trata de un estado que no se considera patológico, sino ligado a desajustes en el mecanismo fisiológico normal de adaptación del cuerpo a las condiciones variables propias del cambio de estación.

«No es una enfermedad como tal, sino más bien un síndrome desadaptativo. Las personas que lo sufren son más reactivas a cambios como el de luz, por ejemplo, o el cambio de ritmo horario. Lo que les afecta puede ser el cambio de la temperatura. Venimos acostumbrados a vivir el invierno muy encerrados dentro de casa, reduciendo nuestras actividades, y el cambio de volver a salir más, a esforzarse, a coger el ritmo del buen tiempo, hay gente a la que la agota y la cansa. Es una mala adaptación a los cambios físicos que provoca el cambio de estación: los cambios de luz, el que haya más horas de día, que el tiempo mejore, y el cambio de ritmo. Porque al haber más horas de luz, cambiamos nuestros horarios», explica el psicólogo Diego Antelo Guerra.

La astenia primaveral es más frecuente en mujeres y presenta manifestaciones muy variables que van desde la fatiga hasta problemas digestivos y dolores de cabeza. Se caracteriza por disminuir asimismo las defensas, haciendo que la persona afectada sea más vulnerable frente a enfermedades infecciosas.

Síntomas

• Alteraciones del estado general: cansancio, fatiga especialmente por la mañana, debilidad general

• Hipotensión, mareos

• Dolor muscular y articular

Cefaleas

• Dificultad de concentración en todos los ámbitos, trastornos de memoria, fatiga intelectual

• Irascibilidad, cambios de humor, melancolía inexplicable

• Problemas digestivos, pérdida del apetito, aumento de la sensación de hambre

Trastornos del sueño

• Inapetencia sexual

La astenia primaveral «puede crear síntomas similares o solapados con los del trastorno depresivo, aunque no es exactamente lo mismo. Por orden general provoca fatiga, cansancio, desánimo, dificultades para dormir y reactividad, mal humor», dice Antelo.

Aunque la astenia primaveral es una afección pasajera que se estabiliza conforme nos vamos adaptando al cambio de estación, es importante seguir de cerca los síntomas, ya que si se prolongan en el tiempo, podríamos estar ante un síndrome de astenia crónica (SAC), que requerirá de un diagnóstico y tratamiento médico más específicos.

La astenia crónica se caracteriza por una sintomatología persistente de dolor de cabeza, molestias faríngeas, ganglios dolorosos en cuellos o axilas, dolores musculares, pérdida de fuerza, fiebre, dolores articulares o trastornos del sueño, con una duración superior a los seis meses, mientras que las astenias estacionales pueden durar entre 15 días y un mes. «Si entramos en el verano y persisten los síntomas, puede ser algo más que una falta de adaptación. Puede ser un episodio depresivo o puede haber algún problema», advierte Antelo.

Causas de la astenia primaveral

Existen diversas teorías que buscan explicar el por qué de estos síntomas, pero lo cierto es que no se ha identificado un desencadenante único más allá del cambio en las condiciones climáticas. La subida de las temperaturas y de la presión atmosférica serían las principales responsables del fenómeno. Al mismo tiempo, el cambio horario influye en las horas de sueño y es otro factor a tener en cuenta en esta época. La modificación de la rutina diaria que se da como consecuencia de estos cambios puede asimismo desencadenar estos síntomas.

«Es muy común entre todas las personas. Es como cuando nos vamos a vivir a un nuevo sitio, o si nos vamos a otro país con un clima totalmente diferente: necesitas un tiempo de adaptación», explica Antelo.

Por otro lado, los cambios hormonales que tienen lugar durante el cambio de estación podrían ayudar a explicar la mayor incidencia en mujeres de entre 20 y 50 años.

Cómo combatirla

Lo primero que debemos hacer si presentamos síntomas de astenia primaveral es acudir al médico para descartar causas orgánicas como la anemia. Una vez descartados otros problemas, se podrán indicar medidas higiénico-conductuales pensadas para mejorar la respuesta del organismo frente a los cambios estacionales.

«Lo más recomendable es que, antes de que sucedan esos cambios, vayamos cambiando nuestros horarios lentamente para acostumbrarnos al cambio de luz. Adaptar horarios, salir al aire libre, caminar y socializar un poco más. Hacer deporte, estar en contacto con la naturaleza, levantarse un poquito más temprano y acostarse también antes para aprovechar las horas de día, porque amanece más temprano y atardece más tarde. Marcarse una actividad estimulante antes de entrar de lleno en la primavera nos puede venir bien», sugiere Antelo.

Consejos:

  • Respetar la higiene del sueño: mantener horarios fijos para acostarse y levantarse, y garantizar un tiempo de reposo adecuado. Para ello, conviene cenar temprano, dejando un mínimo de dos horas entre la última comida del día y la hora de acostarse, para evitar que la digestión interfiera con el sueño.
  • Anticiparse al cambio horario adaptando al rutina diaria gradualmente durante los días previos a la modificación.
  • Practicar ejercicio físico moderado de forma regular. El ejercicio físico ha demostrado ser una gran herramienta para aliviar estos síntomas, mejorando el estado anímico y proporcionando energía. En este sentido, el entrenamiento de fuerza es nuestro mejor aliado.
  • Aumentar las actividades al aire libre para exponerse al sol durante el día.
  • Realizar ejercicios de relajación, meditar o practicar yoga para despejarse.
  • Identificar las condiciones que nos generan malestar o estrés y poner en marcha estrategias para minimizarlas.
  • Evitar el consumo de tabaco, alcohol, somníferos u otras sustancias que puedan interferir con el metabolismo.
  • Prestar atención a la dieta. Procurar llevar una alimentación sana y equilibrada, alta en fibra y abundante en frutas y verduras. Intentar comer en horarios regulares y beber agua a lo largo del día. Controlar el consumo de café y evitar los ultraprocesados, que están asociados a una peor calidad de vida.
  • Evitar automedicarse. Suplementos y vitaminas, si no están indicados por el médico, pueden ser más contraproducentes que útiles, llegando a desencadenar un exceso de ciertas sustancias en el organismo.

«Como todos los cambios a lo largo del año, conviene aceptarlos cuanto antes y no tomarlos como un reto, sino con naturalidad, buscar esa adaptación con distracciones, entretenimiento, actividades y propuestas, y disfrutar al aire libre, que es algo que nos hace mucha falta», concluye Antelo.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.