Andrés Zamorano, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo: «La cajetilla de tabaco debería subir hasta los 20 euros»

Laura Miyara / Uxía Rodríguez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Andrés Zamorano es presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) e integrante del Grupo de Trabajo de Tabaco de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Andrés Zamorano es presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) e integrante del Grupo de Trabajo de Tabaco de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

El experto en tabaquismo asegura que «los cigarrillos son como la bomba atómica, matan a la mitad de quienes los consumen» | Raúl de Simón: «Solamente un 5 % de los fumadores que intentan dejar de fumar sin ningún tipo de ayuda lo consiguen»

19 ago 2022 . Actualizado a las 12:50 h.

¿Cuántos cigarrillos llevas fumados hoy?, ¿uno, tres o tal vez siete?, ¿dónde fumas?, ¿en qué momentos del día? Si estás pensando en dejar de fumar, todas estas preguntas pueden orientarte hacia una salida. Cuando se trata de abandonar el tabaco, las medidas políticas son tan importantes como la determinación. Hoy, en el Día Mundial Sin Tabaco, examinamos ambas caras del problema con la ayuda de dos expertos. No hay que olvidar que el tabaco es la primera causa de muerte evitable en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.

Andrés Zamorano es presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y coordinador del Grupo de Tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). El experto insiste en la urgencia de tomar medidas para que sea más fácil romper con ese hábito que acaba con casi 70.000 vidas cada año en España.

—¿Qué medidas pueden ayudar a las personas a dejar el tabaco?

—El tabaquismo produce cada año al menos 69.000 muertes prematuras. Y son muertes evitables. Cuando una cosa produce tanta muerte y sufrimiento y es evitable, hay que actuar rápido. Hay que subir los precios de todos los productos del tabaco y sus derivados. Actualmente, estamos considerados como el estanco de Europa. El tabaco que en Francia cuesta diez euros, aquí lo puedes comprar por cinco euros. Entonces hay muchísimos franceses que pasan la frontera a comprar tabaco en España. Nos gustaría que el tabaco subiera al menos, como en Francia, a los diez euros la cajetilla, y luego ir haciendo subidas escalonadas hasta los veinte euros. Porque esa medida, que debe ir siempre acompañada de ofrecer ayuda a los pacientes fumadores, es la medida que se considera como estrella para que disminuya la prevalencia del tabaquismo, teniendo en cuenta que el 70 % de los fumadores quieren dejar de fumar. Y cuando les preguntas a qué edad les gustaría que empezase a fumar su hijo, te dicen que a ninguna. Es gente que está deseando dejar de fumar.

Estas medidas no son un capricho nuestro, sino que están probadas en otros países y van muy bien junto con otras como restringir los espacios donde se fuma, ampliar los espacios sin humo, que no se pueda fumar en general en sitios donde hay personas cerca, llámese conciertos, fútbol, sitios concurridos, colas, playas, piscinas. Porque el humo ambiental de tabaco no solo te molesta, sino que también te enferma. Y de esas 69.000 muertes al año en España, al menos 1.000 son de fumadores pasivos, personas que no fuman pero han tenido cerca a personas que fumaban.

—Hablemos de prevención. ¿Qué se puede hacer para evitar que las personas adquieran el hábito de fumar?

—La edad de inicio son los 14 años, y es cuando la gente empieza a tener contacto con el cigarrillo. Entonces, hay que prevenir que los chavales jóvenes accedan al tabaco. Una gran medida para lograrlo es subir los precios. Otra gran medida es que no se pueda fumar prácticamente en ningún sitio. Y luego, hay que hacer campañas. Si nos centramos en los chavales, fundamentalmente en redes sociales. Estas son las medidas, junto con ofrecer ayuda al paciente fumador. Que tengan cerca al profesional sanitario al cual puedas decir: «Mira, quiero dejar de fumar» y puedan hacer los tratamientos que están probados y que funcionan.

Los niños no nos deberían ver fumar. Si los niños no ven fumar a los adultos, es muy raro que luego se les ocurra fumar. Ahora, si el tabaco está normalizado, si ves a la gente echar humo por la boca, eso hay que desenmascararlo, desmitificarlo, para que los chavales no lo vean como algo tan natural y no accedan a fumar. Sabemos que al final, la nicotina es una sustancia muy adictiva que mantiene a las personas enganchadas durante mucho tiempo y luego les va a costar mucho trabajo dejarla.

—¿Qué lleva a una persona a fumar?

—La gente fuma por dos razones, fundamentalmente. Una, porque empezó a fumar cuando era adolescente y la nicotina es una sustancia muy adictiva y cuesta mucho trabajo dejarla. Dejar la nicotina produce síndrome de abstinencia, te encuentras mal, te dan ganas de fumar, te produce insomnio. Entonces, muchas recaídas son por el síndrome de abstinencia.

Y la otra razón por la que la gente fuma es que las tabacaleras están muy interesadas en que la gente siga fumando. Entonces, siempre introducen elementos que te generan dudas sobre qué tan malo es fumar. Por ejemplo, cuando salieron los filtros, hace cincuenta años, esa era la solución maravillosa. Y todas estas muertes anuales que se producen en España son muertes por fumar con filtro, o sea que no es así. Los cigarrillos electrónicos nos los quieren vender como productos menos nocivos y menos peligrosos. Pero la realidad es que para que algo sea menos nocivo y menos peligroso que el cigarrillo normal tampoco hace falta mucho. Porque realmente los cigarrillos son como la bomba atómica. El cigarrillo mata al menos al 50 % de quienes lo consumen. Es el único producto que, siguiendo las indicaciones del fabricante, mata a la mitad de los consumidores. No hay otro ejemplo similar. El 50 % de tus clientes se van a morir prematuramente. Ahora, entonces, están diciendo que los productos de tabaco calentado, como los cigarrillos electrónicos son mejores, cuando en realidad hay que incidir en que la gente deje de fumar y consumir nicotina.

—¿Qué motiva a las personas a dejar el cigarrillo?

—Las personas que dejan de fumar siempre entre sus motivos tienen la salud. Con el covid-19, la gente se ha dado cuenta de lo importante que es cuidarse. También está de moda el culto al cuerpo. Entonces, si te estás cuidando la salud por ese lado, estás comiendo sano, yendo al gimnasio, ¿qué pintas fumando? Y luego, también está el dinero. La gente pone el dinero en segundo o tercer lugar. De media, es un gasto de 150 euros al mes. Ahora se venden muchos menos paquetes de cigarrillos, porque se vende mucho más tabaco de liar. ¿Por qué? Porque el tabaco de liar es más barato. Eso no puede ser, estos precios tienen que estar equiparados al alza.

—¿Cómo puede hacer alguien que ha decidido dejar de fumar para lograrlo?

—Es importante integrarse en programas de cesación de tabaco. Allí, se ofrecen tratamientos cognitivo-conductuales y farmacológicos que han demostrado eficacia y seguridad para dejar de fumar. En estos tratamientos, los pacientes llevan un registro de los cigarrillos y lo que hacen es anotar cuántas ganas tenían de fumar ese cigarrillo antes de encenderlo. Se considera ex fumadora a una persona cuando lleva un año sin fumar. Pero nosotros tenemos en consulta a los pacientes por seis meses y les damos el alta. Al año les llamamos para ver si han dejado definitivamente.

—¿Son frecuentes las recaídas?

—Sí. La nicotina lo que tiene es que al ser tan adictiva, la tasa de recaída es importante. Pero lo que importa es hacer intentos de cesación. Yo, si hoy dejo de fumar, puedo estar dos meses o tres. Pero ya he aprendido cosas, eso es lo que funciona del tratamiento cognitivo conductual. He aprendido que si doy una sola calada, voy a volver a fumar. Entonces, a la siguiente vez que lo intento, seguramente no vuelva a caer en esa trampa. Lo que hacemos con los pacientes es hacerles escribir una lista de motivos por los que fuma, otra de por qué le gusta fumar y otra lista de motivos por los que quiere dejarlo. Y luego, les hacemos pensar en situaciones de riesgo en las que suele fumar y posibles alternativas. Si sueles fumar cuando estás con los amigos tomando cervezas, pues mira a ver qué puedes hacer a partir de ya para no fumar. Porque ganas de fumar vas a tener. Las ganas de fumar no se van a pasar en mucho tiempo, pero tienes que tener la preparación suficiente para que, cuando llegue ese momento, hagas lo que tengas que hacer.

Raúl de Simón: «Solamente un 5 % de los fumadores que intentan dejar de fumar sin ningún tipo de ayuda lo consiguen»

 Raúl de Simón, coordinador Nacional del grupo de trabajo de Tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN)
Raúl de Simón, coordinador Nacional del grupo de trabajo de Tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) La Voz de la Salud

Raúl de Simón es el Coordinador Nacional del grupo de trabajo de Tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y nos da los consejos para lograr con éxito dejar de fumar: el primero es pedir ayuda.

 —¿Por qué cuesta tanto dejar de fumar?

 —Nadie dice que dejar de fumar sea fácil. Como toda adicción, necesita ayuda profesional, pero muchos fumadores quieren dejarlo por sí mismos y eso producirá, en un porcentaje muy amplio, recaídas futuras. Solamente un 5 % de los fumadores que intentan dejar de fumar sin ningún tipo de ayuda, lo consigue, mientras que cuando se solicita ayuda profesional y se acompaña con algunos fármacos, las posibilidades de éxitos se multiplican por dos o por tres.

 —¿Qué es lo primero que debería de hacer un fumador que ahora mismo nos está leyendo y piensa que quiere dejarlo?

 —Aquellos fumadores que quieran hacer un intento serio para dejar de fumar tienen que buscar apoyo y ayuda. Su médico de familia, su farmacéutico, su enfermera. Yo recomiendo que el fumador no lo deje por sí mismo, que busque apoyo. 

 —¿El primer paso podría ser acudir al médico de cabecera? Porque es lo más accesible.

 —Por supuesto. Los médicos de familia están bien formados y pueden ayudar. Algunos fumadores con perfiles más complejos necesitarán acceso a unidades de tabaquismo, pero la primera acción debe ser pasar por el médico de familia.

 —¿Qué viene después? Primer paso, queda claro, pedir ayuda.

 —Hay que tener una motivación para dejar de fumar, generalmente los pacientes tienen un proceso mental. Los fumadores tienen que llegar a la fase de preparación, pero antes pasan por otras fases como la precontemplativa cuando se mantienen contentos o convencidos de su hábito. Tienen que ir avanzando a fases donde surgen las dudas, hasta la fase de preparación donde comienzan a cambiar la conducta. Ahí es donde los profesionales debemos trabajar, buscando esos motivos personales. 

 —¿Qué nos vamos a encontrar en el proceso?

  —El profesional debe elaborar una historia clínica del paciente donde el cuánto fuma es un valor con mucha importancia. Tenemos que ver el nivel de motivación y el de dependencia para elaborar la mejor estrategia para cada paciente. Hay que individualizar el plan para cada fumador. 

  —No hay una fórmula única para dejar de fumar, pero en general ¿es más aconsejable dejarlo de golpe o poco a poco?

 —No hay una estrategia apta para todos. El cese parcial puede ser planteable para algunos pacientes que tengan mucho miedo a hacer un abandono brusco, pero el objetivo siempre tiene que ser el abandono total. Lo habitual es intentar hacer un cese total con ayuda farmacológica.

 —¿Es más difícil dejar de fumar que fumar menos?

 —El problema de «fumar menos» es que tienes que tener muy planificada esa secuencia de ir reduciendo el consumo de cigarrillos hasta la rescisión final. Fumar menos es una situación inestable que te puede llevar a volver a la casilla inicial porque la gente tiene una falsa situación de control. La dependencia siempre te pide más. En caso de descenso paulatino, debería ser supervisado.

 —Recaídas, ¿por qué se vuelve a fumar?, ¿hay que seguir intentándolo?

 —Muchos fumadores van a conseguir el éxito solo después de varios intentos. Las recaídas son una oportunidad de aprendizaje, no se puede ver como un fracaso. Si recaes, cuando lo vuelvas a intentar tienes que hacer un análisis de qué ayudó y qué no. Lo habitual es tener que hacer varios intentos, conseguirlo a la primera no es lo normal. 

 —¿Cuándo uno se puede considerar exfumador?

 —En las guías clínicas se suele decir que el seguimiento para las personas que han dejado de fumar debe durar doce meses. La OMS reconoce como exfumador a aquel que lleva un año sin fumar, pero la recaída siempre puede aparecer. Los exfumadores deben estar siempre en preaviso. Hay gente que lleva años sin fumar y vuelve a caer, ahí no es la abstinencia sino la sensación de recompensa empujada por el contexto social. Tengo que decir que después de muchos años trabajando con fumadores, no he conocido a ningún exfumador que se arrepienta de haber dejado el tabaco.

  —Cuanto antes se empiece a fumar, ¿peor? Es decir, lo tendrá más difícil alguien que lleva fumando 20 años que alguien que lleva tres. 

  —Las posibilidades de éxito dependen mucho del grado de dependencia y este grado de dependencia depende básicamente de dos factores: la cantidad de consumo y el tiempo que se lleve consumiendo. Dicho esto, los fumadores que se han incorporado hace poco al consumo, no tendrán niveles de dependencia tan alto como los grandes fumadores que llevan décadas con el cigarro en la mano. La forma de intervenir será distinta.