Paracetamol, ¿y qué más? Guía para elegir el medicamento que mejor se ajuste a los síntomas

Lois Balado Tomé
Lois Balado LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

Es posible encontrar el paracetamol en todo tipo de presentaciones y combinado con muchas clases de fármacos.
Es posible encontrar el paracetamol en todo tipo de presentaciones y combinado con muchas clases de fármacos. La Voz de la Salud

En las farmacias se pueden encontrar todo tipo de fármacos que mezclan este principio activo con otros muchos, con el objetivo de combatir mejor infecciones respiratorias

21 ene 2024 . Actualizado a las 17:21 h.

Si a estas alturas todavía hay ocasiones en las que dudamos de si, ante determinada dolencia, debemos tomarnos un paracetamol o un ibuprofeno —los dos analgésicos superventas del siglo XXI—, la confusión se sublima si añadimos más principios activos a la ecuación. En plena temporada de gripes, resfriados y demás patologías respiratorias, es habitual acudir a la farmacia en busca de ayuda que alivie nuestros síntomas. Y ahí aparecen nuestros queridos paracetamol e ibuprofeno. Pero rara vez vienen solos. «El combinado típico para un catarro es un paracetamol o ibuprofeno con un vasoconstrictor y un antihistamínico. Con ese combinado alivias un catarro de un día para otro. Es muy frecuente», explica María José García, vicepresidenta de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (Fefe) y presidenta de Fefe Galicia

La oferta de antigripales y anticatarrales es enorme y en la lista de principios activos aparecen palabrejos tan poco familiares como pseudoefedrina, fenilefina, doxilamina o acetilcisteina. Se trata de principios activos muy comunes y que tienen objetivos muy diversos, ¿pero para qué sirve cada uno?

Lo primero, diferenciar principios activos de excipientes

No está de más recordar que, por ley, en todos los envases de los fármacos que encontramos en las farmacias debe figurar los principios activos que contiene —generalmente, en el dorso de la caja—. Junto a sus principios activos, aparecerán también los excipientes, cuya misión es darle determinada apariencia al medicamento. «Sirven para darle forma a un comprimido o sabor a un jarabe. A veces, simplemente sirven de relleno porque la cantidad que se usa de principio activo no es suficiente para hacerlo manejable. Se usa mucho la lactosa, por ejemplo, para que darle a la pastilla un tamaño suficiente», recuerda Pablo Caballero, farmacéutico del área de Divulgación Científica del Consejo General de Colegios Farmacéuticos. Pero estos componentes no son relevantes a la hora de tratar la sintomatología, por lo que los dejaremos de lado. Sirva como aclaración.

Paracetamol, ¿y qué mas? Guía para elegir el medicamento que mejor se ajuste a los síntomas

En el catálogo de fármacos aprobados por el Ministerio de Sanidad, existen 131 resultados de medicamentos sin receta que contienen el paracetamol como principio activo. En 56 de ellos, el paracetamol viene combinado. Con estas mezclas se busca, además de aliviar la fiebre y el dolor, atajar otra sintomatología propia de determinados cuadros clínicos como puede ser la tos —en todas sus variantes—, la congestión o la mucosidad. 

Muchos de los principios activos que se exponen a continuación y que comúnmente acompañan al paracetamol también podrán ser encontrados combinados con ibuprofeno. No obstante, debido a que están pensados para aliviar cuadros catarrales y gripales, son mucho más habituales en los medicamentos que contienen paracetamol. ¿Por qué? La razón es lógica y sencilla: «El ibuprofeno al final es un antiinflamatorio y, generalmente, para tratar la fiebre y los dolores típicos de los procesos gripales no necesitamos el efecto antiinflamatorio. El paracetamol, que es antipirético y analgésico, suele ser suficiente», asegura Caballero.

Paracetamol con pseudoefedrina

Si hay un componente de los antigripales que ha acumulado fama y titulares en los últimos tiempos es la pseudoefedrina. Se trata de un vasoconstrictor muy común para aliviar la congestión nasal, pero la investigación que está llevando a cabo la Unión Europea —a petición de la agencia francesa del medicamento— por las sospechas de que pueda ocasionar daño cerebral en algunos pacientes ha hecho saltar las alarmas. Sin embargo y a falta de las conclusiones que lleguen desde Europa, desde la AEMPS ya han asegurado que la posible retirada de este tipo de fármacos no está sobre la mesa y su uso no está desaconsejado en pacientes que no padezcan ningún tipo de patología previa. 

La pseudoefedrina sirve para: aliviar la congestión nasal gracias a su efecto vasoconstrictor.

Paracetamol con fenilefrina

Si la investigación en marcha sobre los antigripales con pseudoefedrina le tienen preocupado, la fenilefrina es una buena opción alternativa. «Actúa de manera similar a la pseudoefedrina. Es un simpaticomimético, un agonista de receptores alfa-1 que provoca vasoconstricción», adelanta Caballero que añade un dato que muchos desconocerán: «Aunque muchas veces pensamos que lo que nos provoca congestión nasal son los mocos, muchas veces no es la mucosidad la que no está congestionando, sino que tenemos los vasos sanguíneos de la nariz llenos de sangre, muy vasodilatados».

En las farmacias, este principio activo está disponible tanto por vía oral como en espray nasal. «Si la usamos a nivel nasal, evitaremos efectos adversos porque solo actuará sobre la mucosa nasal. Es verdad que puede provocar la irritación de la mucosa, pero en personas hipertensas conviene tener precaución por ese efecto vasoconstrictor, aunque no suele provocar problemas», apunta Caballero. 

La fenilefrina sirve para: reducir la congestión nasal gracias a su efecto vasoconstrictor.

Paracetamol con clorfenamina (o clorfeniramina)

Llega el turno de las opciones que tirar de un antihistamínico para mejorar las molestias de la gripe o el resfriado. La clorfenamina, un antihistamínico de primera generación, es un buen aliado para reducir la mucosidad. Eso sí, presenta un efecto secundario que es importante conocer: provoca somnolencia.

«Se usa para reducir la mucosidad, sobre todo el moco líquido, que es típico de las alergias. Este efecto lo produce tanto por su condición de antihistamínico como por sus propiedades anticolinérgicas, que ya no tienen los antihistamínicos más modernos. Este tipo fármacos reducen en general las secreciones, tanto la secreción nasal como la salivación. Hay que tener cierta precaución, porque pueden resecar la garganta. Dependiendo de la sintomatología de cada paciente puede ser más recomendable o debe evitarse», comenta Pablo Caballero, recordando que «beber agua o tomarse un caramelo», puede compensar estos inconvenientes. Puede compensarse bebiendo agua o tomando un caramelo.

La clorfenamina sirve para: reducir la incomodidad que provoca la presencia de moco líquido.

Paracetamol con doxilamina

La doxilamina es otro antihistamínico parecido a la clorfenamina y se usa para lo mismo: reducir la mucosidad líquida. Forma parte también de los antihistamínicos de primera generación, por lo que también produce somnolencia. Su uso en antigripales no es tan común como en el caso de la clorfenamina. Es probable que a muchas mujeres les suene este principio activo ya que, como señala Caballero, «es el antihistamínico que se usa para controlar las náuseas del embarazo». Tiene el mismo mecanismo de acción y efectos adversos que la clorfenamina.

La doxilamina sirve para: reducir la presencia de moco líquido.

Paracetamol con difenhidramina

La difenhidramina es otro antihistamínico de primera generación, «de los que dan mucho sueño», concisa el farmacéutico. De nuevo, nos servirá para reducir la mucosidad líquida.

Como aclaración, explicar que, necesariamente, el hecho de que existan una serie de antihistamínicos de «primera generación», implica la existencia de los de «segunda generación». Son principios activos como la bilastina, cetirizina, desloratadina, ebastina, fexofenadina, levocetirizina, loratadina, mequitazina, mizolastina y rupatadina, que se suelen usar más para tratar las alergias. «Para la alergia también se siguen usando los de primera generación que, muchas veces, son muy eficaces. Pero dan somnolencia e implica la toma varias pastillas al día. Los de segunda generación son más cómodos y tienen menos efectos secundarios», aclara Caballero.

La difenhidramina sirve para: reducir la la presencia de moco líquido.

Paracetamol con cafeína

¿Por qué se combina la cafeína con paracetamol?, se preguntarán. Lo cierto es que si tenemos en la ecuación paracetamol —o ibuprofeno— y cafeína, con bastantes probabilidades habrá un tercer invitado en esa formulación. Porque el objetivo de incluir cafeína es un medicamento es la misma por la que nos tomamos un café a las siete de la mañana, reducir la somnolencia. ¿Recuerdan que acabamos de hablar de que ese es uno de los principales efectos secundarios de los antihistamínicos? 

«La cafeína se utiliza muchas veces combinada con principios activos que provocan mucho sueño —la clorfenamina, por ejemplo—. Con la cafeína se busca evitar la somnolencia que provocan otros principios activos con los que se acompañan. Eficacia en cuadros catarrales y gripales como tal, no tiene demasiada. Puede ser útil si estamos decaídos puede aliviar esa sensación de fatiga, pero básicamente se utiliza para compensar los efectos de otros componentes.

La cafeína sirve para: paliar la somnolencia que pueden provocar otros principios activos presentes en el medicamento.

Paracetamol con acetilcisteina

La acetilcisteina es un mucolítico muy célebre. «Se usa para cuando ya tenemos mucosidad espesa, cuando al toser es tos productiva, con flema, para hacerlas más líquidas y reducir la viscosidad. Si se recurre a ella, se recomienda beber mucha agua, porque la acetilcisteina provoca que se rompan algunos enlaces que hacen menos viscosa la flema, pero si no hay agua en el ambiente para rehidratar, no sirve de mucho», revela Caballero. 

La acetilcisteina sirve para: reducir la viscosidad de la flema en casos de tos productiva.

Paracetamol con ácido acetilsalicílico

Famoso en otros tiempos por ser el principio activo de la todoterreno aspirina, el ácido acetilsalicílico es un antiinflamatorio. Aunque existe dentro de las opciones disponibles —en fármacos como Actron—, según Caballero: «Es ser raro verlo combinado con paracetamol e ibuprofeno. Por ejemplo, hay couldina con paracetamol, Couildina con ibuprofeno y Couldina con ácido acetilsalicílico». Su presencia se ha visto reducida en favor del ibuprofeno, que también existe combinado con paracetamol. Ahora, el ácido acetilsalicílico se utiliza, en dosis menores, como antiagregante plaquetaria para evitar accidentes cardiovasculares.

El ácido acetilsalicílico sirve para: bajar la fiebre, aliviar los dolores y reducir la inflamación.

Paracetamol con dextrometofano

El dextrometofano es un antitusivo, «en algunos aspectos similar a cómo funcionan opioides como la codeína, pero la codeína siempre hay que adquirirla con receta médica», explica Caballero. Está disponible tanto en jarabe como en caramelos; combinado con paracetamol o ibuprofeno. Si no hay tos, no es necesario utilizarlo. «Dependiendo de los síntomas de cada paciente, porque los antigripales o anticatarrales suelen llevar una combinación de tres o cuatro principios activos, será necesario o no», resume el experto. 

El dextrometofano sirve para: aliviar la tos.

Paracetamol con codeína

Dentro de esta lista, haremos una excepción para hablar de la codeína, un principio activo habitual en combinación con paracetamol e ibuprofeno. Se trata un medicamento que también fue en su día puesto en vigilancia por la EMA —combinado con ibuprofeno— tras detectarse varias muertes y casos de daños graves por el uso prolongado en febrero del año 2023. A casi nadie se le escapará que la codeína, al igual que otros compuestos de su familia como la hodricodona, la metadona o el fentanilo, es un opiodide. Y eso impone. ¿Por qué se nos receta medicamentos que contienen derivados del opio para tratar un catarro o una gripe?

«De entre la gran familia de los opioides, la codeína es la que menos riesgo tiene de provocar adicción. Se usa en tratamientos cortos y siempre con receta. Su uso como antitusivo se suele aplicar en cuadros clínicos de pocos días de duración, por lo que no suele generar problemas de abstinencia o adicción», refiere Caballero, que aclara que «todos los opioides son antitusivos». «Se usa la codeína porque es un perfil más seguro; si podemos tratar con codeína, no usamos morfina o fentanilo». Su capacidad para frenar la tos se debe a que deprimen el centro de la tos, ubicado en el bulbo raquídeo.

Es por eso que a principios del siglo XX, fuesen común en prensa los anuncios de medicamentos para tratar la tos en niños que contenían heroína. «Casi todos los opioides, incluida la heroína, tienen un efecto sobre ese centro de la tos. La codeína, dentro de sus efectos, es de las más seguras, la que menos riesgo implica a la hora de desarrollar adicción, dependencia o depresión respiratoria. Tiene un efecto moderado comparado con el resto de compuestos de la familia», asegura el farmacéutico. 

La codeína sirve para: aliviar la tos, ya que, como opioide, deprime su origen en el bulbo raquídeo.

Lois Balado Tomé
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Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.