Teresa Arnandis, doctora en bioquímica: «Deberíamos dormir desnudos, tiene un triple beneficio para nuestra salud»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Mariano García

Esta divulgadora científica conocida como Lady Science explica por qué el sudor habla sobre nuestro cuerpo, por qué la nariz tiene la misma estructura que el clítoris o por qué tenemos las mejores ideas cuando estamos en la ducha

15 jun 2022 . Actualizado a las 17:39 h.

Teresa Arnandis tiene por objetivo acercar la ciencia al resto de los mortales, resolviendo todo tipo de cuestiones que se nos pueden pasar por la cabeza, basándose, por supuesto, en la evidencia. Pero esta rama divulgativa se despertó en ella hace relativamente poco. Fueron los bulos y la desinformación que empezaron a florecer con la pandemia del covid lo que le llevó a dar el salto. Así, esta doctora en Bioquímica y Biomedicina, y licenciada en Farmacia y en Óptica y Optometría —ambas con premio extraordinario de Final de Carrera—, y diplomada en Sanidad, ha paso a ser más reconocida por su nombre en redes sociales: @LadyScience. No obstante, no deja de lado su verdadera rama profesional, porque después de realizar un posdoctorado en Londres, lidera varias investigaciones sobre los mecanismos de invasión tumoral en la glándula mamaria.

Con la misión de que podamos descubrir «lo que los científicos saben y no te han contado sobre tu cuerpo», la científica publica ¡Eres un milagro andante! (Paidós, 2022), un completo viaje por nuestro cuerpo humano desde nuestros tejidos más básicos a todos los sistemas a través de los que nos nutrimos, relacionamos o reproducimos. Y todo esto, a través de un lenguaje sencillo, incluyendo numerosas curiosidades que la gran mayoría de nosotros desconoce y algún que otro truco para cuidarnos —como no, respaldado por la ciencia—.

—En el viaje por el cuerpo humano que se hace a través de tu libro, empiezas hablando del ADN. ¿Por qué tengo los ojos marrones y no azules, por ejemplo?

—Resulta que el color de los ojos es un carácter multifactorial, lo que significa que hay numerosos genes, es decir, numerosas partes y secuencias de nuestro ADN que determinan que tengamos los ojos de un determinado color. De hecho, hay diez genes que se han identificado hasta el momento que influyen en el color de los ojos que tenemos. Y su color depende de la cantidad de melanina. La melanina es un pigmento de color marrón, negruzco, que protege las estructuras que hay debajo. Los ojos oscuros o marrones tienen mucha melanina, y los ojos claros tienen poca y por eso tienen un color más azulado. Y es porque no tienen melanina, no porque realmente tengan un pigmento azul. Es decir, el color azul se produce por la dispersión de la luz en las fibras blancas de los ojos. Pero no hay un pigmento azul en los ojos azules. Los ojos marrones sí que es producido por el pigmento de la melanina que producen los melanocitos del iris. 

—Apuntas a que somos más jóvenes de lo que pensábamos. 

—Sí, somos más jóvenes de lo que dice nuestro carné de identidad. Nuestras células se están dividiendo constantemente entonces nuestro cuerpo realmente tiene como una edad de 10 años, más o menos. Porque realmente la vida es prácticamente cuando nacieron todas nuestras células. Porque según el órgano al que prestemos atención o el que observemos, las células se duplican a una velocidad diferente. Las de los intestinos se duplican cada tres días, las de la piel cada dos semanas, las del hígado cada año… Entonces, como cada una se duplica a un ritmo, realmente tus células son relativamente nuevas, son como más jóvenes que tu edad cronológica. Las únicas que de alguna forma se ven marcadas por el paso del tiempo serían los óvulos. Son los mismos desde que nacemos, no se duplican y de hecho se pierden con la edad. Son las únicas células que realmente indican la edad que tienen. El resto de células han nacido hace relativamente poco. Y por eso somos más jóvenes de lo que pensábamos.

—Un tema que nos preocupa mucho es dormir bien y das consejos para hacerlo correctamente. Uno de ellos es dormir desnudo. ¿Deberíamos hacerlo?

—Yo creo que sí. Evidentemente depende de la temperatura y siempre hay que taparse. Una cosa es dormir desnudo y otra el hecho de taparse. Pero creo que sí deberíamos hacerlo porque facilitamos la circulación sanguínea. No hay ninguna goma ni ningún tipo de material que ejerza presión sobre nuestro cuerpo. Por otro, se activa el metabolismo porque necesitamos vasodilatar y que la sangre circule por la superficie de nuestra piel para calentarla, para calentar nuestro cuerpo. Y por otro, también hacemos que nuestras zonas húmedas se mantengan aireadas y no crezcan bacterias anaeróbicas. Tiene como un triple beneficio y pienso que es saludable. 

—¿Y nos adelgaza?

—Claro, porque quemas calorías al dormir desnudo. Como tienes que calentar el cuerpo, el dormir desnudo implica una quema de calorías y entonces vas a adelgazar. 

—Sobre el sudor, puede que no le demos mucha importancia, pero, ¿puede este comunicar cosas que están sucediendo en nuestro cuerpo?

—Efectivamente. Lo que es el sudor emocional se ha relacionado con el sentimiento de empatía que tenemos los humanos. Porque se hizo el siguiente experimento: se vio que cuando algunas personas visualizan escenas de películas de terror o de asco, luego otras olían ese sudor que habían emitido esos individuos mientras visualizaban las películas y sentían los mismos sentimientos. Si habían visto películas de terror, sentían terror, y si habían visto películas más asquerosas, también sentían ese asco. Incluso se ha visto en chicos heterosexuales que cuando huelen lágrimas de mujer les disminuye la libido. Que al fin y al cabo la composición de las lágrimas es similar a la del sudor. Y sí, hay muchos componentes en nuestros fluidos corporales que nos informan sobre nuestro estado de salud, de bienestar, de las emociones, etc. 

—A través de la lengua se pueden diagnosticar muchas enfermedades, ¿por qué?

—Precisamente porque la lengua es un tejido de nuestro cuerpo que se duplica muy rápidamente. Ante una falta de un nutriente, ante la colonización de un microorganismo, de un patógeno, enseguida se observa en la lengua porque es un tejido que refleja nuestro estado de salud de forma inmediata.

—¿La frase «me han partido el corazón» tiene evidencia científica?

—Sí, existe una condición física que recibe el nombre de «síndrome del corazón roto» o «miocardiopatía de Takotsubo». Realmente el corazón está compuesto por cardiomiocitos y estos, si sufren estrés, hay una descarga muy fuerte de catecolaminas, que son unas hormonas que hacen que se contraiga de forma repentina y provoquen una pequeña lesión al nivel del corazón. Puede ser una pequeña cardiomiopatía transitoria.Y sí, se alteran clínicamente determinados parámetros del electrocardiograma, como cuando una persona ha sufrido un estrés postraumático o emocional. 

—¿Es posible repararlo?

— Claro, poco a poco, los cardiomiocitos se dividen de forma muy lenta pero se dividen. Antiguamente se pensaba que las células del corazón no se multiplicaban, pero sí que se han observado cardiomiocitos en mitosis, que significa en división celular. Por lo que sí existe la posibilidad de que se repare mínimamente esa zona.

—Es un músculo que nos indica emociones, porque si no se acelera el corazón, puede ser indicativo de que una persona nos gusta. 

— Básicamente el corazón tiene inervación autónoma. Esto significa que nosotros no podemos controlar cuando late ni a qué velocidad lo hace. Lo hace a una frecuencia determinada por nuestro sistema autónomo y este tiene dos ramas: la simpática que acelera el corazón y la parasimpática que enlentece su ritmo. Entonces, si exponemos nuestro cuerpo a cosas que puedan alterar nuestra rama simpática, es decir, cuando vemos a una persona que nos gusta, evidentemente nos ponemos nerviosos y se activa nuestro sistema simpático. Cuando hacemos deporte o cuando nos dan un susto, también. Todo eso hace aumentar la frecuencia cardíaca. En cambio, las actividades relajantes, las respiraciones lentas, lo enlentecen. No podemos controlar nuestra frecuencia cardíaca, pero sí la podemos modular según lo que hagamos. 

—En el libro afirmas que la nariz tiene la misma estructura que el pene o el clítoris, es cuanto menos, curioso. 

 —Sí, a nivel anatómico y estructural, el pene y el clítoris están constituidos por tejido eréctil, que son una red de vasos conectados que se llenan de sangre. Y cuando lo hacen, el tejido se pone turgente. Así, el clítoris se pone turgente y el pene se pone turgente. ¿Qué sucede con la nariz? Que al llenarse los vasos de una fosa nasal el aire circula preferentemente por la otra fosa. Cada dos horas, esto se va a alternando precisamente para que se mantengan las características de humectación, filtración y calentamiento del aire que entra por la nariz. Porque al final lo que queremos es que al aire entre a los pulmones calentito, húmedo y sin partículas. Y eso lo hace la nariz, con este ciclo nasal por el que durante dos horas circula por una fosa, y a las siguientes dos horas, por la otra. 

—¿Es verdad que tenemos mejores ideas en la ducha o a la hora de irnos a dormir?

—Precisamente porque cambia el flujo de sangre a nuestro cerebro. Es decir, en condiciones basales muchos de nuestros vasos sanguíneos están cerrados. Existen unos esfínteres capilares que hacen que en el 75 % de nuestros vasos no circule sangre, o que circule muy poca. Y cuando se incrementan las demandas tisulares, cuando existe aumento de oxígeno se dilatan los vasos y llega más sangre. ¿Qué ocurre? Que cuando estamos tumbados, llega más sangre al cerebro. O cuando nos duchamos, también se abren vasos capilares que llegan a nuestro cerebro y hacen que nos lleguen mejores ideas porque llega más cantidad de sangre y viene la inspiración. La sangre al final es un nutriente, es oxígeno, y hace que las neuronas funcionen mejor.

—Entonces, ¿qué consejo darías a una persona que necesita creatividad?

—Puede ir a una sauna, tumbarse, hacer posturas invertidas, incluso salir a pasear, moverse y dormir también va bien. Todo lo que aumente el flujo de sangre a la cabeza, le va a ir bien. Y sobre todo también, distraerse. Porque a veces te obcecas en una cosa y si no te distraes, no llegas a ver la solución del problema. 

—¿Y un buen corazón acompañaría a un buen cerebro?

—Así es. Concretamente por ese flujo sanguíneo porque la cantidad del gasto cardíaco de nuestro cerebro que llega al corazón es altísimo. Entonces necesitamos que el corazón bombee suficiente sangre para que llegue correctamente al cerebro. Porque el cerebro sin sangre se muere. ¿Y quien le proporciona la sangre? El corazón. Si tienes una buena función cardíaca vas a tener un buen cerebro. 

—Para que podamos entenderlo: ¿cómo es el viaje de un fármaco en nuestro cuerpo?

—Depende de las características intrínsecas o inminentes de cada fármaco. Los fármacos tienen unas determinadas propiedades y según esto, atraviesan varias membranas y tejidos de nuestro cuerpo y son enviados al órgano diana. Cuando están en el órgano diana, interactúan con determinadas proteínas o receptores celulares y esto hace que ejerzan su acción. Es como el juego de Mario Bross en el que vas pasando de nivel. Si eres más afín al agua, te mantienes más en el torrente sanguíneo y te excretan por orina, pero si eres más afín a la grasa seguramente te retengan en el tejido graso o incluso llegas a pasar al sistema nervioso central y ahí ejerces tu acción. El tiempo de permanencia en el cuerpo es más elevado para sustancias que son más grasas. Si te duele el codo, ¿cómo sabe el ibuprofeno que tiene que ir ahí?, precisamente porque la inflamación lleva mayor cantidad de sangre al codo. Por esa regla de tres ya llega más fármaco y te quita el dolor de esa zona, pero realmente está inhibiendo todas las moléculas de ese compartimento. Digamos que el cuerpo se divide en compartimentos. Y las moléculas pueden acceder a ellos, que serían como los niveles del Mario Bross. 

—¿Amar nuestro cuerpo nos hace vivir más?

—Sí, porque si tú conoces tu cuerpo lo acabas queriendo. Y yo creo que conocerlo, nos hace quererlo y valorarlo. Luego nos hace tratarlo de forma diferente. Si tú te conoces, tienes el ego más compasivo contigo mismo. Igual que tratas bien a una amiga, tienes que tratar bien a tu cuerpo. Y yo creo que cuanto más lo conoces mejor lo puedes cuidar y reformular el dialogo interno. No decir «es que me veo más gorda», sino «estoy consumiendo más calorías de las que debería, voy a ingerir menos, hacer ejercicio y cuidarme». Es un poco un diálogo positivo de querernos y de ejercer actividades a favor de nuestra salud.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.