Elisabeth Clapés, psicóloga: «Una infidelidad es uno de los mayores puntos de inflexión para una pareja»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Elizabeth Clapés, conocida en redes como @esmipsicologa
Elizabeth Clapés, conocida en redes como @esmipsicologa Megan San Andrés

La experta en relaciones recomienda que el contacto entre los dos miembros de la pareja «sea cero» después de una ruptura

05 dic 2023 . Actualizado a las 17:01 h.

Más de 81.000 parejas se separaron en España el año pasado, según el Instituto Nacional de Estadística. Números aparte, «los finales son normales e, incluso, necesarios», dice Elizabeth Clapés, psicóloga especializada en Terapia de pareja y Sexología Clínica. La experta recuerda que ninguna relación está protegida al cien por cien, y se define como una firme creyente de que tras cada ruptura, la persona avanza y evoluciona. En su nuevo libro, Perderte para encontrarme, aborda todas las fases que existen en uno de los momentos «de mayor vulnerabilidad de la vida». 

«Monotonía, aburrimiento o infidelidad» son algunas de las causas más comunes de ruptura y, muchas veces, se producen «cuando no se ha trabajado la relación, cuando ya es evidente que no congenian ni conectan», indica. 

—¿El concepto «amor de mi vida» es real?

—Si entendemos el amor de nuestra vida como una sola persona, que sea la indicada y la elegida para nosotros, no. Eso es una especie de cuento de hadas. En cambio, si lo entendemos como alguien a quien nos podemos vincular a nivel de relación, ser muy felices y estar enamorados y, además, comprendemos que no solo hay uno, sino que pueden ser muchos, pues sí. Ese concepto sí existe.

—En su libro señala que se deben normalizar los finales pero no romantizarlos. ¿Se suele caer en buscar una ruptura propia de series o películas?

—Cuando yo digo que hay que normalizar los finales me refiero a que no se deben tomar como un fracaso, sino que debemos entender que forman parte de la vida de las relaciones, y no hacen que dejen de valer la pena. En cuanto a no romantizarlos, me refiero a que no quiero caer en dar consejos baratos y decirle a la persona que su vida será mejor después de la relación. No tiene que ser así, una ruptura puede ser el tortazo del siglo y hacer que lo pase mal durante mucho tiempo. Aunque sí que es verdad que la películas contribuyen mucho a romantizar todo, tanto las rupturas como las relaciones, pero es normal, porque al final su función es engancharnos. Hay veces que en la tele vemos cómo alguien se reinventa después de una relación, y si bien puede ser así, no siempre se tiene que salir victorioso. 

—¿Qué señales indican que una relación se está acabando?

—Hay varias, aunque también pueden ser señales de que la pareja está en una crisis que se podría solventar. Se me vienen a la cabeza distintos ejemplos: cuando ya no hay atracción hacia la otra persona, cuando genera más rechazo que otra cosa, cuando no sale dar cariño, cuando se da todo por hecho, cuando todo lo que hace la otra persona molesta a su pareja o, incluso, cuando hay arrepentimiento por no haberlo dejado antes. 

—Aunque una pareja lleva 10, 15 o 20 años, ¿siguen siendo necesarias las citas?

—Así es, como dices, hay que seguir teniendo citas. Hay que seguir hablando y seguir sexualizándose mutuamente. Es decir, cuando una pareja se conoce, lo más habitual es que al principio ambos cuiden mucho su apariencia para el otro y enseñen su mejor parte. Claro, de esto se enamora cualquiera. El problema es cuando pasa el tiempo y ya ni siquiera se molestan en cuidarse un poco, en prestar atención a la ropa interior que llevan, a no elegir con cariño lo que se ponen. Hablo de esto por la importancia que tiene no solo en la pareja, sino también en que la persona se sienta bien consigo mismo. Hay que seguir hablando de sexo y tratando de innovar. Es un ejercicio de 24 horas al día. Hay que dedicarse momentos de intimidad, tener citas, pasarlo bien entre los dos, hacer actividades como ir al cine, al teatro, a un escape room. No hace falta que todo sea romántico, sino también divertido.

—¿Que uno se sienta atraído por otra persona entra dentro de la definición de una relación sana?

—Sí, es totalmente normal. Es más, va a pasar. Cuando te enamoras de alguien no es cierto que solo tienes ojos para esa persona, seguimos teniendo ojos en la cara y seguimos viendo a los demás, otra cosa es que te dejes llevar por esa atracción y lleguemos a faltar el respeto a nuestra relación. Pero, sentirte atraído por terceras personas es algo normal, nos va a pasar y también tenemos que aceptar que a nuestra pareja le va a pasar. 

—¿Por qué se produce una ruptura?

—Por lo que yo veo en la consulta, hay varios motivos. Algunos sienten monotonía y aburrimiento. Me dicen que ya no soporta a la otra persona, que le cae mal. Esto sucede cuando no se ha trabajado la relación, cuando es evidente que ya no congenian ni conectan. Otro motivo común son las terceras personas, que no solo son razón de ruptura por el hecho de aparecer, sino por destacar lo que faltaba en la relación. Es decir, una persona que no estaba bien con su pareja, conoce a alguien que le da todo lo que faltaba anteriormente, toda esa atención, y surge la ruptura. El problema aquí no es la tercera persona, sino lo que fallaba en ese vínculo, porque si alguien está bien con novio o novia, difícilmente va a aparecer alguien de fuera que despierte lo mismo en él o en ella. Es más, te diría que lo que suele suceder cuando hay una tercera persona es que un miembro de la pareja lo deja para irse con la persona nueva, empieza una relación y luego se da cuenta de que no le gusta. Que fue por necesidad. Esto es típico de que cuando tu pareja no te ve, la primera persona que lo hace, llama mucho tu atención. 

—Explica que como psicóloga usted no puede decantar la balanza para que alguien deje a su pareja después de una infidelidad, pero sí puede hacer reflexionar sobre esta decisión. ¿Qué preguntas animaría a hacerse a una persona para saber si debe perdonar este acto o no?

—Lo primero es que la persona quiera. Después, hago algunas preguntas. Si se ha enterado por él o ella misma u otra persona, lo que es fundamental porque si ha tenido que interrogar a su pareja, a terceras personas o cogerle el móvil, ya me indica que hay una base de desconfianza muy grande. También le pregunto si su pareja se lo ha negado o lo ha admitido de primeras. Eso es muy importante para saber qué clase de persona tiene al lado. No es lo mismo que alguien lo cuente, lo asuma y pregunte que qué puede hacer, que que alguien lo niegue y trate de loca a la otra persona. Esto es algo muy relevante que puede indicar si tiene a alguien con responsabilidad afectiva pese a haber sido infiel, o tiene al lado a un manipulador y mentiroso. Después, cómo ha sido la infidelidad. ¿Ha sido algo puntual o se ha repetido? Hay muchos tipos de infidelidades, y creo que saber si es algo puntual o no, si te has enterado por tu pareja o no, si hay maltrato o no, o si tu pareja lo ha negado son preguntas fundamentales. Luego, como es lógico, que cada uno haga lo que quiera. 

—En el libro dice que la infidelidad suele dejar una huella difícil de borrar para algunos. 

—Te diría que es uno de los mayores puntos de inflexión en las relaciones de pareja. Es decir, a partir de la infidelidad, algunos empiezan a trabajar muchísimo la relación repentinamente y hay veces que, incluso, sirve para dar un empujón y atender a todo aquello que fallaba. Ojo, no digo que haga falta ser infiel, pero parece que en algunos casos ayuda a darse cuenta. Pero al mismo tiempo, entiendo que perdonar es algo muy complicado, algo que cuesta mucho trabajo. Eso sí, si lo hacemos, tiene que ser de verdad. Es decir, una persona no puede pasarse toda la relación torturando a su pareja por lo que hizo. Una cosa que veo mucho es utilizar la infidelidad para sacar un beneficio, para descargar todas las frustraciones en el otro o falta el respeto. El perdón no se debe utilizar como moneda de cambio. 

—Una ruptura tiene neurociencia detrás. ¿Hasta qué punto un dolor emocional, como es la separación, puede doler más que algo físico?

—Cuando hay una ruptura pasamos por un síndrome de abstinencia. Como es lógico, depende del momento de la relación. Por ejemplo, si sucede al principio, cuando todas las hormonas están en pleno auge, es posible que sea el momento que más duela. Será algo terrible porque, en la mayoría de casos, uno de los miembros de la pareja no lo entenderá. Realmente, ese dolor emocional se debe al síndrome de abstinencia que hay, esa sensación de que le quitan todo. Así funciona la adicción a las drogas. Se puede dar otra situación si la relación está más avanzada, porque se afronta de otra forma. Es cuestión de neurociencia y de costumbre. Si una persona está acostumbrada a vivir con alguien y a compartir su día a día con una pareja que, de repente, desaparece, tiene que adaptarse a una nueva rutina. Esta es la razón por la que muchos se vuelven a conocer. Hace mucho que no están solos en casa, que hay silencio, que cocinan solos. Hay que volver a adaptarse y aunque a veces es muy difícil, también es muy bonito. 

—Tan difícil como que algunos se quedan en la relación por ese miedo. 

—Sí, hay gente que continúa en ella por no vivir eso. Lo entiendo, aunque no sea lo adecuado. Pero duele tanto que es normal que no quieran pasar por ese proceso. Eso sí, todas las personas que han pasado por un proceso así conmigo, por esa fase de redescubrirte después de una ruptura, lo recuerdan como algo muy bonito. 

—¿Por qué fases pasa una persona después de una separación?

—Es un orden que no está predeterminado, sino que puede variar en función de las personas, aunque hay unas fases que sí se suelen seguir. La gente empieza por el shock; es un momento de incredulidad. Después viene la fase de negación, de pensar: «Esto no puede estar pasando» o «vamos a volver tarde o temprano». A partir de aquí, el orden ya varía más. Desde pasar por una fase de ira hacia el otro, de enfadarse y sacar todas las culpas; a una de tristeza, de culpa, de llorar y sufrir. Lo general es que se vaya avanzando hacia la autoaceptación, el querer salir, remontar y ya después se construye esa nueva vida. 

«El maltrato más habitual en una pareja es el psicológico»

—Usted defiende el contacto cero. ¿Por qué?

—Sí, porque como decía, cuando la otra persona lo deja, hay un cierto síndrome de abstinencia. No hay ninguna droga que se deje consumiéndola un día sí y un día no.

—Aprovecho la entrevista para plantear un debate de barra de bar. ¿La amistad entre exparejas es posible?

—Sí se puede, solo que depende de cómo haya sido la relación, el cariño y el respeto que haya o de las intenciones de cada uno. Que ojo, igual a uno de los miembros no le interesa tener una amistad porque quería a la otra persona como pareja, y ya. A veces, cuando nos vinculamos con alguien en una relación sentimental es porque antes ha habido una amistad que luego queremos mantener. Eso sí, para que sea posible, hay que dejar un tiempo prudencial para que todo se enfríe. 

—Explica que es muy frecuente que una víctima de maltrato se cuestione a sí misma y se pregunte si está loca. La violencia física es reconocible, ¿qué otras formas de maltrato existen en una relación sentimental?

—Se pueden dividir en tres grandes grupos: el físico, el psicológico y el sexual. El que más sucede, en parejas, es el psicológico, que está a la orden del día. El maltrato físico también ocurre, aunque con menos frecuencia; y el sexual pasa más desapercibido, porque al ser su pareja, parece que todo lo que haga a este nivel está consentido y no es verdad. Por otra parte, existe el maltrato económico, en la que un miembro de la relación controla los gastos del otro y decide en qué puede gastar o no. 

—¿Qué ejemplos podría darme del psicológico o del sexual?

—Un ejemplo de maltrato sexual es que nuestra pareja intente tener relaciones sexuales con nosotras mientras estamos dormidas. Esto lo he visto bastante, es un tipo de abuso y que sea tu pareja no lo exime de ser una violación. Que nuestra pareja nos fuerce a mantener relaciones sexuales ya no físicamente, sino haciéndonos sentir culpables por no querer o enfadándose. Esto es abuso. Hay ciertas formas de maltrato psicológico que también pasan más desapercibidas. En este sentido, hablaría del gaslighting o luz de gas, que consiste en que una persona te haga dudar de tu propia cordura. Que te digan: «Estás loca, esto no ha pasado» o «estás equivocada, esto no lo dije», cuando es justamente lo que ha sucedido. Esto pasa desapercibido porque dudas antes de ti que de tu pareja generalmente. También es maltrato humillar en público sutilmente, que te hagan sentir de menos y ridícula delante de otra gente. Y ojo, porque luego, cuando hay niños de por medio, sucede que el marido triangula la relación, y ahora el hijo también trata a su madre como una loca. Esto sucede mucho. Son tipos de maltrato que no salen en todos lados, pero suceden. 

—Cuando habla de la ruptura, dice que hay que aprender a tolerar el dolor. ¿Es cuestión de aguantarse?

—Realmente, establecer hasta qué punto una persona puede aguantarlo es algo subjetivo. Pero si la cosa va a más, si la persona no sale de casa, no remonta o incluso piensa en el suicidio, que esto pasa, nos indica que es necesario pedir ayuda. Tolerar el dolor es entender que una ruptura duele y que no hay una pastilla que vaya a hacer que se pase. Ojalá existiese. 

Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.