Ver fregar, el estímulo que provoca que Ana sienta ASMR: «Me quedaba un poco más en el trabajo para coincidir con los de la limpieza»

Lois Balado Tomé
Lois Balado LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Ana recuerda haber sentido el ASMR desde que era una niña.
Ana recuerda haber sentido el ASMR desde que era una niña. La Voz de la Salud

Recuerda haber sentido esta sensación desde que era una niña y ha entendido que ver al personal de limpieza ejercer su profesión funciona como un desencadenante eficaz en ella

22 mar 2024 . Actualizado a las 13:47 h.

Si el algoritmo de su red social favorita nunca les ha introducido en el mundo del ASMR, se debe explicar que esos intrigantes vídeos, para muchos desconcertantes, buscan inducir lo que técnicamente se conoce como Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma, de ahí sus siglas. El ASMR es una sensación placentera que arranca en forma de hormigueo en la parte posterior de la cabeza y que se va irradiando. No se trata de un ‘simple' escalofrío, los investigadores apuntan a algo más complejo; una reacción que algunas personas sienten ante susurros, sonidos repetitivos, ver a un desconocido escribir o cuando se les acaricia el pelo. El abanico de opciones ya ven que es amplio. Tan amplio que incluye desencadenantes como el que hace que Ana comience a sentirlo: ver a un desconocido limpiar.

El placer de lo limpio

«Para mí, el top es ver a alguien fregar», dice Ana sobre el método estrella que le logra inducir ese estado de relajación. «Fregar, no barrer», aclara con énfasis. Lo cierto es que, aunque pueda resultar curioso, encaja en el patrón ASMR: acciones pausadas, calmadas y repetitivas realizadas habitualmente por terceras personas.

Su predilección por la limpieza la descubriría con el tiempo, porque su primer recuerdo se ajusta a desencadenantes más clásicos. «Recuerdo que en el instituto, en la clase de geología, la profesora dibujaba en la pizarra todos los sedimentos de la Tierra, cada uno de un color, y aquello era una maravilla», dice.

Pero si Ana incide en que «ver a alguien fregar» es su top, es porque claramente lo ha demostrado con sus actos. Aunque comenta lo que ha llegado a hacer por inducir esta respuesta con cierto rubor, lo cierto es que su relato no tiene desperdicio. «Hubo una época en la que viví en Majadahonda y llegaba a casa desde Madrid en bus. Bueno, pues ya iba un poco antes porque sabía que si cogía el anterior iba a coincidir en el intercambiador de Moncloa con la señora que limpiaba esa pedazo de explanada. Es que lo estoy recordando ahora y se me está poniendo la piel de gallina», dice. Y se parte de risa. Hay más. «En el trabajo, a veces me ofrecía a ayudar a alguien que se tenía que quedar hasta un poco más tarde porque sabía que venían los de la limpieza». Por aquella etapa madrileña, ya viviendo en el centro, fue inquilina de un piso en la calle Mayor. Un inmueble que compartía un patio interior con una peluquería. «Era un tercero y cuando escuchaba que salían a fregar, me asomaba un poquito por la ventana, intentando que no me viesen, claro. Veía cómo aquella chica limpiaba la terraza y era lo más. Si es que hasta me sabía los horarios o, por el ruido, cuándo empezaban. Entonces yo me sentaba, sin que me llegasen a ver. Me sentía genial», asegura. Hoy lo tiene más complicado. Alguna vez ha intentado observar a la persona que limpia el rellano de su escalera, pero su hijo Lois, a punto de cumplir siete años, la interrumpe para preguntarle qué hace. «Lo intento, pero me es difícil encontrar el momento».

Espacio interior del intercambiador de Moncloa en Madrid, donde Ana observaba al personal de limpieza fregar.
Espacio interior del intercambiador de Moncloa en Madrid, donde Ana observaba al personal de limpieza fregar. Google Indoor

El componente de lo desconocido

Un condicionante habitual en la aparición del ASMR en ese 14-20 % de la población que se estima que es capaz de sentirlo, es que el estímulo venga de una persona ajena al entorno más próximo al individuo. «No me vale cualquier persona». Se trata de algo común, como si la confianza familiar o del círculo de amistades más cercano fuese un elemento disuasorio para producir esta respuesta sensorial. Así le ocurre también a Ana: «Por ejemplo, no me pasa cuando limpia mi madre. Tal vez sea porque, como ella sabe que me gusta, me da un poco de corte. Es posible que me influye el hecho de que la otra persona no lo sepa, no lo sé. Es como si, de alguna manera, tuviese que ser semiclandestino. De otra manera no acabaría de estar cómoda, porque ese hormigueo es una sensación muy top en la que no quiero ni que me hablen. Pero claro, cuando mi madre está fregando, pues me habla. Así que ya ni lo intento, porque creo que no lo disfrutaría. Tiene que ser un momento mío, íntimo, en el que pueda evadirme».

Esta influencia de terceras personas volvió a jugar un papel en el último episodio ASMR que vivió Ana. De hecho, aparece un elemento interesante. Si bien a ella no le producen ASMR los vídeos que se han hecho populares en Internet, algo que aprecia como «un poco forzado», sí logro desencadenarlo a través de una pantalla, cosa que no era consciente de que era capaz —«siempre creí que tenía que ser en persona», comenta—. El contexto en el que lo logró fue en una clase online de la oposición que está preparando. «No es que fuese una asignatura divertida, más bien todo lo contrario,pero la profesora estaba escribiendo en uno de estos encerados blancos de rotulador y tenía una escritura muy redondita, muy agradable. Y empezó. Influye esa suavidad en la caligrafía, porque no todo el mundo escribe igual», recuerda. Le preguntamos cuándo pasó esto y, tirando de memoria, calcula que hará unos dos veranos. «Hace bastante ya, la verdad es que me gustaría que pasase más frecuentemente». Ana es uno de esos perfiles que buscan activamente triggers que le induzcan este estado, una actitud activa que no todo el mundo sostiene. La maternidad y la disciplina obligada del opositor la tienen un poco 'a pan y agua'. «Tal como es mi vida a día de hoy, tampoco logro encontrar a nadie que me lo provoque», se lamenta. Pero claro, lo primero es aprobar. Habrá ocasiones de sobra para que el ASMR, cuando menos se lo espere, vuelva a aparecer.

Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.