Las enfermedades que borran tus recuerdos: «Hay múltiples causas que pueden derivar en una pérdida de memoria, algunas son reversibles»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martinez LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

La Voz de la Salud

Algunos problemas metabólicos o alteraciones hormonales, trastornos de la salud mental o tumores cerebrales son algunas de las causas que puede haber detrás de este signo

25 ene 2023 . Actualizado a las 17:49 h.

A todos nos preocupa olvidar nuestros recuerdos en algún momento. «Sin memoria perdemos nuestra esencia», confiesa la doctora Antonia Gutiérrez, catedrática de biología celular e investigadora principal del Centro de Investigaciones Biomédicas en Red sobre Enfermedades Neurodegenerativas (Ciberned). Hace unos días publicábamos en La Voz de la Salud qué prácticas podíamos llevar a cabo en nuestro día a día para mejorar nuestra memoria y, aunque desgraciadamente no siempre es posible, seguirlas cuida nuestro cerebro y por lo tanto, se rebajan las posibilidades de sufrir algún tipo de patología relacionada con la pérdida de esta. Seguro que estás pensando en demencia, pero te adelantamos que esta no es una de ellas (sigue leyendo para saber por qué). 

«La memoria es una función cognitiva muy compleja que nos permite codificar, almacenar y recuperar información y experiencias vividas. Esculpe la identidad de cada persona, es decir, cada uno de nosotros tiene una identidad propia gracias a lo que aprendemos y recordamos», explica Gutiérrez. 

Existen diferentes tipos de memoria. «Se pueden dividir siguiendo varios criterios, siendo el tiempo que mantenemos la información en nuestra mente el principal de todos ellos», señala la investigadora. De esta forma, podemos desgranarla en: 

  • Memoria sensorial o inmediata. Es la capacidad de mantener la información durante un tiempo muy corto, fracciones de segundo. Se asocia con información sensorial (visual, olfativa, auditiva, etc). Se pierde rápidamente a menos que se preste atención. 
  • Memoria a corto plazo. A través de esta almacenamos una cantidad pequeña y limitada de información durante un corto período de tiempo, unos 15 o 30 segundos. Un ejemplo de este tipo de memoria es la del trabajo, mediante la cual podemos mantener y manipular temporalmente una información en nuestra mente para realizar tareas cognitivas como comprender, razonar o calcular mentalmente. 
  • Memoria a largo plazo. Con la que podemos almacenar una gran cantidad de información durante un tiempo ilimitado, días, semanas, años o toda la vida, es la forma más duradera de almacenar información. Esta, a su vez, puede clasificarse en:
    • Memoria declarativa o explícita
      • Episódica: relacionada con las experiencias o eventos personales vividos, es la que nos permite recordar lo que hicimos el domingo pasado, lo que hemos comido ayer o como fue nuestro primer día de trabajo.
      • Semántico: es la que almacena el conocimiento que poseemos del mundo en general, como el significado de las palabras, nombres o países. 
    • Memoria no declarativa o implícita. Asociada con los hábitos o habilidades motoras (conducir un coche, montar en bicicleta, tocar un instrumento o vestirse).

Qué puede haber detrás de una pérdida de memoria

«Hay múltiples causas que pueden derivar en pérdida de memoria. Algunas de ellas causan pérdidas permanentes, pero en otros casos puede ser reversible cuando la causa que la origina se elimina», asegura Gutiérrez. Algunas de las causas más comunes que producen pérdida de memoria, según indica la catedrática de Biología Celular, son: 

  • Traumatismos craneoencefálicos, de hecho, los golpes repetitivos en la cabeza durante el boxeo o los deportes de contacto (como por ejemplo el rugby o las artes marciales) pueden causar pérdida progresiva de memoria y derivar en demencia (denominada demencia pugilística).

  • Efectos secundarios de medicamentos (como benzodiacepinas y anticonvulsivos).

  • Problemas metabólicos y alteraciones hormonales como el hipotiroidismo no tratado.

  • Privación de sueño. «De hecho, dormir menos de 6 horas diarias aumenta el riesgo de demencia», asegura Gutiérrez. 

  • Deficiencias nutricionales de vitaminas como la B1 (tiamina) o la B12.

  • Trastornos de la salud mental como la ansiedad o la depresión. 

  • Infecciones cerebrales, tumores cerebrales, ictus, inflamación cerebral.

  • Enfermedades neurodegenerativas que cursan con demencia, siendo la más prevalente la enfermedad de Alzheimer, pero también otras como la demencia frontotemporal, la demencia con cuerpos de Lewy, enfermedad de Huntington, la degeneración corticobasal, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (enfermedad de las vacas locas), la enfermedad de Párkinson y muchas otras.

Por qué la demencia no es una enfermedad 

«La demencia no es una enfermedad en sí», recalca la investigadora. «Es un término general que engloba un conjunto de síntomas (síndrome clínico) que afectan a la memoria, la capacidad de pensar, razonar, planificar y otras habilidades cognitivas, y que interfieren con la capacidad de llevar una vida normal independiente. Eso sí, es una de las principales causas de discapacidad y dependencia. Globalmente, afecta a casi un 10 % de las personas mayores de 60 años», precisa. 

En cuanto a las enfermedades que pueden provocar esta demencia, la más conocida es la enfermedad de alzhéimer. «Se trata de la principal causa de demencia en personas mayores de 65 años y se caracteriza por la acumulación anormal de agregados proteicos de beta-amiloide (forma las placas seniles) y de tau hiperfosforilada (forma los ovillos intraneuronales), en regiones cerebrales vulnerables asociadas con los procesos de memoria y aprendizaje, como la región del lóbulo temporal medial», asegura Gutiérrez. En consecuencia, se produce una pérdida de neuronas y de sinapsis, es decir, contactos entre ellas.

Otro tipo de demencia es la vascular, causada por daños en los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro. Entre los síntomas más comunes se incluyen dificultades para resolver problemas, lentitud del pensamiento y la concentración.

«También la demencia con cuerpos de Lewy, que se caracteriza por la acumulación anormal en el cerebro de la proteína alfa-sinucleína en inclusiones intraneuronales denominadas cuerpos de Lewy, y los síntomas más comunes son los sueños vividos (actuar físicamente durante el sueño), alucinaciones visuales, problemas de concentración y atención, alteraciones de la conducta y del estado de ánimo», apunta Gutiérrez. 

Así como la demencia frontotemporal, que se caracteriza por la acumulación de la proteína tau hiperfosforilada en neuronas de la corteza frontal y temporal. «Los síntomas más comunes afectan al comportamiento, la personalidad, el juicio y el pensamiento», cuenta la catedrática. 

Trastornos de la memoria

«Los problemas que vamos a tener de memoria van a ser por defecto o, en ocasiones, también por exceso», avanza Jesús Porta, neurólogo y vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN). 

AMNESIAS

Amnesia significa pérdida o debilidad notable de la memoria. Puede ser reversible o irreversible y puede afectar a la fase de fijación, almacenamiento y recuperación de la información. De esta forma, existen diferentes tipos: 

  • Amnesia de conservación: se da una incapacidad para recordar algo. Es decir, se pierden los recuerdos almacenados, aunque no todos tienen la misma facilidad para ser olvidados (por lo general, primero suelen verse afectados los más recientes). 
  • Amnesia de fijación: incapacidad para consolidar nuevos recuerdos. Cuando una persona la sufre se dice que vive siempre en el presente. 
  • Amnesia de evocación: el recuerdo no se pierde, pero es muy difícil volver a él. La persona no recuerda algo, pero tiene la sensación de saberlo. 

«Luego hay una patología muy interesante desde el punto de vista científico que se llama amnesia global transitoria. Esto es un trastorno global en el que los pacientes no son capaces de guardar nada en la memoria. De repente aparecen en casa y cuando se les pregunta qué han hecho, no saben responder. Se comportan normalmente, reconocen a todo el mundo, pero en esta amnesia no son capaces de guardar nada de los recuerdos. Pero es autolimitado, se recuperan», señala Porta.

PARAMNESIAS

Son trastornos de la memoria que se caracterizan por la distorsión de los recuerdos. Una de las más conocidas son las confabulaciones, la persona mezcla recuerdos falsos y verdaderos. «Como su cerebro no se acuerda. se los inventa. Pero con noción de realidad, se creen que es real lo que están diciendo», comenta el neurólogo. 

SÍNDROME DE KORSAKOFF

Aparece por un consumo prolongado de alcohol y una dieta deficiente en tiamina o vitamina B1. «Estas personas se comportan normalmente pero no guardan ningún recuerdo. Siempre están en el momento donde perdieron la memoria», subraya el neurólogo. Para poder entenderlo mejor, el doctor pone un ejemplo: «Desgraciadamente, tú entras en la habitación del paciente y le dices: "Soy el doctor Porta, encantado de conocerle. ¿Qué tal?" Y hablas un rato. Esperas un minuto, vuelves a entrar en la habitación y vuelve a suceder lo mismo. El paciente cada vez que entras repite lo mismo porque no se acuerda, no es capaz de recordar ninguno de estos eventos».

Entre las características principales de este síndrome se encuentran: amnesia de fijación y de conservación (la persona vive en el presente), desorientación temporal y espacial, falso reconocimiento y confabulación (es decir, se da una mezcla de recuerdos falsos y verdaderos). 

El consumo excesivo de alcohol también es un factor de riesgo para el desarrollo de demencia. Así lo explica la investigadora Gutiérrez: «Representa hasta el 10 % de todos los casos de demencia de inicio temprano. El alcoholismo a menudo se asocia con desnutrición y lesiones orgánicas que pueden conducir a encefalopatías, como la encefalopatía de Wernicke, encefalopatía por deficiencia vitamínica o encefalopatía hepática. La encefalopatías son una causa frecuente de demencias que progresan de forma rápida».

TRASTORNOS DISOCIATIVOS

Se produce una disociación, es decir, una separación estructurada de procesos mentales que normalmente aparecen integrados. Por ejemplo, en la amnesia disociativa, la persona no es capaz de recordar información de un período de tiempo de su vida a raíz de un evento traumático o muy estresante. Por lo tanto, se crea una especie de vacío en la memoria. 

AGNOSIAS

«Se ve afectada la zona occipital, la más posterior del cerebro y pueden tener pérdida de memoria de los objetos, de no saber lo que son. Ver un objeto y no saber reconocerlo por la vista, mientras que tocándolo si que sería capaz de saberlo. Es lo que llamamos agnosias», considera Porta. La prosopagnosia es la incapacidad de reconocer los rostros perfectamente conocidos y la desgranamos en este artículo porque la padece Brad Pitt.

Los excesos de memoria también son posibles 

«En cuanto al exceso, nosotros en neurología lo vemos sobre todo en la epilepsia. En las crisis epilépticas, los pacientes pueden recordar cosas del pasado. Por ejemplo, venirles a la mente cosas que ya habían pensado y volver a pensarlas otra vez o recordar eventos de la infancia que se les activan», asegura el neurólogo.

Partiendo de este caso concreto, ¿cómo es posible recordar algo que no sabíamos? «Pueden recordar cosas de la infancia, como canciones, que ellos por ejemplo a lo mejor no tenían ni noción de que las recordaban. Se pensaban que no las sabían y de repente aparecen por crisis epilépticas. Es un ejemplo de justo lo contrario, de una alteración donde el paciente ve un exceso o una memoria patológica, un recuerdo patológico». 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.