Marta Garín, pediatra: «Muchos padres siguen pensando que la miel es sana, pero es azúcar»

Laura Inés Miyara
LAURA MIYARA LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

Marta Garín es pediatra y divulgadora.
Marta Garín es pediatra y divulgadora.

La experta explica que la leche o el yogur en el desayuno se pueden suplantar por una tortilla francesa, que tiene un buen aporte proteico

20 feb 2024 . Actualizado a las 12:54 h.

La pediatra Marta Garín lleva más de una década pasando consulta y en este tiempo se ha dado cuenta de que su trabajo va mucho más allá de atender a niños y bebés. Es tratar a las familias en su conjunto y atender, también, a los padres, que muchas veces llegan con mochilas cargadas de mitos y creencias erróneas acerca de la crianza. Esta mitología, que nace de una buena intención, pero que en muchos casos llega a poner en riesgo la salud de los más pequeños, fue lo que llevó a Garín a asumir el rol de divulgadora.

«Empecé primero en Facebook; esto certifica que estoy mayor, y después en Instagram, donde intento combatir mitos, fakes y tonterismos varios relacionados con la salud infantil», cuenta. Ahora, la experta ha publicado Cierra la boquita que te vas a resfriar (La esfera de los libros, 2023), una guía completa para padres en apuros que aborda de manera clara y directa todos los temores, las angustias y las dudas que pueden surgir en el camino de la crianza.

—¿Qué mitos acerca de la crianza ve en consulta frecuentemente?

—Mitos hay muchos, y los ha habido siempre, porque la crianza se hace en tribu, entonces, se van transmitiendo los supuestos aprendizajes o las enseñanzas de generaciones anteriores a los hijos propios. Además, ahora también hay una nueva clase de mitos que nacen de las búsquedas de información rápidas, del querer saberlo todo ya, en lugar de buscar en los mejores canales de información. Nacen del hecho de que todo el mundo tenga acceso a una difusión inmediata, de que si yo soy una influencer y tengo dos millones de seguidores, me pueda creer legitimada a dar consejos de salud con un altavoz brutal, y en cinco minutos llegue a un montón de gente con un mensaje que a lo mejor es erróneo. Entonces, están los mitos vintage de toda la vida, y estos nuevos que surgen de estas fuentes de información no adecuadas.

—¿Cuáles son algunos de ellos?

—Hay muchos relacionados con la fiebre. Hay que saber que la fiebre no es tu enemiga, el que la fiebre sea alta no quiere decir que el niño vaya a convulsionar con mayor probabilidad que si la fiebre fuese baja. Y luego están todos esos mitos que suenan a magia, como ponerle un hilo en la frente para quitarle el hipo. Evidentemente, eso no va a servir de nada. También está la idea de no poder vacunarlos en verano, que no tiene sentido. O la idea de querer sacarles los gases al bebé, por ejemplo. ¿Por qué habría que hacerlo? Ya los soltará él cuando quiera.

—¿Persisten aún mitos acerca de la vacunación?

—Sí, y son de los que más daño hacen, como el mito de que las vacunas causan autismo, que está totalmente desmentido. La propia revista científica en la que se publicó aquel artículo que las vinculaba posteriormente se retractó. Ese artículo tenía errores graves. Pero ha causado un daño y ha generado un movimiento antivacunas muy difícil de combatir. El mito de que si te vacunas contra la gripe pasarás la peor gripe de tu vida o que mejor es pasar la enfermedad son algunos que persisten y no tienen ningún sentido. Las vacunas salvan vidas y con ellas nos hemos dejado de morir de cosas de las que la gente se moría hasta hace poco. De hecho, cuando tenemos, puntualmente, poblaciones que no se han vacunado de alguna enfermedad, vemos brotes. Entonces, es importante vacunar a los niños no solo para proteger a tu hijo, sino indirectamente para proteger también a los demás, porque hay menos circulación del organismo patógeno.

—La nutrición es uno de los aspectos más importantes en la crianza. ¿Cómo se pueden fomentar unos hábitos saludables desde la infancia?

—Lo importante es que en casa se sepa comer bien también. Nuestros padres han sido criados por una generación de posguerra que ha pasado hambre y ha inculcado a sus hijos que se tenían que comer todo, porque estaba presente la sensación de que la comida podía faltar mañana. A la vez, a mí me han educado en una cultura de abundancia, durante el boom de los ultraprocesados. Eso ahora tiene que cambiar, porque a nosotros no se nos educó tanto en alimentación y ahora tenemos un porcentaje alto de niños obesos, con hipercolesterolemia, con hipersensibilidad a la glucosa o con prediabetes. Estamos viendo que el síndrome metabólico del adulto se empieza a gestar de niño. Y cada vez preocupa más, porque sabemos que la nutrición infantil es fundamental. Lo que hagamos en los primeros años de vida del niño puede ser determinante para la salud del adulto.

—En ese sentido, ¿cómo podemos reducir el consumo de azúcar en los más pequeños?

—Muchas veces, le estás dando a tu hijo productos que tú entiendes que son sanos, cuando, en realidad, no lo son, como por ejemplo, el zumo. Aunque tú se lo hagas en casa, el zumo no deja de tener un montón de azúcares libres, que son los que no nos interesan. También hay muchos padres que dan a sus hijos leche con miel, pensando que la miel es sana. No, la miel sigue siendo azúcar libre, tampoco es sana.

—¿Qué otros errores se cometen en la alimentación?

—Los mayores excesos se cometen normalmente en el desayuno y la merienda. Muchas veces, los padres dicen: «Pero si come genial, come lentejas y verduras». Estupendo, tú le das una comida genial y una cena genial. Pero, si en el desayuno y la merienda estamos cometiendo errores importantes, ya da igual la nutrición del día. Realmente, esa dieta no es sana. Hay niños que toman zumos industriales dos o tres veces al día, muchas galletas, bollería industrial. Todo esto, que en nuestra generación se veía como normal, no lo es.

—¿Qué ejemplos saludables de desayunos o meriendas puede recomendar?

—El lácteo no es imprescindible para niños por encima del año de edad. Puedes buscar aportes de calcio en otros alimentos. Pero si quieres, puedes dar una leche normal, entera, más algo de fruta, más algún tipo de cereal, que puede ser una tortita de avena o un pan con aceite, por ejemplo. Si quieres quitar el lácteo y reemplazarlo por otra proteína, puedes hacer una tortilla francesa. Eso me parece bien. Pero hay que saber que no es necesario dar una bebida. Si tu hijo ha tomado un vaso de leche en casa, o incluso si no lo ha tomado, no es necesario que en el recreo vuelva a tomar un lácteo, un batido o un zumo. Toda la vida se ha bebido agua en los recreos y no pasa nada. Tú llevas tu pieza de fruta, tu pan y tu agua, y esa es una merienda equilibrada.

—¿Qué cosas, como pediatra, no le gusta que hagan los padres?

—A veces, llamamos la atención a los padres por el tipo de chupete que usan, los de bola son muy lesivos. El tipo de calzado no puede ser muy pesado ni muy rígido, eso es que no le va bien. Por supuesto, hablamos mucho sobre las joyas. Sacamos el tema cuando empiezan a ponerles esclavas de oro a recién nacidos, medallitas o cosas de este tipo, que pueden dar lugar a accidentes, o los collares de dentición, que no tienen sentido, porque no sirven para nada y además, puede haber riesgo de atragantamiento. De hecho, hay muertes comunicadas por este tipo de productos.

—¿En qué casos hay que llevarlos a consulta cuando hay fiebre?

—Las fiebres en la infancia son muy frecuentes, entonces, salvo en niños menores de tres meses, que con fiebre deberían consultar siempre, o niños de entre tres y seis meses, que si en las primeras 24 horas no se resuelve de forma clara, también deben consultar, en el resto de casos, hasta 72 horas de fiebre, si el niño respira bien y se encuentra bien, puedes esperar antes de consultar. Otra cosa es que tengan dificultades respiratorias o tengan una fiebre muy alta, de 40º C. Esas son poco habituales y nos gusta verlas.

—¿Cómo hay que actuar ante este síntoma?

—La fiebre no deja de ser una manifestación de que hay una lucha en el cuerpo. En sí, no es mala. A esa temperatura se mueren los bichos, entonces, tiene sentido que el cuerpo se defienda de esa forma. Es solo un síntoma de que algo está sucediendo. No hay que empeñarse en bajarla súper rápido, ni torturar al niño dándole baños de agua tibia. Déjalo en paz, dale su antitérmico y espera un poquito. Y sobre todo, hay que saber que nosotros vamos a medicar atendiendo al estado general. Hay niños que con 38,5º C están bailando y saltando y en esos casos, yo no medicaría. Pero si se encuentra mal, aunque la fiebre esté baja, lo medicaría. Entonces, prestar atención a cómo se encuentra es lo más importante. Si está dormido, no lo despiertes en mitad de la noche para medicarlo.

—¿Cómo decidir si mandarlos al cole?

—Las primeras 24 horas completas con fiebre deben estar en casa. Ese tiempo te lo tienes que dar. Por lo demás, mocos o tos son síntomas con los que ellos conviven hasta la primavera o el verano y hay poco que hacer.

—¿Qué deberían saber los padres acerca de las enfermedades en la infancia?

—La mayoría de las cosas que pasan en la infancia se resuelven sin problema. Van a tener un montón de procesos respiratorios en sus primeros dos años, especialmente si van a guardería, y no van a plantear ningún tipo de complicación, se va a resolver solo, porque el niño tiene una inmunidad que funciona bien y hay que darle solamente un poquito de tiempo. Muchos de esos cuadros no van a requerir ningún tratamiento de nuestra parte, más allá de un antitérmico, o lavarle la nariz. Esto a veces a los padres les cuesta entenderlo, pero no debemos usar mucolíticos ni antitusivos ni reforzadores inmunes, que tanto prometen pero que realmente no han demostrado efectividad. Entonces, no hay que medicalizar cada ámbito de la vida de un niño, porque se va a poner malo con frecuencia, pero son infecciones normalmente banales que solo requieren observación y medidas de sostén.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.