Estas son las pruebas médicas que te corresponden, según tu edad

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

Qué pruebas debes hacerte según tu edad. Foto de archivo del centro de salud de A Estrada.
Qué pruebas debes hacerte según tu edad. Foto de archivo del centro de salud de A Estrada. Sandra Alonso

Los expertos en Medicina de Familia apuestan por no realizar chequeos rutinarios en la población general y sana ya que «no demuestran nada»

05 nov 2023 . Actualizado a las 14:26 h.

Los chequeos médicos en población sana están desaconsejados. Controlar y vigilar de cerca la salud, cuando no existe problema aparente, parece crear más perjuicio que beneficio, y los doctores saben que esto, en un sistema de salud público, es algo difícil de entender, de ahí la insistencia de su negativa ante la posibilidad de hacerse uno. «Mucha gente nos dice que quiere hacerse un análisis de sangre porque hace mucho que no se hace uno y eso no tiene sentido, no demuestra nada. Otra cosa es que haya un problema», asegura el doctor Jesús Sueiro, portavoz de la Asociación Gallega de Medicina Familiar

Asunto diferente es una prueba médica concreta a una edad determinada, como ocurre con los cribados poblacionales. Los vigentes en España han demostrado su efectividad a la hora de reducir la mortalidad por la enfermedad en cuestión, una característica imprescindible para entrar a formar parte de la cartera de cribados que el Ministerio de Sanidad ofrece

Lo contrario, lejos de lo que se suele pensar, sucede con las analíticas y pruebas hechas a diestro y siniestro sin motivo que lo justifique. Los expertos consultados sostienen, por ejemplo, que un análisis de sangre anual para ver cómo está todo en un individuo de 20 años es algo incoherente. «El concepto de chequeo o revisión médica en personas sanas y con carácter preventivo nace en los años 50 del siglo pasado en Estados Unidos, partiendo de la idea de las compañías aseguradoras laborales de intentar adelantar el diagnóstico de las enfermedades más frecuentes y graves para minimizar los costes de los seguros», explica el doctor Francisco José Sáez, responsable del Grupo de Cronicidad de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Después, el concepto empezó a verse como algo positivo y acabó conquistando el resto de países. Sin embargo, «es erróneo» y ha acabado generando un problema extra para la comunidad médica: «Evitar el daño que generan las actuaciones sanitarias excesivas», indica el doctor. Para Sáez, al practicarse tanta prueba, se corre el riesgo «de considerar enferma a toda la población».

Como médico de familia, reconoce que es bastante común que los pacientes le pidan una analítica «sin que haya indicación para hacerlo». Precisa que al ceder ante la petición, se puede acabar complicando la vida de la persona: «Veo que alguien joven tiene el azúcar un poco bajo, y en lugar de recomendarle ejercicio regular y dieta saludable, trato de subirle el azúcar. Esto puede hacer que, con el paso de los años, aparezca una enfermedad como consecuencia», explica. Su práctica choca de bruces con lo que las guías médicas recomiendan. ¿Necesidad u obsesión? Estas son las pruebas que se deben cumplir según la edad. 

A los 20 importa la prevención

En la década de los veinte, lo importante es prevenir. Pocas pruebas en población general y más hábitos de vida saludables. Si, por ejemplo, la persona es fumadora o tiene obesidad, «podemos acceder a esa situación» mediante medidas de antitabaquismo o explicando una dieta de mayor calidad nutricional. Ahora bien, prevenir con chequeos en este punto «no tiene sentido», precisa el miembro de la SEMG. 

Si el individuo ha tenido varias parejas sexuales y ha mantenido relaciones sin protección, es posible que su médico de cabecera le sugiera un screening de infecciones de transmisión sexual. Si bien es cierto que algunas son notables por los síntomas (picor, rojez o inflamación), «otras como la clamidia, especialmente en mujeres, tienden a permanecer silentes», explica el doctor Jesús Sueiro. En su centro de salud hicieron un estudio a mujeres de 25 años, «y encontramos que un porcentaje nada desdeñable de las participantes la tenían, pero eran asintomáticas», indica. 

Además, y en este caso a nivel poblacional, una vez la mujer cumple 25 años, se recomienda realizar una citología cervical cada tres, y así hasta los 34, como parte del cribado de cáncer de cérvix. La revisión ginecológica general también es importante. La doctora Raquel Oliva, especialista en ginecología oncológica, profesora de la Unidad de Oncología de la Universidad de Murcia y miembro de la unidad de Oncología Ginecológica del Hospital Clínica Universitario Virgen de la Arrixaca, recomienda que se practique anualmente. «Hacemos un control de riesgo metabólico, que consiste en pesar a la persona, tomarle las medidas de cintura abdominal y el índice de masa corporal. Después pasamos a la exploración del cuello del útero, recogemos la muestra del cribado, hacemos una ecografía vaginal para observar el útero y los ovarios, y también exploramos el pecho», explica la experta.

Con todo, más allá de vigilar las ITS, los expertos también insisten en la importancia de evitar un embarazo no deseado. «Lo que tratamos de hacer es prevención, porque la mujer que tiene mayor riesgo de tener un embarazo no deseado entre los 20 y 24 es la misma que tiene más probabilidad de contraer una ITS», añade la doctora Oliva. 

La analítica de sangre se demora en el tiempo. Si no hay alteraciones aparentes o problemas de salud, una cada tres años es más que suficiente. «Las guías establecen este período para controlar el tema de la diabetes, el azúcar y también conviene vigilar el hemograma porque suele ser la edad a la que debutan las leucemias o linfomas», indica el doctor Sergio Cinza, miembro de la junta directiva de Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). 

A su vez, si la vista empieza a fallar también se procederá a realizar una revisión oftalmológica. Aunque esta solo sea necesaria cuando aparezca algún problema, «como visión borrosa». La visita anual al dentista es tan obligatoria como indeseada. El presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de A Coruña, José María Suárez, indica que a partir de esta década, las caries dejan de ser la preocupación central, para hacer hueco a los problemas de la encía y del hueso. «Hay una serie de enfermedades como son la osteoporosis, las enfermedades metabólicas, como es el estrés, que actuarán directamente empeorando nuestra salud oral», explica el experto. 

Década de los 30, comienza la prueba del Virus del Papiloma Humano

Los treinta se cumplen con un control extra, la prueba del Virus del Papiloma Humano en mujeres. A partir de los 35 años, la citología se cambia por este tipo de test, que se realizará cada cinco en caso de ser negativo y si, resultase positivo, se procedería a una confirmación mediante citología, colposcopia o biopsia. Si la citología sale negativo, la prueba del VPH se repetirá al cabo de un año. 

En el caso concreto de Galicia, el cribado de cáncer de cérvix se realiza a mujeres de entre 35 y 65 años, mediante un test de detección de infección por VPH-AH, que las mujeres pueden realizar en su casa o en el centro de salud correspondiente. En el caso de tener entre 61 y 65, este sí será obligatorio llevarlo a cabo siempre en el centro sanitario. La finalidad, al igual que los cribados de mama y colon que llegarán en décadas venideras, es la detección precoz del tumor y por lo tanto, un mejor pronóstico de la enfermedad. 

Programa de cribado de cáncer de cérvix según edad

  • Desde los 25 años hasta los 34: citología cada tres.
  • Desde los 35 hasta los 64: determinación VPH de alto riesgo (VPH-AR).
  • Si es negativa se repetirá la prueba a los cinco años. 
  • Si es positiva, se realizará un triaje mediante una citología. Si esta última resulta negativa, el mismo esquema se repetirá al año. 

En esta década, también se hace más hincapié en la revisión de los lunares, aunque este control se haya de mantener durante toda la vida. Para que se levanten las alarmas, se debe observar un cambio en la forma, color, los bordes, el diámetro y su evolución. «Esto es algo general porque, en realidad, va a depender de la exposición al sol. Se recomienda a los 30 porque antes el melanoma es excepcional», indica el doctor Cinza. Diez años más, y la frecuencia de analítica se mantiene: una cada tres años es más que suficiente. 

A partir de los 40

A los 40, en materia de salud, empiezan los cambios. En este punto se vuelve necesario vigilarla de cerca. A todo lo anterior, se aumenta la periodicidad de las analíticas y del control de la tensión arterial. «La analítica sería anual, pero si todo está bien, se puede distanciar cada tres años. Además, en población sana, este período también se puede aplicar para la toma de tensión», detalla el doctor Cinza. 

La vista también puede pasar lista. En esta década es más habitual que la presbicia haga acto de presencia y que la persona precise unas gafas de cerca para enfocar bien las distintas cortas. En un contexto patológico, «quién tenga antecedentes familiares de glaucoma, de tensión ocular alta, se debe hacer un cribado. También si tiene una diabetes u otra enfermedad que se pueda asociar a ello», añade el miembro de la junta directiva de la Semergen. 

La razón por la que las pruebas aumentan es muy sencilla: «La evidencia muestra que existe mayor riesgo de ciertas patologías, por eso tiene sentido su detección», detalla el miembro de la SEMG.

A los 50, se incrementan los cribados

La década de los cincuenta es momento para añadir dos nuevos cribados a la agenda. El de cáncer de colon, dirigido a toda la población; y el de cáncer de mama, solo para mujeres. El primero se inicia a los 50, mediante una prueba de sangre oculta en heces, que se considera el método diagnóstico más adecuado para la detección precoz de este tumor. El siguiente paso, en caso de ser positivo, es realizar una colonoscopia. Si es negativo, la prueba se debe repetir cada dos años hasta los 69. 

Por su parte, el cribado de cáncer de mama se basa en una mamografía bienal a mujeres comprendidas entre los 50 y 69 años. Aunque podría adelantarse a la paciente que tenga un riesgo basal «por antecedentes personales o familiares, u otros factores específicos», precisa la doctora Isabel Echavarría, secretaria técnica de la Sociedad Española de Oncología Médica y oncóloga médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, en este reportaje.

Ambas pruebas se suman al test de VPH y a las analíticas, que mantienen la misma frecuencia que a los 40. El doctor Sáez amplia el espacio entre analítica y analítica siempre y cuando los resultados estén dentro de la normalidad: «A partir de los 50, se realizará una detección de factores de riesgo cardiovascular con toma de tensión arterial, peso y talla cada dos años, detección de colesterol y glucemia en sangre cada 5 y evaluación de hábitos tóxicos, como son el alcohol, el tabaco y otras drogas, cada dos», señala el experto. 

Cribado de cáncer de mama

  • Población objetivo: mujeres de edades comprendidas entre 50 y 69 años.
  • Prueba de cribado: mamografía.
  • Intervalo entre exploraciones: 2 años.

Cribado de cáncer colorrectal

  • Población objetivo: hombres y mujeres de edades comprendidas entre 50 y 69 años.
  • Prueba de cribado: sangre oculta en heces.
  • Intervalo entre exploraciones: 2 años.

Controlar los problemas oftalmológicos cobra importancia, especialmente, si existen antecedentes familiares o el paciente tiene otras patologías, como la diabetes. Además, si el individuo detecta pérdidas o problemas de audición se recomienda acudir al otorrinolaringólogo. 

A los 60 cobra importancia la vacunación

Los sesenta son la continuación de todo aquello a lo que el paciente ya se acostumbró durante los cincuenta. Las mujeres son citadas cada dos años, hasta los 69, para el cribado de cáncer de mama, y hasta los 65, para el de cérvix. Además, se anima a la población general, que se encuentra en esta década, a realizarse el test de sangre en heces que ayuda en la detección del tumor colorrectal. 

Del mismo modo, el doctor Sáez recuerda que, a partir de los 60 años, se abre el importante campo de la vacunación en adultos, «que si bien debería valorarse con continuidad a partir de los 14, tiene a partir de esta edad dos hitos fundamentales», indica el experto. Por un lado, hace referencia a la vacunación antigripal, «de forma anual», y la antineumocócica, «que puede ser con una sola dosis en caso de la vacuna conjugada o cada cinco años en el caso de la polisacarida. Está ultima financiada en toda España, mientras que la primera solo en algunas comunidades autonómas». 

Con todo, en ningún momento, la importancia y eficacia de las pruebas deben opacar el peso de los hábitos saludables: «Independientemente de la edad es fundamental la promoción de buenos hábitos como una alimentación equilibrada, la práctica del ejercicio regular, el abandono del consumo de tóxicos, mantener la vacunación y procurar otros aspectos, como la salud bucodental», insistía el doctor Jesús Santianes, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, y coordinador nacional del Grupo de Trabajo de Cronicidad y Dependencia de Semergen, en este reportaje.

Cribado de cáncer de pulmón y de próstata

Los tres expertos consultados se manifiestan en contra de un cribado de cáncer de pulmón a fumadores, o de cáncer de próstata a los hombres. Respecto al primero, sostienen que no hay suficiente evidencia para practicarlo. «En los estudios se ha demostrado que, en las personas en las que se ha hecho, no se ha conseguido detectar una mayor cantidad de cáncer de pulmón y, ni en aquellas personas que lo tienen, que se elimine o vivan más tiempo», sostiene el doctor Sáez.

Por su parte, respecto al segundo, el doctor Sueiro indica que no se recomienda realizar «en la mayoría de los casos porque es muy poco específico. Se puede tener el PSA elevado y no existir un tumor, o al revés», añade. Por el contrario, destaca que hacerlo no está exentos de peligro; de hecho, solo lo plantea en historias individuales y concretas, «en las que el padre haya tenido este cáncer de forma precoz o haya varios antecedentes», precisa. 

Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.