Francisco Carmona, ginecólogo: «Si se busca un embarazo hay que mantener relaciones sexuales de manera frecuente, pero no de una forma obsesiva»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

Francisco Carmona es jefe del servicio de Ginecología en el Hospital Clínic de Barcelona.
Francisco Carmona es jefe del servicio de Ginecología en el Hospital Clínic de Barcelona.

El especialista recalca que congelar óvulos no es garantía de conseguir un embarazo, pero sí «un recurso si en el futuro tenemos problemas»

28 sep 2023 . Actualizado a las 15:25 h.

 No hablamos lo suficiente sobre fertilidad. Así lo afirma uno de los mayores expertos en este ámbito, el doctor Francisco Carmona. Además de ser un gran referente en el diagnóstico y tratamiento de la endometriosis, hace unos meses era foco de actualidad por participar en el primer trasplante de útero llevado a cabo en España, en el Hospital Clínic de Barcelona. Un hito que seguro que han podido escuchar de su propia voz sus alumnos de la Universidad de Barcelona. Ahora, publica Fertilidad. La guía que te ayuda a conocer y cuidar tu salud reproductiva (Grijalbo, 2023), un libro con en el que pretende «proporcionar herramientas y compartir testimonios con los que afrontar mejor la complejidad de una situación tan delicada». 

—¿Por qué cree que no hablamos lo suficiente de fertilidad?

—La sociedad sigue siendo, en muchas cosas, muy antrocentrista. El hombre, como sexo, es el centro. Lo demás, tiende a ser invisible. Cada vez menos, pero hay un montón de problemas relacionados con la salud de las mujeres que no se tienen en cuenta. No se tienen en cuenta las diferencias hormonales, por ejemplo, como respuesta a un medicamento. No se estudió el efecto de las vacunas del covid en el ciclo menstrual de la mujer y no se estudian problemas relacionados, específicamente, con la esfera más ginecológica, como la función del útero y los ovarios, la ausencia de menstruación, la endometriosis o la falta de embarazo. 

Por otra parte, a las mujeres también las sometemos a una especie de bombardeo, una especie de obligación, a ser madres. Y ojo, que ser madre es una decisión individual de la mujer, puede decir que sí o que no. Pero cuando dice que sí y tiene problemas para conseguirlo, parece que la presión aumenta aún más. La vergüenza y culpabilidad aumentan, porque «no estoy haciendo lo que toca». 

En este libro, yo quería, dejando a parte todas estas cosas, explicar nuestra parte médica. Cómo es, qué soluciones le podemos dar. Para que la mujer entienda bien que tiene un montón de opciones y que puede resolver muchos de estos problemas de una manera sencilla.

—¿Es lo mismo esterilidad e infertilidad?

—En lenguaje castellano, no. Definimos la esterilidad como la falta de embarazo, una mujer que no se puede quedar embarazada. Y la infertilidad, como la falta de que ese embarazo evolucione. Es decir, esa mujer, aunque se quede embarazada, acaba abortando. Eso es en nuestro lenguaje, pero es verdad que con la internalización del mundo, la globalización y la influencia masiva del idioma inglés, donde estos conceptos son bastante equivalentes, esa frontera se ha hecho mucho más difusa y no siempre está claro. 

—¿Qué es la reserva ovárica de una mujer?

—La reserva ovárica es una aproximación, que no es exacta, al número de óvulos que le quedan a esta mujer. Dicho de una manera muy sencilla y práctica. No tiene nada que ver con la calidad de los óvulos que le quedan ni con la posibilidad de quedarse embarazada de manera espontánea. Esto es muy importante. Una mujer de 32 años, con una reserva ovárica de dos y una mujer de 32 años con una de 0,2, tienen las mismas opciones de quedarse embarazadas de manera espontánea. Ahora bien, si estas dos mujeres las sometiéramos a un proceso de fecundación in vitro (FIV), probablemente la de 0,2 responderá mucho peor y tendrá más complicaciones para embarazarse en ese proceso que la que tiene una reserva ovárica de 2. 

—¿Cuáles suelen ser los problemas más frecuentes por los que una pareja no logra el embarazo?

—Me gusta cómo está planteada la pregunta porque habla de fertilidad en la pareja y eso es bueno. Porque ponemos el foco en la pareja, no en la mujer. Muchas veces, la responsabilidad de que no llegue un embarazo no es de ella. De hecho, calculamos que hoy en día, más o menos, cuando conseguimos saber la causa de por qué esa pareja no consigue quedarse embarazada, se reparte el 50 % entre hombre y mujer. Por eso creo que es importante que lo hablemos a nivel pareja. 

Dicho esto, lo primero que veo es que, por desgracia, la mujer está alargando o atrasando mucho el momento de quedarse embarazada. A partir de los 35 años, la calidad de los óvulos ha bajado y eso es un problema grave, porque podemos hacer poco. También vemos muchas mujeres con endometriosis, que puede afectar a la fertilidad y dificultar que la mujer se quede embarazada; o con problemas en las trompas o el útero. Puede que el embrión intente implantarse en el útero y, por problemas en el mismo, ya sean pólipos o miomas, de los que hablamos poco y hay que diagnosticar de manera adecuada, no lo consigue. 

—¿Cómo prepararse, a nivel de pareja, para un embarazo?

—Creo que primero se debe asumir que el embarazo es un proceso normal en la vida de la pareja y que, cuanto mejor estado de salud tengamos y menos agresiones hagamos a nuestro cuerpo, mejor. Con esto quiero decir que lo ideal es llevar una vida sana. Dejar de comer comida rápida y evitar el estrés. También mantener relaciones sexuales de manera frecuente, pero no de una forma obsesiva. No querer tener relaciones sexuales solo cuando se da la ovulación. Hay que dejar que la cosa fluya. El sexo es diversión y si tienes que hacerlo, no porque te apetece, sino porque te toca, la cosa empieza a no ir. Lo ideal es no obsesionarse, porque no es sano. 

 —¿Se debe acudir al médico para hacer un chequeo?

—Es recomendable que las mujeres acudan al médico para hacer un examen de salud general y descartar que se padezcan enfermedades como diabetes. Además, existen vitaminas que pueden reducir el riesgo de algunas malformaciones, como el ácido fólico, que reduce el riesgo de problemas en el tubo neural. Por eso, cuando se va al médico a hacer ese estudio de salud preembarazo, este le prescribirá suplementos vitamínicos. Para que la mujer esté bien, porque eso va a contribuir, sin duda, a que baje el riesgo de malformaciones. Pero nada más. El embarazo es algo natural, que fluye y que va a venir, seguro. 

—Si la pareja se encuentra en proceso de búsqueda y el embarazo no llega, ¿cuándo preocuparse?

—Tal como he dicho, al principio debe de hacerse un estudio de salud. A partir de ahí, en función de la edad que se tenga y las circunstancias de cada pareja... No es lo mismo una pareja de 25 años sin ningún tipo de antecedente, que otra de 38 donde ella, por ejemplo, tenga endometriosis, ciclos irregulares o el varón tenga tendencia a alguna infección. Creo que el período máximo que debemos dejar pasar sin buscar ayuda es de un año. Pero ese período podemos acortarlo en función de las circunstancias. Si tengo reglas muy abundantes o dolorosas, no se debe de esperar, a los seis meses o incluso antes, es mejor consultar. Hay que adaptar ese período a cada pareja. 

—Hasta qué punto incluye nuestro estilo de vida en ese proceso de búsqueda. 

—El estilo de vida actual es de prisas y frustración. Es nocivo para todo, incluido la fertilidad. La necesidad de inmediatez hace que empecemos a preocuparnos y agobiarnos. Tenemos un eje endocrino, una conexión entre el cerebro y diferentes glándulas que, sobre todo en el caso de las hormonas ginecológicas, está muy claro. Más que alteraciones psiquiátricas se refiere a alteraciones emocionales. Esto puede influir mucho en cómo la mujer ovule. Esta obsesión por el test de embarazo al primer mes, al segundo, de programar las relaciones y además, ir corriendo porque después tengo dos reuniones, un viaje … Todo esto va a alterar, seguro, porque el ovario funciona de una forma muy precisa para que madure ese óvulo. Un estilo de vida saludable que todos conocemos, va a ayudar mucho. Claro que es difícil, con nuestra vids actual, por eso están aumentando los problemas de fertilidad. Pero siempre se puede hacer el esfuerzo de intentar bajar el ritmo y dedicarte tiempo a ti. Ni siquiera a buscar el embarazo. Tiempo a ti mismo. Eso facilita mucho las cosas. 

—¿Congelar óvulos es garantía de conseguir un embarazo?

—En absoluto. Pero es una manera de, por lo menos, tener un recurso si en el futuro tenemos problemas. Hoy en día creo que la vida es tan compleja que obliga a las mujeres a retrasar su maternidad y ahí muchas mujeres se pueden encontrar con problemas. Al tener óvulos congelados de una época más joven, puede ayudar en muchos casos. Por supuesto que no es garantía de embarazo, es una ayuda, un plus. Creo que es una práctica que los gobiernos y empresas deberían favorecer. Un país sin niños, de ancianos, es un país pobre. Y España es uno de los países del mundo que menos niños tiene. Alguna cosa deberíamos hacer.

—¿Qué propone?

—Creo que nuestro gobierno debería de plantearse favorecer que, a cierta edad, mujeres que han retrasado su maternidad por su carrera profesional o por el motivo que sea, tengan opción a la preservación de la fertilidad a través de la sanidad pública y no como ahora, que las subvenciones publicas son para casos muy contados y con unas características muy determinadas. Sería una inversión a futuro, más que un gasto. 

—¿Hasta qué edad una mujer podría plantearse congelar óvulos?

—Entre los 30 y los 35 años. Antes de los 30, muchas congelan, pero no lo necesitan, porque se quedan embarazadas sin ningún tipo de problema. Las que congelan por encima de los 35, sabemos que la calidad de los óvulos ya no es óptima y aunque lo vaya a buscar, muchas no se embarazan. 

A los 30, una mujer ya tiene un plan de vida más o menos establecido, ya sabe que a lo mejor va a buscarlos después. Y cuando congela en esa franja, entre los 30 y los 35, y después los tienen que utilizar (porque a lo mejor no tienen ni que utilizarlos), la relación entre el número de mujeres que congelan y los niños nacidos con ayuda de esos óvulos congelados, es la mayor. Por lo tanto, recomendaría no congelar hasta los 30 y no esperar a más de los 35. 

—¿Cuándo recurren a la inseminación artificial y cuándo a una in vitro? 

—Preferimos in vitro porque los resultados son mucho más beneficiosos. La tasa de éxitos de la inseminación es muy baja, alrededor del 10 o del 12 % y, en cambio, la de la FIV, es muy alta. Es verdad que hay algunos casos en los que lo ideal es la inseminación, como por ejemplo, mujeres solas. Algunas mujeres con problemas ovulatorios podríamos recurrir a la inseminación en algunos casos. También mujeres que aunque tengan pareja masculina, el semen no funciona y hay que recurrir al de un donante, ahí, también se podría recurrir a inseminación. Pero, en general, preferimos el FIV. Es una técnica mucho más costo-efectiva y eficiente, se consigue el embarazo en la mayoría de los casos. 

—¿Existe un porcentaje de éxito al 100 %?

—No, es imposible que exista ese cien por cien. O por lo menos, encima del papel. No hay ningún tratamiento que asegure al cien por cien ese embarazo. Pero los tratamientos de reproducción asistida que podemos ir haciendo, consiguen en muchos casos, utilizando técnicas diferentes, porcentajes de éxito cercanos al 100 %. No en cada intento, pero sí hay porcentajes de embarazos muy altos. 

—Al principio de la entrevista me hablaba de las dificultades que pueden llegar a tener las mujeres con endometriosis. 

—No todas las mujeres con endometriosis tienen problemas para quedarse embarazadas. Entre un 30 y un 40 % de ellas, sí los tendrán. De las que no se embarazan, las causas pueden ser múltiples: problemas de ovulación, del ambiente que hay en la pelvis que puede dificultar la implantación del embrión… A veces por problemas de, simplemente, el dolor que sienten con las relaciones sexuales. Creo que es importante estudiar el caso en concreto. La mayoría de las veces se va a recurrir a una fecundación in vitro, aunque en algunos casos, la cirugía también nos puede ayudar. Hay que individualizar y decidir qué es lo mejor para ellas. Porque luego el mensaje, debe de ser positivo, de esperanza, porque con las técnicas que tenemos, se consigue el embarazo en la gran mayoría de casos.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.