El rey Carlos III y el cáncer en hombres: cribados, tumores más comunes y la importancia del diagnóstico precoz

ENFERMEDADES

Carlos III junto al retrato de Isabel II en su primer mensaje como rey de Inglaterra.
Carlos III junto al retrato de Isabel II en su primer mensaje como rey de Inglaterra. POOL | REUTERS

El monarca de Inglaterra ha anunciado que tiene cáncer, aunque no se ha especificado el tipo de tumor que padece. La noticia pone de manifiesto la necesidad de atender a los factores de riesgo y acudir a los cribados establecidos para frenar el avance de la enfermedad

07 feb 2024 . Actualizado a las 10:19 h.

El Palacio de Buckingham anunció este lunes que el rey Carlos III de Inglaterra tiene cáncer. Aunque no indican el tipo de tumor que padece, aclaran que no se trata de un cáncer de próstata, si bien la detección se realizó durante la reciente cirugía a la que se sometió el monarca por una patología en esa glándula.

La casa real ha comunicado que Carlos III ya inició el tratamiento de la enfermedad y que «se muestra positivo». «Su majestad (…) espera volver a desempeñar plenamente sus funciones públicas lo antes posible», agregó Palacio. La noticia del diagnóstico busca, en este sentido, concienciar a la población acerca de la importancia de la detección precoz.

Entender el cáncer

Las células de nuestro cuerpo se regeneran de manera constante desde que nacemos. Algunas tienen una vida muy corta y otras permanecen un largo tiempo en nuestro organismo antes de desaparecer para siempre y dejar paso a nuevas células. Se calcula que nuestro cuerpo se regenera por completo cada 15 años, aproximadamente.

El cáncer es una anomalía en este proceso natural de reconstrucción, una enfermedad que aparece cuando nuestras células se reproducen de manera incorrecta y descontrolada generando un tumor. Ese tumor puede crecer y diseminarse por todo el cuerpo, agravando y complicando el pronóstico de la enfermedad.

El cáncer en hombres

Después del cáncer de próstata, que es el tipo de tumor más prevalente en la población masculina y es una de las principales causas de muerte en ellos, el cáncer de vejiga es otro de los más frecuentes, especialmente en edades avanzadas. También hay una alta incidencia de tumores colorrectales, así como de aquellos que se localizan en el pulmón.

En este sentido, la Sociedad Española de Oncología Médica (Seom) ha publicado recientemente su informe para el año 2024, en el que se prevé que las enfermedades oncológicas más diagnosticadas en los varones serán el cáncer de próstata, con 30.316 nuevos diagnósticos; el de colon y recto con 27.009; el de pulmón, con 22.483, y en cuarta posición, el de vejiga urinaria, con 18.247.

Cáncer de próstata

  • Síntomas: Orinar con más frecuencia durante el día y/o la noche, dificultad para orinar, pérdidas de orina, sangre en la orina o el semen, disfunción eréctil.
  • La edad media de presentación es de 65 años. 
  • El cáncer de próstata tiene un importante componente genético (en torno a un 8 % de los casos). 

Cáncer de colon y recto

  • Síntomas: Cambios en los hábitos fecales, sangre en las hces, diarrea, estreñimiento, sensación de uqe el intestino no se vacía por completo, dolores, molestias o cólicos abdominales que no desaparecen, pérdida de peso sin explicación.
  • Su incidencia aumenta a partir de los 50 años.
  • Los antecedentes familiares de cáncer de colon son el mayor factor de riesgo. La obesidad, el tabaquismo o la mala alimentación también lo incrementan.

Cáncer de pulmón

  • Síntomas: Tos, disfonía, disfagia (dificultad para tragar), dolor de espalda, dolor o dificultad al respirar.
  • La amplia mayoría de los casos se relacionan con el tabaco.
  • Están aumentando los casos en mujeres.

Cáncer de vejiga

  • Síntomas: Sangre en la orina, orinar con frecuencia y en poca cantidad, dolor o escozor al orinar, dolor de espalda, dolor pélvico.
  • El tabaco es el principal factor de riesgo.

Factores de riesgo

Cuando hablamos de cáncer, el principal factor de riesgo es la edad. El motivo es sencillo: cuantos más años vivimos, más se van regenerando las células, aumentando las posibilidades de que existan mutaciones y se desarrolle un tumor. De hecho, se observa que el riesgo de padecer esta enfermedad aumenta, de forma considerable, a partir de los 45-50 años, y se agrava a partir de los ochenta.

Más allá del paso del tiempo, existen diversos factores relacionados con el estilo de vida de las personas que pueden aumentar la incidencia del cáncer. El más prominente de ellos es, claramente, el tabaco: el hábito de fumar no solo está detrás del 90 % de todos los casos de cáncer de pulmón, sino que también se lo ha asociado al cáncer de boca y garganta, de esófago, de hígado, de estómago, de riñones, de vejiga, de páncreas, de colon y recto, entre otros.

Esto se debe a los tóxicos que contiene el tabaco, entre los que se encuentran carcinógenos que, tras llegar al pulmón, «se extienden por la totalidad de estos órganos: los bronquios, los bronquiolos más pequeños e intercambian el aire que nosotros inhalamos hasta que ese humo llega a la sangre y las sustancias disueltas en el humo pasan al torrente sanguíneo. Por eso el pulmón es el primer órgano afectado directamente, pero después esto componentes tóxicos se distribuyen por todo el organismo y pueden ir a otros órganos», como explica Ángel Esteve Fernández Muñoz, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, director del Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el control del tabaco del Instituto Catalán de Oncología y Coordinador del Programa de Epidemiología y Salud Pública del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell).

El consumo de alcohol es otro factor de riesgo importante, teniendo en cuenta que esta sustancia induce mutaciones genéticas. Además de estos consumos, hay que tener en cuenta conductas como una alimentación basada en productos ultraprocesados, o el sedentarismo, entre muchos otros factores que pueden aumentar las probabilidades de desarrollar cáncer.

La OMS, en resumen, subraya que un tercio de las muertes por cáncer se deben a cinco factores evitables: el tabaco, las infecciones, el alcohol, el sedentarismo y las dietas bajas en frutas y verduras.

Prevención

Teniendo en cuenta los factores de riesgo para desarrollar cáncer, las recomendaciones de los expertos y de entidades como la Seom o la OMS son claras: además de evitar el tabaco y el alcohol, no podemos descuidar nuestro estilo de vida. El ejercicio físico regular o, mejor dicho, el hecho de no llevar una vida sedentaria, es clave en este sentido.

Existe una amplia evidencia de la relación que existe entre el ejercicio físico y la reducción de la incidencia y mortalidad por cáncer. De hecho, se estima que podrían reducir hasta un 30 % el riesgo de tumores como el de colon, vejiga, esófago y estómago, así como casi el 20 % de la mortalidad específica por cáncer.

Lo que comemos también es fundamental en la prevención del cáncer. Según el Código Europeo contra el Cáncer, «una alimentación saludable consiste preferentemente en alimentos de origen vegetal, con muchas frutas y verduras, algunas legumbres, como judías y guisantes, pan integral y otros alimentos feculentos, como pasta o arroz. A eso se pueden añadir cantidades moderadas de carne magra, pollo o pescado y lácteos parcialmente descremados, o bien alternativas vegetarianas».

«Conviene no comer frecuentemente ni en grandes cantidades alimentos hipercalóricos, como productos de repostería, pastelería o aperitivos salados. Y para prevenir el cáncer, lo mejor es no tomar alcohol. Conviene evitar lo más posible los productos comerciales muy transformados ricos en grasas animales y azúcares, como la comida rápida y las bebidas azucaradas», sugiere el Código.

Cribados

Como explica el oncólogo José Luis Fírvida Pérez, los programas de cribado «son fundamentales». «Un cribado a tiempo significa una detección a tiempo y significa una curación, posiblemente del 100 %», señala el experto. A partir de los 40 años de edad, este tipo de controles están indicados, especialmente para personas fumadoras o con antecedentes de cáncer.

En este sentido, es importante para los hombres hacerse pruebas como la de la sangre oculta en heces, para el cáncer de colon, a partir de los 50 años. Si el resultado es positivo, es turno del segundo paso: una colonoscopia. Y si es negativo, la prueba se tendría que repetir cada dos años hasta los 69.

Cribado de cáncer colorrectal

Población objetivo: hombres y mujeres de edades comprendidas entre 50 y 69 años.

Prueba de cribado: sangre oculta en heces.

Intervalo entre exploraciones: 2 años.

Aunque el Palacio de Buckingham ha descartado este diagnóstico, el cribado del PSA en cáncer de próstata es otra de las pruebas necesarias en hombres. «El cribado de patología prostática se podría pedir a partir de los 50 o 55 años», indica Javier de la Fuente, presidente de la Sociedad Gallega de Medicina Interna (Sogami), «será el médico de familia quien lo precise», detalla el experto. La dificultad, como siempre, reside en detectar a los pacientes asintomáticos, «ya que aquellos que tengan problemas con la micción o erección se deberían someter con mayor necesidad».

En cuanto al cribado de cáncer de pulmón, en España se ha puesto en marcha un programa piloto que emplea la tomografía computerizada con baja dosis de radiación dirigida a personas de entre 50 y 75 años con ciertas cargas tabáquicas. Por su parte, Galicia tiene su propia estrategia en el cribado de cáncer de pulmón. La Xunta implementará el Plan Inspira Salud, que incorpora pruebas de biopsia líquida y autoanticuerpos como la de Sabartech para la detección temprana del cáncer de pulmón. 

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.