¿Fatiga extrema? Hazte una analítica, podría ser anemia

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

La anemia se caracteriza por la disminución de la concentración de hemoglobina, una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos.
La anemia se caracteriza por la disminución de la concentración de hemoglobina, una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos. La Voz de la Salud | iStock

La anemia es la disminución de los glóbulos rojos en la sangre y afecta mayormente a las mujeres

04 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cansancio, debilidad, dificultad para respirar, manos y pies fríos, mareos o una sensación de aturdimiento. Si tienes estos síntomas, podrías pensar que se trata de estrés o simplemente de una fatiga cotidiana. Pero si el malestar persiste o empeora con el paso del tiempo, es posible que tengas anemia. A pesar de que un análisis de sangre permite detectarla con facilidad, cuando no hay síntomas o la sintomatología es todavía un poco vaga, puede ser una enfermedad difícil de diagnosticar, simplemente por no sospechar que pueda haber una anemia.

«La anemia es un trastorno común de la sangre que se caracteriza por la disminución de la concentración de hemoglobina, acompañada o no de la disminución de glóbulos rojos. La hemoglobina es la proteína que hay en el interior de los glóbulos rojos. La anemia se presenta porque se producen pocos glóbulos rojos, porque se destruyen o porque se pierden por hemorragias», explica Fiorella Medina Salazar, hematóloga del Hospital Clínico San Carlos y miembro del Grupo Español de Eritropatología (GEE) de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).

Entender la anemia

Los glóbulos rojos (también llamados hematíes) son un componente de la sangre que tiene como función principal el transporte de oxígeno a los distintos órganos y tejidos. Según explica la Clínica Universidad de Navarra, el oxígeno se transporta en el interior del hematíe unido a la hemoglobina. Cuando disminuye la cantidad de glóbulos rojos en la sangre o bajan los niveles de hemoglobina, hay anemia. Esto puede ocurrir porque el cuerpo no está produciendo suficientes glóbulos rojos, o bien porque un sangrado está haciendo que se pierdan glóbulos rojos más rápido de lo que pueden ser reemplazados, o porque el cuerpo mismo los está destruyendo.

Existen distintos tipos de anemia. «La falta de hierro es la causa más frecuente de anemia. Es la anemia ferropénica», dice Medina. La hemoglobina es una proteína rica en hierro y es la responsable de que la sangre adquiera su característico color rojo. Como el hierro es necesario para producir glóbulos rojos, la falta de este elemento puede conducir a una anemia. Esto puede deberse a una dieta deficiente en hierro, o a que haya dificultades en la absorción de hierro. También hay situaciones puntuales, como el embarazo y la lactancia, en las que el cuerpo requiere cantidades mayores.

La anemia puede ser una enfermedad en sí misma, pero puede darse también como consecuencia de otras patologías.

Otros tipos de anemia

  • Anemia por déficit de vitamina B12 y/o ácido fólico: Puede ser porque la alimentación no aporta la cantidad suficiente o el estómago no produce la cantidad suficiente de proteína que favorece su absorción.
  • Anemia por enfermedades crónicas: Se da en ciertas enfermedades de origen inflamatorio, renal, trastornos inmunitarios, o infecciones crónicas. En estas enfermedades hay suficiente hierro almacenado pero no es bien utilizado para la fabricación de hematíes. Algunas enfermedades que pueden producir anemia son el cáncer, el VIH y la artritis reumatoide.
  • Anemia hemolítica: Los glóbulos rojos son destruidos por alteraciones propias de estos, por el sistema inmunitario o causas externas.
  • Anemia drepanocítica y talasemias: Es una forma de anemia hereditaria.
  • Anemia aplásica: Existe un daño en las células madre de la medula ósea que se encargan de la producción de células sanguíneas.

Síntomas

En todos los casos, la anemia se asocia a una sensación de fatiga que la persona no relaciona con ninguna actividad o suceso extenuante. Por esta razón, es recomendable solicitar una cita médica ante un cansancio prolongado que no tenga explicación.

«Los signos y síntomas pueden incluir debilidad, cansancio prolongado, palidez de piel, aumento de la frecuencia cardíaca, problemas de concentración, mareos. Al principio, la anemia puede ser tan leve que no se nota. La intensidad de estos síntomas depende del nivel de hemoglobina, pero también de la velocidad de instauración, de forma que las anemias de instauración lenta, es decir, la mayoría de ellas, producen pocos síntomas, porque el organismo tiene mecanismos compensadores que permiten tolerar cifras bajas de hemoglobina», explica Medina.

Factores de riesgo

Una persona puede estar más expuesta a la anemia por distintos motivos. En general, entre las mujeres que menstrúan el riesgo de anemia por deficiencia de hierro es mayor que en los hombres o las mujeres posmenopáusicas, ya que la menstruación causa una pérdida de glóbulos rojos. El embarazo también es una etapa de alto riesgo, por lo que se recomienda tomar suplementos de ácido fólico y hierro durante la gestación.

Más factores de riesgo:

  • Una dieta baja en hierro, vitamina B-12, folato y cobre
  • Tener un trastorno intestinal que afecta la absorción de nutrientes en el intestino delgado, como la enfermedad de Crohn o la celiaquía
  • Enfermedades crónicas como el cáncer o una úlcera
  • Antecedentes familiares
  • Enfermedades autoinmunes
  • Alcoholismo
  • Edad mayor a los 65 años

Diagnóstico

«La anemia se diagnostica con una analítica de sangre que es un hemograma completo y se utiliza para contar el numero de células en sangre. Los valores normales de hemoglobina en adultos varían según la práctica médica, pero normalmente se considera anemia una cifra de hemoglobina menor de 12 en mujeres y menor de 13,5 en hombres», explica Medina.

Cuando no se la trata, la anemia puede dar lugar a distintas complicaciones, desde una fatiga que impida desarrollar las actividades cotidianas hasta problemas cardíacos como la arritmia. Esto último se debe a que, cuando hay anemia, el corazón intenta compensar la falta de oxígeno bombeando más rápido la sangre. Es un problema al que hay que prestar atención, ya que puede derivar en una insuficiencia cardíaca. Por otro lado, algunas anemias hereditarias pueden poner en riesgo la vida.

Tratamiento

Los tratamientos de la anemia dependerán de la causa. «En la anemia por deficiencia de hierro, el tratamiento consiste en suplementos de hierro y cambio de dieta. Si la deficiencia es por pérdida de sangre, debe localizarse el punto de sangrado. En las anemias por deficiencia de vitaminas, el tratamiento incluye la reposición de vitamina B12 y/o ácido fólico. En las anemias por enfermedad crónica, no existe un tratamiento especifico, sino que depende de la enfermedad de base. El manejo de las anemias hemolíticas incluye evitar algunos medicamentos, tratar infecciones y tomar fármacos que inhiban el sistema inmunitario. Si los síntomas son graves, a veces una transfusión de sangre puede ser necesaria», dice Medina.

Los pacientes con anemia deben asimismo moderar su actividad física hasta que se restablezcan sus niveles de hemoglobina. «Es mejor no hacer deporte con anemia. Si haces deporte de alta intensidad, es aconsejable cambiar la rutina de ejercicio hasta que mejore la anemia, porque esta se asocia a una disminución de la resistencia al ejercicio físico, que se acompaña de taquicardia y dificultad respiratoria. Si la anemia se intensifica, los síntomas también y aparecen con esfuerzos cada vez más pequeños», explica la hematóloga.

Para mejorar el hierro disponible, es aconsejable aumentar la ingesta de alimentos ricos en este elemento, como el hígado, las almejas, los mejillones, las legumbres secas, carnes y pescado, algunos frutos secos, y verduras de hoja verde oscura. La absorción del hierro se incrementa con la ingesta de vitamina C, mientras que los taninos y el calcio reducen su absorción. «Por ejemplo, el té o café, los chocolates, bebidas ricas en cafeína, leche y alcohol reducen su absorción», señala Medina. La especialista añade que el hierro contenido en los alimentos de origen animal se absorbe mejor que el hierro de los alimentos de origen vegetal.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.