Los consejos del psiquiatra que ayudó a Lady Gaga a salir de un brote psicótico

Laura Inés Miyara
LAURA MIYARA LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

«Este hombre salvó mi vida», asegura Lady Gaga sobre Paul Conti
«Este hombre salvó mi vida», asegura Lady Gaga sobre Paul Conti Netflix

Paul Conti es experto en resolución de situaciones traumáticas y ha atendido a pacientes como Kim Kardashian o Lady Gaga

21 abr 2024 . Actualizado a las 22:13 h.

El doctor Paul Conti, especializado en psiquiatría por la Universidad de Stanford, en California, se formó en Harvard, donde fue jefe de residentes y comenzó su camino como experto en los traumas, heridas emocionales tan prevalentes que él las considera una epidemia. Hoy, el reconocido especialista tiene clínicas en Portland y Nueva York, donde atiende a pacientes como Kim Kardashian o Lady Gaga.

Gaga, cuyo nombre de nacimiento es Stefani Germanotta, cuenta que conoció a Conti cuando tuvo un brote psicótico en medio de una gira mundial. Tras ser ingresada por síntomas de disociación durante un episodio en el que no podía «sentir» su propio cuerpo y su frecuencia cardíaca se elevó de manera alarmante, Conti entró por la puerta de su habitación del hospital. «Noté al instante que no vestía con bata blanca ni llevaba ningún estetoscopio a la vista», recuerda ella. Resultó que Stefani tenía una parálisis traumática.

Años después de este primer contacto, Lady Gaga asegura que el doctor Conti le devolvió «las ganas de vivir» y que le ayudó a emprender un proceso de curación que antes había considerado «imposible». «Ahora puedo afirmar con certeza que este hombre me salvó la vida. Por encima de todo, me dio la fuerza para reencontrarme y recuperarme a mí misma», escribe la cantante en el prólogo del nuevo libro de Conti, Trauma, la epidemia invisible (Zenith, 2024). Con base científica en las últimas investigaciones sobre el tema, el experto explica a lo largo de estas páginas por qué ocurren los traumas y cómo se manifiestan en el cuerpo, ofreciendo consejos prácticos sobre qué hacer para superarlos.

Qué es el trauma y cómo funciona

«Cuando hablo del trauma me refiero al tipo de dolor emocional o psicológico que a veces pasa desapercibido, pero que nos cambia la neurobiología y la psicología», explica Conti. «A pesar de que los humanos tendemos a ser bastante resilientes, muchos de nosotros sufrimos estos cambios traumáticos en más formas y durante más tiempo de lo que imaginamos», observa.

La idea de que los traumas emocionales pueden condicionar nuestra vida es una de las bases de la psicología. «El trauma modifica algunos aspectos fundamentales sobre lo que implica vivir al máximo: hace que nos olvidemos de lo valiosos que somos, de nuestros sueños, dones y aspiraciones. Y a veces, el parásito del trauma es tan malo que hasta se nos olvida cómo mantenernos a salvo», detalla Conti.

Lo que explica el experto es que las personas que han sido traumatizadas suelen ignorar las señales que les indican que están siendo maltratadas. En lugar de atender a esos signos de alarma, suelen centrarse en cambiar ellos mismos, en actuar y ser mejores, una mentalidad que «solo crea más vergüenza y culpa».

El doctor Paul Conti se formó en las universidades de Stanford y Harvard.
El doctor Paul Conti se formó en las universidades de Stanford y Harvard.

«El trauma nos carcome los suelos e influye en nuestras decisiones de forma inadvertida. En este sentido, es como un villano o enemigo que se instala dentro de nosotros; un enemigo que pone en tela de juicio quiénes somos, qué somos capaces de lograr y qué nos merecemos», señala. El experto asegura que es habitual que las personas que han sufrido traumas tengan problemas de autoestima y boicotear proyectos y relaciones que podrían beneficiarles, operando bajo la creencia, consciente o no, de que no las merecen.

Tipos de trauma

  • Trauma agudo. Es el resultado de un suceso concreto y grave: un ataque con violencia, presenciar una muerte, un accidente de coche o una crisis médica con riesgo vital. Suele ir de la mano del miedo, el dolor, el terror, la vulnerabilidad intensa y la pérdida de la ilusión de control.
  • Trauma crónico. Proviene de una exposición prolongada a situaciones o personas dañinas: vivir bajo asedio en tiempos de guerra, experimentar abuso infantil, soportar prejuicios y racismo, entre otros. No es poco común que alguien que sufra trama crónico viva ajeno a ello o no se dé cuenta hasta más tarde. Entre otras cosas, el trauma crónico provoca baja autoestima, desesperanza, inseguridad, temor, negatividad respecto al mundo y vergüenza.
  • Trauma vicario. Es causado por el suifrimiento ajeno. Suele afectar a los servicios de emergencia y a profesionales de asistencia, pero también puede afectar a personas altruistas que experimentan el sufrimiento de otros. Deja huellas similares a las de los traumas propios.

Síndromes postrauma

Cuando pensamos en las secuelas del trauma, solemos pensar en el trastorno de estrés postraumático (TEPT), pero esta no es su única ni más frecuente manifestación. Como señala Conti, es más significativo entender este tipo de síndromes en base a siete criterios que establecen lo que puede ocurrir tras un trauma.

Los dos primeros criterios, la exposición y la reexperimentación, están directamente relacionados con la experiencia del trauma: la primera es el evento que causa el trauma y la segunda se refiere a los recuerdos o las reacciones que tenemos tras haber experimentado ese evento traumático que nos llevan a sentir que lo estamos «reviviendo».

El tercer criterio es la hipervigilancia. Se trata de una alteración en el «sensor» de amenazas de nuestro sistema nervioso central que nos hace permanecer constantemente en alerta. Otras manifestaciones que indican la posibilidad de que haya un síndrome postrauma son el aumento de la ansiedad habitual, la reducción del estado anímico de base, la alteración del sueño y los cambios de conducta notorios y repentinos.

Los «antídotos» al trauma

El doctor Conti ha desarrollado una serie de estrategias con base científica para desarmar los mecanismos del trauma y salir adelante en el día a día. A cada una de estas herramientas las ha categorizado como «antídotos», y su uso está indicado para responder ante diferentes reacciones automáticas que hemos interiorizado debido a los traumas. Estos son algunos de sus consejos.

Cambiar de canal. «A veces encontramos temas tan angustiosos que nuestros cerebros se niegan a dejarlos estar y el cerebro habitado por el trauma es especialmente proclive a ello. Podemos acabar inmersos en bucles cognitivos infinitos. Por suerte, podemos aplicar una serie de técnicas que ayuden a cambiar de canal», explica Conti.

  • Centra tu atención en algo mundano. Por ejemplo, intenta percibir todos los detalles posibles del reloj en la pared: sus colores, sus sonidos, su textura, su forma.
  • Si esto no funciona, prueba a dirigir tu atención a algo desagradable (que no doloroso). Es contraintuitivo, pero Conti asegura que puede ser efectivo para frenar en seco tus pensamientos actuales. Por ejemplo, crea una lista de reproducción llena de canciones que detestes y escúchala.
  • Si necesitas algo más drástico, prueba a meter la cara en agua fría o salpicarte con ella. Esto activa lo que se conoce como reflejo de inmersión de los mamíferos y es una técnica que detiene los pensamientos e induce un estado de calma.

¡Un momento! «Es difícil contrarrestar las vías neurales que activamos repetidamente una vez que se han puesto en marcha, pero no imposible», señala Conti. Por eso, recomienda recurrir a la táctica de detener esas vías respondiendo «¡Un momento!» a esos pensamientos. Esa respuesta, explica, nos permite detenernos, reflexionar, decidir y elegir en lugar de reaccionar precipitadamente. Es especialmente útil para frenar las asociaciones que hace nuestro cerebro de manera automática y que nos llevan a sacar conclusiones erróneas del tipo «Me hacen esto porque no me quieren».

Reducir la tensión. Una de las manifestaciones físicas más claras del trauma es la ansiedad, que provoca una acumulación de tensión muscular en el cuerpo. Esto, a su vez, indica al cerebro que hay algún motivo para sentir ansiedad. «A menos que encontremos una forma de intervenir, este ciclo puede cobrar vida propia», advierte Conti. Así, aliviar la tensión muscular es clave. «Una técnica habitual que recomiendo es, en la cama, antes de ir a dormir, tensar cada grupo de músculos y luego relajarlos. Comienza por los dedos de los pies y termina en la frente y el cuero cabelludo. Puedes variar la duración y las repeticiones en función de tus necesidades. Puedes añadir imágenes de momentos agradables mientras haces este ejercicio», propone el experto.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.