¿Sabías que antiguamente se recetaban jarabes de heroína para aliviar la tos de los niños?

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

Anuncio en prensa española del jarabe de heroína de Bayer.
Anuncio en prensa española del jarabe de heroína de Bayer. La Voz de la Salud

Hubo un tiempo en el que los fármacos compuestos con esta droga se publicitaban en la prensa española a través de niños y eslóganes como «mi catarro ha desaparecido»

01 ago 2022 . Actualizado a las 13:12 h.

La heroína es una droga derivada del opio elaborada a partir de la morfina, una sustancia natural que se extrae de la vaina de semillas de varias plantas de amapola. Todos conocemos lo adictiva que puede llegar a ser, pero aunque nos pueda parecer sorprendente a día de hoy, hubo un momento en el que la heroína era considerada como una preparación segura y efectiva para dolores agudos.

¿Cómo se creó? Fruto de la mera casualidad. Fue sintetizada por primera vez por Charles Romley Alder Wright, un químico e investigador británico. En su búsqueda por encontrar una alternativa no adictiva a la morfina, Wright experimentó con combinar esta con varios ácidos. Con la ayuda de una estufa, llegó a una morfina mucho más «potente» conocida como acetilada, y que ahora se le denomina diamorfina o diacetilmorfina.

A pesar de comprobarse la capacidad de esta sustancia para disminuir la presión arterial y la frecuencia respiratoria, el descubrimiento de Wright no despertó el suficiente interés clínico. Y eso que en los años posteriores incluso se llegó a demostrar que calmaba la tos y facilitaba el sueño de los pacientes de tuberculosis. Así lo explican Francisco López-Muñoz, profesor de Farmacología y Vicerrector de Investigación y Ciencia de la Universidad Camilo José Cela; y Cecilio Álamo González, catedrático de Farmacología en la Universidad de Alcalá, en un artículo publicado en The Conversation.

No fue hasta la muerte de este químico británico cuando un farmacéutico de la compañía Friedrich Bayer & Co., Heinrich Dreser, se interesó por la diacetilmorfina. La lanzaron al mercado en el 1898, considerándola un potente alivio para el dolor con un perfil de seguridad mucho mejor que la morfina. Dreser describió el fármaco como una «droga heroica», por lo que se le acabó llamando «heroína». Según Álamo y López, el medicamento tuvo un gran éxito comercial y fue utilizado en todo el mundo.

Por aquel entonces la morfina, según apuntan en un informe del Ministerio de Sanidad, se vendía libremente como un medicamento específico sin ningún tipo de control de prescripción y dispensación. De esta forma, la heroína se presentó como un sustituto de la morfina para paliar las graves consecuencias que el abuso y dependencia que esta sustancia causaba.

También se recetó en niños, ya que una de las primeras causas de muerte infantil en aquellos tiempos era la tuberculosis y este jarabe de heroína disminuía las dificultades respiratorias que provocaba. En España, se prescribía como analgésico y antitusivo para los pequeños de la casa, y así lo hacen constar los anuncios en la prensa de la época. Aunque con el tiempo quedó demostrado que era peor el remedio que la enfermedad.

Anuncios de jarabe con heroína publicados por La Voz de Galicia en el 1904 y el 1905.
Anuncios de jarabe con heroína publicados por La Voz de Galicia en el 1904 y el 1905. La Voz de la Salud

Tras un uso regular en los pacientes, resultaba necesario aumentar la dosis para que resultase eficaz. Pero también porque la tos de los enfermos reaparecía cuando se dejaba de consumir la heroína. ¿El resultado? Que muchos de ellos se volvieron adictos, y llegaban a fingir que estaban enfermos para poder seguir tomando la droga.

Los médicos de casi todo el mundo empezaron a alarmarse sobre lo que estaba sucediendo. Uno de ellos fue Pierre Sollier, que en 1905 declaró que el uso de la heroína había dado como resultado que el número de adictos a ella llegase a ser tan grande como los provocados por la morfina. Según explican en un informe de la Organización Mundial de la Salud, el doctor de origen francés descubrió que el deterioro mental y físico por el uso de la heroína era muy rápido y se opuso a su uso.

A pesar de que se empezaba a alertar del potencial adictivo que tenía esta droga, la comunidad médica tardó bastante en aceptar estas consecuencias. Al contrario de los contrabandistas, que sí se dieron cuenta rápidamente de las propiedades de esta nueva droga y empezaron a venderla.

No fue hasta 1913 cuando los laboratorios alemanes detuvieron la producción de heroína. Pero porque el problema, ya empezaba a ser insostenible. Se llegó a informar que el 98 % de todos los drogadictos de Nueva York estaban enganchados a la heroína. Por eso, en 1916, los hospitales del servicio de salud pública de los Estados Unidos dejaron de administrar esta sustancia a sus pacientes. Y en junio de 1924, una ley del Congreso de Estados Unidos acabó por prohibir la importación de opio con el fin de fabricar heroína. Un año después el Comité de Salud de la Sociedad de Naciones — un organismo internacional creado por el Tratado de Versalles— prohibió la diacetilmorfina.

Con la firma de la Convención Única sobre Estupefacientes en 1961, la heroína quedó ilegalizada prácticamente en todo el mundo, convirtiéndose en el principal tratado internacional que conforma el marco legal internacional para el control de drogas.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.