Depresión posparto: «Los síntomas aparecen dos semanas después del nacimiento del bebé»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

La depresión postparto podría ser desencadenada por los cambios hormonales de esa etapa.
La depresión postparto podría ser desencadenada por los cambios hormonales de esa etapa. iStock

Los expertos lo distinguen del blues posparto, una alteración anímica «totalmente normal» que afecta a cerca del 50 % de las mujeres gestantes

15 ago 2023 . Actualizado a las 18:24 h.

El nacimiento de un bebé es una revolución que puede poner patas arriba la vida de cualquier familia. Aunque los padres se preparen, lean libros sobre crianza, planifiquen, compren muebles y tengan una red de apoyo, e incluso aunque ya hayan tenido hijos antes, cada parto es único y, en consecuencia, cada posparto, también. Los cambios pueden ser esperables e inesperados a la vez. No solo a nivel del cuerpo de la madre, que, por supuesto, sufre una de las mayores modificaciones de la vida durante el embarazo. También a nivel de la estructura familiar, de la rutina, los horarios y la vida social. Todo se transforma y esto, si las circunstancias y el contexto no acompañan, puede ser abrumador. Sobre todo, si a esos cambios se suma el tabú de hablar de la depresión posparto, una patología compleja y rodeada de sentimientos de culpa.

Pero aunque se hable poco y en voz baja de ella, la depresión posparto es, en realidad, un padecimiento relativamente frecuente. Según el doctor Víctor Pérez, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, «se estima que una de cada diez mujeres que dan a luz tienen depresión posparto». Algunas fuentes de la literatura médica citan incluso cifras considerablemente más altas, cercanas al 20 %. En este sentido, la condición es más frecuente de lo que se suele pensar.

Factores de riesgo

El embarazo y el parto constituyen una etapa de cambios y transformaciones que afectan en distinta medida a cada persona que lleva a cabo una gestación. Las hormonas tienen una gran responsabilidad en esto, pero no son el único factor que puede desencadenar una depresión posparto. En realidad, hay que mirar toda la historia clínica de una mujer para saber si es más o menos probable que sufra este problema.

«El factor de riesgo más importante es que la persona tenga antecedentes de trastornos mentales. Las mujeres que más posibilidades tienen son las que han tenido depresiones anteriormente. Porque muchas veces, cuando se quieren quedar embarazadas, las mujeres dejan la medicación antidepresiva, porque prefieren no tener riesgos durante el embarazo, y esto las hace más vulnerables. Esas son personas que tienen mucho mayor riesgo de depresión que las que no han tenido depresión previa», señala Pérez.

En este sentido, si una mujer ha sufrido una depresión en otro momento de su vida, «durante el puerperio —período que comprende desde el final del parto hasta la aparición de la primera menstruación—, aumentan las probabilidades de padecerla, ya que es un período de mayor vulnerabilidad que implica riesgos tanto para la madre como para el bebé», observa la psicóloga María Álvarez.

«Otros factores de riesgo surgen de situaciones socioeconómicas comprometidas. Las madres que no tienen pareja, que tienen problemas económicos o que han sufrido violencia de género son las que mayor riesgo tienen», apunta Pérez. «La madre está sometida a un estrés altísimo. Si ya es un estrés importante para todas las madres, cuando se da en personas que tienen predisposición a un cuadro depresivo, más aún», dice el experto.

Otros factores que incrementan el riesgo son las complicaciones relacionadas con el parto. «Traumas no tratados, parto prematuro, o que hayan vivido acontecimientos estresantes durante la gestación», enumera Álvarez. Estas situaciones frecuentemente dejan a la madre con una sensación de soledad y falta de control sobre su cuerpo que tiene un alto impacto en su salud mental.

Mil días de oro

El período de mayor riesgo para las mujeres que son madres va desde la concepción hasta que el niño cumple dos años. «Se los denomina los mil días de oro, porque son muy importantes para el desarrollo del bebé y para la salud de la madre», señala Pérez. En este sentido, las distintas comunidades autónomas cuentan con protocolos establecidos para mantener un control adecuado de la mujer y el bebé en esos meses.

Pero si hablamos de la depresión posparto, «generalmente, los síntomas aparecen dos semanas después del nacimiento del bebé, y aproximadamente el 15 % de las mujeres experimentan un episodio depresivo en los tres meses posteriores al parto», apunta Álvarez.

Síntomas y detección

Algunos signos que pueden indicar que una mujer está sufriendo una depresión posparto son «un estado de ánimo bajo, dificultad para concentrarse, no poder disfrutar en situaciones que en general le han resultado placenteras, autoestima baja o culpa», describe Álvarez.

Algunos de los síntomas más frecuentes de la depresión perinatal incluyen:

  • estado de ánimo triste, ansioso o «vacío» persistente
  • irritabilidad
  • sentimientos de culpa, nulidad, falta de esperanza o impotencia
  • pérdida de interés o de placer en pasatiempos y actividades
  • fatiga o disminución anormal de energía
  • sentirse inquieta o tener problemas para quedarse quieta
  • dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones
  • dificultad para dormir (incluso cuando el bebé está durmiendo), despertarse temprano en la mañana o dormir demasiado
  • apetito anormal, cambios de peso o ambos
  • molestias o dolores corporales, dolores de cabeza, calambres o problemas digestivos sin una causa física clara o que no se alivian con el tratamiento
  • problemas para crear un vínculo emocional con el nuevo bebé
  • dudas constantes sobre su capacidad de cuidar al nuevo bebé
  • pensamientos sobre la muerte, el suicidio, o hacerse daño a sí misma o al bebé

Para que se pueda hablar de un estado depresivo, «estos síntomas deben estar presentes durante un mínimo de dos semanas y también se pueden presentar síntomas físicos como un bajo nivel de energía y actividad, dificultad para dormir, cansancio intenso, pérdida del apetito y del deseo sexual. Ante todas estas señales es primordial que la mujer tenga acceso a un profesional especializado y calificado que pueda establecer el diagnostico e iniciar el tratamiento», aconseja la experta.

En definitiva, señala Pérez, «los criterios diagnósticos de la depresión posparto son los mismos que en el trastorno depresivo mayor». «Es una depresión igual que otras, pero con más gravedad, con más riesgo de suicidio y más riesgo de sintomatología psicótica. Es una enfermedad muy grave que tiene un altísimo riesgo de muerte, por tanto, hay que darle mucha importancia», advierte el presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental.

El blues posparto

Cabe hacer una distinción cuando hablamos de la salud mental de las mujeres en la gestación y el posparto. Está ampliamente documentado el estado anímico alterado que muchas mujeres sufren en el período perinatal, es decir, antes o después de dar a luz. Se lo conoce como blues posparto y es una afección que aqueja a un gran número de madres, «cerca del 40 o 50 %, pero no es una enfermedad, sino que se considera totalmente normal que las mujeres tengan esos síntomas», apunta Pérez.

Estos estados de ánimo, caracterizados por sentimientos de tristeza, resentimiento, preocupación y agotamiento, tienen que ver con los cambios hormonales y biológicos que acompañan a un nacimiento. Sobre todo, el cansancio al que está sometida la madre es un factor de peso para sufrir este blues posparto, dado que los bebés recién nacidos requieren una atención constante que interfiere con el ciclo de sueño de los adultos, particularmente en las primeras dos semanas de vida.

En general, esto se resuelve conforme el bebé va adaptándose a la vida fuera del útero poco a poco y, sin dudas, los apoyos familiares que pueda tener la madre serán vitales para que pueda descansar y recuperarse de manera adecuada en esta etapa. Pero si los síntomas persisten o se intensifican, vale la pena comentarlo con el médico, ya que podría tratarse de una depresión.

Tratamiento de la depresión posparto

Dado que las madres en este período suelen dar el pecho y, además, necesitan poder mantenerse alertas para cuidar del bebé, la medicación no siempre es la opción de tratamiento elegida. «El tratamiento debe valorase con sumo cuidado, en primer lugar, deben considerarse las intervenciones no farmacológicas cuando la depresión es leve o moderada. Entre las intervenciones que se pueden emplear está la psicoterapia, que en múltiples ensayos de pacientes con depresión mayor ha demostrado su eficacia y dentro de esta, tenemos a la terapia cognitivo conductual, en la que se modifican los pensamientos disfuncionales y los síntomas que sufren las madres con depresión posparto», explica Álvarez. «Siempre es importante valorar el apoyo familiar y si es posible que la paciente asista a grupos de apoyo», añade la psicóloga.

«Hay situaciones en las que hay que intervenir. Las más graves incluso requieren ingresos en centros de salud mental, aunque la mayoría se pueden solucionar a nivel ambulatorio. Hay pocos hospitales de día a los que la madre puede acudir con el bebé. Muchas veces, en las unidades perinatales se ofrece psicoterapia y farmacoterapia. Dependiendo de la gravedad del caso y del nivel de riesgo se utilizan estructuras más cerradas o más abiertas. Pero es fundamental no separar a la madre y el niño», explica Pérez.

En este sentido, el experto señala que las opciones disponibles todavía tienen mucho por mejorar. «Hay dos cosas que no tenemos. Unidades de tratamiento en las que puedan estar mamás y bebés, y tratamientos que actúen más rápido. Los medicamentos disponibles tardan semanas en actuar y en Estados Unidos salieron hace poco unos que son más rápidos, pero por desgracia todavía no los tenemos en Europa», dice el experto.

Pérez se refiere a fármacos de nueva generación como la brexanolona y la zuranolona, que son esteroides relacionados con la hormona progesterona. Se trata de sustancias que el cuerpo genera de forma natural en grandes cantidades durante el embarazo y que caen en picada tras el parto. Se cree que esta caída es una de las causas de esa depresión que sufren muchas mujeres. «Son progestágenos y son tremendamente importantes para regular los cambios hormonales que se dan alrededor del parto», apunta.

Prevención

«La depresión no tiene un tratamiento preventivo en este caso, sobre todo porque cuando las mujeres quieren planificar un embarazo, tienen que dejar la medicación antidepresiva. Las medicaciones son seguras, pero no al 100 %. Lo más importante, en esas personas de riesgo es que se evalúe la sintomatología depresiva con frecuencia. No hay pruebas o análisis que permitan detectar quién va a tener depresión y quién no, pero contamos con esos antecedentes de depresión y esas personas son de altísimo riesgo y hay que tenerlas controladas», señala Pérez.

Si bien desde el punto de vista médico no es mucho lo que se puede hacer en términos de prevención de la depresión posparto, queda claro que hay intervenciones posibles. El apoyo familiar es fundamental para que la persona no se sienta aislada. Algunas medidas que son decisivas para limitar el impacto de la depresión posparto a nivel del núcleo cercano de la madre son:

  • Dar apoyo en el hogar, una buena relación con la pareja o redes de soporte de familiares o amistades
  • Desarrollar momentos de comunicación y escucha entre la mujer y su entorno
  • Que la pareja y la familia se involucren en las actividades necesarias después del parto y el cuidado del bebé
  • Apoyo en la lactancia
  • Contacto del bebé con su madre inmediatamente después de nacer; esto favorece la creación de un vínculo afectivo que contribuye a
  • disminuir la ansiedad materna
  • Actividades de relajación: meditación, masajes terapéuticos y ejercicio físico moderado durante el embarazo

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.