Cómo actuar ante una quemadura solar y por qué el aloe vera no es la mejor opción

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

La Voz de la Salud

¿Te has quemado con el sol? Tu piel puede tardar un mes en curarse. Te explicamos qué debes hacer y qué no

04 jul 2022 . Actualizado a las 11:06 h.

Ya hemos hablado del riesgo de fotoenvejecimiento y de padecer cáncer de piel después de sufrir quemaduras solares habituales. También de qué factor solar elegir para protegerse de ese riesgo. Pero si aún con esas, tu piel se ve maltratada por su exposición al sol, te explicamos cómo actuar después de ese daño. Y ojo, porque muchos remedios caseros que utilizamos habitualmente, como la aplicación de aloe vera, pueden no ser la mejor opción. 

Al final, el bronceado no deja de ser un método con el que la piel intenta protegerse del daño de los rayos UV. Teniendo en cuenta que no existe un bronceado seguro, la quemadura solar es la inflamación de la piel ante la agresión de esta radiación. «Una quemadura solar es una respuesta inflamatoria de la piel causada por la exposición a la radiación UVA y UVB. Va acompañada de enrojecimiento, una dolorosa sensación de calor y un picor que, en casos más graves, puede dar lugar a ampollas», explica Lucía Gámez Pérez, dermatóloga del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GADET) de la Academia de Dermatología.

Esta lesión cutánea se presenta cuando el grado de exposición al sol o a las fuentes de luz ultravioleta exceden la capacidad de la melanina para proteger la piel. Así, su gravedad variará según el tiempo que estamos expuestos y el horario en el que lo hacemos, así como nuestro tipo de piel. Una quemadura en una persona con una piel muy clara puede ocurrir muy rápido, en menos de quince minutos de exposición al mediodía, mientras que una persona con piel oscura puede llegar a tolerar esa misma exposición durante horas. 

Fuente: Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Gráficos: La Voz de la Salud
Fuente: Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Gráficos: La Voz de la Salud La Voz de la Salud

¿Cómo es la evolución de una quemadura solar?

La quemadura se suele manifestar 4 o 6 horas después de la exposición a la luz solar y alcanza un máximo pasadas las 12 o 24 horas. Suele empezar con un eritema —en términos médicos, enrojecimiento de la piel— una sensación de calor y posible hinchazón de la piel. En los casos más graves, aparecen ampollas.

Posteriormente, la piel muerta dañada se va desprendiendo en forma de descamación. A través de esta fase, «la piel tarda aproximadamente una semana en curarse, aunque la restauración completa puede tardar dos semanas e incluso un mes», asegura la dermatóloga. 

«Lo primero que habría que valorar es el alcance de la quemadura. Si aparecen ampollas o dolor muy intenso, es recomendable acudir al médico para valorarlo bien. Se puede tomar un analgésico y aplicar paños húmedos frescos para aliviar la zona. En algunas ocasiones es necesario aplicar una crema de corticoide suave para ayudar a calmar la inflamación de manera local», apunta. La dermatóloga recomienda acudir a emergencias si la persona siente náuseas, malestar general, mareo, dolor de cabeza intenso o confusión, «ya que se puede estar sufriendo una insolación». 

Una insolación o infarto de calor es un trastorno asociado por el exceso de calor en el cuerpo, generalmente como consecuencia de la exposición prolongada a altas temperaturas o del esfuerzo físico en altas temperaturas. Es la forma más grave de lesión por calor y puede ocurrir si el cuerpo alcanza los cuarenta grados centígrados o más. 

También existen grupos de riesgo que son más propensos a sufrir quemaduras solares. Entre los que tienen que tener más cuidado con el sol nos encontramos a los niños menores de tres años, embarazadas, personas con patologías cardiovasculares y mayores. 

¿Qué hacer si sufro una quemadura solar?

Primero vamos a descrubrir qué no se debe hacer después de una quemadura solar. La dermatóloga recalca que nunca se deben manipular las ampollas ya que puede dar lugar a una sobreinfección de la zona y convertir el problema en algo más grave. «El médico indicará cómo debemos cuidar la zona y qué tratamiento aplicar para que vaya curando sin problemas». 

Sobre los cuidados caseros que necesita la piel, Gámez apunta a que «la aplicación de frío local es recomendable, pero debe hacerse mediante cremas o paños frescos porque aplicar hielo directamente sobre la piel puede ser peligroso». En el caso de ducharnos o bañarnos, hacerlo suavemente, sin frotar mucho la piel pero sí eliminando posibles partículas que podrían llegar a provocar una infección. También es importante beber mucho líquido ya que la piel quemada no cumple con su función barrera y nos podemos deshidratar con mayor facilidad. 

Una de las preguntas típicas sería: ¿Crema hidratante, after-sun o aloe vera? Aunque el aloe vera es uno de los remedios caseros más empleados por la población, lo cierto es que la dermatóloga, lo desaconseja: «Suele provocar una acción refrescante, pero también puede producir más deshidratación de la piel al tratarse de un gel, por lo que es mejor emplear cremas más densas para ayudar a regenerar la piel».

Sin embargo, la doctora también presenta otras situaciones en las que hay que pensar qué tipo de producto aplicamos: «Las cremas after-sun presentan activos calmantes y reparadores, y están pensadas para ser aplicadas sobre la piel intacta. Así, en caso de haber ampollas o áreas sin piel, no debemos aplicarlas. Pero también existe un problema en las cremas hidratantes que no son after-sun y es que, en ocasiones, pueden llevar ingredientes que nos pueden producir picor o irritación, agravando la sensación de malestar. 

Qué producto cosmético aplicar en cada caso

  • Si la quemadura presenta ampollas o zonas sin piel, acudir al médico. Se deberá recetar un tratamiento específico. 
  • Si la piel está enrojecida y con calor, pero sin lesiones del tipo anterior, se puede aplicar aloe vera y mejor aún, una crema hidratante densa. 
  • En el caso de optar por cremas hidratantes que no sean after-sun, vigilar que no nos produzca picor o irritación debido a sus ingredientes. 

Otra de las complicaciones que se dan después de quemarnos al sol es qué ropa nos ponemos, debido a la molestia que esta puede producir. «Se recomienda que sea suelta, de colores claros, y que cubra lo máximo posible el cuerpo. Los tejidos sintéticos o muy apretados empeorarán la sensación de incomodidad generada tras la quemadura», sugiere la dermatóloga. 

«Estirar las pielecitas que quedan después de la lesión tampoco es correcto, ya que corremos el riesgo de levantar áreas de piel que se están regenerando y podrían quedar cicatrices. En estos casos lo adecuando es hidratar bien la zona con productos regeneradores y seguir aplicando protección solar», añade. 

Para que el daño sea lo menor posible, es importante evitar seguir tomando el sol. «No tener una falsa sensación de seguridad si ya nos hemos quemado, porque sigue siendo importantísimo emplear protección solar eficaz varias veces al día. La piel tiene memoria», advierte Gámez

Qué se debe hacer:

  • Beber agua en abundancia para evitar una posible deshidratación
  • Aplicar compresas templadas o frías de aguas
  • Baño o ducha suave con agua
  • Aplicar after-sun o cremas densas mejor que el aloe vera
  • Tomar por vía oral antiinflamatorios o paracetamol en caso de dolor
  • Utilizar en los días posteriores ropa holgada
  • Evitar el sol y más aún, en las horas centrales del día

QUÉ NO SE DEBE HACER:

  • Tocar ni mucho menos explotar las posibles ampollas
  • Frotar la piel con esponjas
  • Aplicar cremas antiinflamatorias o con corticoides sin receta médica
  • Utilizar ropa apretada o tejidos sintéticos

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.