Emergencia o urgencia: ¿puedo ir acompañado en la ambulancia?, ¿y llamar al 061 para una consulta?

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

ALBERTO LÓPEZ

Resolvemos todas las dudas que pueden surgir cuando se da una urgencia sanitaria

07 jun 2023 . Actualizado a las 22:09 h.

No siempre tenemos claro qué es una emergencia o una urgencia sanitaria, cuándo es necesario que vayamos en ambulancia (y cuándo no) o si un acompañante puede venir con nosotros. «Nos falta mucha educación sanitaria, pero eso no es culpa del paciente. Puede que le hayamos transmitido a la población que cuando pase algo, no se preocupe, que si hay que hacerlo, ya lo haremos nosotros. Y eso es un error, no darle a la persona herramientas de autocuidado», opina Rosa Pérez, responsable de divulgación de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes). 

¿Qué es una emergencia sanitaria?

«Fundamentalmente, en la emergencia se necesita asistencia inmediata, no se puede demorar nada. La urgencia necesita una atención en un período corto de tiempo, pero puede retrasarse un poco», aclara Adriana Regueira, directora de la Fundación Pública de Urxencias Sanitarias de Galicia-061. 

Así, se considera una emergencia sanitaria cuando el paciente está en grave riesgo o peligra su vida. Se trata de casos de extrema gravedad como atragantamientos, paradas cardiorrespiratorias, pacientes que no responden o que se encuentran inconscientes, accidentes de tráfico, ahogamientos, incendios con heridos o quemaduras de importante consideración. En todos estos casos siempre se debe de llamar a emergencias. 

«Por ejemplo, cuando tienes un dolor fuerte que te bloquea al pecho, hay que llamar para pedir una ambulancia. Si pierdes el conocimiento y te desmayas, también. Aunque posteriormente recuperes el conocimiento y pienses que no ha sido nada, hay que llamar. Al igual que si le pasa a alguien de tu familia. También si tienes una fractura, una quemadura grave o una reacción alérgica a un producto. Hay momentos en los que no se puede dudar, hay que llamar siempre», remarca Pérez.

Descolgar el teléfono resulta fundamental si los síntomas responden a un ictus. «Si se te duerme una mano, notas que un lado de la cara se paraliza, tuerces la boca o pierdes visión de un ojo. Las palabras te salen de forma inconexa, con sonidos incomprensibles. Todo esto también es de máxima urgencia», aclara Pérez. A la hora de llamar es importante mantener la calma (o por lo menos intentarlo) e indicar el lugar del incidente, describir lo que ha ocurrido, quién o quiénes son los afectados y un teléfono de contacto por si se llega a perder la comunicación. 

¿A qué número llamar? «Si es una emergencia sanitaria, al 061. La diferencia fundamental es que ese es el número sanitario y es la manera más rápida ante una emergencia sanitaria. Te van a poner en contacto con un médico o un enfermero en cuestión de minutos o segundos», responde la directora de la Fundación Pública de Urxencias Sanitarias de Galicia. Sin embargo, cabe recalcar que el número europeo y, por lo tanto, más conocido, es el 112. «La sanidad en España está transferida a cada comunidad autónoma. Pero todas tienen su central de coordinación y va a haber personal sanitario que va a recibir esas llamadas», amplía Pérez. 

¿Y si se trata de una urgencia sanitaria?

Cuando la vida de la persona no se encuentra en un grave riesgo, se considera una urgencia. Puede haber síntomas como náuseas, dolor abdominal, vómitos o malestar. 

«Por ejemplo, los papás y las mamás suelen tener muchas dudas. No les puedes decir que no nos llamen si ven que su hijo no se encuentra bien. Que nos llame si tiene dudas, ¿por qué no? En el sistema sanitario español tenemos la gran fortuna de tener profesionales que se dedican a dar consejo sanitario. Puede decirte que vayas al pediatra con urgencia o que puedes ir en otro momento», apunta Pérez. 

Una opinión con la que concuerda Regueira: «También tenemos el servicio de consultoría médica telefónica. De manera que, aunque no para cualquier tipo de consulta pero sí para algo que te preocupe, puedes utilizar este recurso. Se te pasaría con un profesional sanitario que te evaluaría el cuadro que tienes». Y un ejemplo: «Un niño que tiene fiebre y la persona que está a su cargo no recuerda la dosis exacta de antitérmico que le debe de dar. En ese momento, sí que resolvemos. Descartan que tenga un cuadro de gravedad, que puede esperar a que lo vea a la mañana siguiente el pediatra y mientras tanto, le dicen la dosis exacta de antitérmico que debe tomar. Es algo que hacemos frecuentemente».

¿Tengo derecho a una ambulancia si no tengo como ir al centro médico?

¿Y en el caso de que no se disponga de un transporte para ir al pediatra? «A lo mejor le comentas al profesional sanitario que está atendiendo tu llamada que tu pediatra está en otro municipio y que no dispones de transporte en ese momento. Pero como no se trata de una urgencia, no se te puede mandar una ambulancia de emergencias. Si es urgente, lógicamente, sí que se va a enviar», amplía la responsable de divulgación de Semes. 

«Las ambulancias con las que nosotros trabajamos son asistenciales, es decir, a parte de transportar también hace asistencia durante el transporte. Sería necesario enviarla cuando esta sea necesaria. Ponemos un caso concreto: has sufrido una fractura en una extremidad inferior y debes llevarla inmovilizada. Puede que en tu coche no puedas hacerlo en las mejores condiciones, sería mejor ir en ambulancia», explica Regueira. 

Es decir, las ambulancias asistenciales no son solo un medio de transporte, sino que sirven para asistir a la persona trasladada. Si bien, existen otro tipo de ambulancias (que no entrarían dentro del servicio de emergencias) que sí que pueden transportar pacientes para llevar a cabo tratamientos en el centro hospitalario. 

Cuando la situación que se encuentran los sanitarios no es tan urgente 

«Ocurre bastante», confirma Pérez. «Puede que por teléfono expliques una situación o una realidad y cuando llegan los técnicos sanitarios, la situación es diferente o incluso ha mejorado. En esos casos la ambulancia llama al centro coordinador y le comunica que el paciente, en este momento, ya no requiere ir al hospital. El único caso en el que podemos dar un alta médica es que vaya un doctor y diga: hago el tratamiento en el domicilio y te puedes quedar en casa. Se consensúa el hecho de que se quede en el domicilio. O que la lesión sea leve, como una herida, el técnico de emergencias le haga las curas pertinentes y lo deje en casa», responde Pérez.

¿Y si el paciente no se quiere ir en la ambulancia?

Si por el contrario, el paciente necesita ir al centro médico pero este no quiere, la situación se complica un poco más. «Sucede con la gente mayor. A veces, les da miedo ir al hospital. Y también sucedió mucho con el covid. Se relacionaba el hospital con morir y no con salvar vidas. Afortunadamente, es una creencia que se ha ido superando», confirma Pérez. 

La responsable de divulgación de Semes explica que, si una persona no quiere ir al hospital, pero médicamente, por los síntomas que tiene, se piensa que sí que debe ir, se manda un médico. «Él será el que haga una valoración de urgencia de si esa persona puede decidir por sí misma. Se le intenta convencer, hablar con esa persona, buscar apoyos para que nos ayuden... El objetivo es que entienda que no es algo en su contra sino para su beneficio». Otra opción es que los técnicos de emergencias que se encuentren con el paciente llamen a la central de emergencias para que ese personal sanitario le explique los beneficios y los inconvenientes que puede tener su decisión. 

Si aún con esas, el paciente sigue negándose a ir al centro médico, se puede hacer que intervenga una autoridad judicial: «Podemos ponerlo en manos de un juez para que decida si se debe de hacer un ingreso forzoso por causa médico. Pero si no hay un problema psiquiátrico, social, no es menor de edad o no padece una enfermedad que le pueda nublar el juicio, las personas somos autónomas en ese sentido, de decidir sobre nuestra salud. Pero estos casos son los que menos se dan». 

Con todo, el paciente tiene la autonomía de decidir. «Siempre está la independencia del paciente. Tiene poder y autonomía en su decisión», afirma Regueira. 

¿Puede ir un acompañante en la ambulancia?

Durante la pandemia no se permitieron acompañantes en las ambulancias y «a raíz de esto, muchas comunidades autónomas siguen sin dejar», indica Pérez. «Esto se debe a normativas antiguas. En este momento, creo que se debe de tener en cuenta la autonomía del paciente y su derecho de ir acompañado si se siente más seguro de esa forma. Con todo, la última palabra en ese sentido siempre la tendrá el profesional sanitario que se encuentre dentro de la ambulancia». 

Es decir, pueden darse situaciones en las que el profesional sanitario considere que llevar a un acompañante supone riesgos para él o para el propio paciente. «Puede que esa persona requiera de unos cuidados dentro de la ambulancia que impide que existan más personas por ahí o que, en calidad asistencial, el técnico tenga que ir rápido porque se trata de una urgencia, por seguridad del propio acompañante. Hay muy pocos accidentes, pero el riesgo existe», continúa explicando la responsable de divulgación de Semes.

«Cuando se sabe que en el traslado se debe de asistir mucho al paciente, aunque este siempre tiene derecho a ir acompañado, se suele comentar con los familiares para valorar la situación. Puede que no sea beneficioso para nadie que vaya acompañado. Debemos valorar cada caso concreto y a veces, es difícil encontrar el equilibrio, pero lo importante es el beneficio del paciente», concluye Regueira. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.