Así es el shock séptico, la infección que puede llegar a ser mortal hasta en «un 40 % de los pacientes»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

En la imagen, Silvia, de 34 años, que falleció este fin de semana después de varios meses en coma inducido.
En la imagen, Silvia, de 34 años, que falleció este fin de semana después de varios meses en coma inducido. La Voz de la Salud

El diagnóstico precoz es clave porque «el riesgo de fallecer se incrementa en un 8 % por cada hora que nos retrasamos en empezar con las medidas terapéuticas», señalan los expertos

31 jul 2022 . Actualizado a las 17:22 h.

Silvia Idalia Serrano, tenía 34 años y llevaba varios meses en coma inducido en la uci del Hospital de La Paz de Madrid después de someterse a una triple operación estética —reducción de pecho, liposucción y transferencia a glúteos— en una clínica privada. La razón de este preocupante desenlace no fue otra que una infección por una bacteria después de esta intervención. Sin embargo, aunque existen diferentes niveles de gravedad, esta circunstancia es una de las más frecuentes en los servicios de urgencias. «Cada año en España se dan alrededor de 50.000 afectados por shock séptico y 17.000 fallecimientos, por lo que es una situación relativamente frecuente», asegura Juan González del Castillo, responsable de enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes). 

¿Pero, qué es exactamente un shock séptico? El doctor explica que es el nivel más alto de gravedad de una infección por un microorganismo en nuestro organismo. «Existirían como diferentes 'escalones' de gravedad. Primero, la bacteriemia, que es cuando estos microorganismos o agentes infecciosos pasan a la sangre. Posteriormente vendría la sepsis o septicemia, que es un proceso que anticipa al cuadro de shock séptico. También es una respuesta anómala, produce un riesgo de muerte del 10%. Pero cuando ya hay disfunción orgánica, hablamos de shock séptico y el pronóstico es que de cada diez pacientes, tres o cuatro pacientes pueden acabar falleciendo. Es decir, se estima en un 40 % la mortalidad». 

Qué es la sepsis

De esta forma, la sepsis se produce en un contexto de infección, cuando el organismo libera sustancias químicas inmunitarias en la sangre para combatir ese agente infeccioso. «Este proceso infeccioso puede estar causado por hongos, virus y bacterias, y esa respuesta disfuncional del organismo provoca fallo de órganos y conduce a una situación de gravedad del paciente. Es decir, es una respuesta anómala a un proceso infeccioso que condiciona un fallo de órganos que pone en riesgo vital al paciente», apunta González. 

El cuerpo libera sustancias químicas inmunitarias en la sangre para combatir esa infección. Estas sustancias químicas acaban desencadenando una inflamación generalizada, produciéndose coágulos en la sangre y fugas en los vasos sanguíneos. Como resultado, se altera la circulación sanguínea privando a los órganos de oxígeno y nutrientes, y por lo tanto, dañándolos. 

Qué puede causar una sepsis y cuáles son sus síntomas

En el caso concreto de Silvia, la sepsis y el posterior shock séptico se produjo después de una cirugía, pero se puede dar en muchos otros contextos. «En principio, cualquier proceso infeccioso es una sepsis sin shock séptico. Nosotros en los servicios de urgencias, alrededor del 15 % de los pacientes que vemos, que son 28 millones de atenciones al año, son causados por un proceso infeccioso. Y el 7 % derivan en una sepsis y casi un 1 % deriva en shock séptico. Entonces sí, se puede dar en el seno de un proceso infeccioso. Puede ser que venga de la calle o en el contexto de una hospitalización cuando el paciente se infecta después de una cirugía», señala el doctor. 

La mayoría de los casos de sepsis son producidos por infecciones bacterianas, pero también puede producirse por otro tipo de microorganismos patógenos, como hongos y virus. Desde que el microorganismo invade la sangre, un tejido o cualquier otro tipo de fluido corporal, se desencadena una compleja secuencia de acontecimientos destinados a resolver dicha agresión. No siempre se logra, y por eso, se conduce a un empeoramiento de la situación clínica y el agravamiento del pronóstico e incremento de la morbilidad y mortalidad. Además, las sepsis pueden resultar de una complicación de otras infecciones en diferentes órganos, como los pulmones, el estómago, los riñones o la vejiga.

La rápida evolución que tiene esta enfermedad incrementa la importancia de actuar a tiempo. En este sentido, la Semes afirma que la identificación temprana del paciente con sepsis es fundamental ya que para reducir su mortalidad es imprescindible comenzar el tratamiento precozmente. Cada hora de retraso en el inicio del tratamiento antibiótico eficaz conduce a un incremento de mortalidad del 7,6 %. 

Por esa necesaria inmediatez, esta patología es una de los mayores desafíos en los hospitales. Se presenta de modo imprevisible, puede avanzar rápidamente y también es uno de los principales motivos de reingreso de los pacientes en un centro sanitario. De hecho, según apuntan en un documento de consenso de la Semes con la Semicyuc (Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias), la sepsis grave representa a día de hoy la enfermedad más prevalente en las uci con una tasa de mortalidad muy elevada, estimándose en unos 97 casos por 100.000 habitantes. 

Según apuntan desde la Semes, los síntomas incluyen de manera habitual fiebre, que puede ser muy alta, e incluso escalofríos o tiritera. También dolor de cabeza, mareos, náuseas, pérdida de apetito y cansancio. A veces, también sensación de falta de aire (disnea) y aumento de la frecuencia cardíaca. 

«Son los derivados del proceso infeccioso y van a depender de donde está el foco de la infección. La fiebre suele estar presente pero hay que tener en cuenta, por ejemplo en pacientes inmunodeprimidos o en pacientes ancianos, que puede no aparecer. Luego dependiendo del modelo de infección, porque no es lo mismo una urinaria que una infección respiratoria, los síntomas serán distintos. Y cuando hay una condición de sepsis lo que ocurre es que empieza a haber una lipoperfusión, una caída de la tensión arterial y un aumento de la frecuencia respiratoria», precisa González. 

Aunque todas las personas estamos expuestas a sufrir este tipo de cuadro infeccioso, la Semes determina grupos de población que son más susceptibles: los ancianos, diabéticos, pacientes con enfermedades crónicas o inmunodeprimidos. 

La importancia del diagnóstico precoz

El doctor González remarca la importancia del diagnóstico precoz en esta afectación: «Es fundamental porque el riesgo de muerte se incrementa un 8 % por cada hora que nos retrasemos en empezar las medidas terapéuticas. Por tanto es fundamental el diagnóstico inicial, lo más temprano posible, para poner en marcha la resucitación hemodinámica, es decir, mejorar la transfusión del paciente e iniciar el tratamiento antibiótico. De hecho, podría decirse que es lo más importante porque las medidas terapéuticas como mejorar la transfusión, control del foco y la cirugía, todo eso está muy claro. Lo más complejo en la primera atención es identificar al paciente como un paciente con sepsis. Porque el cuadro de estilo típico es sencillo pero depende mucho de la reserva biológica del huésped, del paciente. Porque si es un paciente inmunodeprimido, de edad avanzada, la respuesta a la infección es atípica y eso dificulta la identificación». 

El doctor recalca que «si hay un foco sobre el que haya que intervenir, evacuar, drenar, haya que hacer algo, eso se llama control del foco y eso también es importante. Ahí tenemos un poco más de margen de 12 a 48 horas, depende del caso, pero puede controlarse». Para esta buena identificación se realiza un trabajo conjunto entre todas las especialidades que tienen que ver con la sepsis, porque es una enfermedad transversal: «Nos ocupamos tanto los urgenciólogos, como los anestesistas, cirujanos… pueden intervenir muchos procesos. Por eso hay muchos hospitales que nos organizamos con el código sepsis. Una serie de medidas estructuradas, desde la identificación a los procesos que se ponen en marcha. Introducir este código en un hospital puede reducir de una manera muy importante la mortalidad. Por ejemplo, nosotros hemos reducido la mortalidad del 35 al 19 %». 

Si bien el portavoz de la Semes puntualiza que «todo esto depende mucho del tipo de infección que sea porque no es lo mismo una meningitis, que una neumonía, que una infección de la vesícula o urinaria». 

Tratamiento y pronóstico a largo plazo

 «Una sepsis o shock séptico puede producir secuelas porque estos pacientes en muchas situaciones requieren maniobras invasivas. Pueden necesitar intubación, ponerles vías, cirugías, y esto provoca estancias prolongadas con mucho tiempo de inmovilización. Y esto puede provocar secuelas, miopatías… El pronóstico ya no solo depende del evento agudo, sino también todo lo ligado a estancias prolongadas y a maniobras terapéuticas agresivas a las que a veces es necesario someter a los pacientes», asegura. 

Si empiezan a fallar órganos, sí, se podría sobrevivir, pero depende de cuáles sean. El doctor advierte que precisamente el shock séptico conlleva a un fallo de órganos que no siempre se puede superar. «Un 40 % pueden llegar a fallecer y el 60 % se puede recuperar. Aunque el paciente puede sufrir algunas secuelas, el objetivo es restaurar la función siempre». 

Sobre el tratamiento, el doctor declara que el código sepsis es fundamental: «Hay una iniciativa a nivel nacional que aglutina a un montón de sociedades científicas bajo el amparo de la sociedad científica que nos engloba a todos. Hay mucha gente involucrada y cada vez hay más hospitales con este proceso instaurado. Además de este proceso organizativo, contamos con terapias antibióticas más precisas y eficaces desde el punto de vista diagnóstico y microbiológico». A lo que añade: «Es muy importante que el antibiótico sea efectivo contra el microorganismo que estamos tratando y para eso necesitamos llevar a cabo pruebas microbiológicas. Poder comprobar que el tratamiento que al principio tiene que ser empírico —basado en el paciente, en el modelo de infección, en microorganismos sospechosos y en resistencias locales— luego hay que refrendar que ese tratamiento es el adecuado desde el punto de vista microbiológico y ahora contamos con pruebas que nos dan este resultado de una manera mucho mas rápida y esto es un avance importante que se ha llevado a cabo en los últimos años». 

Algunos datos sobre la sepsis y el shock séptico: 

  • Provoca en nuestro país más muertes que los infartos de miocardio o los accidentes de tráfico y cada año la sufren 50.000 personas, de las que fallecen 17.000. 
  • En los países más desarrollados, la sepsis aumenta en una proporción anual de entre el 8 y el 13 %. 
  • Si se llega a shock séptico, un 40 % de los pacientes pueden llegar a fallecer. 
  • La sepsis representa la enfermedad más prevalente en las uci con una tasa de mortalidad muy elevada. Se estima en unos 97 casos por 100.000 habitantes al año en los casos de sepsis grave. Los casos de sepsis que no derivan en tanta gravedad representan unos 333 casos por 100.000 habitantes al año.
  • «En los servicios de urgencias, alrededor del 15 % de los pacientes que vemos, que son 28 millones de atenciones al año, son causados por un proceso infeccioso. El 7 %, derivan en una sepsis y casi un 1 % deriva en shock séptico», concluye González.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.